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16.1.23

Sobre el "testamento" de Lenin (II)

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León Trotsky (*)

La época de postguerra trajo consigo una gran difusión de la biografía psicolo´gica1. A menudo los maestros de este arte arrancan de cuajo las rai´ces que unen a su personaje con su ambiente social.

El 23 de enero, por intermedio de N. Krupskaia, Lenin envio´ a la Pravda un arti´culo acerca de su propuesta de reorganizacio´n de las instituciones centrales. Temiendo un traicionero y repentino ataque de su enfermedad y una respuesta no menos traidora del Secretariado, Lenin exigio´ que el arti´culo fuera publicado inmediatamente: esto implicaba una apelacio´n directa al partido. Stalin se nego´ a acceder a este requerimiento de Krupskaia alegando la necesidad de discutir el asunto en el Buro´ Poli´tico. Formalmente, esto significaba nada ma´s que postergar la cuestio´n por un di´a. Pero el procedimiento mismo de someterlo al Buro´ Poli´tico no presagiaba nada bueno. Por indicacio´n de Lenin Krupskaia se dirigio´ a mi´ en busca de colaboracio´n. Exigi´ una reunio´n inmediata del Buro´ Poli´tico. El temor de Lenin se vio completamente confirmado: todos los miembros titulares y suplentes presentes en la reunio´n: Stalin, Molotov, Kuibishev, Rikov, Kalinin y Bujarin5 no solamente se pronunciaron contra la reforma propuesta por Lenin, sino tambie´n contra la publicacio´n de su arti´culo. Para consolar al enfermo, a quien cualquier aguda excitacio´n nerviosa amenazaba con un desastre, Kuibishev, el futuro dirigente de la Comisio´n Central de Control, propuso que se imprimiera un nu´mero especial de la Pravda con el arti´culo de Lenin, pero un solo ejemplar. Este era el "fervor" que esta gente demostraba por su maestro. Rechace´ con indignacio´n la propuesta de engan~ar a Lenin, hablando principalmente en favor de la reforma propuesta por este u´ltimo y exigiendo la inmediata publicacio´n del arti´culo. Fui apoyado por Kamenev, que llego´ una hora ma´s tarde. La mayori´a, finalmente renuncio´ a su posicio´n, impresionada por el siguiente argumento: Lenin de todas formas hari´a circular su arti´culo, seri´a impreso y lei´do con mayor intere´s y asi´ apuntari´a ma´s directamente contra el Buro´ Poli´tico.

El arti´culo aparecio´ en la Pravda de la man~ana siguiente, el 25 de enero. Este incidente tambie´n ha dejado huellas, oportunamente en su momento en los documentos oficiales, sobre la base de los cuales hemos escrito lo que he relatado.

En general, considero necesario subrayar que, como no pertenezco a la escuela de la psicologi´a pura y puesto que estoy acostumbrado a confiar en los hechos firmemente establecidos antes que en su reflejo emocional en la memoria, toda la presente exposicio´n, con excepcio´n de los hechos especialmente indicados, ha sido realizada basa´ndome en los documentos que tengo archivados y con una cuidadosa verificacio´n de fechas, testimonios y circunstancias en su conjunto.

Los desacuerdos entre Lenin y Stalin

La lucha de Lenin contra Stalin no fue llevada adelante so´lo en el plano organizativo. El pleno de noviembre del Comite´ Central (1922), que sesiono´ sin la presencia de Lenin ni la mi´a, introdujo inesperadamente un cambio radical en el sistema del comercio exterior, minando las mismas bases del monopolio del Estado. En una conversacio´n con Krassin, entonces comisario del pueblo del Comercio Exterior, me referi´ a esa resolucio´n del Comite´ Central aproximadamente en estos te´rminos: "No solamente han desfondado el barril, sino que le han hecho varios agujeros". Lenin se entero´ de esto. El 19 de diciembre me escribio´: "Le pido a usted encarecidamente asuma en el pro´ximo pleno la defensa de nuestro comu´n punto de vista respecto de la incondicional necesidad de preservar y reforzar el monopolio... El pleno anterior adopto´ en este asunto una resolucio´n totalmente en contradiccio´n con el monopolio del comercio exterior". Nega´ndose a hacer concesio´n alguna en esta cuestio´n, Lenin insistio´ en que yo apelara al Comite´ Central y al Congreso. El golpe iba dirigido fundamentalmente contra Stalin, responsable como secretario general de los problemas presentados en los plenos del Comite´ Central. En ese momento sin embargo, las cosas no llegaron hasta el punto de una lucha decidida. Sintiendo el peligro, Stalin se retiro´ sin ofrecer batalla y sus amigos, con e´l. En el pleno de diciembre la resolucio´n tomada en noviembre fue derogada. "Parece que hemos tomado la posicio´n sin disparar un tiro, simplemente por medio de maniobras", me escribio´ Lenin bromeando, el 21 de diciembre.

