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20.2.23

Nicaragua: La dictadura exilia a 222 presos políticos. Dossier

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Por Sergio RamírezCharles-André Udry, Gioconda Belli, El Confidencial Digital Nicaragua, El Socialista Centroamericano<

Todos los presos políticos bajo la dictadura, los que subieron al avión que los llevó al destierro, y los que se quedaron, son nicaragüenses ejemplares que hicieron de la cárcel su trinchera de lucha.

La inmensa mayoría de los prisioneros políticos que purgaba en las cárceles de la dictadura delitos que nunca cometieron, inventados en leyes represivas dictadas ex profeso, han sido liberados, puestos en un avión chárter, y enviados de madrugada al destierro, de la misma manera arbitraria en que fueron capturados y sometidos a procesos que nunca tuvieron ningún valor jurídico, y mantenidos en condiciones inicuas en celdas de aislamiento, unos pocos de ellos confinados en sus casas.

Acabo de ver el video oficial en el que un magistrado togado, presidente del Tribunal de Apelaciones de Managua, lee con voz cavernaria, en una sala desierta de público en el Complejo Judicial, la sentencia en la que se les cambia la pena de prisión por la pena de destierro, y se les despoja, además, a perpetuidad, de todos sus derechos políticos y ciudadanos por traición a la patria, otra arbitrariedad sin asidero alguno.

Poco después, la Asamblea Nacional, reunida de emergencia, ha aprobado por obediente unanimidad un decreto para quitar la nacionalidad nicaragüense a los traidores a la patria, es decir, a los desterrados en vuelo, en contra de la Constitución. Más arbitrariedad todavía. Y olvidan que las leyes no son retroactivas por principio universal, aunque se tratara de una ley constitucional, pero en Nicaragua han dejado de valer los principios universales.

Desterrados, apátridas, pero libres. Dios escribe torcido los renglones de la libertad, pero con letra derecha. Y este es apenas el primer folio. Las mejores páginas están por venir.

Les quitan la nacionalidad para buscar cómo contentar los oídos de los rabiosos fanáticos, militantes a ciegas, paramilitares comprometidos con sangre en la represión, que deben hallarse confundidos, acostumbrados como están al rabioso discurso, martillado cada día, de que esos traidores a la patria, terroristas responsables de un frustrado golpe de Estado en 2018, no verían jamás la luz del sol. Ese ha sido el discurso oficial. Traidores, terroristas, basura, vendepatrias. Y la vieron. Vieron la libertad. Como la verá un día el país entero.

Todos los presos políticos bajo la dictadura, los que subieron al avión que los llevó al destierro y los que se quedaron, aún no sabemos por qué, son nicaragüenses ejemplares que resistieron con dignidad por largos meses el aislamiento en celdas de castigo, e hicieron de la cárcel su trinchera de lucha, la cárcel donde nunca debieron haber estado. Hombres y mujeres valientes, dirigentes políticos, sindicales y campesinos, abanderados de los derechos humanos, directivos empresariales, periodistas, líderes estudiantiles, juristas, académicos, sacerdotes católicos, y hasta un obispo, cabeza de las diócesis de Matagalpa y Estelí, monseñor Rolando Álvarez, una voz de verdad profética.

Todos ellos, reos de un delito sacado de la manga leguleya, "menoscabo a la soberanía nacional"; la soberanía apropiada por una pareja, una familia en el poder, un viejo partido revolucionario convertido en remedo de un sueño hace tanto tiempo fracasado.

Nunca fueron doblegados. Nunca bajaron la cabeza frente a los jueces mequetrefes en las audiencias orwellianas. Vistieron los uniformes de prisioneros sin detrimento de su dignidad, y dieron un ejemplo de decoro a un país acallado a la fuerza, que mientras tanto ve salir a miles por puntos ciegos a través de sus fronteras, huyendo de la represión, del silencio, del miedo. Un país que todavía no despierta de su larga pesadilla, tras una dictadura, otra, aún más feroz, pero que, al despegar el avión que se lleva a los prisioneros desterrados, lo celebra en lo íntimo, como una pequeña alegría, aun sabiéndose lejos de la meta final de la libertad y de la democracia.

