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26.12.22

El punto de vista de la izquierda ucraniana sobre las perspectivas de negociaciones de paz

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Por Denys Bondar, Zakhar Popovych (*)

Últimamente, en Occidente se escucha cada vez más a menudo el sentimiento sobre las perspectivas de un final pacífico de la guerra impuesta al pueblo ucraniano. Pero, ¿son posibles tales negociaciones y quién se beneficiará de ellas? ¿Y quiere Putin realmente la paz? Los militante

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelenskyy, ha declarado recientemente que las negociaciones sobre el fin de la guerra debían ser necesariamente públicas. Como respuesta, el secretario de prensa de Putin no acertó más que a farfullar que ni siquiera podía imaginar tal cosa porque, en su opinión, negociar públicamente es algo imposible. He aquí un contundente reconocimiento de que, tal como las ve el gobierno ruso, las negociaciones sólo pueden tener lugar como una continuación de la acumulación de mentiras en múltiples capas, que parece ser la base de la estrategia de comunicación pública del régimen de Putin.

Un excelente ejemplo de esta actividad fue la producción a lo largo de varios años de múltiples versiones conspiranoicas tan inverosímiles como impresionantes sobre el asesinato de 298 personas al estrellarse el vuelo MH17 en Ucrania el 17 de julio de 2014. Basándose en los resultados del proceso abierto, el tribunal holandés concluyó que el crimen se cometió con el sistema antiaéreo Buk, introducido ilegalmente por los rusos en Ucrania. Pero, por supuesto, los funcionarios rusos ya han rechazado esta conclusión judicial. Los propagandistas rusos se preparan para confundir la cuestión y ofrecer una oportunidad de autojustificación a quienes deseen seguir engañados.

¿Qué ofrece realmente el régimen de Putin?

La guerra ha abierto los ojos de los ucranianos de manera muy convincente a la realidad el Estado ruso actual y ha liquidado cualquier confianza en él. Todas las guerras, por supuesto, terminan en negociaciones. Ucrania siempre ha subrayado claramente que no tiene intención de llegar hasta Moscú y exigir una rendición total e incondicional. Además, la retirada voluntaria de las tropas rusas preservará la vida de los militares y la población civil ucranianos. ¿Es posible que esto sea precisamente lo que Putin quiere discutir? Entonces, ¿por qué no hacerlo público?

Lo más probable es que las autoridades rusas estén intentando de nuevo idear otra combinación de mentiras y manipulaciones para ganar tiempo y calmar a la población apolítica de su país, agitada por la movilización parcial. Es cierto, sin embargo, que se podría especular con que ciertos compromisos podrían favorecer a Ucrania en determinadas circunstancias. Pero cualquier compromiso sólo es posible si hay razones para creer que el acuerdo se cumplirá. No hay confianza en las élites dirigentes de la Federación Rusa. Esta misma gente ya ha firmado pactos como este, incluido el Memorándum de Budapest de 1994. Es más, durante el año pasado hicieron promesas que se incumplieron rápidamente: en febrero, Putin prometió que no habría invasión de Ucrania. En septiembre, afirmó que no habría movilizaciones en la Federación Rusa. Recientemente, Putin prometió que "Rusia estará en Kherson para siempre". Sólo en el último caso, las mentiras de Putin pueden justificarse por circunstancias independientes de su voluntad en forma de fuerzas armadas ucranianas.

¿Qué quieren los ucranianos?

Actualmente, los ucranianos confían en su Estado. Se pueden consultar los resultados de una encuesta del grupo sociológico "Rating", según la cual, durante la guerra abierta, la proporción de personas que creen que el país va en la dirección correcta aumentó hasta el 70-80% desde el 10-20% habitual en la última década. Este resultado solo había superado el 30% durante el Euromaidán y durante un breve periodo tras la elección de Zelenskyy, cuando sus esfuerzos por lograr un final estable de la guerra en Donbás parecían tener éxito. Actualmente, existe un consenso en la sociedad ucraniana de que para lograr la paz es necesario expulsar al ejército ruso del país (destruyendo su ejército si es posible), "desmilitarizar" la Federación Rusa, al menos hasta el punto de que ya no pueda bombardear ciudades ucranianas pacíficas y chantajear con privarnos de electricidad, agua y calefacción. Esto es lo que los ucranianos ven como un movimiento en la dirección correcta. Todo lo demás se percibe como una desviación del rumbo.

En la imagen, puede ver las respuestas a la pregunta: "En general, ¿los asuntos en Ucrania van en la dirección correcta o incorrecta?". (Según datos del grupo "Rating").

