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1.11.21

Historiografía y marxismo. Una conversación entre Xavi Domènech y Julio Martínez-Cava

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Por Xavier Domènech, Julio Martínez-Cava, Juan Delgado (*)

[Reproducimos a continuación una entrevista que realizó nuestro buen amigo Juan Delgado, de la revista Sociedad Futura, a Xavier Domènech - un reconocido investigador y profesor universitario c

Juan Delgado: Gracias a los dos por haberse tomado el tiempo. Es una gran oportunidad para la revista poder hablar con ustedes.

Empecemos con el primer tema que me gustaría charlar. Se suele hablar mucho de la «historia desde abajo» como una tradición interesante y que es necesario revitalizar. Pero a veces existe la confusión entre la historia desde abajo y la historia de los de abajo, que es algo que creo que Xavi menciona en algunos trabajos. Al mismo tiempo, hay una fórmula de Benjamin, en las "Tesis sobre el concepto de historia", que es la de la historia a contrapelo. A veces se identifica la historia desde abajo justamente con la historia a contrapelo, y me interesa saber si ustedes reflexionaron acerca de si eso son cuestiones equivalentes o completamente distintas.

Julio Martínez Cava: Creo que se pueden analizar varias cosas bien interesantes en esa fórmula. La distinción entre «historia desde abajo» - «historia de los de abajo» también la hacía Harvey Kaye en el librito que tenía sobre los historiadores británicos y es muy pertinente. Al final te viene a decir que la "historia desde abajo" incluye a la "historia de los de abajo" pero que no se reduce solo a esta, sino que tiene más cosas. Es decir, incluye por un lado el esfuerzo de incorporar al relato histórico a gente que tradicionalmente había quedado olvidada o aparecía de forma subordinada; incluye fuentes nuevas; incluye una manera nueva de preguntar, una manera de ordenar el relato en general e incluye, por ejemplo, una rebelión contra un tipo de historiografía de la que venían los propios historiadores del Grupo de Historiadores Marxista, como podía ser la de los Hammond, o la de los fabianos, como Beatrice y Sidney Webb. A fin de cuentas estos últimos hacían una suerte de historia social, pero muy institucionalista. Digamos que a la hora de hacer la historia de las izquierdas acababan hablando de los sectores más organizados, de los líderes, y reproducían un poco el esquema «whig» de la historia con su linealidad y teleología. 

Hay un documento muy interesante que conseguí cuando estaba haciendo la tesis, que está en los archivos de la BBC y que ejemplifica bien lo que sería la "historia de los de abajo". Es una conferencia que hizo George Rudé para la BBC titulada Mass Portrait Gallery en la que tenemos una de esas pocas ocasiones en las que uno de los padres de la historia desde abajo reflexiona sobre las condiciones históricas, políticas y sociales que permitieron que se creara ese cambio de paradigma historiográfico. Un cambio donde de repente el pueblo, las clases trabajadoras, dejan de ser abstracciones que no tienen rostro -esa era la obsesión de Rudé, ponerles rostro-. Y tampoco se veían ya "desde arriba", es decir, no se contaba la historia de la clase obrera en Inglaterra solo desde el punto de vista del sindicato, del partido, de los grandes líderes. Ahora la gente corriente cobraba capacidad de agencia por derecho propio. Y creo que lo bueno de la distinción que hace Harvey Kaye es decirnos "bueno, esto está bien, pero eso solo sería una 'historia de los de abajo'". Que lo que hacen los historiadores marxistas británicos (incluido el propio Rudé) va un paso más allá, porque lo que hacen no es "una historia de los de abajo de la sociedad" sino una "historia de la sociedad vista desde abajo". Es decir, una historia de lo que sería la totalidad social pero reconstruida en el marco de la concepción materialista de la historia, esto es, reflejando las luchas por el excedente económico, pero metiendo ahí también toda la historia de las ideas, de las creencias, de las costumbres, etc.

Xavi Doménech: Bueno esto es un problema clásico de la historia social, incluso del conjunto de historias que intentan integrar a los sectores que han sido tradicionalmente apartados de la línea, del camino central de nuestro pasado. 

