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12.9.22

Sé lo que hicistéis el último verano

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Por Guillem Martínez (*)

El sistema de fijación dadá de precios de la energía amenaza la mismísima existencia del concepto democracia en Europa.

1- La guerra es un lenguaje. Autónomo. Potente. Efectivo. Por eso mismo, lo que se nos dice de la guerra suele no cuadrar con lo que la guerra nos dice por ella misma y a través de su propia boca, gigantesca, húmeda, negra. Este verano la guerra no ha parado de hablar. Nos ha hablado del otoño, del invierno. De los próximos años. Lo que sigue es un resumen de todo lo que ha dicho la guerra este verano.

2- La guerra nos ha dicho que la guerra es la espera de otra guerra. O, al menos, la guerra en Ucrania -aún difícil de explicar, de evaluar y de comprender- está seriamente limitada por su propio género. Es una guerra de Corea. No solo nadie puede ganarla, sino que nadie debe ganarla. Occidente no puede permitir una invasión contra derecho, de aquellas que suele protagonizar Occidente. Pero, por otra parte, Occidente no puede optar por la guerra total, en tanto Rusia no puede permitirse una humillación en el campo de batalla, no sin utilizar armamento nuclear para evitarla.  El conflicto se prolongará, según esta lógica, hasta el establecimiento de fronteras en el Paralelo 40 -esto es, un pacto que selle este periodo estéril por años-, o hasta la aludida otra guerra. La otra guerra, la próxima, tan incomprensible como esta, pero dotada también de lenguaje autónomo, ya está hablando. En el Pacífico.

3- Este verano, esa guerra ha hablado a partir de los viajes oficiales a Taiwán de, en primer lugar, Nancy Pelosi, la presidenta del Congreso USA y, posteriormente, de diversas delegaciones USA, que acudieron allá por el mismo motivo, relevándose y, se diría, sin otro objetivo que aumentar y prolongar el conflicto. No hay, en todo caso, explicación a este apurar la curva con China. Los analistas se dividen al respecto entre los que ven en ello un lenguaje USA críptico y no comunicado -esto es, no democrático-, y entre los que ven análisis USA de escasa calidad. Lo que bien pudiera ser lo mismo. Y lo que, a su vez y por ello, es preocupante. 

4- ¿Qué inteligencias están participando en todo este conflicto planetario? Sabemos que participa una ideología global, empezada a formular en los primeros 70 y hoy hegemónica y compartida por todos los sujetos participantes en este conflicto. Es el neoliberalismo. Matizado, diferenciado, que no rebajado, por cosmovisiones que se le superponen, como la democracia, la postdemocracia, el comunismo, o el postcomunismo. Es posible incluso que estemos asistiendo al último capítulo del neoliberalismo. Es el último en tanto que no hay tiempo ni planeta para prolongar esa relación intensa del mundo financiero con la economía, el trabajo, la política, la vida. Sabemos que en esta fase, en la que la cosmovisión financiera prima sobre cualquier otra inteligencia, no es necesaria, por ello mismo, la inteligencia. Y no solo lo sabemos, sino que lo vemos en tiempo real. Por ejemplo, en la política.

En Europa, todos los cálculos iniciales de esta guerra han fallado. De manera tan estrepitosa que es posible suponer que no eran cálculos, sino suposiciones

