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3.4.23

La renta básica universal es un horizonte necesario

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Por Aida Martínez Tinaut (*)

En las últimas semanas se ha hablado y debatido mucho sobre el Plan piloto de renta básica universal de Cataluña. En parte a raíz de la enmienda a la ley de acompañamiento de los presupuestos de la Generalitat, votada en el Parlament, que ha tenido como resultado el aplazamiento de la prueba piloto.

A pesar de contar con un gran apoyo social, tanto por parte de entidades y organizaciones internacionales y no gubernamentales, como de los mismos ciudadanos, tres partidos votaron a favor de mantener la prueba piloto en 2023 (ERC, En ComúPodem y la CUP) y el resto lo hicieron en contra.

Esto es sorprendente por dos motivos. Por una parte, analizando los datos de una encuesta [1] recientemente publicada, el 79% de personas que dan apoyo a la implementación de la renta básica universal (RBU) en Cataluña y el 76% está a favor de que se haga una prueba piloto antes de implementarla. Si los datos de esta encuesta se analizan por partido, se observa un apoyo transversal, ya que en todos los partidos hay una mayoría de simpatizantes a favor de una prueba piloto antes de implementar una RBU. Sólo Vox y PP otorgan un grado medio de acuerdo inferior a 5 (sobre 10) a la implementación de una RBU en Cataluña.

Y, por otra parte, es interesante prestar atención a algunos de los argumentos que se han utilizado en el debate sobre por qué no se tendría que hacer el Plan piloto de RBU de Cataluña. Algunos de estos argumentos mezclan necesariamente la renta básica universal con el plan piloto de Cataluña, igual que las correspondientes respuestas.

El contexto catalán refuta los argumentos contra la RBU y el Plan piloto

Si bien es completamente válido y legítimo que no todo el mundo esté de acuerdo con la implementación de una RBU, o de su plan piloto, la mayoría de los argumentos que se han esgrimido en contra han sido principalmente ideológicos. De hecho, los argumentos contrarios a la RBU y a la prueba piloto, con un contenido supuestamente objetivo y factual, son totalmente refutables. Y se refutan con la propia realidad del contexto catalán.

Se ha dicho que les prestaciones condicionadas actuales son el camino para erradicar la pobreza, que no es necesario experimentar y malgastar dinero con alternativas como el plan piloto de la renta básica teniendo en cuenta el contexto social dramático en el que se encuentra Cataluña. En primer lugar, las prestaciones condicionadas actuales tienen diferentes problemas que tienen que ver con la trampa de la pobreza (perpetuación de la pobreza cuando se recibe una prestación no compatible con el trabajo, ya que se desincentiva aceptar puestos de trabajo por miedo a perder la prestación), el non-take-up (no pedir prestaciones a pesar de cumplir con los requisitos), las barreras digitales, de idioma y burocráticas, entre otras. Año tras año se demuestra la falta de cobertura e insuficiencia del sistema tal y como está. Esto, en definitiva, no deja de ser un caso de ineficiencia e ineficacia del sistema de prestaciones, en tanto que no se cumple el objetivo para el que existe.

En segundo lugar, habría que reflexionar sobre qué es malgastar. Malgastar es, para muchos, mantener sin innovar un sistema de prestaciones que sistemáticamente deja a gente fuera y que no ha conseguido reducir los niveles de pobreza que nos envuelven. Para muchos ciudadanos, experimentar los efectos de una política pública con métodos rigurosos, para así alimentar el debate con algo más que prejuicios e ideología, no es malgastar. Todo lo contrario, es la dirección hacia donde la innovación en políticas públicas ha de ir. Experimentar, pues, con el plan piloto de RBU no sólo no es malgastar el dinero, sino que implica una inversión a futuro para observar si una alternativa al sistema actual de prestaciones sería deseable o no para Cataluña, ahorrando a los ciudadanos los costes que tiene la aplicación de cualquier medida sin antes saber si funcionará o no. Una medida que, como se ha dicho antes, cuenta con un apoyo social mayoritario.

