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16.1.23

Sobre el "testamento" de Lenin (III)

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León Trotsky (*)

La época de postguerra trajo consigo una gran difusión de la biografía psicolo´gica1. A menudo los maestros de este arte arrancan de cuajo las rai´ces que unen a su personaje con su ambiente social.

Radek como fuente de informacio´n

Pero, ¿de do´nde surgio´ esta fanta´stica historia de que yo habri´a saltado de mi asiento durante la lectura del testamento, para ser ma´s precisos, de las “seis palabras” que no esta´n en el texto, preguntando: “¿Que´ dice ahi´?” Acerca de esto so´lo puedo ofrecer una explicacio´n hipote´tica. El lector juzgara´ la correccio´n de la misma.

Radek perteneci´a a la tribu de los declamadores profesionales y contadores de ane´cdotas. No quiero decir que no poseyese otras cualidades. Basta recordar que en el VII Congreso del partido, el 8 de marzo de 1918, Lenin, que en general era muy prudente en comentarios sobre las personas, se permitio´ decir: “Vuelvo al camarada Radek y quiero subrayar que accidentalmente ha logrado hacer una observacio´n seria...”. Y au´n ma´s: “Ha llegado el momento en que hemos escuchado una reflexio´n completamente seria del camarada Radek...”. Las personas que hablan seriamente so´lo por excepcio´n, tienen una tendencia a embellecer la realidad, pues en su forma bruta, e´sta no siempre sirve para sus historias. Mi experiencia personal me ha conducido a tomar una actitud muy cautelosa respecto de los testimonios de Radek. Tiene el ha´bito, no de relatar los acontecimientos, sino de servirse de ellos como una de las tantas ocasiones para sus bromas. Como todo arte, incluso la ane´cdota aspira a una si´ntesis. Radek se inclina naturalmente a unir diferentes hechos o los aspectos ma´s brillantes de diversos episodios aun cuando hubieran sucedido en distintos tiempos y lugar. Y no lo hace por malicia. Es parte de los gajes de su oficio.

Y evidentemente, esta vez ha ocurrido de lo mismo. Radek, parece ser, combino´ una reunio´n del “Consejo de notables” del XIII Congreso con una sesio´n del Comite´ Central de 1926, a pesar de que entre ambos hay un intervalo de ma´s de dos an~os. En este Pleno tambie´n fueron lei´dos documentos secretos, y entre ellos, el testamento. Esta vez el testamento fue lei´do, efectivamente, por Stalin y no por Kamenev, que habi´a venido a sentarse a mi lado, en los bancos de la Oposicio´n. La lectura se llevo´ a cabo porque durante aquellos di´as circulaban ampliamente en el partido copias del testamento, la carta de Lenin sobre la cuestio´n nacional y otros documentos guardados bajo llave. El aparato del partido se poni´a nervioso y deseaba saber que´ era lo que Lenin realmente habi´a dicho. “La oposicio´n lo sabe y nosotros no” –afirmaban–. Despue´s de una prolongada resistencia, Stalin se vio obligado a leer los documentos prohibidos en una sesio´n del Comite´ Central, lo cual hizo que quedara registrado automa´ticamente en las actas estenogra´ficas del Comite´ Central e imprimir notas secretas para los dirigentes del aparato del partido.

Tampoco esta vez hubo exclamaciones en el transcurso de la lectura, pues el testamento desde haci´a mucho tiempo era bien conocido por los miembros del Comite´ Central. Pero yo interrumpi´ a Stalin durante la lectura de la correspondencia sobre la cuestio´n nacional. El episodio no es en si´ mismo importante aunque quiza´ pueda ser utilizable por los psico´logos para algunas de sus deducciones.

Lenin era extremadamente conciso cuando escribi´a. En su correspondencia con sus colaboradores ma´s pro´ximos empleaba un lenguaje telegra´fico. Siempre comenzaba una carta con el nombre de su destinatario seguido de la letra “T” (Tovarisch: camarada) y siempre firmaba: Lenin. Las explicaciones complicadas eran reemplazadas por palabras separadas, subrayadas dos o tres veces, con signos de exclamacio´n suplementarios, etce´tera. Todos nosotros conoci´amos las peculiaridades de Lenin y, por eso mismo, la ma´s mi´nima infraccio´n a su estilo conciso habitual llamaba la atencio´n.

