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17.4.23

En el centenario de Ernest Mandel (II)

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Por Ernest Mandel, François Vercammen (*)

Ernest Mandel, dirigente del Secretariado Unificado de la IV Internacional y economista, nació el 5 de abril de 1923, hace ahora 100 an~os.

Ernest Mandel y la capacidad revolucionaria de la clase obrera

François Vercammen

Un hilo conductor recorre toda la obra de Ernest Mandel: la clase obrera (1) como fuerza revolucionaria y emancipatoria, capaz de imponer a trave´s de su propia actividad la transicio´n del capitalismo al socialismo.

Segu´n Ernest Mandel, esta capacidad no se basa en un "idealismo" arbitrario, uto´pico o voluntarista, sino en las condiciones materiales objetivas de la existencia de la clase obrera en el capitalismo. En tanto que fuerza de trabajo es parte (con la naturaleza y los medios de produccio´n) de las tres fuerzas productivas - y le corresponde el primer lugar. Sin ella, el capitalismo no funcionari´a. Esta posicio´n objetiva influye decisivamente en el proceso de produccio´n, la organizacio´n del trabajo, la relacio´n del trabajador / trabajadora con el trabajo en la empresa, pero tambie´n fuera de ese a´mbito en el conjunto de las relaciones sociales.

"La" pregunta

El papel que esta llamada a jugar deriva de su situacio´n de explotacio´n, opresio´n y alienacio´n, que la empujan a la resistencia, a la lucha, a la rebelio´n. Como atestiguan los hechos y los acontecimientos. La conciencia colectiva socio-poli´tico que manifiesta no existe a priori; no se deriva, a priori, de su "cara´cter de clase". Su forma y contenido concreto son el resultado de las contradicciones sociales reales y de su propia actividad. Asi´ nace y se desarrolla el movimiento obrero.

A partir de la defensa de sus condiciones de trabajo y existencia, es capaz, sin embargo -como han demostrado, de nuevo, los hechos- de revueltas, de luchas sindicales y poli´ticas capaces de paralizar la economi´a capitalista y su Estado.

Muchos comentaristas, ideo´logos, acade´micos y poli´ticos (de izquierda y derecha) esta´n dispuestos a seguir este razonamiento hasta este punto. Pero la pregunta que surge es de naturaleza diferente: ¿es tambie´n capaz de derrocar el capitalismo, conquistar el poder poli´tico y (comenzar a) construir otra sociedad -socialista- basada en la propiedad colectiva de los medios de produccio´n, la planificacio´n democra´tica, la auto-organizacio´n y la satisfaccio´n prioritaria de las necesidades sociales de la mayori´a de la poblacio´n?

La respuesta es claramente afirmativa. Porque eso es lo que sucedio´ en Rusia, China, Yugoslavia, Indochina (Vietnam, Laos, Camboya), y Cuba. (1a)

Un punto especi´fico salta a los ojos: el avance revolucionario se ha producido hasta ahora en la periferia del sistema capitalista mundial.

Replanteemos por tanto nuestra pregunta, hacie´ndola ma´s concreta: ¿por que´ la clase obrera ha sido incapaz, hasta la fecha, de derrocar al capitalismo en los pai´ses capitalistas avanzados (por lo general con democracias burguesas), sobre todo en Europa Occidental, donde las condiciones subjetivas parecieran significativamente mejores que en los EE.UU., despue´s de ma´s de cien an~os de movimiento obrero socialista, y tras toda la serie de crisis poli´ticas, sociales, militares, econo´micas que el capitalismo central ha experimentado?

Esta pregunta nunca abandono´ a Mandel. Entendemos su obsesio´n de intentar responderla teo´rica y pra´cticamente.

Dos argumentos y la "pregunta" planteada de otro modo

Mandel adelanto´ dos respuestas que, juntas, delimitan el problema.

La primera es a la vez histo´rica y circunstancial: la historia no ha terminado.

Cualquier revolucio´n social -es decir, el paso de un modo de produccio´n fundamental a otro- es difi´cil y compleja (por ejemplo, la transicio´n del feudalismo al capitalismo). An~adio´ que -siguiendo a Rosa Luxemburgo (5)- , tanto ma´s es aplicable a la revolucio´n proletaria, ya que sera´ la primera revolucio´n social de la historia en la que una clase completamente explotada y oprimida debe desalojar del poder, totalmente desde abajo, a una clase explotadora y opresora. Mientras que hasta ahora, la revolucio´n social siempre ha significado el paso de una sociedad de explotacio´n a otra, y la sustitucio´n de una clase propietaria por otra. Situa´ndose en la "historia larga", el argumento no carece de valor. Pero no sirve ma´s que para convencer a los ya convencidos -excepto quiza´s durante una ofensiva del proletariado, tal vez .. Por el contrario, amplia el problema en lugar de empezar a darle una solucio´n poli´tica pra´ctica.

Hay tambie´n una segunda respuesta, ma´s inmediata y apremiante, a todos aquellos que cuestionan el cara´cter potencialmente anti-capitalista del proletariado. Se trata de un argumento empi´rico: la larga serie de explosiones sociales, de huelgas generales de cara´cter poli´tico, de situaciones semi-revolucionarias que se han producido en Europa, dejando de lado las que han tenido lugar como consecuencia de la Revolucio´n Rusa de 1917 (4): Inglaterra (1926), Espan~a (1935-1937), Francia (1934- 1936), Be´lgica (1934-1936) y, al final de la Segunda Guerra Mundial en Italia, Francia, Grecia y de nuevo en 1948 (intento de asesinato de Togliatti), las huelgas generales belgas (1950, 1960-1961), la huelga general en Grecia (1965), "Mayo del 68" en Francia e Italia (1969-73-75), la revolucio´n en Portugal (1974-1975).

