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31.5.21

Cartas Moriscas

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Por Miguel Mora (*)

Simeone ha conseguido convertir una Liga soporífera en una lucha de clases donde los más ricos ya ven todo tipo de fantasmas, incluso penaltis inconstitucionales.

Noam Chomsky, lingüista egregio, erudito del anarquismo español y presidente de honor de CTXT, elaboró hace ya algunas décadas el decálogo de la manipulación mediática.  

1.- La estrategia de la distracción.
2. -Crear problemas y después ofrecer soluciones.
3. -La estrategia de la gradualidad.
4. -La estrategia de diferir.
5.- Dirigirse al público como criaturas de poca edad.
6. -Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión.
7. -Mantener al pueblo en la ignorancia y la mediocridad.
8. -Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad.
9. -Reforzar la auto-culpabilidad.
10.-Conocer a los individuos mejor de lo que ellos se conocen a sí mismos.

Florentino Pérez, presidente y monarca en la sombra, lleva también algunas décadas practicando uno por uno los puntos de ese catálogo abreviado de terrorismo informativo gracias a sus contactos con políticos y periodistas bipartidistas, y a su alianza, disfrazada de guerra, con el Barcelona y sus medios afines. El duopolio Madrid-Barça, que este año ha sufrido el ridículo global de la Superliga, ha conseguido gracias al decálogo de Chomsky acaparar el 90% del mercado futbolístico y el 99% del mercado mediático en España desde los años 80 hasta ahora.

Igual que ha ocurrido con PSOE, PP, Convergencia y PNV, el Real Madrid y el Barcelona, el Nacional Madridismo y el Procesismo Ofendido, han controlado la opinión pública, los fichajes con préstamos blandos, la evasión fiscal, los ingresos de las televisiones, los arbitrajes, los comités 'independientes' y los títulos de una manera tan abrumadora que la disidencia siempre ha sido considerada como una molestia intolerable.

El turnismo futbolero: si una Liga no la ganaba el Madrid, la ganaba el Barça y todos tan amigos. Y al año siguiente, lo mismo pero al revés. La pretendida rivalidad acababa en cuanto los dos monstruos a los que el Estado libró de la carga de ser Sociedad Anónima Deportiva para que pudieran tener cuentas opacas metían la mano en la caja común, se repartían casi todo el botín, y regalaban unas migajas al resto.

Esto cambió (poco) con la llegada de Simeone al Atleti. Después de 30 años convertido en juguete y herramienta de Gil y Cerezo para ganar alcaldías, traficar con "negritos" y derechos televisivos y aparecer en la lista Forbes, y tras la oportuna prescripción de un flagrante delito de apropiación indebida y el espejismo del doblete de 1996, el otrora tercer equipo de España bajó a Segunda División. Solo logró volver a la alfombra roja gracias a Luis Aragonés y a Fernando Torres, aunque el vestido parecía prestado y estaba hecho unos zorros. Andaba buscando su hueco entre las celebridades cuando cayó eliminado de la Copa por el Albacete. Simeone volvió a Madrid y declaró: "El esfuerzo no se negocia". "Si se cree y se trabaja, se puede". "Yo no intercambio la camiseta del Atleti con nadie, porque la mía vale por dos".

Cuando ya llevaba el tiempo suficiente al frente del equipo, Simeone lanzó la consigna que más asustó a los dueños del negocio futbolístico en España y Europa: "No consuman" (prensa).

La frase definió de un golpe la dependencia de los medios al circo montado por los dos dopados para cooptar aficionados y convertir la Liga en una competición soporífera, jugada cada año por dos posibles campeones y 18 comparsas.

Poco a poco, Simeone, sin criticar ni menospreciar a nadie, y con un presupuesto dos o tres * veces menor que el de sus rivales, fue convirtiendo al viejo Pupas en una máquina, en un equipo serio y concentradísimo, que no regalaba nada, jugaba cada partido como si fuera una final, defendía como un bloque de granito y atacaba con la precisión de una bailarina clásica, la ilusión de un cadete y la eficacia de una avispa.

La prensa al dictado del Duopolio no ahorró epítetos para aquella banda de desahuciados. El Atleti no había sido capaz de ganar al Real Madrid en 14 años y de repente nadie sabía cómo hincarle el diente. Lo etiquetaron primero de violento, luego de táctico y marrullero, después de poco imaginativo, ramplón, ultradefensivo, cínico, y dijeron que solo sabía meter goles de pelota parada.

La prensa al dictado del Duopolio no ahorró epítetos para aquella banda de desahuciados. El Atleti no había sido capaz de ganar al Real Madrid en 14 años y de repente nadie sabía cómo hincarle el diente

Y mientras insultaban y difamaban, lanzaban campañas de prensa contra Gabi, el capitán del Cholo, por un supuesto amaño de partido cuando jugaba en el Zaragoza, y le negaban la entrada a la Selección (Gabi acabaría su carrera en Catar, absuelto pero sin jugar un minuto con la Roja), y mandaban a los árbitros ser inflexibles con los jugadores y el entrenador, tratando a Diego Costa, Raúl García y el propio Simeone como si fueran delincuentes.