Los desacuerdos en la esfera de la cuestio´n nacional fueron au´n ma´s agudos. En el oton~o de 1922, prepara´bamos la transformacio´n del Estado sovie´tico en una Unio´n Federativa de Repu´blicas nacionales. Lenin crei´a necesario ir lo ma´s lejos que fuera posible para satisfacer las reivindicaciones y exigencias de las nacionalidades que, habiendo vivido durante largos an~os bajo la opresio´n, au´n no habi´an sido satisfechas. Stalin, por otra parte, que en su condicio´n de comisario del pueblo de las Nacionalidades dirigi´a el trabajo preparatorio, llevaba a este nivel una poli´tica de centralismo burocra´tico. Lenin, convaleciente en una aldea cercana a Moscu´, manteni´a una pole´mica con este u´ltimo en cartas dirigidas al Buro´ Poli´tico. En sus primeros comentarios sobre el proyecto de Stalin para una unio´n federativa, Lenin fue extremadamente conciliador y moderado. Todavi´a esperaba -a fines de sep- tiembre de 1922- resolver la cuestio´n mediante el Buro´ Poli´tico y sin necesidad de un conflicto abierto. Las respuestas de Stalin, por su parte, revelaban una evidente irritacio´n. Le reprochaba a Lenin "su impaciencia" y tambie´n lo acusaba de "liberalismo" nacional, es decir, de indulgencia hacia los nacionalistas. Esta correspondencia, aunque en extremo interesante poli´ticamente, au´n se le oculta al partido.

La poli´tica nacional burocra´tica ya por entonces habi´a provocado una fuerte oposicio´n en Georgia uniendo contra Stalin y su "mano derecha", Orjonikidze6, a la flor del bolchevismo georgiano. Por intermedio de la Krupskaia, Lenin se puso en comunicacio´n con los dirigentes de la oposicio´n georgiana (Mdivani, Majaradze, etc.) contra la fraccio´n de Stalin, Orjonikidze y Dzerjinsky7. La lucha en los territorios alejados era muy aguda y Stalin se hallaba demasiado ligado a determinados grupos para retirarse en silencio, como lo habi´a hecho en la cuestio´n del monopolio del comercio exterior. En el transcurso de las semanas siguientes, Lenin comenzo´ a convencerse que era necesario recurrir al partido. A fines de diciembre dicto´ una larga carta sobre la cuestio´n nacional destinada a reemplazar su discurso ante el Congreso del partido, si su enfermedad le impedi´a participar del mismo.

Lenin acusaba a Stalin de improvisacio´n administrativa y resentimiento contra un pretendido nacionalismo. "En poli´tica -escribi´a en te´rminos moderados- el resentimiento generalmente desempen~a el papel ma´s nefasto". Lenin calificaba la lucha contra las justas reivindicaciones -por ma´s exageradas que e´stas pudieran ser- de las nacionalidades anteriormente oprimidas como una manifestacio´n de burocratismo "gran ruso". Por primera vez llamaba a sus adversarios por su nombre: "Por supuesto, es necesario contener a Stalin y Dzerjinsky, poli´ticamente responsables de toda esta campan~a debida pura y simplemente al nacionalismo gran ruso". Que el gran ruso Lenin, acuse a los georgianos Djugashvili [Stalin] y al polaco Dzerjinsky de nacionalismo gran ruso puede parecer parado´jico: pero no se trata aqui´ de sentimientos y parcialidades nacionales sino de dos sistemas poli´ticos cuyas diferencias se revelan en todas las esferas, incluso la cuestio´n nacional. Condenando implacablemente los me´todos de la fraccio´n stalinista, Rakovsky8 escribiri´a algunos an~os despue´s: "En la cuestio´n nacional, como en todas las dema´s, la burocracia parte del punto de vista de la conveniencia y de los reglamentos administrativos". No podri´a decirse nada mejor.