Estas luchas semi-revolucionaria han sido de magnitud y fuerza desigual. Pero tienen en comu´n que demuestran efectivamente la capacidad pra´ctica de la clase obrera para ir ma´s alla´ de un amplio movimiento de protesta, de evolucionar hacia una confrontacio´n global con el sistema socio-poli´tico existente y en algunos casos, para socavar el Estado burgue´s y la propiedad privada capitalista. La combinacio´n de ambos argumentos, histo´rico y empi´rico, parece sostenerse.

Pero es inevitable constatar que ninguna de ellas ha sido victoriosa. Todas se han detenido en el umbral de la lucha "hasta el final" para la conquista del poder poli´tico real. ¿Por que´?

Esta pregunta ha conducido a Mandel a una reflexio´n implacable para elaborar un marco estrate´gico coherente sobre el cual basar una estrategia socialista.

La hipo´tesis catastrofista

Entre 1943 y 1946, la situacio´n fue -en un sentido muy general- "revolucionaria" en Grecia, Italia y Francia y muy inestable en Gran Bretan~a y Alemania Occidental (6) . Pero la burguesi´a reabsorbio´ ra´pidamente estos movimientos con la ayuda de los partidos comunistas estalinistas y reestabilizo´ sus Estados, que canalizaron el descontento popular hacia un acuerdo internacional (imposible en cualquier caso).

Esta derrota del proletariado occidental fue eclipsada por un tiempo por la victoria de la revolucio´n en Yugoslavia (1948) y, sobre todo, China (1949). Asi´, en la de´cada de 1950, todas las fuerzas conscientes de todas las clases sociales se preparaban para una tercera guerra mundial (entre Estados Unidos y la URSS).

En busca de una causa decisiva que pudiese socavar el capitalismo, el concepto (o "modelo") de una estrategia socialista para Europa segui´a apoya´ndose en un esquema catastrofista, bien fuese la diale´ctica guerra-revolucio´n o una crisis econo´mica siste´mica. En este u´ltimo escenario, obviamente, la analogi´a era un nuevo "1929", que provoco´ una agudizacio´n de la lucha de clases en 1932-1938. La guerra como partera de la revolucio´n teni´a como antecedentes la Comuna de Pari´s de 1870 a 1871 (Francia-Alemania), la Revolucio´n Rusa de 1905 (Rusia-Japo´n), asi´ como los acontecimientos ligados a la Primera y Segunda Guerras Mundiales. Esta visio´n era ampliamente aceptada por todas las corrientes de izquierda en el movimiento obrero (comunista- estalinista, izquierda socialista, anarquistas-libertarios), no como un "deseo", sino como el escenario objetivamente ma´s probable. Incluso en el seno de la Cuarta Internacional, donde entre 1950 y 1953, se desarrollo el debate sobre las tesis de Michel Pablo - el principal dirigente de la e´poca, al que apoyaba Ernest Mandel, que prevei´a que la inevitable nueva guerra mundial provocari´a directamente un proceso de revolucio´n socialista internacional (7) .

La nueva guerra mundial no tuvo lugar. Y la economi´a mundial experimento´ un nuevo impulso, dando paso a una desconocida hasta entonces prosperidad entre las capas mayoritarias de la clase obrera en Occidente. Fue un punto de inflexio´n en la situacio´n mundial y en el movimiento obrero. Por lo tanto, la posibilidad de la revolucio´n socialista en Occidente pareci´a posponerse de´cadas. No es de extran~ar que esta situacio´n provocase una gran ofensiva ideolo´gica al cuestionar los supuestos fundamentales del marxismo y el socialismo. El impasse estrate´gico era, por tanto, total ..

Una nueva hipo´tesis estrate´gica

Cuando en 1965 Ernest Mandel escribio´ que "el debate sobre la estrategia socialista en Europa Occidental debe partir de una hipo´tesis inicial, es decir, que en la pro´xima de´cada no conoceremos una guerra nuclear mundial o una crisis econo´mica de una gravedad comparable a la de 1929-1933 " (8) estaba haciendo una audaz doble ruptura: por un lado, una ruptura radical con el viejo esquema estrate´gico; en segundo lugar, poner a debate, con cierta cautela (debido al clima ideolo´gico de la e´poca), la posibilidad concreta de una revolucio´n socialista en Europa Occidental. Lo que no era evidente.

Para ser convincente, teni´a que abordar y explicar todo aquello que, en su momento, pareci´a ser nuevo, incluso desconcertante en la nueva configuracio´n social, hacer frente a todos los prejuicios y demostrar que esta nueva forma de capitalismo en expansio´n (generalmente llamado "neocapitalismo") conteni´a suficientes contradicciones y contradicciones fuertes como para empujar a la clase obrera hacia la lucha por el socialismo.

Asi´ se desarrollo´ un nuevo paradigma: la posibilidad concreta de una revolucio´n socialista en un pai´s capitalista y democra´tico avanzado en tiempos de paz y prosperidad.