La recuperación de estas historias "subalternas" acaba muchas veces por ser sólo una historia de los de abajo. Pero haciendo esa historia de los de abajo (por ejemplo del movimiento obrero, de sus hogares, de sus conflictos, sus épicas, etc), puede acabar por ser enormemente completa sin transformar la narrativa histórica general. Entonces, tienes una gran explicación sobre la historia del movimiento obrero o sobre la historia de género, pero eso en realidad sirve para que la gente que quiera saber esa historia la pueda conocer, pero no transforma el conjunto del relato. 

Yo creo que aquí el planteamiento de pasar de la historia de los de abajo a una historia desde abajo significa transformar la narrativa global de la historia. Yo me he dedicado a esto precisamente en el caso de la transición política española. Podían existir muchas historias del movimiento obrero, y algunas muy completas, pero esas historias las más de las veces no conectaban la genética de la relación entre ese elemento, esa historia, y la transformación política general. Es más, en el relato de la transformación política general esa historia era, de nuevo, expulsada. Expulsada a veces desde la derecha. Los más conservadores lo hacían en el sentido de decir «miren ustedes que esto sólo lo hicieron las élites», que en realidad el motor de la historia, el gran factor que explica el cambio son las élites. Pero también esto sucedía, a veces, desde posiciones muy de izquierdas, en el sentido de decir «si, realmente la historia la hicieron las élites y nosotros somos los grandes derrotados». De ahí es que yo creo en la importancia de una perspectiva de este tipo, desde abajo. Tanto para lo que afecta al movimiento obrero como a los movimientos de género, vecinales, estudiantiles y más allá incluso. No se trata de historiar sólo ciertos sujetos, sino de tratarlos precisamente como sujetos históricos, con sus victorias y sus derrotas, y con los elementos de derrota que hay también en cada victoria, como elementos de victorias hay a veces también en la derrota.

Eso no es óbice para afirmar también que la historia de los de abajo es, ciertamente, una parte histórica relevante en sí misma y para sí misma, sin necesidad de conectarlo todo, y de hecho intentar conectar siempre con el curso de la historia puede acabar provocando problemas, ahí las reflexiones de Benjamin tienen que ser escuchadas. En este sentido, la idea de la historia a contrapelo es sólo una parte de la propuesta benjaminiana. Es decir, la historia a contrapelo es poder ver el pasado no sólo como actos de cultura, de realización humana en una línea de progreso, sino que, como dice él mismo, en cada acto de cultura se esconde un acto de barbarie. Es decir, no hay que ver la línea del pasado solo como progreso, sino ver qué hay detrás de cada gran cita que se presenta como progreso de la humanidad, porque esa historia es la historia de los dominadores, según Benjamin. 

De hecho Josep Fontana planteaba ese proyecto claramente en su libro del año 81', «Historia y proyecto social». Él se quedaba en la que para mi es la segunda parte de la propuesta de Benjamin, en relación a la historiografía,  que para mi se resume muy bien con la imagen del Angelus Novus, el cuadro de Paul Klee, como la visión que tiene el materialista histórico del pasado. Es la visión de un ángel, que es el ángel de la historia, que en vez de mirar hacia adelante mira hacia atrás y que en donde los demás ven una sucesión de éxitos, él ve una sucesión de actos de barbarie. Pero ese ángel -esto sería la historia a contrapelo- sigue atrapado por un viento mítico, un huracán, que le tiene atrapadas las alas y que no le permite parar, para cambiar el devenir histórico, es decir que lo sigue llevando hacia la concepción temporal hegemónica del progreso. Ahí Benjamin plantea la que es para mí la parte principal de su aportación, que es la de ver la historia fuera de las ruinas, fuera del propio progreso, como una suerte de "actualización" del pasado como semilla de cambio en el presente.

La historia desde abajo pretendía decir «miren, tenemos que ver qué incidencia, qué contribución hay en el curso general de la historia de las grandes luchas de los de abajo". Por eso es historia desde abajo, reescribe la línea temporal, pero no rompe con la misma. Creo que esa mirada de Benjamin va más allá y dice que es tan relevante históricamente aquello que consiguió sobrevivir, aquello que quiérase o no consiguió pasar al curso posterior de la historia, como aquello que no pasó. Porque lo que no fue, pero pudiera haber sido, aún podría ser de nuevo. Por eso ahí hay otra mirada que para mí es la historia como actualización del conjunto de experiencias del pasado. Muchas de las luchas perdidas establecen aún preguntas, y probablemente también respuestas, que afectan a nuestro presente. Y para mí eso se vincula mucho con el prólogo de E. P. Thompson de «La formación de la clase obrera...», en el cual dice que pretende salvar de la enorme condescendencia de la posteridad a esos pequeños artesanos y demás, ya que sus luchas podían ser atrasadas, pero en muchas de sus luchas aún hay respuestas para nuestro propio presente. 