Las concesiones verbales de Stalin no tranquilizaron a Lenin en lo ma´s mi´nimo sino que, por el contrario, agudizaron sus sospechas. "Stalin aceptara´ un compromiso corrupto -me adverti´a por intermedio de su secretaria- y despue´s nos mentira´". Y e´ste era, precisamente, el juego de Stalin. Estaba dispuesto a aceptar en el pro´ximo congreso cualquier formulacio´n teo´rica de la poli´tica nacional a condicio´n de que ello no debilitara las bases de su fraccio´n en el centro y en provincias. Seguramente, teni´a muchas razones para temer que Lenin advirtiera clara y totalmente sus planes. Pero, por otra parte, el estado de salud de este u´ltimo empeoraba constantemente. Stalin inclui´a fri´amente en sus ca´lculos este factor no sin importancia. A medida que la salud de Lenin empeoraba, la pra´ctica poli´tica del secretariado general se haci´a ma´s decidida. Stalin trataba de aislar a este cri´tico molesto, priva´ndolo de toda informacio´n susceptible de proporcionarle un arma contra el secretario y sus aliados. Esta poli´tica de bloqueo, naturalmente, fue dirigida contra las personas ma´s cercanas a Lenin. Krupskaia haci´a todo lo posible por proteger al enfermo contra con las maquinaciones hostiles del secretariado. Pero Lenin sabi´a co´mo deducir toda una situacio´n de si´ntomas accidentales. Conoci´a muy bien las actividades de Stalin, sus motivos y sus ca´lculos. No es difi´cil imaginar que´ reacciones provocari´an en su pensamiento. Debemos recordar que en ese momento ya se hallaban sobre el escritorio de Lenin, al lado del testamento que reclamaba con insistencia la separacio´n de Stalin, estos documentos referentes a la cuestio´n nacional que las secretarias de Lenin, compan~eras Fotieva y Gliasser, reflejando el estado de a´nimo de su jefe, describieron como "una bomba contra Stalin".

Seis meses de lucha

Lenin desarrollo´ su idea sobre el rol de la Comisio´n de Control: la consideraba la guardiana de los estatutos y de la unidad del partido y ligaba su actividad con el problema de la reorganizacio´n de la Inspeccio´n Obrera y Campesina (Rabkrin), cuyo dirigente durante varios an~os habi´a sido Stalin9. El 4 de marzo, la Pravda publicaba un arti´culo famoso en la historia del partido, titulado: "Ma´s vale menos pero mejor"10. Lenin habi´a retomado varias veces este trabajo. No le gustaba ni podi´a dictar. Tuvo muchas dificultades para escribir este arti´culo. Por fin el 2 de marzo lo termino´ con satisfaccio´n: "¡Al fin me parece bien!" Este arti´culo planteaba la reforma de las instituciones dirigentes del partido en relacio´n con una amplia perspectiva poli´tica tanto nacional como internacional. Pero no podemos aqui´ detenernos en este aspecto de la cuestio´n. Mucho ma´s importante para nuestro tema es sin embargo, la apreciacio´n verbal formulada por Lenin sobre la Inspeccio´n Obrera y Campesina: "Hablemos francamente. El Comisariado del Pueblo de la Inspeccio´n Obrera y Campesina no goza en la actualidad ni de una sombra de autoridad. Todo el mundo sabe que no existe una institucio´n peor organizada que la Inspeccio´n Obrera y Campesina y que en las actuales condiciones nada puede requerirse a este Comisariado". Esta alusio´n extremadamente a´cida del jefe de gobierno a una de las ma´s importantes instituciones del Estado, era un golpe directo e implacable contra Stalin como organizador y dirigente de esta Inspeccio´n. La razo´n de este ataque ahora era clara. La Inspeccio´n estaba destinada a servir principalmente como un anti´doto a las desviaciones burocra´ticas de la dictadura revolucionaria. Funcio´n de tanta responsabilidad podi´a cumplirse con e´xito a condicio´n de una completa lealtad en su direccio´n pero precisamente esta lealtad era la que a Stalin le faltaba. Habi´a reducido tanto a la Inspeccio´n como al Secretariado del Partido, a un instrumento de las intrigas del aparato, de proteccio´n para "sus hombres" y de persecucio´n a sus opositores.

En el arti´culo "Ma´s vale menos pero mejor" Lenin sen~alaba claramente que la reforma de la Inspeccio´n que proponi´a -en cuya direccio´n se habi´a designado no haci´a mucho tiempo a Tsiupura11-, debi´a inevitablemente chocar con la resistencia tanto de la burocracia, como la de los soviets y la del partido. "Entre pare´ntesis debe subrayarse -agregaba significativamente- que tenemos una burocracia no so´lo en las instituciones de los soviets, sino tambie´n en las del partido". Este era un golpe perfectamente deliberado contra Stalin, como secretario general.

