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1.11.21

Reportaje. Belela Herrera: Yo hice lo que debía. (1era parte)

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MONTEVIDEO (Uypress/Esteban Valenti) - En su pequeño apartamento en el Parque Rodó le dedicamos una mañana entera a conversar como amigos y, para tratar de aportar algo a la historia de esta mujer enorme y menuda, que se ha batido en tantos campos de batalla y que es un orgullo de la sociedad y de la izquierda uruguaya.

Con su calma, sus 94 años que no esconde, los exhibe como un largo camino de cosas que hizo, porque "debía hacerlas", su vergüenza genuina, auténtica por aparecer en los medios y su extrema amabilidad, la conversación fluye naturalmente.

Ante de comenzar, voy a recordar una anécdota: un día caminando por la calle Benito Blanco hace varios años, la encontré y me atreví a preguntarle que hacía con tanto frío, me explicó que estaba distribuyendo invitaciones. Si, ella misma distribuía invitaciones para una actividad de la Comisión Internacional del Frente Amplio.

Seguimos juntos charlando, caminando juntos y buscando direcciones. Esa también es Belela Herrera, ex sub secretaria de Relaciones Exteriores en el gobierno de Tabaré Vázquez. Tiene una memoria portentosa y hay que tenerla para reconstruir partes, pinceladas de su intensa vida.

¿Tu compromiso con la política, con los derechos humanos fue quebrando una tradición familiar "patricia" o viene de antes? ¿Cuál es tu historia familiar?

Mi padre era 13 años mayor que mamá, arquitecto, se recibió junto con Juan Carlos Figari, fueron juntos y la exposición de ambos fue tan buena cuando se recibieron, que la tesis fue mencionada en el Parlamento uruguayo. Este cuadro que ves ahí es de Juan Carlos Figari. Juan Carlos pintaba a cuatro manos con mi padre. Muere Juan Carlos a los 38 años de una otitis pero la historia de Figari es absolutamente intensa. ¿Tu leíste el caso de la defensa que él hace de un teniente al que lo acusan, había pena de muerte, el caso Almeida. Yo creo que tengo el libro, te lo voy a pasar. Es la defensa que hace Figari como abogado de un teniente que lo acusaban por haber matado a alguien y era inocente, y había pena de muerte y si lo condenaban lo mataban. Es un ejemplo muy poco conocido de todo lo que hizo Figari.

¿Lo absolvieron?

Si, y eso tuvo una influencia fundamental en la abolición de la pena de muerte.

Mi madre y mi padre se conocen en la coral, porque mamá cantaba y papá era músico. Y se casan y se van a Europa. Y en Europa mamá sigue sus clases de canto y mi padre se vincula con la intelectualidad francesa. Porque mi tío Julio Herrera y Reissig era el cónsul de Uruguay en Lisboa, casado con Bernabela, pero ella siempre se llamó Belela. El nombre que a mí me pusieron es Bernabela, pero, aunque te parezca mentira, mi primera cédula, que tuve que sacar porque fui a un colegio privado, y para dar el examen de ingreso exigían la cédula y me pusieron María Bernabela Herrera y todos los apellidos y entre paréntesis, llámase"Belela"

La policía te puso el nombre a través de la cédula

Sí. Me llamaron Belela desde ese momento y yo dejé de poner mi nombre verdadero cuando entré en ACNUR, porque resolví que yo soy Belela Herrera.

Si tú leés el libro de este hombre muy brillante, que se llama La mejor de las fieras humanas: vida de Julio Herrera y Ressing de Aldo  Mazzucchelli, que habla de toda la familia Herrera, hay muchas Bernabelas en la historia. Primero llegaron con Hernandarias, y el primero, don Cayetano, fundó la ciudad de Montevideo, con Zabala.  Hubo un traidor, el cual, cuando yo estudiaba historia en el colegio,  mis compañeras se burlaban porque era un traidor, que quiso casarse con Carlota la emperatriz brasilera y anexar Uruguay al imperio brasilero.

Mi padres, como mis abuelos Herrera vivían en Buenos Aires, pero mi madre me vino a tener a mí acá, al hospital Británico, su tio Horacio Garcia Lagos junto con otros eran los duelos del hospital Británico.

Mi padre se presentó en Buenos Aires a un concurso para hacer el palacio de Bellas Artes y ganó el concurso.

Y se produce la revolución de (José Felix) Uriburu y expulsan a todos los uruguayos y se van. Entonces, tuvimos que venirnos a Montevideo.

