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24.4.23

¿Qué está cambiando?

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Por Esteban Valenti (*)

La situación en Uruguay no es la continuidad simple y llana de una acción de gobierno de una coalición con una fuerte predominancia de los sectores de derecha, con los objetivos expuestos desde el principio en la Ley de Urgente Consideración (LUC) y en las leyes de presupuesto.

Mantiene un rumbo previsible en materia económica, presupuestal, en el manejo de las empresas y bancos públicos y en sus proyectos de reforma de las jubilaciones y pensiones y de la educación.

Las cosas han cambiado y mucho en los ensoñadores planes de nuestros gobernantes y esto repercute fuertemente en la situación política, tanto a nivel del gobierno, como de la oposición y del movimiento social. Y no es solo una acentuación o la proximidad de las elecciones, son otros los factores que están incidiendo en los cambios muy importantes.

Luego del periodo de la pandemia, notoriamente extraordinario y diferente, que influyó en la realidad económica, social, empresarial, educativa y naturalmente de la salud y la política, a medida que la situación se está normalizando, hay sucesos diversos a nivel nacional que están cambiando la situación política y el futuro del país.

Para tener un rumbo político estratégico, hay una condición fundamental, se debe tener la capacidad de analizar e interpretar los diversos acontecimientos, no como episodios, sino en sus causas y sus consecuencias. Y eso es lo que pretendemos hacer o iniciar.

Sobre el gobierno se han precipitado en forma sucesiva una cantidad de acontecimientos que han tenido y tienen una fuerte incidencia no prevista originalmente, ni por ellos ni por la oposición.

En primer lugar el interminable escándalo de Astesiano y sus secuelas, continuación de otro escándalo el del pasaporte express a Marset, no estaban previstos por nadie, pero ocupan desde hace más de 8 meses uno de los centros de la agenda política y judicial del Uruguay. Y tienen repercusiones nacionales e internacionales. No son celadas de la oposición que no tuvo absolutamente nada que ver en su explosión, o mejor dicho en sus explosiones en cadena.

Esa situación afectó, la imagen del Presidente y del gobierno e incluso su autoestima, porque se sumó a una serie de casos con renuncias de ministros y sub secretarios que impactaron en la credibilidad del elenco gobernante. Y ese es un capital muy importante.

Pero concentrar en ese factor todo lo que está sucediendo sería un error. El cambio más importante se produjo a partir de la batalla y del propio referéndum contra los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración, realizado el 27 de marzo del 2022. Obviamente con la obtención de las firmas necesarias.

El gobierno ganó el referéndum por el 1% y el mantenimiento de la totalidad de la ley, pero perdió notoriamente el debate y el estado de ánimo social y político y el posicionamiento de la oposición cambió profundamente mientras el oficialismo inició su proceso y declive en la opinión pública y en su capacidad de iniciativa.

Otra batalla muy importante fue sin duda la entrega del puerto de Montevideo (monopolio del movimiento de contenedores, Reglamento de atraque y otros beneficios) a la empresa belga KatoenNatie por 60 años. Es una batalla todavía en curso a nivel judicial y político. Y es la acción de todos estos años de gobierno más negativa, con mayor compromiso para el futuro y la soberanía nacional y con muy mal olor de decenas de millones de dólares.

Pero los factores que más peso han tenido en los cambios, han sido la situación económico-social y la inseguridad. No se trata solo de estadísticas, bastante manoseadas, sino de la sensación térmica muy clara para la gente.

La suma de los problemas económicos, empleo, ingresos, perspectivas, ocupan claramente la mayor preocupación de la gente, mientras la inseguridad se colocó sólidamente en segundo lugar, con un peso determinante de los asesinatos y de la droga.

La imagen del gobierno realizador, declarador,selfiador, sonriente e impoluto se diluyó totalmente y tenemos todos los informativos repletos de casos que le caen encima al gobierno o alguno de sus partidos. Sobre todo al Partido Nacional, pero que en términos de intención de voto lo pagan fundamentalmente los otros cuatro partidos.

En el Uruguay donde el número de votos prestados ha crecido de manera notoria, al punto que el FA en el 2019 obtuvo el 39% de los votos en octubre y el 49% en noviembre (balotaje), un salto record en un balotaje, las situaciones, los escándalos, las consecuencias de ciertas políticas, un rumbo cada día más evidente del modelo económico conservador, que favorece de forma estridente a los más ricos y poderosos y afecta a amplios sectores populares y medios, impacta de inmediato en la opinión pública.

El cuidadoso e insistente discurso elaborado publicitariamente por el gobierno, no le está dando resultado en ninguno de los frentes principales, ni en la situación de los salarios, jubilaciones, pensiones, ingresos de micro, pequeños y unos cuantos medianos empresarios, ni sobre la seguridad, ni la reforma de las jubilaciones y ahora encendieron torpemente la mecha en la educación secundaria, comenzando en el IAVA, con la suspensión de su director por 6 meses y con una directora que piensa y actúa como en la época de la dictadura.

Hay un escándalo que todavía no explotó en toda su magnificencia, pero es la salud, ASSE, el cierre de Casa de Galicia, su remate y el tratamiento sospechosamente favorable al Círculo Católico. Esperemos.

Si aquí parara el relato, se podría decir que lo que la oposición debe hacer es simplemente esperar, porque hay tantas tensiones y problemas para el gobierno, que al final se recogerá fácil en las próximas elecciones del 2024. Sería un grave error.

Primero, no hay que cometer errores, las sensibilidades sociales y políticas están a flor de piel y los adversarios multicolores agazapados y prontos a tirar zarpazos. Hay que estar muy atentos y ser muy cuidadosos y pensar muy bien cada movida. No nos debe llevar el entusiasmo ganador.

El otro elemento es que la gente quiere tener opciones, posibilidades ciertas de que además de opositores, podemos gobernar mucho mejor, diferente, con otras prioridades, más honestamente y aprendiendo de nuestros errores del pasado.

Nadie quiere que hagamos mejor lo que hicimos en los 15 años de los otros gobiernos, lo que todos queremos es que apelando al más amplio espectro de fuerzas políticas y sociales, incluso más allá del Frente Amplio, pero con el FA como cerno, y también a nivel de los sectores sociales, tecnológicos, productivos, educacionales, profesionales construyamos una verdadera alternativa. Sólida, audaz, creíble, con valentía para encarar los cambios obligatorios y con un rumbo totalmente diferente a este.

Hay acumuladas grandes reservas alternativas, hay que saber convocarlas y darles la participación necesaria para asegurar un país en crecimiento, hacia el desarrollo, pero no solo económico, sino social, cultural, educativo y moral.

Hay que darle seguridad a la gente en todos los planos y no será una tarea fácil. Los primeros que tenemos que estar cambiando y siempre, somos nosotros, reafirmando nuestros valores de izquierda y progresistas. Nuestra principal "virtud" no puede ser la añoranza de los cargos.

Para comenzar a construir un nuevo cambio, un nuevo impulso más justo, más libre, hay que liberar nuestras almas de la pesada carga de la resignación y el pesimismo. Y esa es la principal batalla de nuestra cultura democrática y transformadora en la actualidad.

Hay señales de que viene asomando.

 

(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net). Uruguay


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