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30.5.22

Invasión Rusa a Ucrania, lo feo, lo malo y lo peligroso

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Por Esteban Valenti (*)

Esta columna tendrá la mitad de las lecturas que tienen mis columnas sobre temas nacionales. En Uruguay la guerra en Europa solo le importa al gobierno para explicar lo inexplicable de su política económica y social. Es una guerra remota, como lo es para el público en general en Europa a pesar de que los canales de televisión y los diarios no hablan de otra cosa.

Es una guerra extraña, insólita. Nadie sabe cuáles son los objetivos del invasor ni del invadido: ocupar toda Ucrania (no parece serlo), expulsar a los rusos de todos los territorios ocupados hasta la fecha incluyendo Crimea; destruir el poderío militar de la otra parte; ocupar toda la franja del sur-este desde Crimea a las dos repúblicas del Donbass con mayoría de población rusa; desatar una guerra total con participación de otros estados; cercar a Rusia.

Las dos partes (Estados Unidos combatiendo a Rusia hasta el último habitante de Ucrania de un lado y Wladimir Putin del otro) dan su propia versión, sus números, sus interpretaciones. Y cientos de periodistas e institutos especializados especulan a todo vapor.

Lo cierto es que no sabemos cuántas son las bajas militares y civiles de ambas partes (no olvidar que en las repúblicas del Donbas también mueren civiles pro rusos) ni las pérdidas en equipos militares.

Lo cierto es que Rusia está consolidando el dominio de toda la parte este de Ucrania y Kiev se está armando como nunca, con equipos regalados por EE.UU. y países de la OTAN y del otro lado Rusia está quedando más aislada que nunca, con el pedido de incorporación a la OTAN de Finlandia y de Suecia. Ahora los flancos peligrosos para Moscú se han ampliado de manera importante. ¿Estaba esto entre las previsiones de Putin cuando comenzó esta guerra? Lo dudo.

Una curiosidad, Israel que en general está metido en este tipo de bailes bélicos, no apoyó en absoluto a Zelensky y su guerra, ni le donó una sola munición. Es que efectivamente en Ucrania había y todavía hay poderosas organizaciones nazis, que incluso reivindican explícitamente a personajes como Stepan Bandera que asesinaron a decenas de miles de judíos durante la Segunda Guerra Mundial. Y Zelensky es judío...

Era una guerra que se venía cocinando a fuego lento hace varios años y que muchos sabían que se desencadenaría, por la condición imperialista de la Rusia de Putin y su complejo militar histórico contra Europa; y el cerco programado y actuado por EE.UU. a través de la expansión de la OTAN hacia el este. Era solo cuestión de tiempo. Eso no quiere decir que se justifique la invasión rusa.

Yo apoyo y apoyé con todas mis fuerzas a los Aliados durante la segunda guerra mundial y reivindico su papel conjunto para derrotar a la tremenda maquinaria bélica del eje Berlín-Tokio-Roma, pero eso no me impide seguir repudiando el lanzamiento de las dos bombas nucleares en Hiroshima y Nagasaki o la masacre de Katyn por parte de los soviéticos, donde murieron 22.000 oficiales, intelectuales, policías polacos y muchos otros episodios indefendibles en esa terrible guerra por parte de los aliados.

Lo más peligroso es que el cerco que se está produciendo día a día sobre Rusia choque todavía más violentamente contra los delirios de Putin y en algún momento sobrepasen la visión de que Rusia está en peligro y con su pasado y su presente, eleve a un nuevo nivel la confrontación. Después que parta el primer proyectil o misil táctico (es decir de baja potencia) nuclear, ya no hay vuelta atrás.

Allí la guerra escalará a niveles nunca antes conocidos, de verdadera destrucción masiva y a nivel global. Y paso a paso esta realidad está avanzando.

Es inútil hacer el cálculo de las divisiones blindadas en juego, de la entrega de armas defensivas u ofensivas a Ucrania y del nivel de las pérdidas en el terreno, el verdadero problema es cuanto y a que velocidad nos estamos acercando al borde del abismo.

Las caras sonrientes y despreocupadas de los gobernantes de Finlandia y de Suecia en su visita a Bruselas y a Washington para solicitar su ingreso a la OTAN, me hace recordar una canción de moda en los meses previos a la Segunda Guerra Mundial: Tout va très bien Madame la Marquise. Y por cierto todo iba muy mal, sobre todo para los franceses, pero en realidad para todo el planeta, murieron más de 70 millones de personas en todo el mundo. Pero es bueno recordar las cifras desglosadas:

Los soviéticos tuvieron 29 millones de muertos, China 20:620.000; Polonia 6.270.000; Alemania 5:690.000; Japón 1:800.000; Yugoslavia 1:660.000; Rumania 915.000: Hungría 800.000; Francia 595.000; Italia 533.000; Reino Unido 495.000, los EE.UU. 413.000. Hablamos de civiles y militares. Como puede apreciarse los EE.UU ocupan el lugar número 13....y produjeron decenas de miles de películas sobre ellos en la guerra...

(Aunque existen diversas fuentes con variadas cifras sobre el número de muertos, hemos tomado las que se consideran más serias).

La despreocupación con la que vivimos esta guerra por estas latitudes y también en el resto de Europa, donde parece que esas cosas llegan de refilón, cambiaría radicalmente, porque la guerra sería la más global y destructiva de todas las guerras combatidas en este planeta guerrero y belicista.

 No hay nadie haciendo cosas serias, bien pensadas, responsables para detener esta carrera, al contrario se cuentan los beneficios y los perjuicios económicos para cada una de las regiones y hasta los eventos ya tradicionales como el Foro de Davos, es parte del circo mundial de la especulación y del show de Zelensky y su coro.

Los Estados Unidos han sido especialistas en embarcar a sus aliados en guerras que costaron cientos de miles de vidas, como por ejemplo en Irak y Afganistán, para mencionar las más recientes, o Viet Nam, Laos y Camboya  y repartir los muertos, producirlos y llegado el momento plantar a sus socios en el medio del pantano.

Es lo que están haciendo ahora despiadadamente, es combatir su guerra con Rusia hasta el último ucraniano. Y lo están logrando con la invalorable ayuda de Putin y Zelensky.

¿Qué se puede hacer más que indignarse, seguir la situación, compararla con otras experiencias, desnudar los objetivos y los métodos en juego de los diversos países y gobernantes involucrados?

Lo que no se debe hacer es olvidarse de esta guerra ni de ninguna de las guerras que se han producido, porque son el estadio más cruel y bárbaro de la historia humana y esta puede superar todas las marcas.

Deberíamos movilizar a grandes mayorías de la población mundial para reclamar una negociación en serio y el fin de los combates. Nada de eso sucederá.

Hasta que los EE.UU. no consideren que han causado a los rusos suficientes daños militares, probado sus armas, encontrado todas sus debilidades, afectado su economía, engrosado su alianza militar en Europa (OTAN) y en Asia, apuntando contra China o los rusos hayan conquistado territorios y objetivos estratégicos en Ucrania, esto seguirá y puede que por un buen tiempo. A menos que derive hacia otro nivel del choque militar, el nuclear.

Yo escribo en otras publicaciones sobre esta guerra desde el punto de vista militar, pero esa no es la prioridad, es como siempre y más que siempre la paz.

 

(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista de Wall Street Internacional Magazine (www.wsimag.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net). Uruguay


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