Al mismo tiempo, según el Instituto de Sociología de Kiev, el porcentaje de personas que creen que Ucrania puede aceptar algunas concesiones territoriales para lograr la paz ha disminuido del 10% al 7% en los últimos cinco meses. Según los últimos datos disponibles, el 87% de la población no quiere hacer ninguna concesión territorial a la Federación Rusa. El punto crucial es que la abrumadora mayoría de los encuestados de todas las regiones de Ucrania, incluidas el oeste, el este y el sur, rechaza la posibilidad de hacer concesiones territoriales para lograr la paz. Además, los representantes de todos los principales grupos étnicos y lingüísticos se inclinan de forma similar. Incluso entre los ciudadanos ucranianos que se identifican como "rusos de habla rusa", el 57% se opone a las concesiones territoriales al régimen de Putin. El comienzo de los ataques generalizados con misiles contra centrales eléctricas y los apagones asociados no hacen más que contribuir a reforzar la opinión entre los ucranianos de que sigue siendo inútil negociar con los rusos. Aunque las encuestas sociológicas durante la guerra pueden ser inexactas, demuestran adecuadamente las principales tendencias de los cambios en la opinión pública.

¿Cuándo aceptarán los ucranianos las negociaciones?

La población de Estados Unidos, los países europeos y el resto del mundo que desea la apertura de negociaciones de paz debería imponer al menos el fin inmediato de la destrucción de las infraestructuras críticas ucranianas por los misiles rusos y el restablecimiento del suministro regular de electricidad y calefacción a la población. Para ello es necesario introducir sanciones más estrictas contra Rusia, que reduzcan su capacidad de producir este tipo de misiles, así como dotar a Ucrania de sistemas de defensa aérea y antimisiles más eficaces, que reduzcan la efectividad de los ataques rusos.

Valdría la pena convencer a los gobiernos del mundo de que dejen de comprar petróleo y gas rusos, que proporcionen sistemas de defensa antimisiles y al menos un par de miles de transformadores eléctricos de calidad industrial para restablecer el suministro regular de electricidad, agua y calefacción (preferiblemente con los equipos de reparación para su instalación) en lugar de perder el tiempo hablando de que el mundo tiene que convencer a Zelenskyy de lo que sea. Este parece el único camino, al menos hipotéticamente, para que aumente el interés de los ucranianos por las negociaciones de paz.

Zelenskyy y su partido pueden tener muchos defectos, pero está claro que dependen de la opinión pública y la siguen muy de cerca. Así que, pase lo que pase, las autoridades ucranianas solo aceptarán unas negociaciones y una paz cuando sean aceptadas por una mayoría concluyente del pueblo ucraniano.

Para convencer a Zelenskyy de que inicie negociaciones de paz con los rusos es necesario convencer a la mayoría de los ucranianos de que las negociaciones pueden tener sentido. La mejor manera de hacerlo es ofrecer públicamente al menos algunas propuestas claras para dichas negociaciones. ¿Está dispuesta Rusia a anular inmediatamente la decisión de anexionarse territorios ucranianos? ¿Quieren discutir la retirada de las tropas? Si no es así, será todo un reto explicar a los ucranianos qué más se puede negociar, salvo el intercambio de prisioneros de guerra (que ya se produce con regularidad).

Si las conversaciones de paz son posibles, sólo tendrán posibilidades de apoyo popular si son públicas. No se puede descartar que, si los rusos se ofrecieran públicamente a discutir un plan de paz que incluyera la retirada de las tropas rusas de Ucrania y las perspectivas de restaurar la integridad territorial del país, los ucranianos puedan aceptar tales negociaciones. Pero por el momento no se ha anunciado ninguna propuesta que incluya la retirada de las tropas rusas. De hecho, los rusos "ofrecen negociaciones" sólo para retrasar la contraofensiva ucraniana hasta que puedan reconstruir sus fuerzas, por lo que no está claro qué debería instigar el interés de los ucranianos.

Opinión de Movimiento Social (Sotsialnyi Rukh)

Hasta ahora lo único que sale de la boca de los dirigentes de la Federación Rusa es su retórica belicista y sus promesas de "alcanzar los objetivos de la operación especial" a cualquier precio. Lo último que oímos del jefe adjunto del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, D. Medvédev, fue una reivindicación territorial de la "ciudad rusa de Kiev". Al mismo tiempo, llamó "cucarachas" a los ciudadanos de Kiev que no estaban de acuerdo con su reivindicación (lo que sugiere asociaciones con la retórica de los organizadores del genocidio de Ruanda).