5- En Europa, todos los cálculos iniciales de esta guerra han fallado. De manera tan estrepitosa que es posible suponer que no eran cálculos, sino suposiciones, eso que no precisa inteligencia previa, sino ideología, esa forma que, sin cálculos, es una región de la fe. La persecución a las fortunas rusas no ha funcionado, por ejemplo. Posiblemente, por lo que explicaba Piketty: era imposible perseguir las fortunas ilegales rusas sin perseguir fortunas ilegales locales. Y no se ha hecho. En España, y en lo que es una metáfora, para el mismo periodo de cruzada, la Ley Mordaza ha recaudado casi tanto como la persecución épica a millonetis rusos. Las sanciones a Rusia -más de siete oleadas de sanciones en seis meses; pas mal-, no han repercutido -otra vez la ausencia de inteligencia- en la economía rusa, por la informalidad de la economía rusa, y la formalidad absoluta de las medidas occidentales. Hasta que Rusia decidió cerrar el grifo, el 61% de sus exportaciones de petróleo iban a la UE. Aún con los recortes del 15% de esas exportaciones por parte de la UE, Rusia aumentó sus beneficios un 89%, debido al encarecimiento del petróleo. Solo en petróleo -descontando el gas, que fue otra juerga, más llamativa-, los ingresos rusos facilitados por Europa han sido de 85.000 millones de euros. Y el bonus track de que el rublo haya sido admitido, tácitamente, como moneda de pago para transacciones internacionales de petróleo de manera habitual, por ejemplo, por parte de India. No, ni USA ni UE calcularon. Posiblemente porque esa es una tradición abolida por el neoliberalismo.

6- Las metáforas de la ausencia de inteligencia en Europa son dos. La primera, o A), ha sido la dificultosa adquisición, por parte del grueso de los Estados europeos, del objetivo gasístico para este verano: el 80% de la capacidad de almacenaje. Un éxito. Tal vez determinante, en tanto ese 80% puede evitar -no se pierdan el punto 14, nunca mejor dicho- motines en Europa este invierno. Pero un éxito no de los Estados, sino de las empresas. Lo que puede señalar que las empresas poseen, a estas alturas del neoliberalismo, mayor inteligencia que los Estados. Lo que no es mucho, pues las empresas -no se pierdan el punto 8- no precisan mucha inteligencia para obtener sus beneficios, una vez que el Estado ha intervenido el mercado à gogó para que los beneficios estén siempre garantizados en determinados sectores. Sabemos, en todo caso, muy poco sobre ese 80% de reservas adquirido. Salvo que ha sido adquirido con criterio de empresa, no de servicio colectivo. Esto es, las empresas no han tenido por qué buscar precios ventajosos, en tanto que el precio ventajoso ya es irrelevante en la obtención de sus beneficios. Para muestra, un botón: en España, la empresa del ramo compra, mayoritariamente, el gas a USA. Un gas que debe ser licuado, transportado y deslicuado. Lo que supone un monto antieconómico. Como todo en diversos sectores intervenidos por los Estados, como las energéticas. Este verano, por ejemplo, han trascendido márgenes de beneficio de más del 200% en empresas petroleras españolas. La otra metáfora de la ausencia de inteligencia política en Europa, o metáfora B), es la ausencia este verano, la desaparición, en todas las pantallas europeas, del Alto Representante de la Unión para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad: Borrell, un Patxi López paneuropeo, hoy ya no necesario, en tanto su labor era visualizar precariamente una inteligencia común, que no existe. El hecho de que la UE no vele por las apariencias es, en todo caso, dramático. 

La sensación es que, con la que está cayendo, cada Estado apoya a su empresa, nuclear o gasística, como si fuera propia. No lo es, son privadas

7- Más sobre inteligencia y gas. España es defensora de finalizar el gaseoducto Midcat. Un gaseoducto descatalogado, en su día, por la UE, en tanto suponía un coste público desorbitado para un beneficio privado de una empresa gasística española. Que la UE, un ente neoliberal hasta las cejas, opinara eso del Midcat, puede dibujar la magnitud del asunto. Este verano se ha hablado mucho de concluir el Midcat. España y Alemania se han aliado para ello, contra Francia. La llegada de gas a los Pirineos no supone, por cierto, su llegada a Berlín, poco diáfana aún, incluso con un Midcat concluso. Supondría, en todo caso, beneficios para una empresa española importantísima. La sensación es que, con la que está cayendo, cada Estado apoya a su empresa, nuclear o gasística, como si fuera propia. No lo es, que son privadas. En España, la empresa tótem es, por cierto, la elegida por Felipe González para su jubilación. Para explicar esa elección dijo en su día: "siempre quise conocer el funcionamiento de las empresas energéticas", que es como si Jack el Destripador hubiera declarado "siempre quise saber el funcionamiento del aparato digestivo", y que además hubiera colado.

