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17.5.21

Las mayorías en la historia

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Para mí es mejor que me silben por un verso bueno, a que me aplaudan por uno malo. Victor Hugo


Por Esteban Valenti (*)

 

En una oportunidad el entonces Presidente de la República Tabaré Vázquez afirmó que las mayorías no siempre tienen razón. Pocas veces se levantó en ese tiempo tamaña polvareda y yo estuve más de acuerdo con la opinión de Vázquez.

La historia es un rosario interminable de ejemplos, el más explosivo es el apoyo abrumador que logró conquistar Adolfo Hitler en el pueblo alemán a partir de 1933 o Mussolini desde 1922 y esa fue una tragedia para esos pueblos y para la humanidad. Estoy convencido que en 1973 la mayoría de la población uruguaya apoyaba o era indiferente ante el golpe de Estado y el inicio de la mayor tragedia política del Uruguay, la dictadura. La que lo enfrentó fue una minoría, con una huelga, con ocupaciones de fábricas, facultades y manifestaciones y con la resistencia. Tres ejemplos, hay miles.

El concepto no es que las mayorías se equivocan cuando no piensan como uno, sino cuando respaldan fuerzas políticas que llevan a sus países a situaciones trágicas, a grandes derrotas y a mucho sufrimiento.

Estamos participando de uno de esos ejemplos, la mayoría de los uruguayos apoya al actual gobierno - hay que reconocerlo - y aunque disminuye levemente ese apoyo, ese es el primer dato político actual y esto sucede cuando el Uruguay es el peor en todo el mundo desde hace un mes en la lucha contra la pandemia, con cifras abrumadoras. Y el gobierno que desconoció las opiniones del GACH y de varias instituciones médicas en cuanto a la limitación drástica de la circulación, que además, es de los más avaros en invertir y gastar para asistir a los más afectados por el covid, tanto a nivel familiar como social y empresarial, mantiene el respaldo de la mayoría de la población.

El mayor mérito de este gobierno fue y es la capacidad de construir una justificación totalmente conveniente y falsa sobre la batalla contra la pandemia y que además le permite justificar todas sus acciones, sus omisiones y su falta de objetivos claros. Lo único claro - aún con importantes desordenes - es la campaña de vacunación.

El gobierno y sus partidarios, ya acostumbraron a la mayoría a un nivel de muertes, de internados en CTI, de contagiados que es el más elevado del mundo. No solo nos acostumbró, sino que logró convencer a la mayoría que la culpa de esas cifras es de los ciudadanos, de las personas y que el gobierno hizo todo lo posible y que la responsabilidad queda en manos de las actitudes individuales. Una definición ideológica que embate con toda fuerza sobre la responsabilidad del Estado, y que ellos esperan que servirá para esta crisis y para el futuro. Es el corazón de su batalla ideológica.

Ya veremos cuando la pandemia comience a declinar - que lo hará - saltarán eufóricos y con el coro de sus partidarios, dirigentes y gente de pueblo y de algunos recién incorporados porque tuvieron algún papel "tecnológico" que se sumaran a los festejos, aunque detrás dejemos miles de muertos, miles de empresas cerradas y decenas de miles de empleos perdidos y cientos de miles de nuevos pobres. Pero lo peor, lo irrecuperable serán los muertos, más del 1 por mil de nuestra población. Demasiados y muchos evitables.

Es una batalla para ahora y en vista al futuro. Durante un buen tiempo les permitirá explicar y justificar la lenta recuperación de la economía y muchos más lenta de las heridas sociales.

Hubiera preferido mil veces estar aplaudiendo al gobierno por los éxitos que tuvo al inicio de la pandemia y no tener que soportar los "desinteresados" que convocan a no dividirnos, a callarnos, a aceptar el desbarranque de la pandemia que soportamos ahora, como si el virus se multiplicara por las diferencias políticas.

No hay dudas que la vacunación ha sido y es el corazón de la única estrategia aplicada junto con al aumento del número de CTI.Y a pesar de importantes desprolijidades, como los departamentos con serios retrasos "casualmente" todos gobernados por el FA, que era parte de la preparación del relato: la despreocupación de esos intendentes por sus poblaciones. El intendente de Canelones con sus acciones y sus denuncias le pinchó el globo. Pero era un globo, no del ministro Salinas, sino de subalternos en el MSP. Lo tengo confirmado por varias fuentes.