Yo creo que la importancia de no hacer solo una historia de abajo sino hacer una historia desde abajo no tiene que hacernos olvidar la otra aportación de Thompson o de Benjamin de que también aquello que no trascendió es relevante para nuestra experiencia histórica actual. 

JMC: Me gustaría agregar algo sobre cómo se pueden vincular las nociones de pasado, de presente y de futuro. Me refiero a esta idea que tiene Benjamin de romper la línea del progreso, como visión teleológica, y esa expresión del salto del tigre de la historia, de romper esa mirada del continuo histórico para alcanzar visiones que son como fogonazos fugaces. Benjamin está intentando recuperar esta idea de pegar el salto y pone el ejemplo del Robespierre que entiende que la Revolución Francesa es algo así como una Roma revivida. Creo que hay una cosa interesante que late de fondo aquí, que es una reflexión sobre la idea de "objetividad" que debe tener el historiador para trabajar, que no debe confundirse con la idea de "imparcialidad", esta es, la idea según la cual uno puede escribir historia sin revolver los intereses o afectar intereses. Y él lo cuenta como si estuviéramos ante una especie de "paradoja indignante", porque dice que parece que el historiador, para hacer buena historia, tuviera que desproveerse de todos los intereses, convertirse en la mirada de Dios para poder acercarse al pasado y entenderlo en sus propios términos (la imparcialidad). Pero en realidad, lo que pasa es que existe una historia de los vencedores, que además son herederos unos de otros, y al final queda escondido lo que hay detrás: el compadreo de los vencedores que se miran unos a otros y se reconocen mutuamente en el relato histórico. Y lo que vendría a hacer el materialista histórico es romper esa "pereza del corazón", es una expresión que usa Benjamin y me parece muy bonita. Es como decir que ese relato está congelado -lo que recuerda también al Nietzsche de las segundas Consideraciones Intempestivas cuando habla de las visiones de la historia como un relato momificado-; que esa visión aniquila la contingencia de la que hablaba Xavi, esas "potencias" del pasado que podrían actualizarse. Lo que hace el materialista histórico es romper con esa imagen petrificante. Yo por eso sí que veo que hay ciertas afinidades, aunque he de decir que tampoco me atrevo mucho con Benjamin porque tiene un punto críptico, pero sí diría que hay bastantes afinidades entre ese texto y la manera que tienen los marxistas británicos de mirar al pasado.

Hay una cita muy buena de Victor Kiernan, que me parece que recoge muy bien esta reflexión cuando dice: «el pasado no se deroga por no tenerlo en cuenta, sino que se convierte en un peso muerto de inercias que anquilosa el presente. Sólo tratando de comprender el pasado racionalmente podemos transformarlo de una masa sin forma en una plataforma. O sacar energía de él, como hizo el gigante Anteo del contacto con la madre Tierra. La máxima de que solo una participación activa en el presente puede desarrollar la sensibilidad por el pasado es verdadera, pero también lo es la contraria. El hecho de que solo la familiaridad con el pasado proporciona un sentido adecuado al presente». Si se ve esta cita como un ejemplo de esa relación productiva con el pasado creo que encaja bastante con la idea de Benjamin.

JD: Acá en Argentina, hace unos años Benjamin se puso de moda, que está bien porque es un autor muy interesante, pero sucede que se agarran frases descontextualizadas, tal como decía Xavi cuando señalaba que lo de «la historia a contrapelo» es sólo una parte de su propuesta. Pero se la saca del resto de las tesis o incluso se saca las tesis del resto de su obra y se lo aplica a básicamente cualquier conflicto social. Y eso hace que se pierda un poco el sentido. 

Ahora hablando del grupo de historiadores marxistas británicos, hay en los últimos años muchos trabajos sobre su importancia, sobre todo en habla hispana. Sin embargo, se habla poco de de dónde vienen sus inquietudes. Se menciona que se nuclearon alrededor del Partido Comunista Británico, pero seguramente sus trayectorias previas de alguna forma influyeron a que justo ellos se encontraran en ese momento histórico, en ese lugar y hayan trabajado de la forma en que lo hicieron. No suele repararse en su carácter militante -solamente de Thompson por su docencia en una escuela de adultos-. Tampoco se hace alusión a la tradición de historia social de la Escuela de los Annales, que no es lo mismo que la historia de los de abajo pero pudo haber significado un antecedente. ¿Hay algo que para ustedes no se mencione y valga la pena resaltar y que dé cuenta de por qué el grupo fue tan influyente?

