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23.5.22

El gran fracaso

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La soberbia no es grandeza sino hinchazón; y lo que está hinchado parece grande pero no está sano.   San Agustín

Por Esteban Valenti (*)

Los gobiernos aciertan, fracasan, contemporizan con los problemas y las dificultades o los resuelven, ninguno es lineal.

Estamos a casi 26 meses de que asumió el actual gobierno multicolor encabezado por el Presidente Luis Lacalle Pou y desde el 13 de julio del 2020, es decir hace 22 meses está en vigencia la Ley de Urgente Consideración, la LUC, con sus 476 artículos completos.

En la reciente campaña por la vigencia o la anulación de 135 artículos de la LUC nadie tiene la menor duda que el argumento central y permanente del oficialismo fue el tema de la seguridad y el aporte que la LUC había representado para mejorar la seguridad pública en el país.

En la campaña electoral del 2019 el centro de la argumentación de todos los partidos de la posterior alianza multicolor, también fue la inseguridad, llegando el candidato Lacalle a afirmar que él personalmente estaría encabezando la batalla por la seguridad. Ya pasó el tiempo y hay condiciones para un primer balance.

Los asesinatos, el más grave de los crímenes y que sintetiza la situación general de la inseguridad, porque no puede manosearse la cifras (aunque lo intentaron...), han venido creciendo desde el mes de junio del 2021, pero este año han superado todas las marcas y la tendencia es a su crecimiento y sobre todo a su ferocidad, que también tiene su significado. En el primer trimestre de este año los homicidios aumentaron un 33% en relación al 2021 y siguieron creciendo en abril y lo que va de mayo.

En solo una semana se produjeron 11 asesinatos, con desmembramientos, calcinaciones de los cadáveres, asesinatos de padre y madre frente a sus hijos. Es imposible encontrar en la historia del crimen nacional una semana con estas características. Y nadie podrá decir ni que se falsean las cifras ni las características de los hechos, ni que alguien esté dibujando esta triste realidad desde la oposición. Son hechos y cifras inobjetables.

Las declaraciones del Ministro del Interior Luis Alberto Heber merecerían un tratamiento particular, por su superficialidad, por refutar de manera absoluta las declaraciones en campaña electoral del Presidente y por la insensibilidad burocrática con las que trata de explicar las situaciones.

La oposición se podría hacer una fiesta en el parlamento sobre todo recurriendo a los antecedentes de la actitud del Partido Nacional durante anteriores gobiernos sobre este mismo tema. Mientras tanto el presidente guarda prudente silencio, a lo sumo se reúne con el ministro y le reafirma la confianza.

Esto se enlaza con todo el clima de inseguridad en el país y en la capital, las rapiñas reiteradas, los hurtos y la tendencia general al crecimiento del delito y su impacto en la vida cotidiana de la gente, en especial en los barrios periféricos, pero no solo. Hoy la inseguridad influye de manera determinante en el cambio de costumbres y estilos de vida de los uruguayos, con el complemento que la situación económica de la mayoría de las familias se suma a este panorama. Y estamos hablando de cifras y no de relatos.

Si utilizáramos el mismo razonamiento simplón y tramposo que se utilizó por los partidarios del "NO" en la campaña, la responsabilidad de este aumento del crimen es de los 135 artículos de la LUC, específicamente los relativos a la seguridad. Sería demasiado simple y falso.

Lo que está fracasando sin ninguna duda es la falta absoluta de un abordaje completo, de las diversas instituciones, del Estado en su conjunto y con una visión estratégica y nacional del complejo tema de la inseguridad. Lo cierto es que si se persevera por este camino vamos muy mal y será cada día más difícil volver atrás y no pueden excusarse en la falta de instrumentos jurídicos, tienen a pleno toda la LUC a disposición ni con la explicación de que todo es culpa del  narcotráfico.

El crimen organizado, el tráfico de drogas, los delitos asociados están imponiendo un cambio de calidad del delito en amplias zonas del país y no se detienen solamente aumentando el número de los presos o intensificando como un sarpullido la presencia policial. El fracaso es en primer lugar del gobierno en su conjunto y del Ministerio del Interior en particular, pero debemos asumirlo como un fracaso del país.

No habrá soluciones fáciles y rápidas, hace años que estamos retrocediendo y una convocatoria a todas las fuerzas políticas ya no es suficiente, hace falta un abordaje completo, político, profesional, de inteligencia, cultural y con todas las estructuras del Estado e incluso de la sociedad civil. Si no queremos retroceder paso a paso hacia otras situaciones de inseguridad similares a las existentes en otros países de nuestro continente. Estamos en emergencia nacional.

Es obvio que hay que poner al frente de una batalla de este tipo a dirigentes a la altura, aunque eso no sea suficiente, está claro que no es la situación actual, ni de cerca.

El Estado tiene los medios necesarios, en el único sector donde flaquea notoriamente es en las cárceles, lo que hace mucho más negro el futuro, porque estamos construyendo nosotros mismos una enorme bola de fuego y muerte que impactará contra con más gravedad contra nuestra sociedad.

La batalla comienza desde la cabeza, sigue con la coordinación de todos sectores involucrados y con el compromiso institucional y social más amplio posible, sin pensar en batallas electorales futuras.

La soberbia de creerse que la coalición multicolor puede sola con esta batalla, que está obligada a demostrar que toda su campaña por el referéndum era cierta, es el camino seguro hacia un fracaso mayor.

No podrán culpar a la oposición, ni social ni política de los crímenes, del aumento de la inseguridad, del descontento creciente de la gente. Se ha consolidado un quiste de delincuencia en una parte de la sociedad, que además tiene terrenos fértiles en el consumo de drogas, en la desesperación social, en la incultura y la marginación.

Es una batalla fundamental para todos los uruguayos sin diferencias de colores, que debe planificarse, que debe apelar a los mejores especialistas y cuadros y no a las repartijas políticas y los enroques permanentes y que se está transformando en una pandemia nacional por sus consecuencias.

Esto no lo va a resolver el alcalde de Nueva York y sus asesores magistrales, es un problema que ha clavado sus garras muy profundo en la sociedad uruguaya, en sus debilidades, en sus propias características y tendencias, en una sub cultura o en varias sub culturas particulares.

Tenemos instituciones, hay que adecuarlas y coordinarlas, tenemos cuadros y expertos tenemos que utilizarlos adecuadamente, necesitamos planes con el correcto manejo de los recursos y del tiempo, sabiendo que no habrá milagros.

El mejor aliado de esta delincuencia desbordada es la superficialidad, la justificación de todo y la soberbia de las autoridades.

 

(*) Esteban Valenti. Trabajador del vidrio, cooperativista, militante político, periodista, escritor, director de Bitácora (www.bitacora.com.uy) y Uypress (www.uypress.net), columnista de Wall Street Internacional Magazine (www.wsimag.com/es), de Other News (www.other-news.info/noticias). Integrante desde 2005 de La Tertulia de los jueves, En Perspectiva (www.enperspectiva.net). Uruguay


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