27.12.21
Stephany Griffith Jones / Asesora Económica de Gabriel Boric
Por Andy Robinson (*)
"Boric es socialdemócrata, Kast sí es extremista".
Stephany Griffith Jones (Praga, 1947), una de las defensoras más elocuentes del papel del Estado y de la banca pública para el desarrollo equitativo de las economías latinoamericanas, se incorporó al equipo de asesores del candidato presidencial chileno Gabriel Boric antes del inicio de la campaña de la segunda vuelta. La decisión de fichar a Griffith Jones, catedrática de la Universidad de Sussex en el Reino Unido, que ha colaborado con el premio Nobel Joseph Stiglitz en la Universidad de Columbia en Nueva York, es una prueba de que Boric pretende incluir no solo las ideas que emergieron del movimiento de protesta de 2019, sino las de los expertos cercanos a la Concertación y Nueva Mayoría que dirigieron los gobiernos de centro izquierda de la lenta transición chilena. Es la prueba también de que, a los 35 años, Boric es consciente de la importancia de trabajar con economistas con experiencia como Griffith Jones, nacida en Praga en 1947, en una familia que emigraría a Chile al año siguiente (es sobrina nieta de Franz Kafka). Aquí se puede leer un análisis del dilema de Boric ante la necesidad de responder a la reivindicación de cambio en Chile y la necesidad de estabilizar la economía.
Parece que Gabriel Boric se enfrenta a un dilema. Es el candidato del cambio, de aquel movimiento que se lanzó a las calles de Santiago en protesta contra el modelo neoliberal. Pero si gana llegará al poder en una difícil situación presupuestaria que apenas dejará margen para políticas progresistas en el ámbito fiscal...
Sí. Por el momento la situación presupuestaria es muy difícil. El déficit fiscal ya está en el 13% del PIB... Piñera fue de un extremo a otro en su respuesta a la pandemia. No hizo nada al principio y mucha gente de rentas bajas pasó verdaderos apuros. Allí surgieron los primeros retiros de los fondos de pensiones, para ayudar a gente modesta, en pésima situación. Pero luego, en 2021, Piñera pasó al otro extremo. Dio un apoyo generoso, tal vez demasiado, a muchos, incluso a gente que no era tan pobre. Y el consumo se disparó. El PIB chileno crecerá este año entre el 11% y 12%. La economía está totalmente recalentada.
Boric se ha comprometido a rebajar significativamente el déficit fiscal en un solo año, es una muestra de su moderación
¿Qué hay que hacer?
Boric se ha comprometido a rebajar muy significativamente el déficit fiscal en un solo año, respetando el Presupuesto ya aprobado en el Congreso. Es una muestra de su moderación. En los próximos años quiere subir impuestos de forma progresiva y elevar la recaudación de los existentes. Más impuestos directos y menos indirectos. Los impuestos indirectos, como el IVA, suponen más del 50% del total de la recaudación tributaria, mucho más que la media de la OCDE. Hay también un compromiso para combatir la evasión tributaria, que en Chile es el doble de la evasión promedio en la OCDE, pero ello requiere contratar a más inspectores fiscales.
El dilema es más general. América Latina está en un momento de polarización. Hace falta romper con un modelo que era profundamente impopular, pero la realidad económica y fiscal en países como Brasil o Chile deja muy poco espacio y tanto Lula como Boric se desplazan hacia el centro.
Sí. Al principio muchos pensaban que Boric sería demasiado radical. Pero ahora el mayor temor puede ser que no va a poder hacer suficiente.
Pese a ello, es retratado como un radical en muchos medios...
Cierto. Los medios hablan de la extrema derecha y la extrema izquierda. Hay que rechazar esta dicotomía falsa. Porque Boric es socialdemócrata. Kast sí es extremista. En economía, es bastante radical; recortar impuestos cuando tienes un déficit del 13% del PIB es francamente osado. En política lo es aún más. Uno de sus diputados dijo que jamás se debería haber dado el voto a las mujeres. Increíble. Propuso restringir el aborto incluso para mujeres que han sido violadas e indultar a torturadores de la era Pinochet. Pero Boric es socialdemócrata al estilo europeo. Yo lo conocí en una conferencia sobre el modelo escandinavo. Ha sido bastante de izquierdas pero es consciente del problema fiscal actual y está muy dispuesto a dialogar con todos los sectores. Eso sí, está muy comprometido con la necesidad de redistribución.
