bitacora
ESPACIO PARA PUBLICIDAD
 
 

23.5.22

Los descendientes del fascismo italiano apelan a un “nuevo partido conservador”

imagen

Por Andrea Colombo (*)

Son buenas las ocurrencias que sirven para aplaudir y también hacen falta en política. Pero la puya de Giorgia Meloni - "¿[Roberto] Speranza [ministro de Salud, miembro del Partido Democrático] y [Luigi] Di Maio [ministro de Asuntos Exteriores, miembro del Movimiento Cinco Estrellas] son ministros y dicen que nuestro partido tiene problemas de liderazgo?" - no resuelve en realid

Así lo expuso ante los 4.600 delegados reunidos en Milán para la convención programática de los Fratelli d´Italia (FI, Hermanos de Italia): "Hoy, los conservadores están donde ocurren las cosas de verdad, este es nuestro momento".

Habló de un Partido Conservador, de un Gran Partido Nuevo, algo similar al Partido Republicano en los Estados Unidos o a los "tories" en el Reino Unido, algo que nunca ha existido en Italia, y también algo muy diferente del partido neo-MSI [es decir, sucesor del partido neofascista del Movimiento Social Italiano] que sigue siendo FI a estas alturas. Para un proyecto de este tipo, se necesitaría un personal político adecuado y un área de enfoque social y cultural que esté a la altura de dicha ambición. A la hermana Giorgia le faltan ambas cosas. Ahí es donde flaquea el reto que lanzó en Milán.

Su discurso de apertura fue astuto. La dirigente pretende sacudirse los escombros de un soberanismo que se derrumba aplicando de nuevo la misma receta, pero a toda Europa. "Somos más europeístas que mucho Solón de los que hay en Bruselas", ha dicho. Pero Europa debe significar un ejército, una política exterior común, una independencia energética. Si nos defienden los Estados Unidos, la sumisión es inevitable, "mientras que nosotros queremos ser aliados y no súbditos, por lo que pedimos que la OTAN tenga una columna americana y otra europea con la misma dignidad".

Los europeístas y los atlantistas se han alineado sin dudar para apoyar a Ucrania porque, si capitula, "sería una victoria no tanto de Rusia como de China"; mientras que no hay que olvidar los intereses de Italia: "No seremos bestias de carga de Occidente. En esta crisis hay quien paga más y quien puede salir ganando: pedimos un fondo de compensación en el que participe todo Occidente, y pedimos a Draghi que vaya a Europa a revisar el PNR [Programa nacional de Recuperación y Resiliencia] para intervenir sobre los efectos de la crisis".

Explicó el programa del partido al completo: presidencialismo, Occidente ha vendido sus valores, inmigrantes ilegales que "están en Europa sin tener derecho a estar ahí", bandera de la coherencia doctrinal frente a una clase política que está "dispuesta a cambiar de colores y de gobierno sólo para salvarse".

Pero fue más significativo lo que faltó en su largo discurso: una referencia cualquiera a los aliados, a la coalición, al centro-derecha. Se puede apostar que la líder del partido hablará de ello en los comentarios finales, pero la decisión de no mencionar la alianza el viernes es significativa. FI juega en solitario. La coalición puede o no estar ahí. Podría perdurar incluso después del cierre de las urnas en las próximas elecciones políticas, pero esto no es un hecho, y como todo el mundo sabe, Giorgia no tiene mucha fe en ella. Pero lo importante no es la alianza, sino el partido, que, según ella, "seguirá subiendo, pero manteniendo los pies en el suelo".

Pero la llaga no es otra que el propio partido. La decisión de celebrar la convención en Milán en lugar de hacerlo en el bastión romano tiene un doble significado: es un desafío a la hegemonía que la Lega-FI siempre ha tenido en el norte, y también el anuncio de una ofensiva para ganarse a las "clases productivas" que hasta ahora siempre se han mantenido alejadas de un partido al que se considera, con razón, centralista y estatista, parte de la herencia del viejo MSI. Subvertir esa estructura ideológica y ampliar las filas de un personal político que sigue atrapado en los límites de un pequeño partido neo-MSI es condición previa necesaria para aspirar a tener éxito. Pero también constituye la apuesta más difícil.

El primer paso es ampliar el área de enfoque político-cultural. Este es precisamente el verdadero objetivo de la convención de Milán: Marcello Pera [exsenador berlusconiano, expresidente del Senado], Paolo Del Debbio [periodista, presentador de televisión, profesor y cofundador de Forza Italia], Giulio Tremonti [exministro de Finanzas en varios gobiernos de Berlusconi], Luca Ricolfi [sociólogo y politólogo, editorialista de varios diarios italianos] no están allí sólo por el espectáculo. Al menos según el plan de Meloni, son la semilla que debe transformar la cultura política del FI para convertirlo en una fuerza liberal y neoliberal, fiable y considerada como tal en Italia y en el extranjero. Pero la cuestión del personal político actual sigue sin resolverse, y no es casualidad que la ocurrencia del día entre los asistentes fuera: "Harían falta diez [Guido] Crosettos [político anteriormente berlusconiano y cofundador de FI"]. Tal vez incluso más.

 

(*) Andrea Colombo. Comentarista político del diario italiano il manifesto. Antiguo militante de Potere Operario y experto en la historia italiana de los años 70, sobre la que ha escrito varios libros, fue portavoz del grupo parlamentario de Rifondazione Comunista en el Senado.

Fuente: Il manifesto global, 2 de mayo de 2022

Traducción: Lucas Antón


Atrás

 

 

 
Imprimir
Atrás

Agrandar texto

Achicar texto

linea separadora
rss RSS