XD: Yo no creo que haya una relación con los Annales, en los momentos iniciales. Sí es verdad que Thompson tenía a Marc Bloch como un referente y de hecho hay algún fragmento, no me acuerdo si de carta o de diario, en donde bromea con Perry Anderson en el sentido que no entiende cómo Anderson sitúa como gran referente a Max Weber cuando para él Bloch es mucho más importante en ese sentido. 

Pero yo creo que la Escuela de los Annales tiene muchas configuraciones: tenemos a Marc Bloch, Lucien Febvre y después tenemos los Annales de la Segunda Guerra Mundial donde está Braudel. De hecho hay polémicas internas posteriores en términos historiográficos, de hasta qué punto Braudel sigue a Bloch y Febvre. Después hay una tercera generación de los Annales que se cargan a Braudel y aún seguirá una cuarta y quinta quinta generación.... En el caso de los historiadores marxistas británicos esa historia no es así. También porque en su caso hay una diferencia con los Annales que para mí es fundamental: los historiadores marxistas británicos no estuvieron vinculados al poder académico. Ese no es el caso de la historia de los Annales. Ésta empieza a partir de una situación periférica tanto de Bloch como de Febvre en el sistema universitario francés y pasa a una posición central con  Braudel, que acaba siendo el gran mandarín de la historiografía francesa y de ahí todo cambia. 

Por otra parte, la renovación de los Annales es metodológica más que teórica, más allá de que Braudel haya sido interpretado casi como un nuevo Marx revivido, cosa que yo no veo. En cambio, en el caso de los marxistas británicos no es sólo metodológica. Hay un diálogo constante con la tradición que es el materialismo histórico. Diálogo que puede ser muy diverso y desde posiciones muy diversas. Son dos escuelas para mí muy diferenciadas pero eso no quiere decir que haya debates. El mismo Thompson escribirá en los Annales de los '70 para todos los estudios que tienen que ver con las «encerradas», concebidas hoy como escraches.  Ahí hay diálogos muy interesantes. Pero yo no veo una influencia. 

Creo que la influencia formativa de los historiadores marxistas británicos por un lado es efectivamente la tradición de la historia social inglesa. Me parece que hay una historia social anterior potente. Por otro lado, evidentemente el marxismo; pero uno bastante peculiar. Hay una figura que para mí es clave que es Dona Torr, es la traductora al inglés de varias obras de Marx y Engels y que es la que configura inicialmente las lecturas de este grupo. Esto significa que este grupo bebe directamente de Marx, más que del marxismo. Eso parece que no pero es muy importante, sobre todo porque la mayoría de generaciones de marxistas se forman con lecturas de lecturas de lecturas de Marx, lo que no es el caso de los marxistas británicos. Eso se nota mucho en su relación con Marx, que es muy libre porque entienden que no es un todo coherente a pesar de que posteriormente las generaciones de marxistas han intentado construirlo como una doctrina y por tanto un todo coherente.

Por otro lado, creo que hay una experiencia biográfica común, con matices, que es la experiencia frentepopulista de los años 30′. Eso me parece clave. Es decir, todos ellos se forman tanto en la experiencia del antifascismo en los años 30', que es muy abierto y muy amplio, e incluso una cultura política dentro del Partido Comunista que difícilmente podemos asociar al estalinismo cerrado posterior, como por la experiencia de la Segunda Guerra Mundial, lo que me parece absolutamente clave en ellos. En eso Thompson en «Miseria de la Teoría» es muy claro: se formaron pensando que había Che Guevaras en cada esquina. Lo dice literalmente así, que había héroes en cada esquina y había héroes entre los partisanos y había héroes que luchaban y había héroes en la retaguardia y eso es la gran historia de los sujetos colectivos. 