Llegamos y mi padre no tenía un cobre, vivíamos en casa de mi abuela, que tenía una casa espléndida, que la había diseñado mi padre.

¿El museo de Bellas Artes, de Buenos Aires, el que está en avenida del Libertador?

Si, ese. Pero el que construyeron no es el proyecto de mi padre.

Bueno, entonces, nos alojamos en la casa que había hecho mi padre para mi abuela, pero en la parte de atrás, que era la habitación para los choferes, abajo había un garaje y arriba un apartamento, que tenía un gran dormitorio y un cuarto y un baño.

¿Y cuántos hermanos tenías?

En ese momento éramos tres.

¿Cuántos llegaron a ser?

Siete.

Y vos seguiste la tradición, porque vos tuviste cinco hijos.

Yo cinco, sí. Sí, porque en aquella época, no había nada para evitar nada.

Bueno, entonces, mi padre empezó a ver qué hacía acá, le fue muy difícil; hacía crítica de cine, crítica de arte y si tú entrás en la página de la facultad nueva, la de periodismo, de Ciencias de la Comunicación, ahí tenés toda la historia, que es fascinante y que yo siempre hubiera querido que la  escribieran. Porque fue tan rica, él era crítico de cine, crítico de arte, arquitecto, y después político, porque él, y fue presidente de la Comisión Nacional de Bellas Artes.

En política mi padre junto con Juan Pablo Terra, con Cesar Díaz, con Mariano Arana, tenía la inquietud de que pudieran unirse cristianos y marxistas. En uno de los viajes que hizo a Europa fue a ver al Dean de Canterbury Hewlett Johnson, que lo llamaban el "Dean Rojo".

Era el jefe de la iglesia anglicana.

Que le dio un libro donde él sostiene que perfectamente pueden unirse cristianos y marxistas con el objetivo de construir un mundo más justo.

Cuando el regresó a Uruguay yo me estaba por ir a Chile con mi familia.

¿En qué año de casaste?

En el 48.

Y esa leyenda de que vos pertenecías a una familia patricia, por lo que contás, no lo sos. ¿puede ser que haya sido por tu matrimonio,  con César Charlone?

No, César y yo nos conocimos y nos enamoramos.

¿Él era de una familia muy rica, muy adinerada?

No. Lo que pasa que Charlone el padre de mi marido desde muy joven se unió a Terra y siguió toda la vida en cargos políticos. Y fue también del BID.

¿Se fueron a Chile, tu esposo y cuántos hijos?

Cuatro, porque César, el que hace cine, estudió cine y se fue a Brasil porque en Chile no había escuela e cine.

¿En qué año se fueron a Chile?

En marzo de 1970.

¿Y estuviste ahí hasta?

Hasta el 80.

Estuviste diez años.

Pero con salidas muy frecuentes a Río de Janeiro, porque se abrió una oficina de (Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados) ACNUR en Río, una sub oficina. Porque los países, cuando vivieron esa situación de dictadura, apelaron a la convención y el protocolo de los refugiados, que establece que hay que proteger a los refugiados y en el artículo 33 se establece que no se puede devolverlos a su país de origen porque es el peor pecado capital. Se llama el Non-Refoulement, la no devolución al país de origen.

Te costó mucho instalarte en Chile, como la esposa del Encargado de Negocios del Uruguay en Chile.

Recuerdo lo que me costó conseguir colegios para los chicos fue imponente, porque además, aquí iban al Elbio Fernández, y tuve que meterlos en un colegio de monjas y no querían. Se rebelaron, a Macarena, mi hija del medio, se les cayeron las pestañas, la llevé al médico, que me dijo señora, esto es de nervios, de rabia.

¿Cómo viviste el golpe de estado del 11 de setiembre de 1973?

La situación ya estaba muy tensa, se comentaba mucho de la capacidad y la astucia que tenía el presidente Allende para manejar la situación. Yo confiaba en eso.

La mañana temprano del día del golpe, estaba llevando a mi hija Macarena, hasta Plaza Italia, en el centro de la ciudad para tomar un bus hasta la facultad de arquitectura y normalmente el tráfico en la costanera del río Mapocho a esa hora iba hacia el centro, pero ese día venía en sentido contrario hacia el alto, cosa que me extrañó mucho.

Macarena se fue a la facultad y tuvo que estar encerrada allí durante dos días hasta que pudo regresar a casa.

Yo cuando llegue a casa pude oír las últimas palabras de Allende cuando habla de las grandes alamedas y me puse a llorar.

 

 

¿Cómo comienza tu labor reconocida de defensa de los derechos humanos y los refugiados?

En Chile.