Siempre estuvo claro que esos prisioneros políticos eran rehenes. La dictadura, frente a su creciente aislamiento internacional, quería guardarse esta carta de negociación, la única posible, los presos a cambio de algo: las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá, Suiza, Inglaterra, tanto a entidades de Gobierno como empresas públicas y empresas privadas afines al régimen, así como a policías, funcionarios y miembros de la familia dictatorial. ¿Han conseguido algo de eso? Aún no se sabe qué obtuvieron a cambio. El vuelo especial en que los rehenes viajaron tuvo como destino el aeropuerto Dulles de Washington, pero el Departamento de Estado se ha apresurado a aclarar, en una comunicación destinada a los congresistas, que se ha tratado de una decisión unilateral de Ortega, "su propia decisión", y lo instan a dar otros pasos para el restablecimiento de la democracia y la libertad en Nicaragua sin reconocer ninguna transacción.

De cualquier manera, la dictadura se ha quedado con las manos vacías. Su mejor estrategia habría sido negociar a los rehenes por lotes, y no soltarlos de una vez, para conservar cartas en la mano. Mala señal, en lo que les concierne. Y liberarlos no es una prueba de fortaleza, sino de debilidad. Lo demuestra al declararlos apátridas, una venganza final, ya lejos del alcance de sus garras, como si sus decretos, y las sentencias y leyes de sus comparsas, jueces y diputados, tuviera valor a perpetuidad, y Nicaragua fuera a continuar bajo su férula para siempre.

Esos desterrados son más nicaragüenses que nunca.

https://elpais.com/, 9 de febrero 2023

 

Cuando un llamamiento para la liberación de Oscar René Vargas tiene éxito... por una ironía de la historia

Charles-André Udry

La campaña por la liberación de Oscar René Vargas -y de todos los presos políticos y de conciencia de Nicaragua- ha encontrado una solución parcial tras la decisión de la dictadura Ortega-Murillo de desterrar a 222 presos políticos y de que la Asamblea Legislativa apruebe una ley retroactiva que les despoja de la ciudadanía nicaragüense, como señala Sergio Ramírez más arriba.

Más de 30 presos siguen encarcelados en condiciones inicuas, tras haber sido sometidos a supuestos juicios que no son, por utilizar una frase de Dora María Téllez, "más que un pelotón de fusilamiento legal". Entre ellos, el obispo de Matagalpa, Monseñor Rolando Álvarez, permanece en las garras de la dictadura. Rolando Álvarez se negó a subir al avión. Antes de cualquier exilio forzoso, exigió "reunirse con los obispos", lo que podría haber provocado una convulsión político-religiosa, dada la insistencia del cardenal Leopoldo Brenes, quien, todavía en noviembre de 2022, mantenía un "diálogo con la dictadura Ortega-Murillo", en momentos en que Rolando Álvarez y otros sacerdotes eran perseguidos. Por no hablar del cierre de varias instituciones católicas.

El jueves 9 de febrero, a la 1.30 de la madrugada, algunos presos pudieron volver a vestirse con sus propias ropas. Se estaba preparando un traslado. Aunque algunos temían ser trasladados a otras prisiones, la posibilidad de un "exilio forzoso" se hizo más evidente para muchos una vez reunidos en los autobuses que los llevaban al aeropuerto.

Oscar René Vargas estuvo recluido varios días en régimen de aislamiento, en una celda de 2 metros por 2 metros, sin comida ni medicamentos, a pesar de que había sido sometido a una operación de corazón y de que su vista estaba fallando debido a una catarata. Ante sus interrogadores, su respuesta fue tajante: "No tengo nada que decir porque todo está ya en los muchos libros que he escrito y en los miles de artículos. Hizo una simple pregunta a sus guardias: "Si este régimen continúa, moriré con toda seguridad. ¿Es una decisión de sus superiores? Pregúntales. Porque en caso de "accidente mortal", algún día serás responsable". Esta vez los guardias interrogaron a sus superiores. Y al día siguiente, Oscar René Vargas fue trasladado a una celda más grande, de 3 por 6 metros, donde podía hacer ejercicios, una higiene física, psicológica e intelectual para un preso político.