Se basaba en la ciencia y la investigacio´n empi´rica:

En primer lugar, demostrar que, si bien era inu´til especular sobre "la crisis econo´mica catastro´fica y final", no era cierto que el capitalismo hubiese superado sus movimiento econo´micos ci´clicos. Al hacerlo, abriri´a una vi´a de ana´lisis muy fructi´fera: la relacio´n entre los ciclos cortos y largos - los llamados "ciclos Kondratieff"y que E. Mandel llamari´a ma´s tarde "ondas largas" (9).

En segundo lugar, elaborar una nueva visio´n de lo que podri´a ser en estas nuevas condiciones una "situacio´n de crisis" (revolucionaria).

Dos elementos de la nueva visio´n

La recuperacio´n (ma´s tarde profunda reformulacio´n) de la teori´a de Kondratieff- Schumpeter le permitio´ comprender la importancia de la recesio´n de 1965-1966 (circunscrita a Alemania y su periferia inmediata, incluyendo Be´lgica) y ponerla en relacio´n con la evolucio´n del capitalismo internacional prediciendo, "solo contra todos", que "..el largo peri´odo de crecimiento probablemente se agote a lo largo de los an~os sesenta", dando paso "... al probable declive del neo-capitalismo" (10). Fue una prediccio´n audaz, pero no caprichosa. La apoyo´ en una demostracio´n teo´rico-anali´tica fundada en lo que llamo´ "el nuevo modo de funcionamiento del sistema capitalista" en el que "... las contradicciones internas del neocapitalismo ... se superponen de alguna manera a las contradicciones generales del modo de produccio´n capitalista" (11).

En este nuevo ana´lisis, dos ideas teni´an importancia estrate´gica inmediata.

La primera es que la situacio´n del movimiento obrero y de manera ma´s general de la lucha de clases se explica por "un conjunto de factores entre los que el determinismo directo de la relativa prosperidad no esta´ demostrada" (12). En otras palabras, el aumento de los niveles de vida no necesariamente conduce a un declive de la conciencia de clase. La huelga general en Be´lgica de 1960-1961 fue su laboratorio para demostrar co´mo "los sectores mejor pagados tambie´n son los ma´s experimentados y mejor organizados" (12a).

La segunda es una nueva visio´n sobre la relacio´n, conocida teo´ricamente de antiguo, entre ciclo econo´mico y ciclo de luchas.

En este neocapitalismo "regulado", en el que "... la masa de trabajadores ya no es empujada a la accio´n por el hambre, la miseria y el desempleo masivo ..." - como ocurrio´ a menudo antes de 1940-, ese vi´nculo no es inmediato ni inequi´voco. Asi´ que "... el punto culminante de la accio´n de masas no se produce en el punto ma´s bajo de la actividad econo´mica. ... sino que suele coincidir con los momentos de variacio´n de las tendencias econo´micas" ( 13) (14) (por ejemplo, con las primeras oleadas de despidos, las luchas salariales en un mercado de trabajo en expansio´n ...).

El otro elemento (con la teori´a de las ondas largas) del nuevo paradigma estrate´gico fue una cierta visio´n de lo que e´l llamaba en 1965, con prudencia, "una situacio´n de crisis". Reconociendo que en la situacio´n econo´mica en Europa de entonces, no se repetiri´an revoluciones como la revolucio´n alemana de 1918 ... ", propuso un "modelo histo´rico" diferente ... "el de la huelga general de junio 1936 en Francia (y en menor medida la huelga general belga de 1960-1961, que hubiera podido haber creado una situacio´n similar ...)" (15).

Hay que subrayar la precaucio´n anali´tica de Mandel. Y con razo´n. Las experiencias contempora´neas eran pocas y limitadas en su alcance. Ya la referencia a "1936" era, creo yo, improvisada. Ciertamente, estaba fuera de un contexto de guerra, pero se caracterizo´ por un clima econo´mico y poli´tico de los an~os 30 (crisis econo´mica, la miseria social, el ascenso del fascismo, un movimiento obrero debilitado, ...), frente a la nueva, "... e´poca en la que ni el hambre ni la miseria empujan irresistiblemente al trabajador a la accio´n anticapitalista ...".

Pero es evidente por que´ la comparacio´n es tentadora: la situacio´n hasta la vi´spera del 68, se caracterizo´ asimismo por la ausencia o la marginacio´n total de la izquierda revolucionaria organizada. Pero, ¿co´mo imaginar una situacio´n revolucionaria sin partido revolucionario, cuando la revolucio´n es au´n una quimera, los partidos socialistas de izquierda muy de´biles en Europa, y la capacidad de control de los principales partidos y sindicatos muy fuerte?. Sin embargo, en el neocapitalismo "... la accio´n anticapitalista ... no puede ser el resultado automa´tico de su experiencia diaria. Pero puede llegar a ella a trave´s de la mediacio´n, la toma de conciencia, que debe suscitar el movimiento obrero" (16).