8- Si bien el 80% de las reservas aseguradas puede impedir cortes de suministros -motines, al cabo- el carácter antieconómico de su adquisición, así como el sistema de tarificación de la electricidad, no impedirán precios abusivos, irreales -motines, al cabo- Se prevén aumentos en la factura de gas próximos al 100%. E impagos, ya anunciados, en UK, y en Italia. Es importante señalar que, detrás del anuncio de esos impagos colectivos está, en ocasiones, la nueva extrema-derecha, lo que habla, más que de las nuevas extremas-derechas, de las izquierdas europeas, seniles, apollardadas. Algo, por otra parte, común, en sociedades neoliberales, tendentes a la disolución. Recordemos que el precio de la electricidad, intervenido íntimamente por la UE hasta ponerlo en manos de las eléctricas, se establece a través del sistema de subasta diaria, un sistema que no precisa mercado ni competencias, que supera la engorrosa competición entre oferta y demanda y que, por todo ello, sería fraudulento, delictivo, en otra etapa de la Humanidad, es incomprensible para el liberalismo clásico y para, si existiera, la socialdemocracia. Es ese sistema de fijación dadá de precios el que amenaza la mismísima existencia del concepto democracia en Europa.

9- La Comisión ha anunciado que realizará un cambio absoluto en el mercado -inexistente, por otra parte; suprimido, como en la URSS en su día, pero con otro criterio- de suministros energéticos. Ese anuncio ha supuesto la pacificación bursátil del sector. Lo que indica que, a estas alturas, con todo lo llovido, la Comisión tiene aún un gran prestigio y autoridad. Veremos cómo estará al respecto en un año, como no haga algo operativo, por primera vez desde febrero. Se ignora por dónde podrá tirar la Comisión, salvo que lo que haga lo hará con la lentitud habitual, ese peligro agregado. En todo caso, la Comisión se ha alejado, al parecer, de la Excepción Ibérica. Lo que puede ser bueno. La fórmula ibérica no es una intervención del mercado, salvo que lo sea para subvencionar más el beneficio de las eléctricas, a través del pago de más de 8.000 millones -la mitad a través del Estado, la otra mitad, a través también de usted- a esas empresas, para que moderen su abuso tan solo durante unos meses. En Europa, en España, las eléctricas son, en fin, intocables. El Estado antes renuncia a sí mismo -esto es, al IVA-, que al beneficio de las eléctricas. De una forma u otra, estamos en una época de cambio. Climático, de fin de combustibles fósiles, de fin de globalización. No establecer cierta socialización de bienes básicos -ahora suena rara esta frase; esperen un añito-, medidas de control de precios, a través del control de la economía... no actuar con inteligencia colectiva, puede ser dramático.

10- Aún no sabemos de qué va esta guerra. Ni la próxima. Solo sabemos que Rusia no tiene problemas con la democracia, en tanto no tiene democracia. China ya pasó su Tiananmén, ese momento en el que formalmente quedó claro que su postcomunismo y su neoliberalismo no contemplaban la posibilidad de democracia. Temo, absolutamente, completamente, que la Comisión, que los Estados europeos, lleguen también a la conclusión de que la democracia es incompatible con el neoliberalismo. De hecho, lo es. La ausencia de inteligencia al respecto presagia un Tiananmén europeo. El recibo de la luz o del gas ya lo es.