A su llegada al hotel Westin de Herndon (Virginia), en un breve vídeo que le puso en contacto con una presentadora del canal 100Noticias -que le había entrevistado en el pasado-, Óscar René Vargas le informó con humor de que "las entrevistas que venían de Costa Rica en realidad se producían en Nicaragua". De este modo continuó, a su manera, su labor de información sobre la situación en Nicaragua.

La campaña por su liberación, que recibió un notable apoyo internacional en pocos días, ha alcanzado su primer éxito. Esta es también una oportunidad para agradecer a todos aquellos cuya firma fue más que un gesto formal, sino la expresión de un compromiso político solidario que asumió, de diversas formas, la trayectoria histórica de las revoluciones y contrarrevoluciones, de los movimientos de emancipación y su desposesión. Esta toma de responsabilidad se guía por una comprensión empírica de la evolución de las formaciones sociales, articulada con los principios que sustentan el apoyo prestado a las movilizaciones emancipadoras. En este sentido, Oscar René Vargas, reconocido historiador de Nicaragua, a quien la dictadura quiere convertir en apátrida, repite hoy que la supresión de la ciudadanía -es decir, de los derechos económicos, sociales y políticos efectivos- se está imponiendo a la inmensa mayoría de la población nicaragüense, y no a 222 presos liberados. Esta es la batalla que seguirá librando, como ya sabemos.

https://alencontre.org/, 10 de febrero 2023

Traducción de Correspondencia de Prensa

 

Entrevista con la escritora Gioconda Belli: "Quitarles la nacionalidad e invocar un destierro a los nicaragüenses liberados es una muestra de la crueldad de este régimen"

Marcos González Díaz

Sorprendida por la noticia, la escritora nicaragüense Gioconda Belli tuvo que verificar varias veces que la liberación este jueves 9 de enero de 222 opositores de su país era real.

Quien fuera guerrillera y revolucionaria antes de pasar a ser firme opositora al gobierno de Daniel Ortega celebra desde su exilio en España este acontecimiento que le alegró el día por partida doble: también este jueves su hijo tuvo a su primer bebé.

"Así que estuve entre el parto de mi hijo y el parto de toda esta gente saliendo por fin a la libertad. Está siendo muy impactante emocionalmente", le cuenta emocionada vía telefónica a BBC Mundo.

Los nicaragüenses liberados forman parte de las decenas de políticos, periodistas, religiosos, empresarios, activistas y estudiantes arrestados en los últimos años -muchos de ellos en los meses anteriores a las elecciones de 2021 tras las que Daniel Ortega asumió su cuarto mandato consecutivo como presidente- bajo acusaciones de lavado de dinero o de cometer menoscabo a la integridad nacional, entre otros delitos.

-Lo primero de todo, ¿cómo se siente y cómo recibió la noticia de la liberación de este grupo de compatriotas presos?

Dentro de todo lo que hemos sufrido, este es un día muy alegre y especial al saber que todas esas personas que estaban presas y pasando condiciones muy difíciles ahora están libres y pueden estar con sus familias, rehacer sus vidas y curarse de todos los perjuicios psicológicos y físicos que pasaron en la cárcel.

Primero recibí la noticia con desconcierto, ahora uno tiene que chequear siempre todo porque no sabe si la noticia es falsa. Parecía toogoodto be true (demasiado bueno para ser cierto), pero al ratito me di cuenta por varias personas que están más enteradas de que era cierto.

-¿Ha podido hablar con los familiares de alguna de estas personas liberadas?

Sí, al hijo de mi asistente lo apresaron en lugar de ella, porque fueron a buscarla a casa y, al no encontrarla, se llevaron a su hijo. Él ya está libre, ella supo que está en Washington.