No se debe malinterpretar este juicio poli´tico: Ernest Mandel no prevei´a (¡todavi´a!) un ascenso impetuoso de las masas que desbordase al movimiento obrero existente y se lanzase a la auto-organizacio´n de las luchas. Por el contrario, todo se desarrollaba en las estructuras del movimiento obrero tal y como existi´a. Es en ellas (en concreto, en ciertos sectores de la izquierda sindical y poli´tica, en algunos pai´ses, y en concreto cita a "Italia, Gran Bretan~a y Be´lgica ...") en las que hay que apoyarse con toda lucidez para favorecer un cambio estrate´gico (programa de reformas estructurales, esfuerzo educativo consciente de cuadros y activistas y propaganda de masas para sensibilizar al proletariado) y combinar la actividad creciente de los sindicatos con la periodicidad ci´clica ma´s o menos esponta´nea de las grandes luchas de la clase obrera. La alternativa a ello seri´a "... un lento proceso de degradacio´n y desaparicio´n de la conciencia de clase, la" despolitizacio´n" de la clase obrera como en Alemania o Suiza ... (17). La huelga general belga en el invierno de 1960-1961 parece ofrecer una perspectiva realista (18).

Mayo del 68 y la "situacio´n revolucionaria"

"Mayo del 68", es decir, el peri´odo de intensa inestabilidad poli´tica y social en el sur de Europa, sera´ muy rico y proporcionara´ un conjunto de nuevas experiencias a Ernest Mandel para verificar, reforzar y adaptar su hipo´tesis estrate´gica a principios de los an~os 60.

Por un lado, su visio´n se vuelve ma´s amplia y coherente sobre los resortes de una situacio´n explosiva. Para explicarla introduce el concepto de crisis social mundial (19). La clase obrera se mantiene en el centro de su argumentacio´n. Pero sen~ala que otros estratos sociales, otras preocupaciones, otras aspiraciones, otras formas de lucha y movilizacio´n han surgido y refuerzan la potencialidad revolucionaria. En segundo lugar, y lo ma´s importante, la evocacio´n prudente de una "situaciones de crisis" (1965) le conducira´ ahora a intentar desarrollar un verdadero concepto de "situacio´n revolucionaria", que reclama abiertamente su propia continuidad con la tradicio´n marxista revolucionaria ( Lenin, Trotsky).

Entre 1968 y 1975 Ernest Mandel escribio´ una serie de textos -anali´ticos, poli´ticos, ta´cticos ... de todo tipo (resoluciones internas, tomas de posicio´n coyunturales, ana´lisis globales, estudios de casos particulares, ...) - que abordan este tema a partir de los acontecimientos en Europa Occidental.

El texto de 1976 (20) intenta una si´ntesis, que quiere ser coherente y audaz (21). El contexto es el de un auge revolucionario en Francia, Italia y Portugal, pero que acaba de fracasar (noviembre de 1975). Y Espan~a. Ernest Mandel espera el estallido de una potente situacio´n revolucionaria en Espan~a (que piensa que puede engullir - al menos - todo el sur del continente europeo (21a) .

En este contexto y con esto en mente, intenta - consciente de la dificultad (22) - clarificar el concepto de "situacio´n revolucionaria", que, desde 1905, es el verdadero elemento clave de una estrategia extraparlamentaria al socialismo (Rosa Luxemburgo, Trotsky, Lenin, pero tambie´n Kautsky antes de 1914) (23) .

Con el ascenso impetuoso de las masas, a rai´z de una explosio´n social o una firme lucha antifascista defensiva, etc. se inicia un ciclo de lucha que puede conducir inicialmente a una situacio´n pre-revolucionaria: de hecho, en la accio´n, el sistema capitalista es cuestionado. Para que haya un transcrecimiento hacia una situacio´n revolucionaria (que, si se agudiza, permitiri´a durante un peri´odo de tiempo muy corto, la toma del poder poli´tico, es decir, la crisis revolucionaria). Es necesaria una segunda condicio´n: la incapacidad de la clase dominante para dirigir la sociedad. Como dijo Lenin, "los de abajo ya no quieren ser gobernados, los de arriba ya no pueden gobernar como antes." (A veces se an~ade una tercera "condicio´n": "y las capas intermedias se dividen entre estos dos polos").

Se trata, por lo tanto de una situacio´n que va ma´s alla´ de una crisis ministerial, de gobierno o de re´gimen. Las dos pruebas ma´s evidentes de esta "imposibilidad de gobernar como antes" son: la descomposicio´n avanzada del aparato represivo y, frente a e´l, el surgimiento como una tendencia generalizada de o´rganos de poder alternativo, de democracia obrera y popular (consejos, comite´s, ...).

Al formular su si´ntesis en 1976, Ernest Mandel saca ya dos conclusiones para clarificar el concepto de situacio´n revolucionaria futura - en el momento en que el ascenso obrero en el sur de Europa desemboca en un fracaso, que el cree momenta´neo:

La primera: constata el desfase entre el poder de la movilizacio´n y la debilidad / virtual ausencia de o´rganos del poder popular. Por lo tanto: no hay dualidad de poder. De ahi´ la reclasificacio´n comparativa de las situaciones revolucionarias pasadas. Vuelve a estudiarlas (de la Revolucio´n alemana a la post-guerra en 1945, pasando por los Frentes Populares de los an~os 30). Todas son revisadas a la baja. Hace especial hincapie´ en la facilidad de reabsorcio´n de la situacio´n (semi -) revolucionaria en 1936 y en 1944-1946. Evidentemente espera que esta vez sucedera´ de forma diferente.

Lo que le permite evaluar mejor la fuerza de los movimientos contempora´neos. Pero al mismo tiempo los conceptos teo´ricos (ver ma´s arriba) claramente establecidos tienden a disolverse en formulaciones descriptivas, caso por caso.