Por lo tanto, no seri´a exagerado afirmar que los u´ltimos seis meses de vida poli´tica de Lenin, entre su convalecencia y su segunda enfermedad, fueron ocupados por una lucha contra Stalin, la que se iba exacerbando. Recordemos una vez ma´s las principales fechas: en septiembre Lenin abrio´ el fuego contra la poli´tica de Stalin sobre la cuestio´n nacional. En la primera mitad de diciembre ataco´ a Stalin en la cuestio´n del monopolio del comercio exterior. El 25 de diciembre de 1922 escribio´ su carta sobre el problema nacional (la "bomba"). El 4 de enero agrego´ una postdata a su testamento sobre la necesidad de separar a Stalin de su cargo de secretario general. El 23 de enero dirigio´ contra Stalin una bateri´a pesada: su proyecto de una Comisio´n de Control. En un arti´culo del 2 de marzo dirigio´ un doble ataque contra Stalin como organizador de la Inspeccio´n y como secretario general. El 5 de marzo me escribio´ acerca de su memorandum sobre el problema nacional: "Si usted acuerda conmigo en asumir la defensa, entonces yo podri´a estar tranquilo". El mismo di´a por primera vez, unio´ sus fuerzas a las de los irreconciliables enemigos georgianos de Stalin, comunica´ndoles en una nota especial que se adheri´a a su actitud "de todo corazo´n" y que preparaba para ellos un documento contra Stalin, Orjonikidze y Dzerjinsky. "De todo corazo´n" no era una expresio´n muy frecuente en Lenin.

"Este problema (la cuestio´n nacional) le preocupaba en grado sumo -testimonia su secretaria, Fotieva- y se preparaba para hacer un discurso sobre este tema en el Congreso del partido". Pero un mes antes del Congreso la enfermedad abatio´ definitivamente a Lenin, antes incluso de haber dado instrucciones acerca de este arti´culo. Stalin se quito´ un gran peso de los hombros. En una asamblea de los jefes de delegacio´n del XII Congreso ya se atrevio´ a hablar, en su estilo caracteri´stico, de la carta de Lenin como del documento de un hombre enfermo, bajo la influencia "de las mujeres" (es decir, Krupskaia y las dos secretarias). Bajo el pretexto de que era necesario encontrar el verdadero testamento de Lenin, se decidio´ guardar el documento bajo llave. Alli´ permanece hasta la fecha12.

Los drama´ticos episodios enumerados ma´s arriba, por ma´s chocantes que puedan parecernos, so´lo dan una pequen~a idea de la ardiente atencio´n con la que Lenin siguio´ los acontecimientos del partido en los u´ltimos meses de su vida activa. En sus cartas y arti´culos se impuso a si´ mismo una severa censura. Desde su primer ataque, Lenin comprendio´ muy bien la naturaleza de su enfermedad. Despue´s de retomar su trabajo en octubre de 1922, los vasos sangui´neos de su cerebro no dejaron de recordarle su existencia a trave´s de pequen~os golpes, apenas perceptibles, pero cada vez ma´s frecuentes y de augurio siniestro, que evidentemente eran los presagios de una recai´da. Lenin evaluaba lu´cidamente su situacio´n a pesar de las afirmaciones alentadoras de sus me´dicos. A comienzos de marzo, cuando nuevamente se vio obligado a abandonar su trabajo, por lo menos las reuniones, entrevistas y conversaciones telefo´nicas, llevo´ consigo a su cuarto de enfermo algunas observaciones y preocupaciones inquietantes. El aparato burocra´tico, con el Estado Mayor de la fraccio´n secreta de Stalin en el Secretariado del Comite´ Central, se habi´a convertido en un factor poli´tico independiente en cuestiones poli´ticas importantes. En la cuestio´n nacional, en la que Lenin exigi´a una delicadeza especial, los colmillos del centralismo imperialista se mostraban cada vez ma´s abiertamente. Las ideas y principios de la Revolucio´n se inclinaban ante los intereses y las intrigas secretas. La autoridad de la dictadura servi´a cada vez ma´s a menudo para cubrir las necesidades imperiosas de los funcionarios.

