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28.3.22

ALEMANIA. Por qué dejé Die Linke

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Por Oskar Lafontaine (*)

El cofundador del partido anuncia que lo abandona tras su discrepancia con la ejecutiva por el apoyo armamentístico a la guerra de Ucrania.

 [En 2007, tras abandonar el Partido Socialdemócrata alemán, que había llegado a presidir y con el que había sido ministro de Finanzas a finales de los 90, Oskar Lafontaine fue uno de los fundadores de Die Linke ("La Izquierda"). Entonces, el político justificaba su marcha del SPD en  la deriva "neoliberal" del gobierno de Schröder. Quince años después, Lafontaine se desvincula también de Die Linke. En este artículo, publicado en su blog, explica las razones.]

Hoy dejé el partido Die Linke. Aquí está mi explicación:

Die Linke se fundó para revertir los recortes en los servicios sociales y los salarios de la Agenda 2010. Además, después de la participación de Alemania en la guerra de Yugoslavia, que violó el derecho internacional, y en la de Afganistán, debía nacer una nueva fuerza que abogara de nuevo por la paz y el desarme y por el cumplimiento del derecho internacional.

Con una política orientada a estos objetivos, logramos un 11,9% en las elecciones federales de 2009 y obtuvimos escaños en los parlamentos de Bremen y Hamburgo, así como en las cortes estatales de Schleswig-Holstein, Baja Sajonia, Renania del Norte-Westfalia, Hesse y Sarre. Sin embargo, en 2015, la dirección de Die Linke comenzó a cambiar su rumbo político. Con ello, Die Linke se transformó gradualmente en un partido que persigue objetivos similares y lucha por el mismo segmento electoral que Die Grünen [los Verdes]. Como resultado, muchos trabajadores y pensionistas nos dieron la espalda, volvieron al SPD, dejaron de votar o votaron por AfD u otros partidos como protesta. En las últimas elecciones federales, sólo el 5% de los trabajadores votó por Die Linke.

Ya no se puede pasar por alto. Las clases medias y bajas y los pensionistas ya no se sienten representados por el partido. Después del viraje ideológico, los principios de la política de paz de Die Linke también han sido eliminados. La guerra contra Ucrania, que es contraria al derecho internacional, se utiliza como una oportunidad. En la mañana de la sesión especial del Bundestag, en la que el canciller Scholz anunció su gigantesco programa de rearme, el portavoz de política exterior del grupo parlamentario, Gregor Gysi, el líder del partido, Hennig-Welsow, y otros miembros del grupo parlamentario pidieron que la moción del Gobierno, que abogaba por un aumento del gasto público en defensa y por el envío de armamento a Ucrania, fuera aprobada. Afortunadamente, no pudieron salirse con la suya. Inmediatamente después, la ejecutiva del partido anunció públicamente que aquellos que defendiesen el consenso fundacional en torno a la política social y al pacifismo de Die Linke, incluido yo mismo, deberían ser expulsados o excluidos. En este sentido, la Comisión Federal de Arbitraje me informó que el procedimiento de exclusión en mi caso debía ser entregado a la Comisión de Arbitraje del Estado de Berlín y ellos debían decidir.

El paulatino cambio en el perfil político de Die Linke es la causa de las numerosas derrotas electorales. En Sarre, el partido federal ha permitido durante años que se instale un sistema fraudulento, en el que los escaños del Bundestag y del parlamento estatal se otorgan en base a listas de afiliados manipuladas. Un miembro normal del partido que no esté involucrado en el sistema de fraude no tiene ninguna posibilidad de obtener un escaño. En su día abandoné el SPD porque se había convertido en un partido que, en contra de la tradición socialdemócrata de Willy Brandt, promovía los salarios bajos, recortaba las pensiones y los servicios sociales y apoyaba la participación de la Bundeswehr [fuerzas armadas] en guerras que violaban el derecho internacional. Quería que hubiera una alternativa de izquierdas a la política de inseguridad social y desigualdad en el espectro político, por eso cofundé Die Linke. La izquierda de hoy ha renunciado a esa pretensión.

No quiero pertenecer a un partido en el que los intereses de los trabajadores y pensionistas y una política exterior basada en el derecho internacional y la paz ya no son centrales, y que además apoya el sistema de fraude establecido en Sarre.

 

Este artículo fue publicado originalmente en la web de Oskar Lafontaine. Traducción de Enrique de Sus.


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