¿Dada la polarización y el rechazo al sistema en las calles, cree que puede ser un arma de doble filo tener el apoyo de los principales personajes de la Concertación?
No. Es muy positivo para Boric. La izquierda lo va a votar sí o sí. El problema es atraer el voto más centrista. Aunque lo importante es que voten los jóvenes que se manifiestan pero a veces no van a votar. La participación en la primera vuelta fue muy baja. En el pasado, el centro y la izquierda siempre ganaban cuando iban unidos, y es de esperar que esta vez ocurra lo mismo. Boric ha reconocido la contribución que hicieron los demócratacristianos y esa ha sido una muy buena idea. Se reunió con Ricardo Lagos y con Michele Bachelet. Ellos han sido generosos con él. Gran parte del centro y de la izquierda ya se ha sumado a la campaña. Y los demócratacristianos lo apoyan, aunque dicen que no entrarían en un gobierno con él. También es cierto que el hecho de que Kast sea percibido como algo desastroso ha facilitado el reencuentro.
Es extraño comparar la victoria de la izquierda en la Asamblea Constituyente y el resultado posterior de las elecciones al Congreso. ¿Cómo ocurrió?
Sí, el 78% quiso una nueva constitución. La Constituyente fue una gran victoria para la izquierda. Pero luego, solo un año después, el mismo electorado votó por un Congreso dividido entre izquierda y derecha. Así que hay una falta de coherencia. Si gana Boric va a tener problemas con el Congreso, que posiblemente intentará bloquear propuestas como la reforma tributaria.
Boric y sus seguidores están muy comprometidos con una transición verde. Chile tiene suerte porque tiene litio
¿Más adelante habrá más margen?
Creo que sí, después del primer año. Boric y sus seguidores están muy comprometidos con una transición verde. Chile tiene suerte porque tiene litio, crucial para las baterías, y cobre, que es fundamental en la transición energética. Además, hay gran potencial para desarrollar más la energía solar y eólica. Hay que dar prioridad a determinados sectores para esa transición, apoyando su desarrollo, y Kast no entiende esto. Hay que movilizar los bancos de desarrollo para la transición verde. Y se puede usar la regulación financiera para incentivar préstamos de la banca comercial a empresas cuyas inversiones sean de bajos niveles de carbono. La inversión pública es clave. Por ejemplo, Boric quiere apostar fuerte por una amplia red ferroviaria. Luego está el hidrógeno. Se puede producir hidrógeno de forma sostenible en Chile porque hay muchas maneras de generar energía renovable. Podemos usar hidrógeno verde en la minería para tener cobre verde.
¿No existe un peligro de que la transición energética genere demanda de metales y provoque más extractivismo y dependencia de exportaciones de materias primas?
La idea sería ascender en la cadena de valor. Fabricar baterías, incorporar más tecnología y conocimiento. Las economías escandinavas, que en el pasado eran como Chile, dependientes de exportaciones de materias primas como la madera, lograron ascender en la cadena de valor y se desarrollaron rápido. Hay que refinar más el cobre, fabricar los cables que permitirían subir el precio.
¿Por qué la izquierda haría eso mejor que la derecha?
La inversión pública y el banco de desarrollo son esenciales para la transición verde, y catalizar inversión privada en ese sector es clave. Kast no entiende esto. Caricaturiza al Estado como una fuerza oscura y negativa, pero esas son ideas del pasado.
(*) Andy Robinson. Es corresponsal volante de 'La Vanguardia' y colaborador de Ctxt desde su fundación. Además, pertenece al Consejo Editorial de este medio. Su último libro es 'Oro, petróleo y aguacates: Las nuevas venas abiertas de América Latina' (Arpa 2020)