Cristiana Chamorro es muy amiga mía, Arturo Cruz, [José Antonio] Peraza... Yo conocía a casi todos los presos, los quería, son personas impecables que no tenían por qué estar encarcelados y estábamos muy tristes de ver la situación en que estaban.

Para mí, que soy escritora, la idea de no poder tener un libro en 600 días, que los tuvieran encerrados en celdas pequeñísimas sin poder siquiera tener esa posibilidad de leer o escribir... me parecía una crueldad inconmensurable.

-¿A qué cree que se debe esta decisión inesperada por parte del gobierno de Nicaragua, qué cree que ha influido en su decisión?

Yo creo que se pueden estar dando cuenta de que no pueden vivir en ese aislamiento en el que se han metido, que la presión internacional por la libertad de los presos políticos ya afectaba sus relaciones con América Latina.

En ese sentido, creo que fue importante la reunión de la Celac [Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños, cuya última cumbre se celebró el pasado mes en Argentina], donde varios de los presidentes expresaron su petición a Nicaragua de liberar a los presos políticos.

-¿Cree que esa comunidad internacional debería cambiar su postura ahora ante Nicaragua por este gesto?

Nicaragua todavía está en una situación muy difícil. El país tiene que dar muchas demostraciones más de un deseo democrático, de un deseo de parar esta situación absurda y represiva que estamos viviendo

Este es un gesto importante, no lo quiero negar, pero también hay muchos otros gestos importantes que faltan para que pensemos que puede haber un retorno a la democracia en Nicaragua.

-No considera que esto pueda ser la antesala de un cambio más profundo en la política nicaragüense.

No, aún no hay suficientes elementos para decir que hay un giro definitivo en la política. Creo que hay que esperar un poco más.

-Fueron liberados pero los expulsaron y retiraron la nacionalidad de su propio país. Es una buena noticia a medias.

Claro. Aunque este acto hable de una actitud un poco más compasiva y humana, la maniobra de quitarles la nacionalidad, declararles la muerte cívica e invocar un destierro a estos nicaragüenses liberados es una muestra de la crueldad de este régimen.

Eso del destierro es como una cosa antigua, de los romanos, hablar de un tipo de destierro donde te quitan la nacionalidad porque te acusan de traición a la patria. No, esta gente no fue traidora a la patria: fueron opositores.

-¿Cuál debería ser el siguiente paso tras esta liberación?

Aún hay decenas de presos políticos que aún están en la cárcel. Debemos seguir insistiendo en que haya elecciones democráticas, que haya libertad de expresión, que pueda haber un ambiente de paz y respeto a las opiniones contrarias al gobierno. Eso es muy importante.

Tenemos que recuperar ese país para que vuelva a ser nuestro país y no sea el feudo de una familia.

https://www.bbc.com/, 9 de febrero 2023

 

Condenan a 26 años de cárcel al obispo Rolando Álvarez

Redacción Confidencial

La Justicia del régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo condenó a 26 años y cuatro meses de cárcel a monseñor Rolando José Álvarez, obispo de la Diócesis de Matagalpa y administrador apostólico de la Diócesis de Estelí. La condena se dio a conocer este viernes 10 de febrero, un día después que el prelado se negó a abordar un avión que lo trasladaría a Estados Unidos junto a otros 222 excarcelados políticos que fueron desterrados.

La sentencia fue leída por el magistrado sandinista Octavio Rothschuh Andino, presidente de la Sala Uno del Tribunal de Apelaciones de Managua (TAM), quien detalló los años de prisión por cada presunto delito:

-Diez años de cárcel por el supuesto delito de "conspiración".

-Cinco años de cárcel por el supuesto delito de "propagación de noticias falsas".

-Cinco años y cuatro meses de cárcel por el supuesto delito de "obstrucción de funciones agravada".

-Un año de cárcel por el supuesto delito de "desacato a la autoridad".

-Además, fue sancionado con 800 días multa, equivalentes a 56 461 córdobas o 1555 dólares.

El régimen ordenó despojar de su nacionalidad al líder religioso -tras declararlo como "traidor a la patria"-, tal como hizo con los excarcelados políticos desterrados este jueves 9 de febrero.