Al mandar su carta sobre la cuestio´n nacional, Lenin me escribio´ el 5 de marzo: “Estimado camarada Trotsky: Le pido a usted que ra´pidamente asuma la defensa de la cuestio´n georgiana en el Comite´ Central del partido. La cuestio´n esta´ ahora siendo examinada en manos de Stalin y Dzerjinsky y yo no puedo confiar en su imparcialidad. En realidad, es todo lo contrario. Si usted esta´ de acuerdo en tomar esta defensa, yo estari´a tranquilo; si, por cualquier razo´n, usted no esta´ de acuerdo conmigo, entonces remi´tame todo el asunto. Considerare´ esto como una sen~al de su desacuerdo. Con mis mejores saludos fraternales. Lenin, 5 de marzo de 1923”.

El contenido y el tono de esta pequen~a carta dictada por Lenin durante los u´ltimos di´as de su vida poli´tica, fueron para Stalin no menos penosos que el testamento.

¿Una falta de “imparcialidad” no implica, en realidad, una falta de lealtad? Lo que menos demuestra esta nota es algu´n tipo de confianza hacia Stalin –“En realidad, todo lo contrario”–, mientras que lo que demuestra con claridad es la confianza hacia mi´. La confirmacio´n de una unio´n ta´cita entre Lenin y yo, contra Stalin y su fraccio´n se volvi´a evidente. Stalin difi´cilmente podi´a controlarse durante la lectura. Cuando llego´ a la firma vacilo´: “Con mis mejores saludos fraternales”. Esto era demasiado demostrativo para el estilo de Lenin. Stalin leyo´: “Con saludos comunistas”, lo que sonaba ma´s seco y oficial. En ese momento yo me levante´ de mi silla y pregunte´: “¿Co´mo esta´ escrito?”. Stalin se vio obligado, no sin dificultad, a leer el aute´ntico texto de Lenin. Uno de sus amigos ma´s cercanos me grito´ que yo discuti´a por detalles, aunque yo so´lo buscaba una verificacio´n del texto. Este pequen~o incidente causo´ impresio´n. Se hablo´ de ella entre los dirigentes del partido. Radek, que por entonces no era ya miembro del Comite´ Central, escucho´ hablar de ello a trave´s de otros y quiza´s por mi´ mismo. Cinco an~os ma´s tarde, cuando ya estaba con Stalin y no estaba ma´s conmigo, su flexible memoria le ayudo´ evidentemente a componer este episodio sinte´tico que dio lugar a la conclusio´n tan tendenciosa y tan erro´nea de Ludwig.

Aunque Lenin –como hemos visto–crei´a necesario declarar en el testamento que mi pasado no bolchevique “no era accidental”, yo estoy dispuesto a aceptar esta fo´rmula como si fuera de mi propia autoridad. En el mundo del pensamiento la ley de causalidad es tan inflexible como en el mundo fi´sico. En este sentido general mi o´rbita poli´tica no era, por supuesto, “accidental”, pero el hecho de que yo me haya adherido al bolchevismo tampoco. El problema de saber la seriedad y permanencia con la que me adheri´ al bolchevismo no puede ser establecida ni por una simple exposicio´n cronolo´gica ni por elucubraciones de psicologi´a literaria. Es necesario un ana´lisis teo´rico y poli´tico. Esto, seguramente, es un tema demasiado vasto y esta´ completamente fuera del marco del presente arti´culo. Para nuestro propo´sito es suficiente destacar que Lenin, al calificar la conducta poli´tica de Zinoviev y Kamenev en 1917 como “no accidental” no haci´a una referencia filoso´fica a las leyes del determinismo, sino una advertencia poli´tica para el futuro. Precisamente por eso, Radek creyo´ necesario, a trave´s de Ludwig, transferir esta advertencia de Zinoviev y Kamenev hacia mi´.