En tercer lugar, conviene reflexionar sobre el argumento que sostiene que experimentar con la RBU no es lo que Cataluña necesita ahora mismo, teniendo en cuenta el contexto en el que nos encontramos. Que el contexto catalán es dramático es cierto. Los niveles de pobreza se encuentran en un nivel crítico, por su gravedad y por su estancamiento en el tiempo. En Cataluña, el porcentaje de población en riesgo de pobreza en 2021 era de 19'9%, y ello después de transferencias sociales. Además, si se analizan las privaciones, el mismo año en Cataluña ha habido un 6'2% de población en situación de privación material severa. Hablando en absolutos, estos porcentajes suponen un millón y medio de personas en riesgo de pobreza, de las que más de medio millón padece privación material severa.

Si se observan cuáles son las privaciones más comunes en Cataluña, éstas son la incapacidad de poder hacer frente a gastos imprevistos y la incapacidad de poder permitirse una semana de vacaciones al año. Se incluyen como población con privación material severa aquella que tiene 4 o más privaciones de un listado de 9; y aumentan si damos solamente un paso atrás: las personas que tienen 3 o más privaciones en Cataluña suponen un 16'5% de la población (1'2 millones de personas). El hecho de tener estudios universitarios tampoco asegura que el riesgo de pobreza quede demasiado lejos: el 15'2% de personas con estudios superiores está en riesgo de pobreza. O si miramos el riesgo de pobreza por tramos de edad, observamos un hecho que se invisibiliza a menudo, y es el elevado nivel de pobreza infantil que hay en Cataluña: 32'6% de menores de 16 años están en riesgo de pobreza, es decir, 3 de cada 10 menores.

Pues bien, en un contexto como éste, lo que han de pensarse son políticas alternativas y que puedan romper con una tendencia que lleva manteniéndose desde principios de los 2000. La pobreza en Cataluña está cronificada en un 20% de la población, y las medidas que se han realizado hasta la fecha no han cambiado esta situación. Es precisamente en este contexto que hacen falta innovaciones como el plan piloto de renta básica, alternativas que den soluciones a diferentes problemas que aún no han sido resueltos.

Cualquier otro parche al sistema actual lo que hace no es innovar para mejorar, sino intentar salvar un modelo que se ha demostrado como ineficaz. Un claro ejemplo es la actualización del IRSC (Indicador de Renta de Suficiencia de Cataluña, umbral a partir del cual se tiene acceso a algunas prestaciones sociales) en 2023. Esta ha sido la primera actualización desde 2010, con una subida del 8%, claramente insuficiente teniendo en cuenta que la variación del IPC en Cataluña desde enero de 2010 hasta la actualidad ha sido de un 30'4%. [2]

Una de las otras -muy sonadas- críticas que se hacen a la RBU, y que se hacen para oponerse a ella (y también a la prueba piloto) es su vinculación con el mercado laboral. Se dice que el camino para salir de la pobreza es el trabajo y que precisamente la RBU lo desincentiva. El contexto catalán también nos proporciona datos que refutan este argumento, como por ejemplo que hay un 10'8% de trabajadores en riesgo de pobreza (tendencia constante desde 2013); o que el 23% de las personas sin hogar de Barcelona trabajan. [3]

Sobre si con la RBU las personas dejarían de trabajar también se ha hablado mucho. Según la encuesta anteriormente mencionada, el 68'6% de las personas que trabajan seguirían haciéndolo sin ningún cambio; el 20'7% seguiría con el mismo empleo reduciendo el horario; el 7'5% cambiaría de trabajo o realizaría otros cambios, y solamente el 3'7% afirma que dejaría de trabajar. Conviene reflexionar si creemos que con 800 euros mensuales la gente dejaría masivamente sus trabajos remunerados. Sólo un dato para ayudar a esta reflexión. Un hogar de dos adultos y dos menores con la asignación monetaria que propone el Plan piloto de renta básica universal de Cataluña estaría solo 223 euros por encima de lo que un hogar de estas características tiene que ingresar para no encontrarse en riesgo de pobreza. [4]

En definitiva, y una vez se ha reflexionado y analizado el contexto social con datos y hechos, se demuestra que la mayoría de argumentos utilizados en contra de la RBU y de su plan piloto son ideológicos, ya que su respuesta es tan sencilla como abrir los ojos y observar el mundo que nos rodea. En este sentido, la RBU es una alternativa que propone unos cambios que podrían tratar añas las mayores limitaciones a las que el sistema actual se enfrenta. Y la forma responsable y con un apoyo mayoritario para ver si esta alternativa produce los efectos que creemos deseables es realizando la prueba piloto.

Pero, ¿se puede financiar?