Lenin senti´a profundamente la proximidad de una crisis poli´tica y temi´a que el aparato estrangulase al partido. La poli´tica de Stalin asumio´ a los ojos de Lenin en el u´ltimo peri´odo de su vida la encarnacio´n de un monstruo creciente de la burocracia. El enfermo ha debido estremecerse ma´s de una vez ante el pensamiento de que no habi´a tenido e´xito en llevar a la pra´ctica la reforma del partido de la que me habi´a hablado antes de su segunda enfermedad. Un terrible peligro, crei´a, amenazaba el trabajo de toda su vida.

¿Y Stalin? Habiendo avanzado demasiado como para retroceder, incitado por su propia fraccio´n, temiendo el ataque concentrado cuyas amenazas proveni´an todas de la habitacio´n de enfermo de su temible enemigo, Stalin se habi´a adelantado, reclutando abiertamente partidarios para distribuirlos en las posiciones del partido y de los soviets, aterrorizando a los que apelaban a Lenin por intermedio de Krupskaia y haciendo correr cada vez ma´s el rumor de que Lenin no era ya responsable de sus actos. Tal fue el ambiente en el cual surgio´ la carta de Lenin rompiendo toda relacio´n con Stalin. No, e´sta no cayo´ del cielo. Simplemente muestra que la copa se habi´a rebalsado. No so´lo cronolo´gica, sino que tambie´n moral y poli´ticamente sen~ala el trazo final en la actitud de Lenin hacia Stalin.

¿No es sorprendente que Ludwig, repitiendo con placer la historia oficial acerca del fiel disci´pulo del maestro "hasta su muerte", no diga una palabra al respecto de esta carta final o, de todos los otros hechos que no concuerdan con las actuales leyendas del Kremlin? Al menos, Ludwig debi´a conocer la existencia de la carta, aunque ma´s no fuera por mi autobiografi´a de la cual estaba enterado, pues hizo una cri´tica favorable sobre la misma.

Es posible que Ludwig tuviera dudas sobre la autenticidad de mi testimonio. Pero ni la existencia de la carta ni su contenido nunca han sido discutidos por nadie. Adema´s, esta´n confirmados en las actas estenogra´ficas del Comite´ Central. En el pleno de julio de 1926, Zinoviev deci´a: "A comienzos de 1923, Vladimir Ilich, en una carta personal dirigida a Stalin, rompio´ toda relacio´n personal con e´l". (Acta estenogra´fica del Pleno, No 4, p. 32). Otros oradores, entre ellos M. I. Ulianova, la hermana de Lenin, hablo´ de la carta como un hecho generalmente conocido en los ci´rculos del Comite´ Central. Por aquellos di´as, la idea de contradecir este testimonio no podi´a pasar ni siquiera por la cabeza de Stalin. Y en realidad, por lo que pude saber, no se ha atrevido a hacerlo en una forma directa ni aun posteriormente. Es verdad que los historiadores oficiales en los u´ltimos an~os han hecho esfuerzos literalmente gigantescos para borrar de la memoria de los hombres este capi´tulo entero de la historia. Y en lo que a la Juventud Comunista concierne, esos esfuerzos han logrado cierto resultado. Pero los investigadores existen precisamente para destruir las leyendas y restablecer los hechos en su justo lugar. ¿O bien esto no es va´lido cuando se trata de psico´logos?

La hipo´tesis del "duunvirato"

Ma´s arriba hemos indicado los puntos ba´sicos de la lucha final entre Lenin y Stalin. En todos estos peri´odos Lenin busco´ mi ayuda y la obtuvo. De los discursos, arti´culos y cartas de Lenin podri´an sin dificultad tomarse docenas de testimonios segu´n los cuales, despue´s de nuestro desacuerdo temporal en cuanto al asunto de los sindicatos, Lenin no perdio´ ninguna ocasio´n durante los an~os 1921 y 1922 y comienzos de 1923, de subrayar manifiestamente su solidaridad con mi persona, citar alguna de mis declaraciones, apoyar esta u otra orientacio´n que yo hubiese adoptado.