La leyenda del trotskismo

Recordaremos las principales etapas de esta cuestio´n. De 1917 a 1924 nunca se hablo´ una palabra de un supuesto contraste entre “trotskismo” y leninismo. En este peri´odo tuvieron lugar la Revolucio´n de Octubre, la guerra civil, la construccio´n del Estado Sovie´tico, la creacio´n del Eje´rcito Rojo, la elaboracio´n del programa del partido, la fundacio´n de la Internacional Comunista, la formacio´n de sus cuadros, y la elaboracio´n de sus documentos fundamentales. Despue´s de la desaparición de Lenin se desarrollaron graves desacuerdos en el seno del nu´cleo del Comite´ Central. En 1924, el espectro del “trotskismo” –despue´s de una minuciosa preparacio´n tras bambalinas– fue puesto en escena. Desde entonces, toda la lucha interior del partido fue llevada adelante en el marco de un contraste entre trotskismo y leninismo. En otros te´rminos, los desacuerdos entre los epi´gonos y yo creados por nuevas tareas y nuevas circunstancias, fueron presentados como una continuacio´n de mis desacuerdos del pasado con Lenin. Este tema dio lugar a la produccio´n de una vasta literatura. Sus propagandistas fueron siempre Zinoviev y Kamenev. En su condicio´n de viejos y pro´ximos colaboradores de Lenin ellos se colocaron a la cabeza de la “vieja guardia bolchevique” contra el trotskismo. Pero bajo la presio´n de profundos procesos sociales este grupo se disloco´. Zinoviev y Kamenev se vieron obligados a admitir que lo que se llamaba “trotskismo” era correcto en las cuestiones fundamentales. Millares de viejos bolcheviques se adhirieron al “trotskismo”.

En el Pleno de julio de 1926, Zinoviev anuncio´ que esa lucha contra mi´ habi´a sido el mayor error de su vida, “ma´s peligroso que el error de 1917”. Orjonikidze no estuvo del todo equivocado al gritarle desde su asiento: “¿Por que´ confundio´ usted a todo el partido?” (Ver el acta estenogra´fica ya citada). A esta acusadora interpelacio´n, Zinoviev no encontro´ respuesta. Pero dio una explicacio´n no oficial en la Conferencia de la Oposicio´n de octubre de 1926 (13). “Ustedes deben comprender –dijo en mi presencia a sus amigos ma´s i´ntimos, algunos obreros de Leningrado que crei´an sinceramente en la leyenda del trotskismo– que se trataba de una lucha por el poder. Toda la cuestio´n consisti´a en transplantar los viejos desacuerdos a los problemas nuevos. El trotskismo fue inventado con esta intencio´n...”.

En el transcurso de dos an~os de su permanencia en la Oposicio´n, Zinoviev y Kamenev se dedicaron a develar el motor del mecanismo del precedente peri´odo, cuando junto a Stalin crearon la leyenda del “trotskismo” por medios conspirativos. Un an~o ma´s tarde, cuando se vio claramente que la Oposicio´n se veri´a obligada a nadar durante largo tiempo y firmemente contra la corriente, Zinoviev y Kamenev se entregaron a merced del vencedor. Como primera condicio´n de su rehabilitacio´n ante el partido se les exigio´ que reeditaran la leyenda del trotskismo. Ellos aceptaron. Decidi´ entonces reforzar sus propias declaraciones anteriores sobre esta cuestio´n a trave´s de una serie de testimonios autorizados. Fue Radek, no otro que Karl Radek, quien proporciono´ el siguiente testimonio escrito: “Yo estuve presente en una conversacio´n de Kamenev con el propo´sito de que e´ste declarara ante el pleno del Comite´ Central co´mo ellos (es decir, Zinoviev y Kamenev) junto a Stalin, decidieron utilizar los viejos desacuerdos entre Lenin y Trotsky con la intencio´n, despue´s de la muerte del primero, separar al segundo de la direccio´n del partido. Adema´s, he oi´do varias veces de labios de Zinoviev y Kamenev que ellos ‘inventaron’ el trotskismo como una consigna para su lucha. K. Radek, 25 de diciembre de 1927”.

Ide´nticos testimonios escritos fueron dados por Preobrajensky, Piatakov, Rakovsky y Elzin14. Piatakov, actual director del Banco del Estado resumio´ el testimonio de Zinoviev con las siguientes palabras: “El trotskismo fue inventado con el objetivo de reemplazar los verdaderos desacuerdos por otros supuestos, es decir, con divergencias del pasado carentes ahora de sentido pero artificialmente resucitadas con el propo´sito ya expresado”. ¿Es bastante claro, no? “Nadie – escribi´a V. Eltzin, representativo de la generacio´n ma´s joven– ni uno solo de los zinovievistas presentes hizo objecio´n alguna. Todos aceptaron esa declaracio´n como un hecho conocido por todo el mundo”.