La segunda: para explicar esta debilidad en te´rminos de auto-organizacio´n de tipo estatal, nunca recurre, como una explicacio´n general y fundamental, al papel de "freno" o "traicio´n" de las direcciones reformistas tradicionales (23b). Y entiende que el papel paralizante de las "ilusiones parlamentarias" de las masas exige a su vez una explicacio´n so´lida, sobre todo cuando la clase obrera muestra tanta insolencia, energi´a militante y capacidad de iniciativa. La explicacio´n es la fuerte identificacio´n entre las libertades democra´ticas del pueblo y las instituciones estatales. Por lo que se agrega una tercera condicio´n, "con dimensio´n ideolo´gica y moral" doble, esencial para la definicio´n de la situacio´n revolucionaria: "es necesario que haya una crisis de legitimidad de las instituciones del Estado a ojos de la gran mayori´a de la clase obrera. Tiene que surgir una identificacio´n de esa mayori´a con otra legitimidad, una nueva legitimidad en ascenso ... " (24). "El comienzo del rechazo por parte de las masas de las instituciones" deberi´a ser seguido de "un peri´odo ma´s largo, del orden de varios an~os de doble poder, que es probable que sea discontinuo, que no sea lineal, que sea parcial" (25), en el que "las masas hagan la experiencia de que la ampliacio´n de su propia libertad choca con las instituciones restrictivas de la democracia burguesa"(26). La conclusio´n poli´tica es muy importante y de actualidad.

Volver a la pregunta original

La segunda etapa de este ascenso semi-revolucionario no tendra´ lugar. Una vez ma´s, como en 1936-1937 en Francia y Be´lgica, y entre 1943 y 1947 en Italia y Francia- la burguesi´a absorbe ra´pida y fa´cilmente el potencial subversivo y vuelve a estabilizar su estado, determinando asi´ la situacio´n global. (La tercera condicio´n, sin duda muy importante, no sera´ sometida a la prueba de la pra´ctica).

Llegamos a nuestra pregunta inicial que subyace a la hipo´tesis estrate´gica de Ernest Mandel, que no ha resuelto o apenas planteado (en su texto de 1976), ¿que´ es lo que ha imposibilitado, hasta ahora, el transcrecimiento de una situacio´n pre-revolucionaria en una aute´ntica situacio´n revolucionaria en un pai´s capitalista avanzado de re´gimen democra´tico-burgues? Y relacionado con ello, ¿por que´ Mandel ha pensado que ese transcrecimiento era, en esta ocasio´n, (casi) una certeza? Y, ma´s alla´: ¿cua´l es la razo´n de los errores de prono´stico a corto plazo, que orientan la accio´n poli´tica? (27).

Creo que Ernest Mandel acierta al asumir que una clase obrera que entra en un proceso revolucionario au´n encuadrada por aparatos reformistas necesita un ciclo de lucha prolongado cuyas dos caracteri´sticas necesarias ma´s importantes seri´an: primero,acumular fuerzas y confianza por medio de experiencias de masas, hasta "ajustar cuentas" con sus direcciones tradicionales; y, en segundo lugar, tras reagruparse, reforzada por esas experiencias, iniciar una confrontacio´n "hasta el final" con el Estado burgue´s. Pero, en mi opinio´n, hay problemas en la comprensio´n de los diferentes procesos de estos dos "momentos" del ciclo "revolucionarios", cuya naturaleza y dina´mica son muy diferentes.

El primero, surge esponta´neamente bajo el impacto de las contradicciones objetivas del capitalismo, casi independientemente de las organizaciones. Tal ascenso pre- revolucionario a menudo es testigo de una capacidad impresionante de la clase obrera, que hace maravillas en te´rminos de creatividad, coraje, organizacio´n, conciencia de clase. Pero la experiencia tambie´n demuestra que nunca ha sido lo suficientemente fuerte como para desarrollar inmediatamente una autoorganizacio´n generalizada y, a partir de ella, avanzar hacia la confrontacio´n final.

Este ascenso, por enorme que sea, encuentra a su paso muchos obsta´culos (que no se deben subestimar), entre los que se cuentan: las limitaciones de la conciencia de clase y la falta de preparacio´n pra´ctica de una vanguardia, y el peso de las direcciones tradicionales, aunque hayan en la pra´ctica perdido momenta´neamente el control del movimiento. Hacer esa experiencia poli´tica "chocante" es inevitable e indispensable: no hay otra manera de aclarar ante las masas el papel de cada actor. Pero en realidad, esta "aclaracio´n" tiene un precio: el fracaso y un retroceso ma´s o menos grande y un distanciamiento mayor o menor entre los dos momentos del ciclo.

Mucho depende de la extensio´n y la duracio´n del mismo.

De todos modos, la segunda fase del ciclo requiere obviamente un factor consciente y organizado con un impacto de masas, es decir, un partido (un partido o su equivalente). Este no debe intervenir solo al final de esta segunda fase del ciclo, sino desde el principio. La exacerbacio´n de las contradicciones (¡si tiene lugar!) y la espontaneidad, que en la primera fase son decisivas, ahora son absolutamente insuficientes.

Hay dos razones para ello.

En primer lugar, porque es necesario superar el fracaso y la derrota momenta´nea que sin duda afectara´n a las masas en lucha. Y adema´s, porque hay que responder de forma inteligente a la ta´ctica de reabsorcio´n / normalizacio´n de la burguesi´a (que quiere evitar a toda costa una segunda conflagracio´n con la clase obrera).