Debe comprenderse que sus motivos no eran personales sino poli´ticos. Lo que pudo en verdad haberle alarmado y afectado en los u´ltimos meses fue que mi apoyo a sus medidas de lucha contra Stalin no fueran suficientemente activos. ¡Si´, tal es la paradoja de la situacio´n! Lenin temiendo una futura divisio´n entorno a Stalin y Trotsky reclamaba de mi´ una lucha ma´s ene´rgica contra Stalin. Sin embargo, la contradiccio´n es so´lo aparente. Era en intere´s de la estabilidad futura de la direccio´n del partido que Lenin deseaba entonces condenar ene´rgicamente a Stalin y desarmarle. Y lo que a mi´ me deteni´a era el temor de que cualquier conflicto agudo en el nu´cleo gobernante en momentos en que Lenin luchaba con la muerte, fuera interpretado por el partido como una lucha por repartirse sus despojos. No planteare´ aqui´ la cuestio´n de si mi actitud en este caso fue o no acertada, ni el problema -de importancia au´n mayor- de saber si habri´a sido posible por entonces, mediante reformas organizativas y cambios persona- les detener el peligro que avanzaba. ¡Pero cua´n lejos de las posiciones reales de los protagonistas de este drama esta´n de la imagen, edulcorada, presentada por el ilustre escritor alema´n que, tan ligeramente, nos da la llave de todos los enigmas!

Por este u´ltimo sabemos que el testamento "decidio´ el destino de Trotsky", es decir, que fue la causa de su pe´rdida del poder. De acuerdo a otra versio´n de Ludwig, expuesta paralelamente a e´sta u´ltima y sin realizar el mi´nimo esfuerzo por conciliarlas, Lenin aspiraba a un "duunvirato de Trotsky y Stalin". Esta u´ltima versio´n que, sin duda, tambie´n ha sido sugerida por Radek, suministra una excelente prueba de que au´n ahora, incluso en los ci´rculos ma´s pro´ximos a Stalin, inclusive cuando se trata de maniobrar convenientemente con un escritor extranjero invitado a una "entrevista", nadie se atreve a afirmar que Lenin considerara a Stalin como su sucesor. Para no entrar en contradiccio´n flagrante con el texto del testamento y con toda una serie de otros documentos, es preciso poner por delante ex post facto esta idea del duunvirato.

¿Pero co´mo hacer coincidir esta historia con el consejo de Lenin: separar al secretario general? Esto habri´a significado desarmar a Stalin y privarlo de toda su influencia. Nadie tratari´a en esa forma al candidato a un duunvirato. No, adema´s, esta segunda hipo´tesis de Radek-Ludwig, aunque ma´s prudente, no encuentra asidero en el texto del documento. El objetivo del documento fue definido por su autor: garantizar la estabilidad del Comite´ Central. Lenin busco´ el camino para llegar a este objetivo no mediante la combinacio´n artificial de un duunvirato, sino fortaleciendo el control colectivo sobre la actividad de los dirigentes. ¿Co´mo, para lograr esto, concebi´a la influencia respectiva de los miembros individuales integrantes de la direccio´n colectiva? El lector es libre de sacar sus propias conclusiones basa´ndose en las citas del testamento hechas ma´s arriba. So´lo que no debe perder de vista que el testamento no fue la u´ltima palabra de Lenin y que esta actitud hacia Stalin se hizo cada vez ma´s severa a medida que senti´a aproximarse el final.

Ludwig no habri´a cometido un error tan capital en su apreciacio´n del significado y el espi´ritu del testamento, de haberse interesado un poco por el destino reservado a este documento. Ocultado al partido por Stalin y su grupo, fue impreso y publicado so´lo por la Oposicio´n -por supuesto, clandestinamente-. Centenares de amigos y partidarios mi´os fueron arrestados y exilados por copiar y distribuir estas dos pequen~as pa´ginas. El 7 de noviembre de 1927 -X aniversario de la Revolucio´n de Octubre- los oposicionistas de Moscu´ participaron en la demostracio´n por el aniversario con pancartas con la consigna: "Cumplan con el testamento de Lenin". Tropas de stalinistas, elegidas especialmente para este objetivo, irrumpieron en la manifestacio´n, arrebatando y destrozando la pancarta criminal. Dos an~os ma´s tarde, en el momento de mi deportacio´n al extranjero, se invento´ la historia de una insurreccio´n preparada por los "trotskistas" para el 7 de noviembre. El requerimiento de "Cumplir el testamento de Lenin", fue interpretado por la fraccio´n stalinista como un llamado a la insurreccio´n. Y au´n ahora la publicacio´n del testamento esta´ prohibida a todas las secciones de la Internacional Comunista. La Oposicio´n de Izquierda, por el contrario, reimprime el testamento en todos los pai´ses en cualquier oportunidad. Poli´ticamente hablando, estos hechos agotan la cuestio´n.


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