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22.8.22

Elecciones ¿Una obsesión?

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Por Esteban Valenti (*)

¿Es malo, muy malo o normal que un país las elecciones ocupen un espacio central de la actividad política, aunque se realicen cada cinco años?

Esta pregunta tiene una connotación teórica y otra eminentemente política. Obviamente vale para los países democráticos y en este caso porque el tema de las candidaturas en Uruguay está subiendo de temperatura, en especial en los dos partidos principales, el Frente Amplio y el Partido Nacional. Reportajes, trascendidos, encuestas y sobre todo una sutil o despiadada referencia al tema electoral.

Es muy bueno, demuestra que la convocatoria a los ciudadanos a opinar libremente y democráticamente, con todas las garantías del caso es el mecanismo supremo, más importante de nuestro régimen jurídico institucional, pero además está en el alma de nuestra sociedad, aunque a veces se canse.

El golpe de estado y la dictadura, lo primero que hicieron fue negar las elecciones por muchos años y recién las convocaron cuando su decadencia política y la de sus "hermanos" argentinos, se lo impusieron, volvieron a convocar a las urnas y perdieron en toda la línea. Fueron un plebiscito constitucional y una elección interna en los partidos, convocada por los dictadores, con su aplastante uso del aparato represivo y de todo el Estado que comenzó la parte fundamental de la expulsión de los tiranos. Por lo tanto se mire por donde se mire, las elecciones en el Uruguay, tienen un sitial muy bien ganado en el alma de los uruguayos.

Son un poco largas en los tiempos propiamente de campaña, elecciones internas, elecciones parlamentarias y del poder ejecutivo si hay mayoría absoluta, balotaje para elegir la fórmula presidencial y posteriormente elecciones departamentales y municipales.

Son elecciones con todas las garantías que ni siquiera la dictadura pudo manipular. Y ese es un elemento invalorable que siempre debemos preservar a toda costa.

Toda la vida política nacional, gira en torno al valor y la importancia de las elecciones y debemos estar orgullosos de eso, incluso ahora que todos los grandes partidos han rotado en el poder, sin ningún trauma, adquirieron un  valor suplementario.

Desde el punto de vista teórico, que la izquierda uruguaya haya incorporado en su conjunto las elecciones con todo su valor jurídico, institucional, pero también simbólico al centro de su acción política, es un gran avance, se podría decir un cambio histórico de la izquierda uruguaya.

Tenemos que trabajar a fondo desde el estudio y la polémica para que ese cambio en la valoración de la democracia, no sea solamente una práctica, natural, inexorable y adquiera el valor conceptual, filosófico que tiene en nuestra contradictoria historia a nivel mundial y nacional. Y queda mucho trabajo por hacer y zonas grises que no se pueden resolver solo con la práctica y la costumbre, necesitan una sólida base teórica e histórica, incluyendo el análisis crítico de nuestro pasado. No solo de las experiencias guerrilleras sino de la "dictadura del proletariado" y la "democracia burguesa". Términos estos que han desaparecido del lenguaje nacional, pero....que siempre requieren reflexión y polémica.

El tema electoral hoy aparece desde dos vertientes, por la intención de voto a los partidos y coaliciones y sus posibilidades de triunfo en el 2024-2025, sobre todo a través de los indicadores de apoyo en las encuestas, los del gobierno y segundo a través de las diferentes figuras y  la de los posibles candidatos a la Presidencia de la República y a la Vicepresidencia. Y la danza de los nombres.

Los nombres en general bailan más fuerte en la medida que los partidos como tales son más débiles y menos creativos en toda su acción política, propagandística y su labor política no alcanza los niveles necesarios. Pero debemos asumir que en el Uruguay eso sucede desde hace tiempo, los nombres de los candidatos son centrales. Tabaré Vázquez, fue una figura central para que la izquierda ganara las elecciones, departamentales en 1989 y presidenciales en el 2004 y en el 2014, aunque todas las circunstancias generales, del panorama de todos los partidos y en primer lugar del Frente Amplio y del Encuentro Progresista, obviamente jugaron un papel muy importante. Son procesos inseparables.