11- En España han empezado a lanzarse globos sondas para la futura contrarreforma de las pensiones. Lo que un día fue posible -el Bienestar; la forma de la democracia en Europa; poca coña- ya no lo es, no porque no sea posible -el Bienestar sigue siendo una forma barata de cohesión social-, sino porque no existe la cosmovisión que lo hizo posible. Hay datos extraños que nos hablan del futuro. Uno importante es el cierre de las oficinas del INSS y de la Tesorería de la Seguridad Social. Se cerraron durante la pandemia. Desde entonces solo atienden por costosa cita previa y a través de una web complicada, disuasoria. La razón aparente es la ausencia de personal, me dicen. El resultado es la imposibilidad de hablar con un Estado que ahora ya no dialoga, sino que es meramente sancionador. Es posible que eso sea un indicio.

Empieza a haber objetos antidemocráticos demasiado grandes y gordos e importantes en el Estado, como para eliminarlos sin que se resienta el propio Estado

12- Este verano, tras inspección del FBI, se ha encontrado en el domicilio de Trump un número inverosímil de documentación confidencial de Estado. Lo que es un delito grave. Trump no está en la cárcel. Tal vez porque no se posee autoridad para encarcelarlo. Empieza a haber objetos antidemocráticos demasiado grandes y gordos e importantes en el Estado, como para eliminarlos sin que se resienta el propio Estado. Sucede en todas partes. En UK, en Francia, en Italia, tal vez el primer país postfascista de Europa en breve. En España no se puede prescindir del segundo partido. En Catalunya, del tercero. No es sencilla la solución, y cada vez es más posible que, de pronto, en un país, no se reconozcan unas elecciones. O no se convoquen. O se asuma el magnicidio como cotidianidad. O se extiendan leyes mordazas.

13- Sobre esas derechas al límite, intelectual o legal, de la democracia. Su participación en esta crisis consiste, por ahora, en despreciar toda solución -pueden tener razón, pues las soluciones aportadas, sin regulaciones duras, son despreciables, poco operativas-, y en señalar la crisis en otros puntos, alejados de la realidad. En crear otra realidad, que admite, por tanto, otras soluciones. Ayuso, Feijóo, Borràs, etc. Ni siquiera han evaluado votar las restricciones energéticas meramente simbólicas, votadas este verano. Su reino no es de este mundo. Como el neoliberalismo, esa cosa alejada de la vida real.

14- En la prensa británica han aparecido análisis sobre este invierno, según los cuales la banca ve aplicadas ya todas las herramientas del neoliberalismo posibles, sin resultado alguno. Prevén, tanto en UK, como en USA y en UE, impagos masivos, motines y el cese temporal, más o menos largo, de la circulación de dinero. Por ejemplo, a través de la inoperatividad de los cajeros automáticos. La lógica del neoliberalismo es esa. Y, por ahora no hay otra.

15- Alemania está callada. Desde febrero. Este verano ha hablado sin abrir la boca, para reclamar, sin muchas ganas, el Midcat. Apática, ni siquiera ha contestado a las declaraciones de la ministra del ramo española, cuando apuntó que España no secundaría las medidas de ahorro energético pedidas por Alemania. Pero tampoco respondió, en su día, al pobre  ZP, cuando dijo que, una vez superada Francia, España superaría al PIB alemán -gracias, ay, que me meo, a los fondos de compensación alemanes-. Alemania es un gigante con malas noticias. No las dice. Las dirá este otoño e invierno. Es posible que todo cambie cuando el gigante hable, como siempre. Los gigantes, en fin, solo se deben a sí mismos. 

16- Esto parece un texto de Iker Jiménez. No lo es. Es la guerra, que ha hablado todo el verano. Es necesario no tenerle miedo, y recordar que la palabra mágica, inexistente ya en política, o en economía, o, por supuesto, en la guerra, es la palabra 'tú'. Hablen. Discutan. Expliquen lo que les pasa y pase. No suele coincidir con lo que dicen en megafonía.

 

(*) Guillem Martínez es autor de 'CT o la cultura de la Transición. Crítica a 35 años de cultura española' (Debolsillo), de '57 días en Piolín' de la colección Contextos (CTXT/Lengua de Trapo) y de 'Caja de brujas', de la misma colección. Su último libro es 'Los Domingos', una selección de sus artículos dominicales (Anagrama).


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