Todo ello, frente a lo que él mismo describe como la historia que surge en la Guerra Fría, la historia de las estructuras. De hecho, los Annales durante mucho tiempo es la gran historia de las estructuras. Braudel es el de la longue durée porque se pasa casi toda la Segunda Guerra Mundial en un campo de concentración, de hecho cuentan que la tesis la piensa y casi que la escribe en ese contexto, un contexto donde no hay acción, sino estasis. 

Eso es un contexto formativo que es central para los historiadores marxistas británicos, aunque con matices, porque creo que hay biografías distintas. Por ejemplo, creo que la biografía de Hobsbawm es una muy específica: es un centroeuropeo y de ahí esa melancolía constante por lo que ha sido Austria-Hungría. Él vive una realidad matizadamente diferente y eso también explica algunas aportaciones de su propia historiografía. Una seguro que es la consciencia europea, el dominio en sus idiomas, etc. pero también otras.

Yo creo que la experiencia formativa de los historiadores marxistas británicos no es exactamente la misma que la de los Annales y tampoco es la misma coherencia.. Sí que hay contactos pero no veo una relación muy intensa. Es más, las lecturas digamos más internacionales que hacen posteriormente los marxistas británicos tienen que ver más con Gramsci, a quien descubren tarde, curiosamente. Yo creo que el primero que lo descubre es Hobsbawm, pero incluso Thompson, que para mi es el más emparentado con muchas cosas de Gramsci, lo descubre cuando gran parte de su obra central ya está hecha. De hecho, los historiadores marxistas británicos, más puntualmente Thompson o Hill, son acusados muchas veces de ser provincianos. Lo que pasa es que para mi su grandeza es que, siendo enormemente provincianos fueron mucho más universales frente a unos cosmopolitas que pretendiendo ser enormemente cosmopolitas, eran enormemente provincianos.

JMC:  Creo que lo que ha dicho Xavi ya cumple con todos los puntos de lo que yo mismo hubiera dicho, me identifico mucho con su explicación. Pero podemos complementar un poco lo que él ha ido comentando. Por un lado, lo que matizaría es que yo creo que sí hay algo de relación entre los Annales y los británicos. Lo que pasa es que es una relación curiosa. No es que los británicos llegasen al tipo de historia desde abajo porque leyeron a los Annales y hayan decidido incorporar algo de eso a su historiografía. En eso Xavi tiene razón, son dos tradiciones que caminan en paralelo. Lo que pasa es que sí que es verdad que llegan a resultados parecidos de forma independiente, al menos en algunos puntos que tienen más que ver con la "historia de los de abajo", con la idea de recuperar las luchas perdidas de la historia, con el tipo de fuentes que se utilizan. Y eso es relevante. De repente se leen las actas judiciales de un tribunal pequeño de un pueblo o el archivo de una comisaría perdida. En ese sentido sí que hay un papel pionero por parte de Annales, porque esto lo reconocerán Hobsbawm y Rudé, que fueron los franceses los primeros en inventar la «History from below». Creo que entre ellos se veían como camaradas porque al final estaban todos vinculados al entorno comunista y no entraban a sacarse los ojos y marcar las diferencias.

Estoy de acuerdo con Xavi en cuanto a que hay diferencias de método, especialmente con la segunda o tercera generación, que son diferencias bastante importantes. Pero a pesar de todo, yo salvaría ese vínculo entre ambas escuelas, porque por ejemplo Rudé se fue a París a estudiar la Revolución Francesa, y estaba en un grupo de investigadores formado por Albert Soboul, Richard Cobb y él mismo, bajo la dirección de George Lefebvre, que fue uno de los grandes colaboradores en Annales junto a Lucien Febvre y March Bloch. Aun cuando el director de tesis de Rudé fuera Alfred Cobban, que era un historiador más bien conservador, el que realmente le tutorizaba era Lefebvre. Ese grupo de jóvenes historiadores se ganó el mote de "los tres mosqueteros" por parte de Lefebvre: un día a la semana iban a cenar a su casa, y se pasaban todo el día juntos en el archivo. 

O sea que sí que hay algunos puentes que yo creo que sobre todo los mantuvieron Hobsbawm y Rudé. Pero bueno, realmente es verdad lo que dice Xavi, han envejecido mucho mejor los británicos que los franceses, en eso estoy de acuerdo.

XD: Lefevbre y de hecho, yo diría que Ernest Labrousse, son los únicos marxistas de los Annales. Pero a pesar de su influencia, como eminencia gris de la escuela, no creo que fuera central.