Primero yo ya estaba comprometida con lo que sucedia en varios países, yo leía Marcha y escuchaba radio Cooperativa.

¿Tú ya eras de izquierda?

Bueno, era de izquierda, sí. Mi madre era una militante demócrata-cristiana, a full. Y mi padre a pesar de sus inclinaciones no se afilió al Partido Comunista.

¿Tu papá era de orientación marxista?

De orientación. Él estuvo en Francia, recibía TémoignageChrétiene, el semanario cristiano conocidísimo y, cuando le allanaron la casa, en un verano, tenía la pila de ese semanario de Marcha amontonados, pero no pasó nada.

Ese pasado familar tuyo no es muy conocido.

No, no tiene por qué ser muy conocido tampoco.

Pero ¿sabés que sucede?, es la eterna interrogante sobre cómo empiezan los compromisos sociales, humanitarios, etc., si es simplemente por un problema de humanidad, un problema de sensibilidad, o también hay problemas políticos. En tu caso, hay si una trayectoria familiar bien clara. ¿Cómo empezó?

Yo no empecé enseguida, porque yo llegué en el 70 a Chile y eso fue en el 73, o sea, que ahí, primero, tuve la oportunidad de estar en el congreso de la Teología de la Liberación, que se realizó en marzo del 71.

¿El congreso de la Teología de la Liberación de América Latina?

Sí. Salvador Allende asume en octubre, y para él, y para esa asunción, estuvieron en casa Carlos Manini Ríos y  Jorge Peirano, que estuvieron en casa y llevaron de regalo para el presidente un cuadrito chico de Pedro Figari.

Fuimos a la toma de posesión del Allende en el Estadio Nacional, en un acto memorable.

Ese día hubo una recepción, cuando lo voy a saludar, le digo, yo soy del Frente. "Muy bien, chiquilla, muy bien" Yo de atrevida, nomás.

¿Se abrieron las puertas de la embajada de la embajada de Uruguay en Chile y entró todo el mundo?

No, porque la orden del presidente Bordaberry fue de no recibir a ningún solicitante de asilo en nuestra embajada.

¿Cómo se manifestaba el apoyo internacional a la democracia en Chile?

La situación estaba muy tensa, con desabastecimiento y la sensación de que algo se venía.

Hubo un movimiento muy fuerte de muchos países para apoyar esta "revolución de empanadas y vino tinto" como se la llamaba entonces.

Entre otras cosas los países amigos enviaron cuadros y obras de arte que se expusieron en la Quinta Normal, como museo de la solidaridad.

Estuvimos con mi marido en la inauguración y fue la última vez que pude ver con vida al presidente de Chile y su esposa y la Tencha.

¿Con qué que otros uruguayos trabajaste por los derechos humanos en Chile? Uno fue Miguel Soler, ¿con quién más?

Ayudaron, mirá, Germán Rama, muchísimo.

¿Dónde estaba él?

En la CEPAL. Bueno, Enrique Iglesías, vino después, las historias con Enrique fueron divinas.

Iglesias. ¿Dónde estaba él?

En la CEPAL. Entonces, el día del golpe, vienen a allanar la CEPAL.

Aparece la milicada, diciendo que tenían que abandonar el edificio. Entonces, Enrique va y les dice ah, porque con el concepto que tenemos, que se tiene en el país, en el mundo entero de los militares chilenos, con esa instrucción, bueno, les hizo un discurso y los tipos se retiraron.

Siempre hubo ahí un forcejeo de querer sacar la CEPAL de Chile, Enrique se puso firme. Bueno, Enrique estaba fuera del país cuando el golpe.

¿Fuera de Chile?

Después del golpe hubo tres o cuatro días que estaba cerrado el aeropuerto. El primer avión que llegó traía a Enrique Iglesias, a la directora del PNUD, que era una inglesa macanudísima, que se llamaba Margaret Anstee. Y al alto comisionado de las Naciones Unidas para refugiados, OldrichHaselman, un ser absolutamente maravilloso.

¿De qué nacionalidad?

Checo, había sido refugiado checo, pero adquirió la nacionalidad francesa y entró a ACNUR, y la ACNUR lo nombró para la región Argentina, Uruguay, Chile y Paraguay. Porque Brasil no había adherido a la convención de 1951, cuando se firma la convención de protección a los refugiados. Y el protocolo facultativo se agrega después, porque eso es solo para los europeos, entonces, se tenían que extender para otras nacionalidades. Entonces, Brasil   no reconocía refugiados latinoamericanos, solo europeos. Entonces, ¿qué tratamiento le daban a los argentinos y uruguayos que tenían que salir después del golpe? Se negoció con el gobierno brasileño que admitían que estaban solo de paso y que ACNUR los debía enviar a otros países de acogida. Una figura impresionante fue monseñor Evaristo Arns, que fue una personalidad absolutamente fundamental.