En ocasiones se plantea la cuestión de la financiación como un argumento más en contra de la propuesta de la RBU. Sí, se puede financiar. Según diferentes publicaciones de Arcarons, Raventós y Torrens [5] [6] en las que se hacen simulaciones de financiación de una RBU en Cataluña, su coste neto sería de 7.700 millones de euros. No es poco dinero, pero no son los 50 mil o 65 mil millones que se han oído en ocasiones, producto únicamente de multiplicar la asignación monetaria por habitante, dejando todo el resto del sistema constante. Esta financiación, según la propuesta que se defiende en Cataluña, sería el resultado de cambios en el ámbito fiscal y de absorción de las prestaciones de cuantía inferior, entre otras.

Por tanto, no sólo se podría financiar, sino que la manera misma de hacerlo haría que Cataluña fuese una sociedad con menos desigualdad y con una progresividad fiscal más justa, lo que tendría como consecuencia una mayor redistribución de la riqueza.

¿Y el argumento político?

Habiendo expuestos todos los contraargumentos fácticos a las críticas que se han hecho estos últimos días a la RBU y a la ejecución de su plan piloto, es esencial citar el argumento que ideológica y políticamente está detrás de la propuesta de RBU de Cataluña. La propuesta, que es progresista y republicana, se basa en la asunción de que los ciudadanos han de poder llevar una vida digna. Digna en tanto que libre y autónoma. Eso, en la tradición republicana, tiene que ver con la necesidad de poder tener cubiertas las necesidades materiales más básicas para poder ser realmente libre y poder vivir una vida con una autonomía ejercible. Garantizando a todos los ciudadanos la cobertura de estas necesidades materiales básicas a partir de una asignación monetaria individual e incondicional, se consigue una sociedad más justa, menos desigual y con ciudadanos con la posibilidad de tomar decisiones más libremente. Si bien la igualdad de oportunidades en las sociedades actuales es, por desgracia, una quimera lejana, la renta básica universal ayuda a que, como mínimo, todo el mundo parte de un punto de salida donde lo material está cubierto.

En conclusión, ateniéndonos a los hechos, pero también a los argumentos teóricos, la renta básica universal y el plan piloto son necesarios y urgentes. El plan piloto es necesario y urgente para poder observar los efectos que esta política tendría en Cataluña y, en consecuencia, ir hacia una política pública que podría dar solución a muchas de las limitaciones que el sistema actual no puede obviar. Tomar la decisión de llevar a cabo el plan piloto no es importante a pesar del contexto en que vivimos, sino precisamente por el contexto en el que llevamos viviendo demasiados años. Por eso ambas propuestas son un horizonte necesario para Cataluña.

Notas

[1] https://ceo.gencat.cat/ca/estudis/registre-estudis-dopinio/estudis-de-la-generalitat/detall/index.html?id=8688

[2]Datos procedentes del INE, consultables a https://www.ine.es/varipc/verVariaciones.do?idmesini=1&anyoini=2010&idmesfin=2&anyofin=2023&ntipo=2&enviar=Calcular

[3] Xarxad'Atenció a Persones Sense Llar de Barcelona. Diagnosi 2022 La situació del sensellarisme a Barcelona. Evolució i relacióamb el mercat laboral. Disponible en https://www.sensellarisme.cat/wp-content/uploads/Diagnosi-2022.-La-situacio-del-sensellarisme-a-Barcelona.-Evolucio-i-relacio-amb-el-mercat-laboral.pdf

[4] Según datos de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) correspondientes a 2021, consultables en https://www.idescat.cat/pub/?id=ecv&n=7623

[5] Arcarons, J.; Raventós, D.; Torrens, L. 2013. Un modelo de financiación de la Renta Básica técnicamente factible y políticamente no inerte. https://www.sinpermiso.info/textos/un-modelo-de-financiacin-de-la-renta-bsica-tcnicamente-factible-y-polticamente-no-inerte

[6] Arcarons, J.; Raventós, D.; Torrens, L. 2017. Renta bàsica incondicional. Una propuesta de financiación racional y justa. file:///D:/48061132x/Downloads/renta_basica_0610.pdf

 

(*) Aida Martínez Tinaut es analista de datos en la Oficina del Plan Piloto para Implementar la Renta Básica Universal en Cataluña.

Fuente: https://www.realitat.cat/2023/03/la-renda-basica-universal-es-un-horitzo-necessari/

Traducción: Àngel Ferrero


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