El decálogo de Chomsky no pudo evitar que el Atleti ganara la Liga de 2014 con una exhibición de fútbol culminada en el Camp Nou, aunque la campaña de odio desatada en los pasillos de la UEFA logró evitar la hazaña histórica de que Simeone ganara la Champions al Madrid en Lisboa, y un poco más tarde permitió a su eterno rival quitarle otra vez el máximo título europeo en Milán, tras uno de los mayores escándalos de la historia del fútbol.

El Atleti del Cholo fue cumpliendo años y perdiendo hombres que acabaron siendo leyendas y dejando las vitrinas llenas de copas, pero sin gastar jamás más de lo que ingresaba, el hombre vestido de negro fue recomponiendo las filas y utilizando descartes de sus dos grandes rivales para volver, justo después del confinamiento de 2020, a armar un equipo capaz de jugar mejor incluso que antes y convencido de poder ganarle a cualquiera.

Y así llegamos al presente. Tras ser líder durante 30 jornadas, el Atleti puede ser el sábado 22 de mayo campeón de Liga por undécima vez en 118 años de vida. Le basta igualar el resultado del Madrid o ganar en Valladolid, que se juega el descenso y debe no solo ganar sino rezar para que el Elche y el Huesca pierdan sus partidos. Y la máquina de Chomsky no da abasto. Durante las últimas semanas, los chiringuitos mediáticos de Florentino han acusado al Atleti de ser el más beneficiado por los árbitros y por el VAR. Pérez se ha quejado de que los comentaristas de TV son malos con el Madrid, y las retransmisiones, sesgadas. Butragueño ha dicho caray un par de veces. Valdano ha comentado que no le gustaba cómo trazaron las rayas del fuera de juego en el VAR para anular un gol de Odriozola. Ferreras ha afirmado que esta es la Liga de Martínez Munuera, el hombre que se atrevió a pitar penalti por una mano palmaria de Militao, mientras usaba el otro brazo para empujar al jugador del Sevilla (dos penaltis a falta de uno). Y el reputado jurista Diego López Garrido ha escrito un sesudo artículo tildando de inconstitucional ese penalti, pues Militao conocía la ley pero no tenía intención de cometer delito...

Durante las últimas semanas, los chiringuitos mediáticos de Florentino han acusado al Atleti de ser el más beneficiado por los árbitros y por el VAR

En otro episodio digno de El Mundo Today, la prensa nacionalmerengue publicó que el viaje en Fiat Panda de unos jugadores del Atleti hasta el entrenamiento en plena tormenta Filomena debía ser investigado, porque no se sabía si el Panda había pasado la ITV. El domingo, después de que el Madrid ganara en Bilbao con un gol ilegal y de que el Atleti ganara a Osasuna sufriendo la IntemerataPictures, la prensa de Pérez alegó que era ilegal la pausa de hidratación decretada por Martínez Munuera, que por cierto venía de conceder un gol a Osasuna tras tragarse un penalti a Luis Súarez que Movistar no tuvo a bien repetir.

Y así están las cosas. Ayer, el Marca informaba en portada (con foto a toda página) de que Florentino ha sellado el Pacto de Pucela con Ronaldo Nazario, exgaláctico y hoy presidente del Valladolid, dando así un paso muy necesario hacia la legalización de las primas a terceros, esa cosa tan perseguida que ahora es lo más trendy en la mejor Liga del mundo.

Como entenderán, llegados a este punto es casi irrelevante si el Atleti gana o no la Liga. Para los atléticos, lo importante no es Ítaca, sino el camino. Y por el camino hemos gozado, hemos reído, hemos infartado, hemos sufrido tanto que cualquier cosa que pase el sábado nos parecerá bien. Lo más importante está hecho. Simeone ha subvertido el orden establecido en el fútbol español una vez más, y ni el Decálogo de Chomsky puede disimular ya que ese poder corrupto ha perdido la batalla mediática. Cuando los análisis, las ocultaciones y las fakenews tienen menos nivel que una bravata de Abascal, y producen aún más risa, vergüenza ajena y sonrojo, la intoxicación solo revela ya miedo, pánico, terror. No solo a perder una Liga, claro. Sino a perder la hegemonía, no tanto la deportiva como la cultural; el control del espacio público y de los medios de masas, el poder de robar y mentir, la obsesión por ganar como sea.

Quizá ganéis por enésima vez. Pero ahora todo el mundo sabe que lo haréis, como casi siempre, con trampas. Y que no sabéis perder. Por todo eso, gracias, Simeone. Las copas están bien, pero compartir con medio planeta la sensación de injusticia que viví la primera vez que asistí a un derby con 12 años, y encima poder reírnos de sus lloros, es una satisfacción mucho más grande.

Si ganamos mañana, nos vemos en Neptuno. Y si no, que nos quiten lo bailao. Hacía mucho tiempo que no nos reíamos tanto.

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* En la primera versión se decía 7 u 8. 

 

(*) Miguel Mora. Nacido en Madrid, en 1964, el director de CTXT fue corresponsal de El País en Lisboa, Roma y París. Anteriormente, trabajó durante 10 años en la sección de Cultura como reportero para temas de cine, literatura y arte. En 2011 fue galardonado con el premio Francisco Cerecedo y con el Livio Zanetti al mejor corresponsal extranjero en Italia. En 2010, obtuvo el premio del Parlamento Europeo al mejor reportaje sobre la integración de las minorías. Es autor de los libros 'La voz de los flamencos' (Siruela 2008) y 'El mejor año de nuestras vidas' (Ediciones B).


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