[La ideología del genocidio de ucranianos, que se está formando e institucionalizando activamente en la Federación Rusa como ideología de Estado, así como el rápido declive hacia el fascismo del país en general, por supuesto, merecen un artículo aparte].

¿Por qué no hay negociaciones de paz ahora?

Para concluir, la responsabilidad de que no haya negociaciones de paz en curso recae enteramente en la Federación Rusa, que no ofrece, al menos públicamente, ninguna propuesta que la mayoría de los ucranianos pudiera aceptar siquiera hipotéticamente. Ucrania sí ha presentado tales propuestas. Antes de los ataques masivos contra la infraestructura civil ucraniana, Ucrania había anunciado públicamente propuestas a la reunión de Estambul del 29 de marzo, que incluían la retirada de las tropas rusas a la línea del 23 de febrero y el aplazamiento de la discusión sobre Crimea y Donbás. Al mismo tiempo, la parte ucraniana insistió en que todas las disputas debían resolverse mediante referendos transparentes celebrados bajo la supervisión de observadores internacionales y tras el retorno de todas las personas desplazadas por la fuerza.

La respuesta pública del ministro de Asuntos Exteriores de la Federación Rusa, Serhii Lavrov, fue que el "estatus neutral" de Ucrania es "conceptualmente adecuado" para ellos y, al mismo tiempo, no se dijo ni una palabra sobre la disposición a retirar las tropas. Parece que el Kremlin no considera los referendos difíciles de falsificar como una opción para una posible solución. Siguen sin percibir a los ucranianos como la entidad que tomará la decisión final. Sencillamente, no les cabe en la cabeza. Este es el principal problema de la perspectiva de las negociaciones de paz. No hay certeza de que tenga sentido llevarlas a cabo con los actuales dirigentes rusos. No hay certeza de que las autoridades rusas comprendan siquiera que Zelenskyy no puede limitarse a firmar lo que le venga en gana y que ni siquiera Biden puede obligar a Zelenskyy a firmar un acuerdo que la mayoría de los ucranianos no aprobará.

En octubre-noviembre, algunos países mediadores presentaron propuestas para la posible conclusión de la paz con las condiciones de retirar las tropas rusas del sur y el este de Ucrania, incluido Donbás, pero posponiendo siete años la cuestión del estatus de Crimea. En caso de interés de Moscú, se le ofreció detener los ataques con misiles contra las infraestructuras críticas de Ucrania para demostrar la seriedad de sus intenciones. Rusia respondió con un ataque masivo con misiles durante la cumbre del G20.

Después de que Zelenskyy presentara una posible agenda para las negociaciones en forma de 10 puntos en su discurso en la cumbre del G20 (y aún más después de que anunciara la exigencia de negociaciones públicas), cualquier declaración de los diplomáticos rusos sobre el deseo de negociaciones, no respaldada por propuestas públicas, puede calificarse claramente de mentira y manipulación.

Los ucranianos quieren la paz, pero no otro "alto el fuego" que dure hasta la próxima invasión. La campaña por la paz se está llevando a cabo incluso en los principales medios de comunicación ucranianos, pero la confianza en las negociaciones de paz y en una paz duradera es imposible sin un debate público sobre sus términos. En particular, el redactor jefe de "Ukrainian Pravda", Sevgil Musaeva, ucraniano de origen tártaro de Crimea, no rechaza las negociaciones. Aunque el aplazamiento de la decisión sobre Crimea es una cuestión personal para ella, pide que se formulen públicamente unas condiciones de paz justas porque si "la sociedad ucraniana no siente la justicia, cualquier acuerdo estará condenado desde el principio".

Nosotros, los socialistas ucranianos, debemos vigilar ahora de cerca para que nadie olvide que las negociaciones de paz deben ser públicas y solo públicas, solo en términos aceptables para los ucranianos. Solo así podremos contar con una paz justa y duradera.

 

(*) Denys Bondar. Escritor socialista ucraniano

(*) Zakhar Popovych. Doctor en Economíam ha trabajado para el Center for Social and Labour Research y el Dobrov Center for Science and Technology Potential Studies de la Academia Nacional de Ciencias de Ucrania

Fuente: Sotsialnyi Rukh, 12 de diciembre de 2022 https://rev.org.ua/the-left-view-on-the-prospects-of-peace-negotiations/

Traducción: Miguel Salas


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