En esta segunda etapa, "la exacerbacio´n de las contradicciones" es ma´s bien el fruto de una vanguardia social organizado que es seguida por sectores decisivos de la clase obrera, que logre evitar que la burguesi´a no solo "domine en general" sino que no sea capaz de aplicar su poli´tica de reabsorcio´n indolora. Se requiere la existencia de un partido para reagrupar las fuerzas intactas de clase, organizar la resistencia paso a paso, ganar a la vanguardia social a su orientacio´n poli´tica (que tambie´n debe ser correcta en los temas decisivos).

Obviamente, (volviendo a las 2-3 condiciones de una situacio´n revolucionaria), es necesario que la crisis que sacuda el sistema capitalista sea mucho ma´s fuerte que entre 1968 y 1975, bien del lado del Estado burgue´s o del de la clase obrera.

El legado de Ernest Mandel: fortalezas y debilidades

No fue asi´ como Mandel planteo´ el problema en 1976, despue´s de la primera oleada que acababa de fracasar y antes de la segunda que se preparaba.

El problema no es sen~alar que el prono´stico era erro´neo, sino discutir los argumentos en que se apoyaba.

¿Cua´les eran las caracteri´sticas de esta segunda oleada?

"El peri´odo revolucionario que se abrira´ en el sur de Europa", se apoya en "una lo´gica inevitable de la exacerbacio´n de la lucha de clases". "Excepto en ausencia total de desbordamientos, totalmente improbable, excepto en el caso de la pasividad total de las masas ..", "la extrema izquierda podra´ influir en estos procesos, no ya como una fuerza marginal o insignificante, sino como una fuerza poli´tica reconocida".

Suavizara´ un tanto su ana´lisis del peri´odo: "la crisis de la burguesi´a era mucho ma´s profunda en 1944 que en la actualidad, es decir, en 1968-1976" (p.146), pero inmediatamente an~ade que "el nivel de descomposicio´n del aparato del Estado en Portugal durante 1975 era ma´s avanzado que el del aparato del Estado zarista- burgue´s entre febrero y octubre de 1917" (P. 0,136). Y lo que es au´n ma´s audaz: "Lo especi´fico en Rusia no fue la facilidad con la que los bolcheviques fueron capaces de hacerse con el poder, sino ma´s bien las dificultades mucho mayores que encontraron el di´a despue´s de la toma del poder en Rusia, en comparacio´n con lo que puede suceder en los pai´ses capitalistas avanzados hoy en di´a "(p.136).

Hablando de la construccio´n del partido revolucionario: "La mayor parte de las transformaciones que se han producido desde 1968 hasta hoy (en 1976) -esta ha sido la funcio´n histo´rica del peri´odo ...- han permitido un refuerzo de la extrema-izquierda que le permitira´n entrar en este peri´odo revolucionario (= la segunda etapa de la crisis en curso, que Ernest Mandel prevei´a - FV) con fuerzas suficientes para poder plantear de manera realista y audaz la conquista de la mayori´a de la clase obrera "(p.168). Este prono´stico se basa en un crecimiento ra´pido ("desigual"... pero "a saltos") de la conciencia de clase y un desbordamiento de las direcciones reformistas" determinado por "una lo´gica inevitable de la exacerbacio´n de la lucha de clases"(p.169).

Repetimos que los temas que Ernest Mandel aborda y responde, no eran ni extravagante ni ilegi´timos: se trataba efectivamente de una situacio´n pre- revolucionaria ma´s o menos sincronizada en cuatro pai´ses: Francia, Italia, Portugal y Espan~a.

No se trata de juzgar, en 1997, con la comodidad que ofrece el tiempo y la perspectiva histo´rica, las exageraciones de las previsiones, en 1976, formulas al calor del momento, sino de entender la base de su razonamiento.

Como hipo´tesis de trabajo, voy a indicar brevemente cuatro pistas.

(1), Fundamentalmente, hay una creencia en las facultades creativas casi ilimitadas de la clase obrera, vinculadas a este peri´odo especi´fico del capitalismo.

Se basa en dos elementos:

- La expansio´n masiva y la creciente homogeneidad de la clase obrera, incluso como consecuencia de la tercera revolucio´n tecnolo´gica (esta tendencia ha sido revertida, ver "Der arbeiders onder het neokapitalisme" (1969), en: Ernest Mandel, Vervreemding en revolutionaire perpsectieven, Van. Gennep, Amsterdam, 1973, p.34;

- Au´n ma´s, el fortalecimiento cualitativo de la fuerza social, material, intelectual de la clase obrera tras veinte an~os (en 1975) de expansio´n econo´mica, la prosperidad, el pleno empleo, la educacio´n, en lo que adema´s fue ... un peri´odo sin derrota poli´tica. Esta es la gran diferencia en comparacio´n con 1936, una situacio´n pre-revolucionaria fuera del contexto de una guerra.

(2) El lugar que ocupan los prono´sticos poli´ticos en la metodologi´a general de Ernest Mandel.

En Ernest Mandel los prono´sticos poli´ticos no son una indicacio´n general que muestra la tendencia de la dina´mica. Va mucho ma´s alla´. Es el fundamento de una identidad fuerte en la IV Internacional, la creencia en el potencial de la lucha comprometida, el prestigio externo de la organizacio´n. Pero tiende a resolver con palabras lo que so´lo puede ser decidido por el movimiento real. Hay en Ernest Mandel un voluntarismo intelectual que crea certeza sobre el punto de vista poli´tico (con la ubicacio´n, fecha, actores, ...).