Hoy se presenta una situación nueva, insólita en el Uruguay. Todos los grandes partidos gobernaron. La izquierda, en primer lugar el Frente Amplio y el pueblo frenteamplista y de izquierda están particularmente motivados  por retornar al gobierno y la actual coalición, cada uno por su lado, pero unidos en el propósito, quieren quedarse otros cinco años más. El impulso principal del cambio de clima en el FA es la de sacar del gobierno a la actual coalición.

El nivel de actividad y de presencia del Frente Amplio a partir de este año 2022, tanto por el referéndum como por el cambio en la Presidencia de la fuerza política es notoriamente mucho más intenso y constante y con un plan de acción muy intenso. También su presencia en los medios, Fernando Pereira mediante, y el papel de los diversos partidos y sectores se ha reforzado y en parte refrescado.

Del otro lado, el centro absoluto lo ocupa el Presidente de la República, y lejos, distante, las candidaturas blancas a ser candidato/candidata para el 2024. El nivel de aprobación a nivel general pero en los temas principales: economía, sociedad, trabajo y seguridad (ahora que la salud pasó a otro plano) es un tema definitorio. Obvio, pero lo que no es obvio, es que el que crea que lo que se le cae al gobierno cae obligatoriamente en el Frente Amplio, está muy equivocado.

La izquierda y el Frente Amplio se deben ganar con mucha inteligencia, sudor y presencia su lugar en las elecciones del 2024. El pueblo frenteamplista está notoriamente mucho más animado, pero solo con ese sector muy importante de la ciudadanía no se ganan hoy las elecciones, hay una proporción importante de personas que incluso votaron el "SI" en el referéndum pero no tienen decidido votar mecánicamente por el FA. Tampoco del otro lado está todo claro, hay muchos ciudadanos que no tienen claro ni definido a quien van a votar, que se desplazan, se mueven, incluso por temas específicos.

Además de la marcha de la economía en su conjunto (trabajo, ingresos, distribución de la renta y la riqueza, pobreza y miseria), inseguridad, jubilaciones y su reforma y educación, son una suma de temas que generan un clima de opinión pública, que no puede medirse mecánicamente desde el punto de vista electoral partidario.

La calidad del mensaje, de las expectativas que se generen en la mayoría de la población, la confianza que se ganen cada uno de los bloques será fundamental y es una mezcla de gestión, resultados, acción opositora, programas, discursos y líderes. También juega la presencia y planificación de la acción política en el territorio y en los segmentos sociales, por edades y por niveles culturales y educativos.

Los cambios que se han operado y se intensificarán en la naturaleza, en el mundo, en la región y también en el país, y la capacidad de interpretarlos y proyectarlos hacia el futuro son factores cada día más importantes en la acción política. La política actual no les presta la atención necesaria.

Sobre las candidaturas, no se pueden repetir las mismas máximas supremas. Si es temprano, si es el tiempo adecuado o que apoyos políticos son determinantes. Lo fundamental es que nadie inventa los candidatos o candidatas, hay historia, experiencia, personalidades, sensibilidades, discursos, conocimiento que se van construyendo en ambos bloques.

Hay también capacidades de ensanchar el ámbito de la izquierda, del cambio y de la capacidad de gobernar con mayores apoyos y posibilidades de éxito. Y lo que todos necesitamos es dejarnos de escuchar escusas y lograr éxitos, avances, incluso en proporciones mayores a los que históricamente hemos obtenido y con cambios más profundos y audaces. Y eso es manejo del riesgo y del liderazgo.

"Nuestras vidas comienzan a llegar a su fin el día que dejamos de hablar sobre las cosas que importan". Dr. Martin Luther King, Jr

 

(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista en el portal de información Meer (www.meer.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net). Uruguay


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