Ana Olivera lo declaró ciudadano ilustre de Montevideo.

En la catedral de San Pablo, en la diócesis de San PabloArns ayudó a muchísima gente junto a una organización que llamó Clamor que era para brindar protección a las personas que venían huyendo de Argentina y Uruguay.

Esta es la historia de persecución a Hugo Cores que derivó en el secuestro de Lilian Celiberti junto con Universindo Díaz y sus dos hijos y su deportación totalmente arbitraria a Uruguay.

La relación de ACNUR ahí, en ese lugar era conseguir que los refugiados estuvieran el menor tiempo posible en Brasil y que los recibieran países europeos,Venezuela u otro país latinoamericano.

En Chile hasta el golpe de estado no había oficina del ACNUR. Se instaló después en las oficinas del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, el PNUD. Yo viajaba mucho fuera de Chile.

¿Tú estabas en Chile cuando el avión se perdió en la cordillera?

El 13 de octubre, porque no fue el 12, fue el 13 de octubre, estábamos en la embajada de España, que quedaba a la vuelta de casa, porque todas las embajadas estaban en los alrededores, en Las Condes, muy cerca de la capillita. Y César recibe un mensaje por teléfono, que el avión estaba perdido. Marchamos a casa volando y ahí empezó la búsqueda, pensá tú que algunos padres de los chicoshabían sido compañeros de César del Seminario y algunas madres habían sidocompañeras mías del colegio.Las llamadas telefónicas eran a las cinco de la mañana, las cuatro de la mañana, seis horas de demora, siete horas de demora.Era permanentes.

Me seguían llamando, claro, por angustia, por lo que estaban pasando.

Todo ese proceso lo vivimos muy intensamente y con mucha tensión.

¿Ustedes estaban en Chile cuando apareció el avión y los 16 sobrevivientes?

Si fue el 23 de diciembre de 1972. Ese día Carlos PaezVilaró se estaba tomando el avión para volver a Montevideo, con su perro y le avisaron  que los habían encontrado.

Carlos Paez permaneció todo el tiempo hasta que apareció el avión, en Chile buscando información y tuvimos con él en nuestra casa una entrañable relación, en particular con mis hijos.

Cesar,se fue de inmediato al lugar donde estaban los sobrevivientes. Junior (Cesar) mi hijo había llegado de Brasil, donde vivía y también viajó con su padre. Todos eran compañeros de Junior del colegio Christian Brothers - Stella Maris.

Poco después yo también me fui con mis hijas al lugar donde estaba el arriero Sergio Catalán y los sobrevivientes y fue allí donde comenzaron a llegar los padres y las madres de losque habían encontrado vivos pero también de algunos que habían muerto. Y naturalmente fueterriblemente duro.

Es muy difícil describir la tensión humana que vivimos en esos días, nos costaba hasta respirar.

En Chile en ese momento estaban muchos periodistas de todo el mundo, cubriendo las grandes tensiones contra el gobierno de Allende y pasaron a cubrir el encuentro de los sobrevivientes del avión de los Andes

Esa navidad algunos que se habían quedado, me acuerdo por ejemplo de Roy Harley que tuvo que quedarse para recuperarse porque tenía insuficiencia importante de fosfato ypasaron la navidad en casa. También participamos en una misa que ofició un cura uruguayo que residía en Chile.

Quiero recordar que los chilenos, el gobierno de Allende los siguió buscando durante un buen tiempo, aunque había huelga de camioneros y no tenían combustibles para los helicópteros. Los argentinos hicieron muy poco, uno o dos vuelos. El avión estaba en territorio argentino.

Recuerdo que el día antes de regresar a Montevideo, se reunieron en casa,  sobrevivientes y padres de los muchachos. La reunión comenzó a las dos de la tarde y duró hasta las ocho de la noche, con un calor infernal. Tenían que acordar que declararían en una conferencia de prensa programada en el colegio Stella Maris cuando llegaran a Uruguay.

Como comprenderás había un tema muy delicado, el de la forma de la supervivencia en el avión caído. Finalmente uno de los muchachos tuvo una idea, de tono muy religioso que fue aceptada por todos.

Y todo con los periodistas cercando la casa y llamando a cada rato.Fueron horas muy tensas y muy duras, sobre todo humanamente.


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