El testimonio de Radek antes citado fue presentado por e´l el 25 de diciembre de 1927. Unas pocas semanas despue´s, ya estaba en el exilio y unos meses ma´s tarde sobre el meridiano de Tomsk, se comenzo´ a convencer de la justeza de la poli´tica de Stalin, cosa que no se le habi´a revelado antes en Moscu´. Pero tambie´n de Radek, el poder exigio´ como condicio´n sine qua non que reconozca la realidad de la misma leyenda del trotskismo. Cuando Radek acepto´ esto, no le quedo´ otra cosa que hacer que repetir la vieja fo´rmula de Zinoviev, que este mismo habi´a develado en 1926, so´lo para volver otra vez a ella en 1928. Radek ha ido ma´s lejos. En el curso de una conversacio´n con un cre´dulo extranjero, ha modificado el testamento de Lenin para encontrar una base alli´ para esta leyenda de los epi´gonos: la existencia del “trotskismo”.

De esta breve resen~a histo´rica, que se apoya exclusivamente en documentos, pueden deducirse muchas conclusiones. Una de ellas es que la revolucio´n es un rudo proceso y que no respeta las ve´rtebras humanas.

El posterior desarrollo de los acontecimientos en el Kremlin y en la Unio´n Sovie´tica no fue determinado por un solo documento, aun cuando fuera el testamento de Lenin, sino por causas histo´ricas de un orden mucho ma´s profundo. Una reaccio´n poli´tica, despue´s de los enormes esfuerzos de los an~os de insurreccio´n y guerra civil, era inevitable. El concepto de reaccio´n debe ser aqui´ estrictamente diferenciado del concepto de contrarrevolucio´n. La reaccio´n no implica necesariamente un trastrocamiento social, es decir, la transferencia del poder de una clase a otra. Aun el zarismo tuvo sus peri´odos de reformas progresivas y de reaccio´n. Los me´todos y la orientacio´n de la clase gobernante cambian segu´n las circunstancias. Esto es verdad tambie´n para la clase obrera. La presio´n de la pequen~oburguesi´a sobre el proletariado, cansado del levantamiento, determina un renacimiento de las tendencias pequen~oburguesas en el proletariado mismo y una primera oleada de reaccio´n profunda, que encabezada por el actual aparato burocra´tico dirigido por Stalin se elevo´ al poder.

Las cualidades que Lenin apreciaba en Stalin –firmeza de cara´cter y astucia– continuaron siendo, por supuesto, las mismas. Pero hallaron un nuevo campo de accio´n y un nuevo lugar de aplicacio´n. Los rasgos que en el pasado habi´an sido los aspectos negativos de la personalidad de Stalin –estrechez de miras, falta de imaginacio´n creadora, empirismo– tomaban ahora en los hechos una significacio´n importante en el ma´s alto grado. Ellas le permitieron a Stalin convertirse en el instrumento semiconsciente de la burocracia sovie´tica, e impulsaron a la burocracia a ver en e´l su inspirado li´der. Estos diez an~os de lucha entre los dirigentes del Partido bolchevique indudablemente han demostrado que en las condiciones de esta nueva etapa de la revolucio´n, Stalin ha desarrollado a sus li´mites extremos estos mismos rasgos de cara´cter poli´tico contra los cuales Lenin, en el u´ltimo peri´odo de su vida, le declaro´ una lucha implacable. Pero esta cuestio´n, que au´n ahora esta´ en el centro de la poli´tica sovie´tica, nos llevari´a ma´s alla´ de los li´mites de nuestro tema.

Muchos an~os han pasado desde los acontecimientos que hemos relatado. Si hace diez an~os todavi´a se pusieron en accio´n fuerzas que se han revelado como mucho ma´s poderosas que los consejos de Lenin, seri´a completamente ingenuo apelar ahora al testamento como un documento poli´tico que podri´a ser eficaz. La lucha internacional entre los dos grupos surgidos del bolchevismo hace ya mucho tiempo ha superado desde hace mucho tiempo la cuestio´n de los destinos individuales. La carta de Lenin, conocida bajo el nombre de testamento, tendra´ de aqui´ en adelante un intere´s histo´rico. Pero la historia, podemos aventurarnos a pensar, tambie´n tiene sus derechos, los cuales, por otra parte, no siempre son contrarios a los intereses poli´ticos. La ma´s elemental de las exigencias cienti´ficas –establecer correctamente los hechos y verificar los rumores mediante documentos– puede al menos ser recomendada por igual a poli´ticos e historiadores. Y esta exigencia bien puede extenderse incluso a los psico´logos.

