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1.5.23

Picasso llegó a ser Picasso por su extranjería

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Por Annie Cohen-Solal (*)

Este 8 de abril de 2023 se cumple medio siglo de la muerte del pintor más famoso del mundo, Pablo Picasso. "En cierta ocasión me dijo mi madre", según confesó una vez, 'si te haces soldado, llegarás a general, y si te haces cura, acabarás de Papa'. En vez de eso, me hice pintor y me convertí en Picasso".

Sólo una palabra: Picasso. Más de cincuenta exposiciones en más de veinte países celebrarán a este artista como a ningún otro. El pasado mes de septiembre, los ministros de Cultura de España y Francia  inauguraron todo un año de celebraciones con la pompa y la ceremonia características. Sin embargo, durante las primeras cuatro décadas de su vida en Francia, Picasso fue tratado con recelo, con sospecha e incluso con desprecio por el mismo país que ahora lo aclama como uno de sus grandes genios.

En 1900, un joven e intrépido Picasso llegó a París procedente de Barcelona para hacerse un nombre como artista y unirse al luminoso centro del mundo del arte. Pero no rodó por los Campos Elíseos. Entró en la ciudad por la estrecha puerta de Montmartre, un barrio de subalternos, bohemios y extranjeros, y la policía no tardó en tacharle de anarquista, lo que hoy equivaldría a etiquetarle como "presunto terrorista".

En una Francia sacudida por oleadas de xenofobia, obsesionada por la idea de "pureza nacional" y encorsetada por la omnipotencia de su Academia de Bellas Artes, Picasso soportó el triple estigma de ser extranjero, presunto anarquista y artista de vanguardia, antes de que esto último se convirtiera en título de honor. Se mezcló con inconformistas, librepensadores, poetas y otros expatriados que comprendían y apoyaban su arte. Del Imperio Ruso a los Estados Unidos, de Múnich a Praga y de Berlín a Viena, se convirtió en toda una sensación y acabó siendo un hombre rico.

En París, sin embargo, siguió siendo un extranjero, un individuo que atraía periódicamente la atención de las autoridades, todo ello mientras soportaba la inestabilidad política del siglo XX, con la Guerra Civil española, dos guerras mundiales y una Guerra Fría que tenía lugar en el corazón de una Europa desgarrada por los nacionalismos.

No obstante, ya en la década de 1930 se veía a Picasso como un talento singular fuera de Francia, sobre todo en los Estados Unidos, donde Alfred Barr, director del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA), lo celebraba como "un genio tan fecundo y versátil" que ninguna retrospectiva "puede pretender ser completa (...), ni siquiera con más de 300 obras". Cuando Les Demoisellesd'Avignon (1907), su obra maestra cubista, entró a formar parte de la colección permanente del MoMA, Barr fue un paso más allá y declaró: "Hay pocas obras de arte en las que la arrogancia del genio se presente con tanto poder".

En 1937, cuando la población civil de una pequeña población vasca quedó aniquilada por los bombardeos fascistas, Picasso aprovechó la ocasión para producir, en cuestión de semanas, su icónica obra maestra, Guernica, ampliamente considerada como la obra de arte más famosa de los tiempos modernos. "El Viejo Mundo se ha suicidado", comentó el escritor y antropólogo Michel Leiris, amigo de Picasso. Mientras tanto, el Guernica recorría museos de todo el mundo occidental y recaudaba fondos para los republicanos españoles. Picasso se convirtió en el principal artista antifascista de la época.

Sin embargo, siguieron siéndole esquivos la estabilidad y el reconocimiento oficial en Francia. En París, temiendo por su vida en un momento en que el fascismo estaba en auge en toda Europa, Picasso decidió solicitar la ciudadanía francesa, petición que fue rechazada por la policía. Este rechazo podría haberle quebrantado, pero no lo consiguió; por el contrario, siguió trabajando y reinventándose. Se convirtió en el "general" que su madre veía en él y siguió ampliando los límites del arte moderno.

Que fuera capaz de hacerlo no es casualidad. El estatus de Picasso como outsider en Francia significaba que dependía de su inventiva e inconformismo para inspirarse y sobrevivir. ¿Podría haber pintado el Guernica una criatura del establishment? Picasso se convirtió en Picasso por su condición de extranjero.

Hasta después de la Segunda Guerra Mundial, cuando el director del Museo de Arte Moderno de Francia se puso en contacto con él, no llevó a cabo Picasso una generosa donación de diez cuadros al Estado francés. Todos sus conflictivos sentimientos respecto a Francia, acumulados durante las décadas anteriores, se resumen en este gesto: el paria transformado en mecenas de las artes, el artista ignorado y excluido convertido ahora en  gran figura tutelar.

Pero hasta cuando la clase dirigente francesa le aceptó a regañadientes, dio la espalda a París. En 1955 se marchó al sur de Francia para no volver jamás a la capital. Se hizo ceramista y convirtió la cerámica en arte. Esa explosión de creatividad al final de su carrera no sólo reafirmó su genio, sino que le unió a los artistas y artesanos locales. Eligió el Sur frente al Norte, los artesanos frente a la Academia de Bellas Artes, las provincias frente a París, y vinculó su fama internacional al ámbito al que siempre había pertenecido: el Mediterráneo, rico en su pluralidad de culturas.

En una época en la que va en aumento la xenofobia, recordemos que Picasso fue extranjero, y se vio sometido a prejuicios que podrían recordarnos los que hoy sufren las personas que cruzan el Mediterráneo, el Canal de la Mancha y el Río Grande. Llegó a Francia por sus propias y singulares razones, pero la hostilidad a la que se enfrentó sigue siendo tristemente familiar. Hoy más que nunca, la odisea de Picasso, sus interminables estrategias para superar la adversidad, son un modelo en el que todos debemos inspirarnos de modo apremiante.

 

(*) Annie Cohen-Solal, ilustre historiadora cultural francesa, autora de una muy divulgada biografía de Sartre y de libros sobre el pintor Mark Rothko, el galerista Leo Castelli o el mundo cultural neoyorquino, ha publicado recientemente "Un extranjero llamado Picasso" (Paidós, Barcelona, 2023). Una exposición del mismo título, exhibida ya en París, se mostrará en la GagosianGallery de Nueva York, de noviembre a diciembre de este año 2023.

Fuente: Time, 8 de abril de 2023

Traducción: Lucas Antón


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