(3) Lo que retrotrae, en mi opinio´n, a la gran dificultad que encontro´ Ernest Mandel a la hora de definir el papel del partido revolucionario: el partido "surfea" el movimiento; de esta manera el prono´stico optimista sobre el movimiento real tiende a sustituir la sustancia de la actividad del Partido a contra-corriente del movimiento real. En este sentido, Mandel esta´ en algu´n lugar entre Lenin y Rosa Luxemburgo (y Trotsky antes de 1914), pero ma´s cerca de los segundos que del primero.

(4) Directamente relacionado con todo ello se encuentra la gran dificultad de Ernest Mandel de integrar las contra-tendencias negativas que esta´n presentes en cada movimiento - por definicio´n contradictorio. Se encuentran esparcidas en su trabajo, no en el corpus teo´rico.

Situa´ndome en el mismo campo de Ernest Mandel, es decir, el del marxismo revolucionario, no creo que los supuestos ba´sicos del mismo sean obsoletos. En particular, el papel decisivo de la clase obrera en cualquier proyecto de transformacio´n de la sociedad capitalista y la aspiracio´n esponta´nea de las clases y las capas explotadas y oprimidas a otra vida, es decir, a otra sociedad, asi´ como su capacidad de resistencia y de lucha. Este elemento es consustancial con la hipo´tesis estrate´gica de Ernest Mandel y permanece en pie.

Por otra parte, la contribucio´n de Ernest Mandel, en muchos aspectos, debe ser, en mi opinio´n, el punto de partida necesario para cualquier desarrollo futuro de la discusio´n. Esto se aplica a la comprensio´n de las contradicciones 'modernas' del capitalismo, los cambios en el ciclo econo´mico en el plazo corto y mediano (ciclos, ondas largas), las rai´ces de la conflictividad ende´mica en esta sociedad, asi´ como una serie de previsiones poli´ticas y econo´micas a corto plazo: el balance es bastante positivo. Si uno fuera a examinar, con la misma severidad, los ana´lisis sobre "la sociedad contempora´nea y sus contradicciones", ....que otros teo´ricos o publicistas (socialdemo´cratas, comunistas y liberal-burgueses) produjeron entre 1960 y la actualidad, los resultados fueron ciertamente menos ricos y convincentes.

Pero no encontramos consuelo en sus deficiencias. Porque queremos y necesitamos progresar a partir del patrimonio poli´tico-teo´rico de Ernest Mandel, sometie´ndolo a una discusio´n cri´tica.

Notas:
(1) Asalariados, en la definicio´n convencional (como e´l nunca dejo´ de recordar), son todos los que se ven obligados a vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario, porque no tienen acceso a los medios de produccio´n y de subsistencia. Esta definicio´n es, ciertamente, muy general, pero sin embargo suficiente para distinguirla de la que reduce al proletariado a la clase obrera industrial, y otra que lo reduce a la parte productiva (= que produce valor y por lo tanto sobre-valor) de la clase obrera, excluyendo al sector de servicios no productivos. No hace falta decir que la definicio´n cla´sica abarca tanto al sector privado como a la administracio´n pu´blica. Ma´s alla´ de esta primera definicio´n, se plantean por supuesto una serie de problemas anali´ticos, algunos complicados. Todos ellos se refieren a la forma concreta que la clase obrera adquiere en las distintas modalidades de existencia del sistema capitalista

(1a) La transicio´n al socialismo fue bloqueada en estos pai´ses. En lugar de avanzar hacia el socialismo, han dado lugar a una nueva sociedad desigual y opresiva, con un sistema hi´brido, donde se fusiono´ un re´gimen poli´tico dictatorial con relaciones no capitalistas de produccio´n bajo la e´gida de una nueva casta social burocra´tica. No entramos en el debate de por que´. Basta reconocer por el momento que existe un vi´nculo entre las condiciones particulares que, a la vez, permitieron la conquista del poder poli´tico, pero que hipotecaron su progreso hacia una sociedad socialista. Mientras que en los pai´ses capitalistas avanzados, el hecho de que no haya existido esa conquista del poder poli´tico ha fortalecido a su vez esa hipoteca.

(2) Y no por "eurocentrismo", sino precisamente por dejar de ser internacionalista y "mundialista".

(3) Se encuentra dispersa a lo largo de su obra. especialmente en el texto de Critique communiste

(4) Esta habi´a fomentado las luchas revolucionarias en Alemania (1917-1923), Baviera (1919), Hungri´a (1919), Austria, Italia (1920). Su fracaso se atribuye tradicionalmente (en la literatura marxista) a la falta de preparacio´n y la juventud de los partidos comunistas en formacio´n.

(5) Ver Rosa Luxemburgo, Organizationsfrage

(6) E. Mandel, los capi´tulos "Trotsky y las secuelas de la guerra" y "La Guerra Fri´a y el largo Boom" en
Revolutionary Marxism Today. NLB, 1979, pp.170-184.

(7) "La guerra que viene", publicacio´n de la IV Internacional, p. 110, 1952.

(8) "Une strate´gie socialiste pour l'Europe occidentale", Revue Internationale du Socialisme (RIS), IIe anne´e, no.9, mai-juin 1965, p.275.na .