El obispo fue inhabilitado de forma perpetua para ejercer la función pública en nombre o al servicio del Estado de Nicaragua, así como ejercer cargos de elección popular. "Del mismo modo se declara la pérdida de los derechos ciudadanos del condenado, misma que tendrá carácter perpetuo, todo esto por ser autor del delito de menoscabo de la integridad nacional en perjuicio del Estado y la sociedad nicaragüense", según el fallo.

https://www.confidencial.digital/, 10 de febrero 2023

 

Sorpresiva liberación y destierro de los presos políticos en Nicaragua

El Socialista Centroamericano

El jueves 9 de febrero, sin previo anuncio, la dictadura Ortega-Murillo, en una aparente concesión ante las presiones de Estados Unidos y la comunidad internacional, liberó a 222 prisioneros políticos que mantenía desde junio del 2021, enviándolos al exilo forzado.

La noticia dejó atónitos a quienes, bajo condiciones de persecución, han venido reclamando la libertad de los presos políticos en Nicaragua. Debido a la ausencia de medios de comunicación independientes en Nicaragua, resultó muy difícil saber lo que realmente estaba ocurriendo.
Inicialmente, las noticias que circularon en las redes sociales se referían a una supuesta e inexplicable "decisión unilateral" de la dictadura. The New York Times informó que "(...) El gobierno de Nicaragua, que no buscó nada a cambio, accedió a liberar a los prisioneros a Estados Unidos como una forma de señalar el deseo de reiniciar las relaciones con el país (..)".

Las dudas se disiparon cuando el Departamento de Estado confirmó las sospechas que no se trataba de una "decisión unilateral" de la dictadura Ortega-Murillo, sino que fue producto de una prolongada y tortuosa negociación secreta. Blinken confirmo que la liberación de 222 presos políticos nicaragüenses "(...) representa un paso constructivo para abordar los abusos de derechos humanos en el país y abre la posibilidad de que continúe el diálogo entre Estados Unidos y Nicaragua con respecto a temas de interés. El acontecimiento de hoy es producto de la diplomacia concertada estadounidense (...) Estados Unidos facilitó el traslado seguro de esas personas al Aeropuerto Internacional Dulles. (...) Estados Unidos está prestando apoyo médico y legal para facilitar su arribo."

A pesar de la agresiva política de Estados Unidos de aplicar sanciones contra altos funcionarios de la dictadura Ortega-Murillo, y que Managua le retiró el beneplácito al embajador Hugo Rodríguez en julio del 2022, la administración Biden ha mantenido una discreta política de acercamiento con la dictadura. En noviembre del 2022, Biden nombró a Cristopher Dodd, asesor especial para asuntos de América Latina. Dodd mantuvo buenas relaciones con la dirección sandinista, cuando fue presidente de la Cámara de Representantes, por su oposición al financiamiento al ejército contra. El nombramiento de Dodd fue un mensaje especial de buena voluntad hacia la dictadura Ortega-Murillo, y así comenzó una lenta y difícil negociación secreta que, en menos de tres meses, ha terminado con la liberación de los 222 presos políticos, aunque todavía permanecen en prisión 22 prisioneros políticos, provenientes de sectores populares, quienes fueron apresados y condenados bajo acusación de cometer delitos comunes.

La sorpresiva liberación de 222 prisioneros políticos, en su mayoría miembros de la oposición burguesa, por un lado, produce alegría, pero el hecho que fueron enviados a Washington en avión fletado por el gobierno de Estados Unidos deja un sabor amargo, porque reafirma que la oposición burguesa no es independiente, sino que es títere de Estados Unidos.

