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8.11.21

La izquierda del pequeño mundo antiguo

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Por Norma Rangeri (*)

Cien años después de que Lenin escribiera sobre ello, todavía hay quienes en la izquierda son incapaces de recuperarse de la enfermedad infantil de siempre: el extremismo autorreferencial. Lo cual, a pesar de una larga y dolorosa serie de derrotas y laceraciones, sigue llevando a elecciones minoritarias y pavlovianas. Infantiles, de hecho.

Ver los resultados obtenidos en las elecciones locales por algunas listas, siglas, agrupaciones (definirlas como "fuerzas" podría parecer risible), de la izquierda radical causa más desconcierto que asombro. Porque ya otras veces han demostrado una absoluta incoherencia, por lo que no sorprenden los penosos y deprimentes resultados obtenidos en diversas ciudades. Pero esta vez se ha sobrepasado toda lógica política, se ha olvidado el sentido común, hasta rozar el ridículo.

No me refiero a las áreas políticas vinculadas en particular a Sinistra Italiana, ni a listas como la de Coraggiosa, creada por EllySchlein, ni a experiencias como la de RiccardoLaterza en Trieste, que han conseguido, por el contrario, resultados decentes, como se describe en el artículo publicado ayer, sino a ese pequeño mundo antiguo inmóvil en la conservación de su propia identidad: los ejemplos de la derrota de estas listas, desde Milán a Roma, hablan por sí mismos.

Desgraciadamente, un pasado de compromiso político y de militancia en el territorio no es suficiente para convencer a los votantes de que apoyen a organizaciones que, a la hora de los hechos, no superan los cero coma de votos.

Y si pensamos que ni siquiera experiencias locales positivas (como la de Giovanni Caudo en Roma, que ha obtenido apenas un 2% con una lista de apoyo a Gualtieri [candidato a la alcaldía por el PD]), no reúnen grandes consensos, quienes quieren testimoniar una presencia de la izquierda radical deberían preguntarse por qué su proyecto sufre, y ya desde hace muchos años, derrotas verdaderamente humillantes.

Las listas que se comportan como los cuatro amigos del bar que querrían cambiar el mundo y que, en lugar de seguir sentados tomándose un café, se presentan a las elecciones municipales con la propuesta inverosímil de candidatos a la alcaldía, quizá deberían pedir disculpas a los pocos votantes que acaso han creído en ellos y les han votado. Y hasta quienes les han votado deberían reflexionar sobre unas opciones ciertamente consoladoras, pero igualmente perniciosas e impotentes para cambiar el actual estado de cosas.

Esto no quiere decir que no respetemos a quienes ponen en juego su propia historia en nombre de un ideal. Pero precisamente porque creemos que algunos valores, ideas y esperanzas deben no sobrevivir sino figurar en el corazón de un posible cambio, hacen falta piernas más fuertes, unidad de propósito, hace falta dar forma a las muchas experiencias vividas y aún vivas. Dejando a un lado personalismos, medallas políticas, ambiciones irreales y barricadas ideológicas construidas sobre el papel. Superando, por último, la idea de que bastaría una sumaria unidad de las diferencias y luchas sociales para que del alambique pueda crearse mágicamente una amplia fuerza de izquierda radical del 10%.

Nosotros, los de ilmanifesto, desde nuestro nacimiento, hace cincuenta años, somos minoría. Pero eso no es lo mismo que ser minoritarios, porque intentamos representar a una comunidad importante de mujeres, hombres, ancianos, jóvenes, que pueden y quieren luchar juntos sin dividirse en mil riachuelos inútiles. Y mientras tengamos el apoyo de quienes nos leen y nos apoyan, seguiremos luchando para que la izquierda, incluso la más radical, tenga el espacio y el reconocimiento que merece. Ciertamente, por encima del cero coma.

 

(*) Norma Rangeri. Directora desde 2010 del diario italiano "ilmanifesto", en el que lleva trabajando desde 1974, primero como crítica de televisión, experiencia recogida en su libro "Chi l´ha vista?Tuttoilpeggiodella tv da Berlusconi a Prodi' (o viceversa)", Milán, Rizzoli, 2007.

Fuente:ilmanifesto, 6 de octubre de 2021

Traducción:Lucas Antón


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