(9) "L'apoge´e du ne´ocapitalisme et ses lendemains", Les Temps Modernes, XXe anne´e, no 219-220, pp.193-210. (LTM). Este arti´culo combinado con la publicada en el RIS es el comienzo de esta nueva hipo´tesis socialista- revolucionaria. La teori´a de las ondas largas se ha convertido en tema de debate acade´mico y poli´tico a un doble nivel: ¿podemos demostrar cienti´ficamente la existencia de las ondas largas? y, si es asi´, ¿cua´l es su mecanismo interno o externo fundamental? y dos, ¿cual es su impacto social, en particular en la lucha de clases? Ver los libros de EM, en especial su balance final del debate que co-organizo´ (u´ltimo capi´tulo de la segunda edicio´n en castellano de la Ed. Siglo XXI).

(10) Id., p.205, p.210 y

(11) Id., pp.200-201. Se entendera´ que esta afirmacio´n le llevara´ algunos an~os ma´s tarde a escribir su obra magna El Capitalismo Tardi´o (1972). Te´ngase en cuenta que tanto en el arti´culo como en este libro, las consideraciones econo´micas esta´n estrechamente entrelazadas con sus consecuencias para la existencia social del mundo del trabajo y sus luchas.

(12) RIS II, N ° 9, mayo-junio de 1965, p.289. Inmerso en la huelga general en Be´lgica, en la que los trabajadores valones mejor pagados de Be´lgica estuvieron a la vanguardia de la lucha, cuando sintieron la amenaza de la crisis estructural del carbo´n, el acero y la metalurgia.

(12 bis) E. Mandel, "Les gre`ves belges: essai d'explication socio-e´conomique, LTM, XVIe anne´e, no 180bis, avril 1961.

(13) RIS, p.286 y 290.

(14) Despue´s de Mayo del 68, Ernest Mandel conceptualizara´ estas nuevas contradicciones que afectan a la sociedad del "capitalismo tardi´o", con su gran impacto en la clase obrera, con el te´rmino "crisis social global". EM sen~ala la novedad de esta "situacio´n de crisis" en relacio´n con la anterior en Be´lgica (60-61) y Grecia (1965), a pesar de que e´l siempre tuvo la precaucio´n de considerar estos dos grandes enfrentamientos como el anuncio del 68.

(15) RIS, p.287

(16) RIS, 289 y 290. Por otra parte, an~ade, en una nota a pie de pa´gina "No consideramos aqui´ los problemas especi´ficos que plantea la estrategia socialista a las situaciones de doble poder. Esto requiere un estudio separado". RIS, p. 287. Nota verdaderamente extran~a. Porque EM estaba totalmente imbuido de la idea de que el camino revolucionario implicaba una experiencia de doble poder, basado en la democracia obrera (por ejemplo, Rusia en 1917, Alemania 1917-1923, Espan~a 1936-1937). So´lo puede ser una ta´ctica deliberada, cuyo objetivo es convencer a un sector del movimiento obrero de esta opcio´n estrate´gica sin anticipar sus fuertes implicaciones. Es una reminiscencia del folleto poli´tica de Rosa Luxemburgo Huelga de masas, partido y sindicatos que pretende convencer al movimiento obrero alema´n de la necesidad de la huelga general poli´tica, no sacar conclusiones (estrate´gicas y ta´cticas) de la revolucio´n en Rusia.

(18) "Les gre`ves belges ...", LTM, no.180bis

(19) Este concepto poli´tico-anali´tico responde a su ana´lisis del "Capitalismo tardi´o" (el libro en el que trabaja) y abarca todos estos temas asi´ como su teori´a de las ondas largas. No vamos a entrar aqui´ en este aspecto de la crisis.

(20) "Sur la strate´gie re´volutionnaire en Europe occidentale", Critique communiste, no. spe´ciale 8-9, sept-oct. 1976, p.135-176.

(21) Por ejemplo, "Todavi´a carecemos de referencias pra´cticas ...", p.138, aunque no falten las llamadas a la precaucio´n. Estas no se refieren tanto a la dina´mica, como a la definicio´n de ciertos conceptos. Su interlocutor piensa, en oton~o de 1976, que "... nos dirigimos hacia un tipo de de situacio´n pre-revolucionaria", y Mandel le responde: "el peri´odo revolucionario que se abrira´ en el sur de Europa "(I souligne- FV) (p.168).

(21 bis) No era el u´nico que pensaba asi´. Cada una a su manera y de acuerdo con su ana´lisis, se preparaba para intervenir activamente, la CIA estadounidense (muy activa en un Portugal todavi´a en ebullicio´n ), las clases dominantes, los eurocomunistas mayoritarios en los PCs en el sur de Europa (ver F. Claudi´n L'eurocommunisme, Maspero, 1977, pp 20-29. Los estudios histo´ricos y las autobiografi´as lo confirman ...

(22) "El marxismo es una ciencia ... que se debe debatir cienti´ficamente ... (sin) argumentos de autoridad", "este es un ensayo de ana´lisis. No creo que sea completamente satisfactorio. Hay todavi´a vaguedad en nuestros conceptos ... "; entonces: "... a trave´s del me´todo histo´rico-comparativo se llegara´, mejor que con abstracciones, a concretar conceptos que, de nuevo, volvera´n a ser cuestionados" !!! (Ibi´d., Pp.140-141) como si realmente dudase antes de este intento de conceptualizacio´n azaroso.


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