Pero la dictadura no da nudo sin puntada. Antes de liberar a los 222 presos políticos, y para cumplir algunas formalidades legales, la Asamblea Nacional, bajo absoluto control del FSLN, aprobó apresuradamente una "Ley especial para regular la perdida de la nacionalidad, la cual no ha sido publicada en La Gaceta pero ese mismo día fue ejecutada por el poder judicial, que dictó una monstruosa sentencia declarando la perdida de la nacionalidad a quienes hayan sido declarados culpables bajo los efectos de la Ley No 1055, ordenando la inmediata "deportación". Incluso, ese mismo día fue presentado un proyecto de reforma constitucional, que debe ir a Comisión Especial, y que para entrar en vigencia debe aprobarse en dos legislaturas

La ley especial que regula la perdida de la nacionalidad, no solo no ha sido publicada, sino que se debe aplicar retroactivamente y en sentido contrario al artículo 20 de la Constitución que ordena que "ningún nacional puede ser privado de su nacionalidad".

Para cumplir lo acordado con Estados Unidos, la dictadura ha creado un entuerto legal que, aunque los envía al destierro forzoso, no libera a los prisioneros políticos de las secuelas de las sentencias dictadas en su contra, especialmente la prohibición de presentarse como candidatos de elección popular. En el fondo, continúan siendo rehenes de la dictadura, y moneda de cambio en las negociaciones.

A pesar de la retórica estridente contra Estados Unidos, ya se inició un proceso de negociación en condiciones relativamente favorables a la dictadura. Es difícil predecir como terminaran estas negociaciones y si habrá una apertura democrática real, o se mantendrán las duras condiciones imperantes.

La negociación con el Vaticano, para lograr la liberación de Monseñor Rolando Álvarez y los otros curas condenados, se mantiene en secreto. La dictadura, por el momento, se mantiene firme en su voluntad de mantenerse en el poder e iniciar una dinastía.

https://elsoca.org/index.php/publicaciones/el-socialista-centroamericano...

 

Llamamiento

Por la liberación incondicional de todas las personas presas políticas o de conciencia en Nicaragua

El 15 de diciembre de 2022, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos, VolkerTürk, declaró: "Insto a las autoridades [de Nicaragua] a liberar de inmediato a todos los presos detenidos arbitrariamente".

Esta exigencia imperativa es compartida necesariamente por los ciudadanos de Nicaragua -que viven en el país o se han visto obligados a exiliarse- y es respaldada por todos aquellos en América Central y del Sur que respaldan el imperativo de la defensa de todos los derechos democráticos como un componente esencial del respeto y el desarrollo de los derechos sociales y económicos. Se trata de ideales que constituyeron el contenido efectivo de una lucha victoriosa, en 1979, contra una dictadura, la de Somoza; ideales explicitados en el "Estatuto sobre Derechos y Garantías de los Nicaragüenses" (Decreto-Ley No. 52, 21 de agosto 1979). Estatuto bienvenido por la Comisión Internacional de Juristas (Ginebra) en julio de 1980 y cuyos postulados  tenían valor a escala continental.

Estos derechos y garantías se niegan actualmente a todas las personas que expresan un punto de vista considerado como una crítica al gobierno. El informe de enero de 2023 del Cenidh (Centro Nicaragüense de los Derechos Humanos) contabiliza con nombres y apellidos 235 presas y presos políticos y de conciencia, que han sufrido "torturas, tratos crueles, inhumanos y degradantes". Están encarcelados en varias prisiones a nivel nacional, incluso en celdas de 2 por 2 metros sin luz y con instalaciones sanitarias más que degradantes. Con razón, el informe afirma que el régimen "se ha ensañado contra ellos, violándoles todos sus derechos humanos, tratándoles como 'no personas', negándoles lo más básico para poder vivir, como el agua, la comida, sol, la salud, y todo con el claro objetivo de destruirles física y mentalmente, junto a sus familias". Familias a las que se les ha negado información por más de 90 días, que son registradas de manera intrusiva durante las visitas, cuya posibilidad actualmente se concede de manera arbitraria. La muerte a manos de la policía de Hugo Torres Jiménez -general retirado del ejército sandinista desde 1998 y miembro de la Unión Democrática Renovadora (antes Movimiento Renovador Sandinista)- es emblemática de las condiciones de encarcelamiento y de la necesidad de un movimiento amplio y democrático a favor de la liberación de todas las personas presas políticas.

