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14.11.22

El olor a queso

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Por Esteban Valenti (*)

Uno de los mayores peligros que enfrentan en Uruguay la izquierda y más en general las fuerzas progresistas del cambio, es el olor a queso. Memorable frase del general Liber Seregni para definir la proximidad al poder y los efluvios que este emite con mucha fuerza y perversión.

Se puede decir que nosotros, a diferencia de antes, conocemos perfectamente el queso, durante 15 años de gobierno nacional y muchos más de gobiernos departamentales. Y sabemos que es un olor embriagador y que la experiencia cambia todo. Para bien y para mal.

Hay que desconfiar fuerte de los políticos muy desinteresados, que juran y perjuran que el queso no es su prioridad. Para llegar a gobernar, un país, un departamento o un municipio, hay que tener hambre de diferentes niveles,  no solo apetito, sino hambre de asumir esas responsabilidades, compromisos y sus desafíos, sus peligros junto a sus recompensas políticas y humanas.

No hay candidatos y políticos de cierta importancia que puedan actuar en política y que no sepan manejar adecuadamente el olor a queso y luego el queso en sí mismo. Es una de las clave de la política.

"El queso (el poder) siempre corrompe". Esa es una maldita frase, seguramente inventada por los corruptos empedernidos para justificarse: los políticos son todos iguales. Es una falsedad, en esta nueva época, aprovechada por los que conspiran simultáneamente contra los partidos políticos y más en general contra la democracia, casi siempre desde la derecha y la extrema derecha.

Es ingenuo pensar que el olor a queso es igual para todos, es renunciar a los rasgos definitorios y fundamentales de la izquierda, incluso su historia contradictoria.

Si el objetivo central de la izquierda es construir una sociedad de igualdad de oportunidades, donde la democracia y la libertad asuman su mayor amplitud al servicio de la justicia social, que incluye además de los derechos, la distribución de la riqueza y una visión completa y articulada del valor del Estado, del mercado y de la organización social y civil, no hay ningún enemigo negador de esos principios más total y profundo que la corrupción, es la perversión del Estado a través de la mediación de la política para un enriquecimiento ilícito e inmoral, de partidos e individuos. Los ejemplos sobran. Es también la deformación del mercado y la perversión de las organizaciones sociales (cooperativas por ejemplo) y de la sociedad civil.

¿Por qué es tan peligroso el olor a queso y peor aún el manejo del Estado, del poder sin claridad en el combate a la corrupción en todas sus formas?

Partamos de la base que el marco de la corrupción en el mundo y también en el Uruguay ha cambiado. Hoy existen organizaciones que se basan en lo fundamental en redes mundiales y muy poderosas de corrupción: primera entre todas el narcotráfico y sus redes asociadas, tráfico de dinero, de armas y de personas.

El narcotráfico a pesar de la denuncia permanente, de la presencia en todos los medios de prensa, en la ficción (libros, películas, series etc) es la más organizada estructura de corrupción del mundo y maneja el arma más poderosa: cantidades de dinero sin límites para la corrupción.

Es además el mejor modelo del "mercado": cae un cargamento importante de droga en cualquier parte del mundo e inmediatamente sube el precio al consumidor en los principales centros de consumo del norte: EE.UU y Unión Europea. Y con eso se compensa el flujo incalculable de dinero, con destino a seguir fortaleciendo las redes de producción, transporte, distribución, micro distribución y venta, Y la compra y venta de armas y de almas.

Pero sería un profundo error limitarnos a ese mundo, el olor a queso es mucho más amplio y no solo refiere a la corrupción, se puede deformar profundamente el ejercicio democrático del poder, la decencia y la moral pública a través de diversos mecanismos. Las relaciones con las empresas, el manejo del gasto público, la contratación de personal y el nepotismo o sus diversas variantes del amiguismo como factor fundamental de la selección de cargos, eso es también corrupción.

En el Uruguay durante décadas hubo un mecanismo perverso de manejo del queso: el sistema financiero público y privado y como síntesis las crisis periódicas de las carteras pesadas, que cada 5 a 8 años obligaba al Estado a intervenir en el salvataje de los bancos y en cubrir a los malos pagadores estructurales. Era el principal sistema de distribución de la riqueza en el Uruguay.

Se explotaba más y mejor a la gente, manejando los impuestos, violando toda la prédica liberal en materia económica, con las crisis de las carteras pesadas del BROU y de bancos privados, que incluso a través de la producción y el papel de los propietarios y los empleados. Todo eso se vino estrepitosamente al suelo en el año 2002, unido a la crisis argentina del 2001.

Una de las transformaciones más importantes realizadas en el gobierno del FA, fue blindar y consolidar los cambios en el sistema financiero, incluyendo el fin de la Plaza Financiera, la demostración más clara fue que la crisis global del 2008, prácticamente no nos afectó y fuimos uno de los muy pocos países que seguimos creciendo en nuestro PBI. Fue un acto estratégico de saber olfatear el olor a queso podrido con una visión histórica, de las crisis y la decadencia iniciada a mediados de los años 50 y sobre todo de adoptar las medidas necesarias, las vacunas para bloquear esa enorme inmoralidad "legalizada" de los gobiernos y del Estado.

Tal es así que antes de asumir el FA el gobierno nacional, los presidentes al asumir firmaban un compromiso de que los depósitos bancarios siempre serían devueltos a sus propietarios, luego nunca más sucedió, pues el sistema bancario se fortaleció de tal manera que era totalmente inútil ese compromiso.

Por ello fue tan negativo, no solo ni principalmente en las cantidades, sino en las heridas en el alma de la izquierda, el manejo en algunas empresas del Estado, en concreto en ANCAP de los recursos públicos y de cierta impunidad en el gasto, las inversiones y el manejo en general nos hicieron perder la virginidad. Y eso se paga muy caro. Se pagó muy caro en Brasil, a pesar de que la gran operación "judicial-política" para hundir a Lula les fracasó, las heridas quedaron. Se logró un triunfo histórico para la democracia, pero un fascista como Bolsonaro obtuvo el 49.1% de los votos, más de 58 millones de votantes...

Es por esa acumulación de razones que de la forma como se maneje el "olor a queso"  la izquierda, dependerá mucho el resultado del 2024 y el cambio en el 2025. Si a la izquierda le hubieran sucedido la cantidad y calidad de los escándalos que acumula este gobierno (Astesiano, Marset, KatoenNatie,  ex ministro Cardozo, escándalos en varias intendencias; en la estructura policial y podríamos seguir) nos estarían aplastando con sus campañas. La derecha y el centro derecha e incluso el centro sabe perfectamente cuanto nos afecta la corrupción a la izquierda y al progresismo.

Por eso si en estos años que faltan para la disputa electoral se cometen errores tanto en mostrar una avidez enfermiza en recuperar el poder, sin ideas rectoras claras, sin un proyecto nacional, sin medidas para combatir la corrupción que todavía nos faltan, sin una visión realista del tremendo y gravísimo problema del medio ambiente, serán barreras insuperables.

Solo con organizar campañas por las desviaciones de poder, de la moral pública, de la ética por parte del gobierno multicolor que en algunos casos se come el queso a mordiscones despiadados, no alcanza, la izquierda debe mostrar su autocrítica, hacia el futuro, asegurando un programa que incluya la batalla ideal, cultural e institucional y legal contra todas las formas de corrupción.

Tenemos atraso y no está en nuestras prioridades y tenemos un largo camino por recorrer.

 

(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net). Uruguay


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