Prinkipo, 31 de diciembre de 1932

Notas:

1 Arti´culo publicado en france´s en la revista Quatrie`me Internationale (Nu´mero especial- Dossier sobre la desestalinizacio´n, invierno de 1956, an~o en que fue publicado legalmente por primera vez en la URSS. En espan~ol fue publicado en el Cuaderno sobre la desestalinizacio´n, Ediciones Revista Marxista Latinoamericana, Montevideo, p. 65. La versio´n que publicamos se basa en esta u´ltima, aunque la cotejamos y modificamos segu´n la versio´n francesa, ya que la espan~ola presentaba algunos errores de traduccio´n. En el Cuaderno, esta´ precedido de la siguiente introduccio´n: “Este arti´culo fue escrito en 1932, a propo´sito de un libro de Ludwig sobre Stalin en el cual el autor se habi´a prestado a la deformacio´n de la verdad. En el momento en que los asesores de Stalin, sus antiguos asociados, hacen finalmente conocer el testamento de Lenin, que era un documento prohibido en la URSS en vida de Stalin, un documento cuya posesio´n o cuya difusio´n trai´a aparejada la pena capital, creemos u´til publicar el arti´culo de Trotsky en el cual se revela la historia del escamoteo de ese documento y se estudia significado de uno de los u´ltimos escritos de Lenin”. Segu´n consta en una edicio´n de 1965 de la Coleccio´n Arsenal de Teori´a y Pra´ctica. Serie Documentos claves, este arti´culo fue editado por primera vez en espan~ol poco tiempo despue´s del asesinato de Trotsky por Ediciones Progreso, Bs. As., 1940.

2 Emil Ludwig (1881-1948): Escritor alema´n, autor de novelas y biografi´as. Famoso especialmente por sus biografi´as con fuerte tono psicolo´gico, entre ellas sobre Beethoven, Goethe y Napoleo´n. Entrevisto´ a Stalin el 13 de diciembre de 1931. En 1932 publico´ Joseph Stalin: an interview with the German author, editado por la Cooperative Publishing Society of Foreign Workers in the USSR. En el mismo an~o publico´ en distintos idiomas y ediciones Conversaciones con Mussolini.

3 Mijail Pokrovsky (1868-1932): Diplomado en Historia y Filosofi´a en 1891, se hace bolchevique en 1905. Presidente del Soviet de Moscu´ en 1917. Comunista de Izquierda en 1918. Como vicecomisario para la Educacio´n entre 1918 y 1932, presidente de los archivos centrales de la sociedad de historiadores marxistas, director del Instituto de profesores rojos, fue el cronista de la primera e´poca stalinista. A pesar de su oficialismo, en 1936 fue calificado de antileninista y se persiguio´ a sus disci´pulos.

4 En los an~os 1919-20, frente a la crisis econo´mica profundizada por los an~os de guerra civil, Trotsky planteo´ la necesidad de una poli´tica de transicio´n para salir del “comunismo de guerra” similar a lo que luego seri´a la NEP. Tanto Lenin como el partido, en su momento, se opusieron a esta postura. Trotsky sostuvo que, en caso de continuar con el “comunismo de guerra” y mantener nacionalizados los recursos del pai´s para distribuirlos segu´n la necesidad del Estado, esto es, en funcio´n de las necesidades de los obreros, los sindicatos debi´an ser parte del Estado, sometie´ndose a e´l. Lenin defendio´ la independencia de los sindicatos del Estado y el derecho a huelga, aunque si´ sostuvo que e´stos debi´an subordinarse al partido. En el X Congreso del partido, en marzo de 1921, y en el marco del cambio de rumbo econo´mico votado con la NEP, Trotsky considero´ que su antigua discusio´n con Lenin habi´a sido superada por los hechos confluyendo en la nueva poli´tica.

5 Viacheslav Molotov (1890-1986): Miembro del CC del PCUS desde 1920. Lugarteniente de Stalin. Presidente del Consejo de Comisarios del Pueblo (1930-41) y ministro de Relaciones Exteriores (1939-49), cargo por el cual firma el pacto Hitler-Stalin de 1939 en la Segunda Guerra Mundial. Valentii Kuibishev (1888-1935): Bolchevique desde 1904. Miembro del CC desde 1922, preside la Comisio´n de Control en 1923. Miembro del Politburo´ en 1927. En el tercer Juicio de Moscu´, la acusacio´n principal a los inculpados fue la de su asesinato. Alexei Rikov (1881-1938): Bolchevique desde 1903. Miembro del CC en 1905 y entre 1917 y 1929. Contrario a las Tesis de Abril de Lenin. En 1924 preside el Consejo Supremo de la Economi´a nacional. Formo´ junto a Bujarin y Tomski el ala derecha del partido durante la NEP. Acusado y sobresei´do en el primer Juicio de Moscu´, es ejecutado durante el tercero. Nikolai Bujarin (1888-1938): Antiguo dirigente y economista bolchevique. Miembro del CC desde 1917. Se opuso al tratado de Brest-Litovsk como parte de los Comunistas de Izquierda. En 1923 se convirtio´ en el portavoz de la teori´a del desarrollo gradual de la NEP al socialismo, defendiendo a los kulaks. En 1928 se convirtio´ en el dirigente del ala derecha del partido. Expulsado en 1937. En 1938 condenado y fusilado durante el tercer Juicio de Moscu´.

