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16.1.23

La Argentina entre el éxtasis y la agonía

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Por Eduardo Lucita (*)

El 2022 ha terminado recargado, con denuncias múltiples entre el oficialismo y la principal oposición y un conflicto de poderes. Una síntesis de lo ocurrido durante el año.

El legítimo júbilo de millones de ciudadanos por el tan esperado triunfo mundialista, expuso el divorcio de la dirigencia política con la sociedad. La confrontación permanente entre las dos grandes coaliciones que dominan el escenario político y las disputas al interior de las mismas, particularmente en el oficialismo, tienen paralizado al Estado y a las instituciones del régimen demo-liberal. La conocida canción " La argentinidad al palo" concluye con que nuestro país oscila entre "el éxtasis y la agonía", estos términos se expresan en un presente sin futuro a la vista que da una imagen de ciclo político agónico, mientras que el éxtasis se plasmó en la espontaneidad con que millones de argentinos celebraron la conquista del campeonato mundial de fútbol. Una alegría como no se recuerda en muchas décadas.

Secuencia bochornosa

La oposición no aprobó el proyecto de presupuesto 2022 por lo que el ejecutivo gobernó por DNU; la renuncia de Máximo Kirchner a la presidencia del bloque oficialista por el acuerdo con el FMI fue apenas un esbozo de lo que vendría con la intempestiva renuncia de Martín Guzmán al Ministerio de Economía y el nombramiento de Sergio Massa, como desesperado y último recurso, que dejó expuesta la crisis y la ausencia de ideas al interior del FdT. El atentado a la vice presidenta congeló por un instante a la sociedad y cuando todavía no se habían procesado sus consecuencias la condena a seis años de cárcel y la inhabilitación de por vida a ocupar cargos públicos por la Causa Vialidad escalaron la confrontación. Por si algo faltara se abrió una crisis de poderes con la Corte Suprema de Justicia por la composición del Consejo de la Magistratura, la oposición no da quórum en diputados en señal de protesta por la intervención de la presidencia del cuerpo definiendo los representantes ante el organismo judicial y se niega a refrendar la continuidad de esa presidenta en la cámara. La CSJ falló a favor de la Ciudad de Buenos Aires para que se le reintegren los fondos que el gobierno nacional había recuperado por decreto del PEN. El gobierno primero llamó a rechazar el fallo, finalmente envió un proyecto de ley para pagar con bonos. La ciudad rechaza el pago con bonos y hoy no se sabe como seguirá este intríngulis (tampoco se sabe de dónde sale el porcentual de 2.95 de los fondos coparticipables establecido en el fallo). El FdT acusa a la justicia de no avanzar en las investigaciones del intento de magnicidio (autores intelectuales) y pide juicio político a la Corte, también a integrantes de JxC por supuesta participación en el atentado. JxC responde denunciando penalmente al presidente. Se podría extender la lista, que llegó al sumun con el affaire del viaje a Lago Escondido de jueces, funcionarios y dirigentes de la oposición junto con la publicación de los chats intercambiados, de dudosa procedencia, pero que salpican al PRO en la ciudad.

La resultante es una parálisis del Estado, consecuencia de que la mayoría de los organismos públicos están loteados entre las distintas fuerzas que componen el FdT que se anulan mutuamente, también por la confrontación permanente entre el presidente y la vice, mientras que la oposición no da quórum y diputados no puede sesionar. Todo es visto como un bochorno colectivo que devalúa a la política y a los políticos. Es un bochorno pero que esconde una crisis del régimen político que se proyecta más allá de este fin y comienzo de año.

Mientras tanto...

En el interín amplios sectores de la sociedad, ajenos a estos desaguisados políticos que en nada le interesan, va lentamente instalándose en la crisis. Es cierto que las resistencias (por los salarios, las condiciones de trabajo, la minería a cielo abierto, la deuda y el FMI, la depredación de la naturaleza...) se multiplican pero por lo general dispersas y descoordinadas no superan sus objetivos inmediatos y no enfrentan de conjunto el ajuste en curso. Así va predominando el cansancio frente a una crisis que se prolonga en el tiempo; el hartazgo frente al dantesco espectáculo de las internas; el desaliento frente a la ausencia de futuro. La percepción de una dirigencia política alejada de las preocupaciones sociales, fracturada, enclaustrada en disputas de poder interno, que solo se preocupa por su subsistencia, alimenta el concepto de "casta" y la aparición de líderes autoritarios. Algunos focus groups estarían mostrando un cierto distanciamiento de los jóvenes con el peronismo, una porción de estos va a la derecha pero el grueso parece inclinarse más por un rechazo a la política.

El triunfo del FdT en 2019 alimento grandes expectativas hoy desvanecidas ante la evidencia de que el peronismo, no tiene un programa para salir de esta crisis. Este desencanto tuvo un punto de inflección cuando luego de la forzada renuncia del ministro Guzmán quedó en evidencia que CFK no tenía un plan B, que volteó al ministro con críticas a las negociaciones con el FMI y su decisión de segmentar las tarifas y en su reemplazo nombró otro ministro que es un representante directo del FMI, que lo primero que hizo fue aumentar las tarifas, que cuenta con todo el apoyo de la administración Biden. Lo contrario del relato kirchnerista. Tal vez aquí se encuentre una explicación a porque siempre en las intervenciones de CFK hay referencia al pasado, obvio mejor que éste presente, y ninguna propuesta hacia el futuro. (1)

Si el macrismo expropió el futuro el FdT no logró reponer la esperanza. Estamos frente a un fin de ciclo y tal vez de época. En los tiempo por venir ¿Cómo se reformulará el peronismo? ¿Qué formatos adquirirán la derecha y la ultraderecha explícita? ¿Una izquierda anticapitalista amplia ocupará los espacios que le brinda la crisis?

Mientras tanto será necesario una fuerte intervención política del movimiento popular para destrabar esta situación y abrir un futuro diferente de la mediocridad actual.

Así empezamos este 2023.

Nota:

(1) Tal vez ese desencanto explique en parte la pobre reacción cuando dos veces tocaron a CFK (atentado y condena), no se armó ningún kilombo. (el amague y recule no es solo propiedad del albertismo).

 

(*) Eduardo Lucita es integrante de EDI -Economistas de Izquierda-


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