El ejemplo de la batalla entre la limitación firme de circular y la libertad para enfermarse, para afrontar los riesgos, la tenemos en Madrid. Ganó, aplastó la derecha, no solo por eso, pero ese fue un conflicto entre el gobierno nacional y la presidenta de la Comunidad de Madrid Isabel Díaz Ayuso por las contradicciones para enfrentar la pandemia. Y la dirigente del PP la ganó por lejos. La mayoría de votos no santifica que la gente haya optado conscientemente por arriesgarse ante el virus antes que aceptar más rígidas limitaciones. Ese fue una sola de las razones, pero fue la clave del resultado tan abrumador de la derecha. Es un humor de época y que requiere una profunda interpretación, no solo en España.

En Uruguay las bases de este proceso son tres:

Primero, el bombardeo con argumentos del gobierno, desde su más alto nivel, sus dirigentes, sus ecos en las redes y el papel de la mayoría de los medios de comunicación, que lentamente están volviendo a su viejo y deplorable papel de servirle al poder. Los sigo diariamente y con prolijidad. Y si no se alinean, alguien vuela como castigo y como advertencia.

Segundo, los uruguayos eligieron entre imposiciones firmes pero sin el apoyo económico correspondiente de parte del Estado y el riesgo a contagiarse y optaron, por la segunda opción. Prefieren arriesgarse y se arriesgan en gran número. No son la mayoría, pero a la espera de que la vacuna haga efecto, optaron por apoyar y practicar la política del gobierno y no la del GACH y los médicos. Los números explotan a la vista de todos y no los ven los que tienen asumida su posición a cualquier costo. Si aumentara todavía el número de los muertos, no importaría. Es una fatalidad con nombre personal de los supuestos violadores de las normas.

Tercero, la izquierda, los opositores a esa política dentro del propio gobierno se han replegado totalmente. El FA no ha logrado construir -con algunas excepciones- un discurso articulado que no sea la repetición hasta el cansancio que hay que poner más plata. El efecto es el contrario, la gente no quiere poner más plata, quiere arriesgarse. Esa posición ni siquiera ha calado entre los destinatarios obligados de esa ayuda, los más pobres, los empresarios quebrados, los desocupados. La pasividad es increíble, solo algunas pobres manifestaciones de sectores perjudicados. Pero en las redes los opositores a esta política no suman, no argumentan, NO MILITAN, se han replegado, más desorientados que otra cosa.

Cualquiera puede verlo en toda su expresión en las redes y en los medios.

No es una batalla electoral adelantada, es algo mucho más profundo, es la destrucción sistemática de las bases culturales del Uruguay batllista, de izquierda y de los sectores nacionalistas progresistas, para substituirla por esa "libertad responsable" que es el himno al individualismo y al repliegue del Estado a todos los niveles.

Mientras tanto no pierden el tiempo y le entregan el monopolio nada menos que del puerto de Montevideo, del único puerto de aguas profundas, a una empresa privada de la peor especie, Katoen Natie, que hace tres años se dispuso a vender TCP, pero que para ello necesitaba aumentar su valor, y así maniobró y sumó a los 11 años que le quedan de concesión, otros 50 años y en exclusividad, simplemente con una amenaza de juicio al Estado. Una vergüenza nacional como hay pocos antecedentes en el Uruguay. Sobre eso habrá que ahondar. El FA en silencio, con la excepción de Yamandú Orsí.

Pedirle a Lacalle y su gobierno que siga la máxima de Victor Hugo sería pedirle peras a un ombú. Van expreso por otro camino, que además le está dando un éxito impresionante, con la mayoría de la izquierda y los batllistas con la boca abierta. Y en estos momentos, en boca abierta entran moscas, muchas moscas, pero recuerden que millones de moscas pueden estar equivocadas, muy equivocadas.

 

(*) Periodista, escritor, director de Bitácora (bitacora.com.uy) y Uypress (uypress.net), columnista de Wall Street Internacional Magazine  (wsimag.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias). Uruguay


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