JMC: Si se incluyera a Soboul dentro de una cierta relación con los Annales también estaría él, pero no estoy nada seguro de que se lo considere así.

XD: Y la contribución de Labrousse, porque si bien es verdad que mientras Braudel era el que dirigía la escuela, quien dirigía gran parte de las tesis era él, es reconocida muy tardíamente en la Escuela de los Annales. Y hay una tradición que conecta claramente, por ejemplo tenemos el caso de Pierre Villar que es de La Escuela de los Annales pero que también es historiador dentro del campo del materialismo histórico. Pero para mí hay una visión que ha tendido a convertir la obra de Braudel como una mezcla de Braudel con Marx, por su ambición de totalidad si se quiere. Pero a mi me ha parecido una enorme confusión teórica e historiográfica. No porque Braudel  no sea interesante sino porque las propuestas de Braudel de sus distintos estadios cambian muchísimo. 

JMC: Si, estoy de acuerdo. Lo que pasa es que creo que para ellos era importante ese encuentro, porque luego cuando pensaron cuáles fueron las condiciones de su gran descubrimiento, veían que tenía mucho que ver con la época. O sea que ellos, precisamente preocupados por desdibujar las grandes figuras, también quisieron desdibujarse a sí mismos como los grandes creadores. Por eso mencionaban lo que había ocurrido en Francia y cómo se extendía también, por ejemplo, a los Estados Unidos.

XD: Estoy absolutamente de acuerdo. Por ejemplo el estructuralismo, que en realidad es una gran creación de la teoría francesa, no de historiadores, sino que de los filósofos o antropólogos, Levi-Strauss , Foucault, etc. Pero si ves la obra de Braudel se puede interpretar perfectamente como el primer gran estructuralismo histórico. Cuando dice que la historia evenemencial es la espuma de la historia, es desde el punto de vista contrario e inverso a los historiadores marxistas británicos.

JMC: Sí, en ese sentido es completamente lo opuesto de los británicos.

Por volver a lo que comentabas Xavi, algunas cosas de las que decías son realmente esenciales. Una de las que mencionabas era el papel del frentepopulismo. Aquí el frentepopulismo hace una cosa muy interesante a nivel de historiografía, aparte de lo políticamente interesante que es. Cuando Dimitrov publica el famoso texto del 35' hay una de las ideas expresadas allí que tiene un efecto inmediato, directo, sobre los partidos comunistas, cuando piensan cómo organizar a sus intelectuales e historiadores. Dimitrov decía que un "verdadero bolchevique" critica el "nacionalismo burgués", pero que un "verdadero bolchevique" (estas eran sus palabras literales) no es nunca un "nihilista nacional". Así que en mitad de la Segunda Guerra Mundial se empiezan a reunir historiadores para discutir el pasado nacional de la Inglaterra de los Tudor, de los Estuardo, los textos de Kosminski sobre la Revolución Inglesa, y de repente después de la guerra se crea el Grupo de historiadores. O sea que hay un vínculo con la idea de nación, con la idea de nacionalidad que adoptan, ya desde el primer momento. Esto está muy influenciado también por los más experimentados de ese grupo como Arthur Leslie Morton, Dona Torr o Maurice Dobb, que se dedican a elaborar el hilo rojo que permite reconstruir (o al menos identificarse) con unas luchas que no son exactamente sus luchas, pero que tienen claros puntos de conexión, desde la gran rebelión campesina en 1389, pasando por la Revolución Inglesa o la Revolución Francesa. 

Y luego otro punto que comentabas que es bien interesante, me refiero a la experiencia de la guerra. Hay un texto de Dorothy Thompson donde ella sostiene que el haber vivido la guerra marcaba a una generación entera, en el sentido en que de pronto se vieron mezcladas en las trincheras gente de todo tipo de procedencia social y nacional y étnica, lo que creó un cierto sentido de igualdad. Este sentido de igualdad sería fundamental, por ejemplo, para la creación del pacto social de posguerra poco después. El hecho de compartir sufrimientos con toda esa gente tan distinta, el tener debates políticos en las horas muertas en los campamentos militares, la experiencia de los racionamientos, etc. Todo eso crea un cierto sentido de igualdad y un cierto sentido de que importa lo que hace la gente común. Creo que esta es una marca muy fuerte en la manera de ser y de entender la historia del grupo.

XD: Lo que puede parecer una paradoja pero no lo es,


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