6 Grigori Orjonikidze (1886-1937): Bolchevique de Tiflis (Georgia) desde 1903. Amigo desde la juventud de Stalin. Desempen~a un rol importante en la insurreccio´n y la guerra civil, pero en 1922 dirige brutalmente la “rusificacio´n” de Georgia. Como miembro de la Comisio´n de Control en 1926 realiza instrucciones contra la Comisio´n Conjunta. Se suicido´ tras no poder salvar a su hermano y a Piatakov de su ejecucio´n en los Juicios de Moscu´.

7 Felix Dzerjinsky (1877-1926): Miembro del partido socialdemo´crata lituano en 1895. Fundador y primer jefe de la Cheka el 20 de diciembre de 1917, y luego, de la GPU. Presidente del Consejo de economi´a nacional en 1924. Murio´ despue´s de pronunciar una alocucio´n contra la Oposicio´n en el CC.

8 Christian Rakovsky (1873-1942?): Revolucionario bu´lgaro. Participo´ en Iskra. Amigo y colaborador de Trotsky desde 1913. Como bolchevique, presidio´ el Consejo de Comisarios del Pueblo de Ucrania de 1919 a 1923. En el CC durante 1919-25. Ataco´ la poli´tica de rusificacio´n de Stalin critica´ndolo en el XIII Congreso. Para ser alejado fue nombrado embajador en Pari´s, pero fue destituido en 1927, cuando se unio´ a la Oposicio´n Conjunta. Deportado, se evadio´ pero fue nuevamente detenido. En 1934, luego de sufrir duras condiciones, capitulo´ a Stalin. Escribio´ importantes obras y arti´culos como “Los peligros profesionales del poder”.

9 La Inspeccio´n Obrera y Campesina (Rabkrin) fue establecida para controlar la burocracia, la ineficiencia y el mal manejo en las instituciones del Estado. Estuvo bajo la direccio´n de Stalin entre 1919 y 1922.

10 Este fue el u´ltimo arti´culo escrito por Lenin. Lenin descarga impli´citamente un furibundo ataque contra Stalin, quien hasta haci´a poco tiempo teni´a a su cargo la Inspeccio´n Obrera y Campesina. Fue publicado en Pravda el 4 de marzo de 1923, alterando la fecha del arti´culo (2 de marzo), para disimular el retraso. Lenin comenzo´ a escribir este arti´culo el 22 de febrero. Di´as despue´s romperi´a relaciones personales con Stalin.

11 Alexei Tsiupura (1870-1928): Bolchevique desde 1903. Miembro del soviet de Ufa en 1917, luego, comisario del pueblo para el Abastecimiento. Fue comisario para la Inspeccio´n Obrera y Campesina en 1922-23, presidio´ el Gosplan en 1923-25. Miembro del CC desde 1923 hasta su muerte.

12 Como sen~alamos en la nota 1, el “testamento” no sera´ publicado en la URSS hasta 1956, luego del XX Congreso, ya fallecido Stalin.

13 En esta Conferencia se constituyo´ la Oposicio´n Unificada, cuando Zinoviev y Kamenev habi´an roto circunstancialmente su troika con Stalin.

14 Yuri Piatakov (1890-1937): Bolchevique desde 1910. Comunista de Izquierda en 1918. Oposicionista de izquierda de 1923 a 1928. Expulsado del partido en 1927. Condenado y fusilado en el segundo Juicio de Moscu´. Boris Elzin (1879-1937?): Bolchevique desde 1903. Presidente del soviet de Ekaterinoslav en 1917 y de los soviets del Ural. Oposicionista de Izquierda, tras ser detenido desaparece en los campos de concentracio´n junto a sus dos hijos, tambie´n oposicionistas.

 
(*) León Trotsky
socialdemócrata revolucionario, dirigente bolchevique y comisario de guerra del Ejército Rojo, opositor al estalinismo, del que fue una de las víctimas. Fundador de la IV Internacional, fue uno de los escritores más brillantes del movimiento socialista internacional.


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