Sin embargo, el ejercicio de este poder autocrático por el gobierno familiar y con pretensiones dinásticas de Ortega-Murillo -que ha impuesto "un estado de terror permanente", para usar la calificación del Cenidh- implica el sometimiento a su capricho de la Corte Suprema de Justicia, del Consejo Supremo Electoral, del Ministerio Público, de la Policía Nacional, del Ejército de Nicaragua, e incluso de la Asamblea Nacional, y de las autoridades municipales. Un sometimiento institucional que se materializa incluso con el desplazamiento funcional y despótico de "peones" en este sistema concentrado de poder. Ortega-Murillo, quienes se presentan como una "copresidencia", justifican esta práctica opresiva permanente como la respuesta a un "intento de golpe de Estado  sangriento", que habría sido fomentado en 2018 por "el imperialismo y sus hijos de perra" negando la realidad de que se trató de las masas populares sublevadas frente a sus políticas. Esta es una inversión orwelliana de la realidad, inherente a cualquier narrativa dictatorial. Los  más de 300 manifestantes asesinados por los paramilitares y la policía en 2018 presagiaron, de hecho, la avalancha de detenciones y la vigilancia de una sociedad nicaragüense potencialmente rebelde y temida por un régimen dinástico-familiar susceptible, por naturaleza, de experimentar fisuras de distinto tipo.

Toda persona encarcelada es etiquetada, de una forma u otra, como "delincuente", al tiempo que se le niega todos los derechos efectivos que un régimen democrático otorga a los delincuentes. Así, en las cárceles -en particular en la Dirección de Auxilio Judicial (DAJ), conocida como Nuevo  Chipote- están encarcelados hombres y mujeres,  líderes políticos, dirigentes sociales, empresarios, campesinos, estudiantes, académicos, defensores de derechos humanos, ambientalistas periodistas e incluso excandidatos presidenciales. Desde agosto de 2022, la represión se ha desatado sobre parte del clero, en particular sobre monseñor Rolando Álvarez, obispo de la diócesis de Matagalpa. Ha sido acusado de "desestabilizar el Estado de Nicaragua y atacar a las autoridades constitucionales", secuestrado, incomunicado, maltratado, sin que ello disminuya su firmeza y su resistencia. Muchos miembros de la Iglesia han sido perseguidos, arrestados, encarcelados, a veces forzados al exilio, y las estaciones de radio católicas y las redes sociales han sido suspendidas. El exilio forzoso de cientos de miles de ciudadanos, las prohibiciones de retorno al país son de facto una cárcel sin cárcel y la imposición del silencio.

Otra faceta de la autocracia copresidida por Ortega-Murillo es la desarticulación de la sociedad civil. Se niega toda independencia a las universidades, que están bajo estrecha vigilancia, al igual que los sectores de la cultura. Miles de organizaciones no gubernamentales (ONGs) han sido inconstitucionalmente ilegalizadas. Desde 2019 se ha multiplicado la promulgación de diversas leyes destinadas a obstaculizar su existencia, su funcionamiento, sus vínculos con ONGs internacionales. Cualquier defensa por parte de estas ONGs de los derechos civiles, sociales y políticos se asimila a iniciativas que obstaculizan el interés superior del régimen en "la lucha contra el terrorismo y contra el blanqueo de capitales". Tras la represión de la rebelión de 2018, la sociedad civil es vista como un enemigo a estrangular, al tiempo que el régimen autocrático hace de la negación de todos los derechos democráticos una necesidad para la defensa de la "soberanía nacional" que, de hecho, se reduce a la estricta soberanía de una camarilla despótica.

Cuando solo el régimen tiene derecho a hablar, toda la prensa y los medios independientes están obligados a callar. Y para hacerlo, deben ser prohibidos y procesados. Así fueron intervenidos militarmente y sus bienes apropiados, el periódico  Confidencial, la Televisora Cien por ciento Noticias, y decenas de medios locales, e igualmente expropiado el importante diario La Prensa, bajo el mandato servil de fiscales y jueces. Como la caricatura antidemocrática no tiene límites, en agosto de 2022, el local de La Prensa fue transformado por el régimen en el Centro Cultural Politécnico José Coronel Urtecho. ¿Qué otro ejemplo hace falta?

