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24.5.21

Desenamorarse del 15M

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Por Gerardo Tecé (*)

Si aquel movimiento social de hace 10 años fue la primavera española, muchos síntomas indican que su invierno podría estar llegando. O no. Dependerá de que un pueblo en movimiento crea en sí mismo.

Hay que evitar enamorarse del proyecto que uno está diseñando. No sé qué arquitecto dijo esto, pero ojalá aparcase el AutoCAD y se dedicase a la política. 10 años ya del 15M. Si en siglos anteriores se celebraban aniversarios por las tomas de poder, en el XXI celebramos el aniversario de una toma de conciencia. Los nuevos tiempos han llegado con perfil bajo para quienes aspiran a mundos mejores. No fue otra cosa el 15M que una toma de conciencia, una puesta en común del momento vivido, un encontrarse y saber ponerles nombre a los problemas y señalar responsables. Lo cual no es poco. En sociedades complejas y atomizadas como la actual, en las que quien entrega en bici la comida a domicilio comparte yugo con quien hace el pedido, darle nombre a lo que pasa y saber señalar responsables, como hizo el 15M, ya es una revolución en sí.

El 15M fue descubrir que la gran mayoría es anticapitalista si se dan las circunstancias como se dieron en aquella crisis del 2008 que pagó la gente

El mejor favor que se le puede hacer al 15M es desmitificarlo. Desenamorarse de él como foto enmarcada y momento mágico a recordar para entenderlo y respetarlo hoy como una realidad que sigue en movimiento. Con sus aciertos y errores. Como gritaría un zapatista ibérico, ¡El 15M vive, el análisis sigue! La manera más justa de juzgar al 15M en su décimo aniversario, si es que tal cosa hubiera que hacerla, sería con un balance de resultados. Que no nos representan, que no. 10 años después y haciéndole caso a Esperanza Aguirre -pues que se presenten a las elecciones- los partidos políticos surgidos del 15M han logrado éxitos en las urnas tocando poder institucional en todas sus formas: grandes ayuntamientos, gobiernos autonómicos y, más recientemente, Gobierno de España. 10 años después del 15M, sólo haciendo un ejercicio de purismo se puede seguir negando que haya representantes políticos que -con más o menos acierto- lleven consigo aquellas reivindicaciones de quienes se indignaron en las plazas en 2011. No queremos ser mercancía en manos de políticos y banqueros. Una noticia buena y otra mala. La buena es que 10 años después, la política, es decir, ese pequeñísimo fragmento del poder al que apuntó directamente el 15M, entendió tras aquellas plazas abarrotadas que la falta de democracia interna, la opacidad y la permisividad con la corrupción, no eran buenos compañeros de viaje con el personal encabronado. La mala es que los banqueros -y quien dice banqueros dice grandes empresas y medios de comunicación bajo su control- hace justo diez años debían estar pasando unos días en la playa, porque las lógicas 15M ni les han rozado. PSOE Y PP, la misma mierda es. Si hubo una víctima directa del tsunami 15M fue aquel PSOE que vivía cómodo rascándole la espalda al poder económico que rascaba la espalda del poder político. Muchos de quienes gritaban contra el PSOE en las plazas habían sido sus votantes y entonces dijeron basta. Sin el 15M es difícil imaginar a Pedro Sánchez saliendo victorioso del enfrentamiento a muerte con el aparato de su partido e imposible imaginarlo siendo elegido por la militancia a pesar de la brutal campaña mediática en su contra cuando lo echaron a patadas. Nuestros sueños no caben en vuestras urnas. Pues parece que sí caben o que se renunció a muchos de esos sueños. Desde el 15M a esta parte, la batalla en la calle se convirtió en batalla en las instituciones. Y las plazas se quedaron para los selfies de recuerdo. Ni la ley mordaza, ni la ley electoral, ni la vivienda, ni las asesinas políticas migratorias, por poner algunos ejemplos, han hecho que las plazas hayan vuelto a llenarse desde entonces para gritar hasta aquí hemos llegado. Apostarlo todo a la política institucional, quizá sea apostar demasiado poco.

Como realidad en movimiento, es necesario entender por dónde ha pasado el 15M durante estos años de viaje y calcular cuánta gasolina podría quedarle. Si el 15M de 2011, heredero de aquellas primaveras árabes, fue la primavera española, hay que recordar que poco antes de la primavera vivíamos en invierno. Un invierno en el que Zapatero, ojito derecho de la izquierda, decidió que no había más política en el catálogo que la de plegarse a las órdenes del gran poder europeo que había decidido que la crisis de 2008 la pagarían los de abajo. Tras el invierno, la primavera cuyo décimo aniversario celebramos y tras esa primavera, el verano. Un estallido de calor en el que del No nos representan se pasó al Sí se puede. Y tanto que se pudo. Se pudo gobernar algunas de las principales capitales del país con movimientos municipalistas protagonizados por muchos de quienes habían ocupado las plazas pocos años antes. Tras el verano, el otoño en el que actualmente vivimos. Un otoño en el que el entusiasmo bajó de intensidad y pasó a segundo plano en el preciso momento en el que, las peleas entre los herederos del 15M coincidieron con la llegada en el otro hemisferio político de una primavera fascista. Que los herederos se peleen, nunca augura buena salud para el titular de las propiedades. Si aquel 15M de hace 10 años fue la primavera española, muchos síntomas indican que el invierno del 15M podría estar llegando. O no. Dependerá, como dependió entonces, de que un pueblo en movimiento crea en sí mismo. 

Hace diez años, el 15M fue que tu tío que hoy vota a Vox, no tuviera más remedio que darte la razón cuando le decías mira qué panorama nos están dejando. El 15M fue descubrir que la gran mayoría es anticapitalista si se dan las circunstancias como se dieron en aquella crisis del 2008 que pagó la gente. El 15M no fue más que una gran toma de conciencia. Lo cual no es poco. Una toma de conciencia que 10 años después necesitamos redefinir para evitar un nuevo invierno. Porque, como decía Saramago, alguien que se perdió el 15M por poco, "¿de qué sirve tener conciencia si no la usamos?" Pues eso.

 

(*) Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto.


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