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12.9.22

Brasil: Nadie se merecía un debate electoral así

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Por Valerio Arcary  (*)

La mala noticia es que, tras el primer debate, ha aumentado la probabilidad de que las elecciones presidenciales de octubre se decidan en una segunda vuelta.

Lo más relevante del primer debate presidencial no fue el descontrol misógino de Bolsonaro, las tergiversaciones de Lula para no aumentar su índice de rechazo, la "performance" de Simone Tebet (MDB en alianza con el PSDB: ndt), la exaltación antiestatista de Felipe D'Ávila (Partido Novo: ndt) o el delirio monotributista de Soraya Thronicke (União Brasil: ndt)

Los análisis "técnicos" de la actuación de cada candidato, cuando no están contextualizados por la relación de fuerzas, y por los intereses de clase que explican la lucha por el poder, son, políticamente, diletantes. Lo que está en disputa es inmenso, dramático y muy peligroso.

Nadie en su sano juicio ignora que la elección presidencial se decidirá entre Lula, un moderado liderazgo reformista de izquierda y Bolsonaro, un neofascista delirante. El país está dividido política y socialmente. Lula es el favorito, pero Bolsonaro expresa una candidatura de extrema derecha con influencia de masas. Lo que importa es si será en la primera o en la segunda ronda. Ocurre que, si está en la segunda vuelta, el peligro de las amenazas de golpe de Estado aumenta desproporcionadamente.

Lo que realmente importará en las próximas cinco semanas será el papel de Ciro Gomes. Ciro juega un papel peligroso en estas elecciones. La cuestión relevante, crucial, fundamental, es que Ciro Gomes es hoy el mayor obstáculo para que Lula gane en la primera vuelta. La intención de votos que aún mantiene será decisiva para que haya o no una segunda vuelta. Si la mayoría de los aproximadamente cinco millones que simpatizan con Ciro Gomes optan por votar a Lula para asegurar la derrota de Bolsonaro no habrá segunda vuelta.

Estas elecciones no son normales. Un neofascista ocupa la presidencia y buscará la reelección. Quien no entienda esto no ha entendido nada, absolutamente nada, de lo que ha pasado en Brasil desde 2016. La estrategia de Bolsonaro es asegurar, sí o sí, una segunda vuelta, que a estas alturas es incierta. El plan de Bolsonaro es preparar la movilización golpista del 7 de septiembre para intimidar a la justicia, aterrorizar a la izquierda y ganar impulso de arrastre electoral que garantice su presencia en una segunda vuelta.

Si es derrotado en la primera vuelta, Bolsonaro no podrá organizar, con la misma agilidad, audiencia y autoridad, una campaña-denuncia de que la elección fue amañada, y poner en marcha la movilización de su base social más radicalizada en las exasperadas clases medias. No podrá, porque las elecciones del 2 de octubre son elecciones generales. También se elegirán todos los gobernadores, toda la Cámara de Diputados y un tercio del Senado. Entre ellos, no pocos bolsonaristas. En la estrategia de Bolsonaro es fundamental llevar la contienda por la presidencia a la segunda vuelta. Por lo tanto, para Bolsonaro, la candidatura de Ciro Gomes es, objetivamente, funcional.

Lula no necesita el 50% más uno de los votos en la primera vuelta para ganar. Sólo necesita tener más votos válidos que la suma de todos los demás contendientes. En este momento, Lula puede ganar en la primera vuelta. Esto tendría una importancia decisiva, dadas las sucesivas amenazas de Bolsonaro al proceso electoral, la constante movilización contrarrevolucionaria en las calles, desde el 7 de septiembre hasta el 1 de mayo, y el proyecto bonapartista de imponer una derrota histórica a la clase obrera y sus aliados oprimidos.

"Dime, espejo mío, ¿hay alguien más honesto que yo? Dime, espejo mío, ¿hay alguien más preparado que yo?" Estas bromas son muy comunes cuando se trata de Ciro Gomes, candidato por cuarta vez a la presidencia de la República. Ciro Gomes es un líder inteligente que impresiona por su grado de articulación y capacidad de polémica. Estas cualidades personales explican su actuación en el primer debate de las elecciones de 2022. Pero no explican su obtusa insistencia en presentarse como el candidato de una "tercera vía".

Obstinado y mesiánico es un caudillo en busca de un "destino". Es testarudo y personalista, el PDT es el séptimo partido por el que se presenta a las elecciones. Mesiánico e incluso bonapartista, busca explicar la viabilidad de sus promesas desarrollistas en la fuerza simbólica del cargo presidencial. El atractivo del discurso de Ciro Gomes descansa en la promesa de una "pacificación" política que no es posible hasta que la amenaza neofascista sea derrotada. Pero Ciro Gomes ya ha dejado claro que no considera que haya ningún peligro inmediato y real.

Argumenta que, si es elegido, renunciará a la carrera por la reelección para un segundo mandato, y con este gesto podría garantizar el apoyo en el Congreso a sus propuestas. A pesar del inexcusable episodio del viaje a París en 2018 (para eludir una decisión en el segundo turno de las presidenciales de entonces: ndt) todavía despierta una desconcertante fascinación sobre una parte de la gente de izquierdas que admira su estilo directo, y alberga algún grado de crítica, desde la derecha, el centro e incluso la izquierda, al PT.

Es la primera vez en mucho tiempo que se crea una nueva ola de partidos políticos. Este tipo de evaluación depende de la "regla", es decir, de los criterios. En una evaluación marxista, por tanto, guiada por criterios de clase, esta opinión es indefendible. Cuando se consideran opiniones circunstanciales, es algo imposible de saber, porque los dos están en movimiento "perpetuo".

Pero hay una diferencia muy importante. Lula desempeñó un papel insustituible en la construcción del PT, preservando las relaciones orgánicas con los principales movimientos sociales, mientras que Ciro es un político profesional errático.

La atracción que ejerce Ciro sobre una parte de la clase media y media alta asalariada de tendencia izquierdista es significativa. No se explica sólo por las frustraciones de la experiencia de trece años de gobiernos de Lula y Dilma Rousseff. Ciro Gomes se presenta como la tercera vía, defendiendo un proyecto desarrollista inspirado en la idea de que un capitalismo regulado por la expansión del mercado interno, impulsado por la expansión del crédito más barato para el consumo y la inversión, puede impulsar el crecimiento con justicia social y responsabilidad fiscal. También insiste, obsesivamente, en el perfil de "manos limpias" y tiene un atractivo.

Pero la estrategia de Ciro Gomes no parece ser la verdadera contienda de las elecciones de 2022, aunque nunca hay que subestimar el grado de autoengaño narcisista. Incluso en Ceará está en tercer lugar, con menos del 10%. El objetivo realista de Ciro Gomes no puede ser otro que la supervivencia. El objetivo es mantener las posiciones y ocupar un escaño para lo que ocurra en 2026, o incluso después. Se trata de un cálculo personalista basado en la valoración de que, aunque no sea competitivo ahora, todavía tiene tiempo para el futuro.

 

(*) Valerio Arcary, profesor universitario, militante de la corriente Resistencia en el PSOL, es columnista de Esquerda Online.

Fuente: https://esquerdaonline.com.br/

Traducción: Correspondencia de Prensa


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