Socavar el tejido social es una preparación para la destrucción de la ciudadanía. Las elecciones municipales de noviembre de 2022 en 15 departamentos y dos regiones autónomas ilustran como "el único ganador" se proclama sobre el 82,7% de abstención. El puño de hierro que sujeta las estructuras institucionales nacionales ha hundido sus garras en las estructuras municipales. Los derechos políticos y cívicos ligados al estatus de ciudadanía quedan así a su vez disueltos. El panóptico de Ortega-Murillo y las instituciones serviles parece así completo, salvo que sus cimientos dinásticos son precarios. Abrir las puertas que liberen a todos los presos políticos debe corroer y corroerá uno de los pilares de esta arquitectura.

Los secuestros, los arrestos, los encarcelamientos, las sentencias violan todas las garantías del debido proceso internacionalmente reconocidas. Esto se desprende tanto de la tipificación de los delitos, del plazo dilatado de presentación ante una autoridad judicial, como de los juicios no públicos llevados a cabo por jueces seleccionados y con instrucciones que no reconocen ni la presunción de inocencia ni el derecho a una defensa elegida por el acusado. Todas estas violaciones específicas de derechos humanos han sido reconocidas por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OACNUDH). Así, este último se ha pronunciado formalmente por la anulación, por el no reconocimiento, de decenas de sentencias.

Todos estos hechos -establecidos sobre la base de documentos del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos Cenidh, de la OACNUDH, de la Comisión  Interamericana de Derechos Humanos   CIDH y de la Corte IDH, que han decretados medidas cautelares y provisionales para decenas de personas detenidas o en el exilio;  así como  de Amnistía Internacional, Human Right  y del Mecanismo para el reconocimiento de personas presas políticas nos obligan a los ciudadanos de Nicaragua a lanzar un llamamiento por la liberación incondicional de todas las personas detenidas por razones  políticas.

Este llamamiento debe ser apoyado por quienes nos son cercanos en Centro y Sudamérica, porque responde a nuestras reivindicaciones comunes de apoyo plural a la defensa y desarrollo de los derechos democráticos y sociales en el continente. Invocar el "peligro imperialista" para silenciar tales reivindicaciones es un error: ¿cómo es posible enfrentarse a las intervenciones imperialistas paralizando la sociedad civil de un país? Hacer la pregunta, es responderla.

Nosotros los ciudadanos de Nicaragua (nombres):

Sergio Ramírez Mercado: Escritor, Ex vice presidente de Nicaragua

Gioconda Belli: Escritora y Poetisa

Carlos Fernando Chamorro: Periodista, Director de Confidencial

Luis Carrión Cruz:  Comandante de la Revolución del 79, Dirigente de Unamos.

Ernesto Medina: Ex Rector universitario UNAN-León  y UAM

Hernaldo Zúñiga:  Cantautor

María Teresa Blandón: integrante del movimiento feminista de Nicaragua-Centroamérica

Gonzalo Carrión: Defensor de DDHH

Francisca Ramírez (Doña Chica): Dirigente campesina

Lottie Cunningham Wren: Defensora de derechos de los pueblos originarios

Mónica Baltodano: Comandante Guerrillera del 79

Julio López Campos: Ex jefe de RRII del FSLN

 

(*) Sergio Ramírez. Escritor y periodista, Premio Miguel de Cervantes 2017, ejerció como vicepresidente del gobierno sandinista entre 1985-1990. Actualmente exiliado en España.

(*) Charles-André Udry. Editor de la revista electrónica suiza A l'encontre.

(*) Gioconda Belli. Escritora y poetisa nicaraguense.

(*) El Confidencial Digital Nicaragua. Revista electrónica nicaraguense, heredera del prohibido periódico Confidencial.

(*) El Socialista Centroamericano. Revista electrónica de la izquierda socialista que defiende la reunificación federal y republicana de Centroamérica.

Fuente: Varias


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