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15.3.21

¡Arriba los ricos del mundo!

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Por Esteban Valenti (*)

Hace pocas semanas una frase de la Ministra de Economía y Finanzas de Uruguay Azucena Arbeleche en una presentación en el parlamento provocó un inicio de debate. Digo bien, inicio y poco más: La "Pandemia nos va a llevar a un aumento de personas en situación de pobreza". "Hay estimaciones oficiales que dicen que (la pobreza) podría aumentar de dos o tres puntos porcentuales".

Si pasamos de los porcentajes a las cifras, a los números de personas con nombre apellidos y edades, como pasaremos del 8.8% de pobreza que teníamos al final del 2019, a entre 10.8% al 11.8%, es decir que 100.000 uruguayos se sumergirían en la pobreza, sumándose a los 300.000 que venimos arrastrando.

Hubo dos tipos de reacciones, los que resaltaron que ya teníamos a 300 mil uruguayos pobres y los que recordaron que al finalizar en el 2005, con el anterior gobierno de los partidos tradicionales esa cifra era casi tres veces mayor y se aproximaba al millón. Eso es lo que se llama un intento de debate...

Algunos se volcaron a señalar las buenas intenciones de la ministra por atender las necesidades de esos 400.000 pobres que alcanzaremos en poco tiempo y para lo cual hay que disponer de una prolija administración del Estado. Incluso hubo pronunciamientos sobre capacidades, sensibilidades y otras virtudes y defectos de la titular de esa cartera fundamental en cualquier gobierno nacional.

Yo voy a declarar explícitamente que no creo que el actual gobierno se desinterese por sus conciudadanos pobres, la mayoría de los cuales son niños y adolescentes y madres solteras, ni pongo en discusión las capacidades de la ministra. Me parece un enfoque injusto, parcial y que no lleva a ningún lado. Como también me parece una agresión contra la mayoría de los uruguayos afirmar que todos los logros de este gobierno son de su publicidad, su comunicación. Los uruguayos tenemos cultura política y así como la comunicación de la izquierda, del FA dio resultados, como parte de la política, también la utiliza bien este gobierno. No nos escudemos detrás de la guerra de los relatos.

Mi opinión - basada en la experiencia uruguaya y mundial - es que cuesta una barbaridad bajar un punto la pobreza y con gran velocidad podemos y estaremos creciendo a niveles muy negativos que no solo aumentan la injusticia, la desgracia para miles de familias, sino que ponen en peligro un desarrollo sostenible social y ambiental. Son categorías hoy entrelazadas, eso a pesar de las buenas intenciones y de las capacidades ministeriales.

La principal virtud de un gobernante es prever no curar, y aumentar 100.000 nuevos pobres, aún como consecuencia de la pandemia, es un retroceso muy grande para el país y nos va a costar un gran esfuerzo y mucha plata recuperarnos. Y nunca nos recuperaremos en serio con asistencialismo, con ayudas, por más prolijas y transparentes que sean. Estamos hablando de que más de uno de cada cinco uruguayos será pobre y de dos de cada cinco menores de 18 años estarán cercados por la miseria, la desesperanza, el desempleo, la droga y todas sus tentaciones y sus ofertas delictivas, y la baja expectativa para sus futuros hijos del otro lado de esa zanja que divide al país. A mí me preocupa mucho más esa fractura, que la tan cacareada fractura política.

Es una realidad mundial, en la que Uruguay durante muchos años tuvo indicadores privilegiados. Invertimos la tendencia y una causa fue sin duda la pandemia, pero no fue la única. De lo contrario deberíamos esperar simplemente que termine el covid 19 para recuperarnos y eso no sucederá de esa manera. Ni en Uruguay ni en ningún país del planeta.

Antes de la pandemia más de 1.300 millones de personas vivían en situación de pobreza, con menos de un dólar al día de ingresos, y 2.800 millones sobrevivían  con menos de dos dólares diarios. La mitad de esas personas son menores de 18 años. Debido a la pandemia de COVID-19, se estima que  entre 88?millones y 115?millones de personas fueron empujados a la pobreza extrema en el año 2020, mientras que la cifra total llegará a los 150 millones para 2021, según cifras del Banco Mundial.

La pobreza extrema en Latinoamérica será la más alta en 20 años por el coronavirus, a finales del 2020 y según cifras de la CEPAL el 33.7% de los habitantes de América Latina son pobres, con un aumento del 3% en relación a un año antes. Las cifras son impactantes, el número total de personas bajo el umbral de la pobreza es  de 209 millones a finales de 2020, 22 millones más que al cierre de 2019. De ellos, 78 millones serán pobres extremos, ocho millones más que un año antes.

El otro extremo

Importa comparar la situación del otro extremo de la realidad mundial: el 45,9% de la riqueza mundial está en manos del 0,7% de la población del planeta, pero puede sonar mucho más escandaloso que el 1% más rico de la población mundial posee el doble que 6.900 millones de personas, el 89% del total de la población mundial.  Hay muchas combinaciones posibles, lo que está claro es que la distribución de la riqueza y de la renta nunca ha sido tan desigual y que empeoró con la pandemia. Consulten todas las fuentes disponibles, que son cientos. Incluso los más optimistas.

Lo que ha surge de todos los informes es que la pandemia ha disparado las fortunas de los más ricos. Las 20 personas más acaudaladas del mundo acumulan 1,77 billones de dólares (millones de millones), un 24% más que el año pasado. En un solo año aumentaron un cuarto de su riqueza. (Índice Blooberg)

El más rico del mundo, el dueño de Amazón Jeff Bezos posee un patrimonio de 193.700 millones de dólares, 4 veces el PBI completo del Uruguay. La fortuna de esta sola persona tuvo un crecimiento de 78.900 millones de dólares, más del 68% en solo un año.

Pero el salto más espectacular lo dio el chino ZhonShanshan, prácticamente desconocido un año atrás que ha multiplicado su fortuna casi por 11 veces el año pasado.  La salida a Bolsa de Nongfu, que embotella el agua mineral más vendida de China, ha catapultado la fortuna de este experiodista, que ahora es el hombre más rico de su país. Shanshan ha ganado casi 68.000 millones, un 997% más. Su riqueza se estima en 74.600 millones de dólares.

Tantas cifras de tantos ceros, cuando cuesta llegar a fin de mes y pagar las cuentas pueden aburrir, pero la clave es que el mundo no es pobre, no condena a la mitad de su población a sobrevivir miserablemente por razones naturales, toda esta danza macabra de datos es el resultado de una organización de nuestras sociedades, de una civilización, la del siglo XXI, que vive sentada tranquilamente sobre este volcán que acumula tensiones, y que gasta miles de millones de dólares en mantener por la fuerza esta situación a cualquier costo.

Esta enorme brecha que es informada periódicamente por muchas organizaciones internacionales como por ejemplo la británica Oxfam, que este año centró su informe en la situación de mujeres y niñas en todo el mundo. Donde la situación es todavía peor.

El informe también se ocupa en cómo las grandes fortunas han seguido aumentando su riqueza durante los últimos años. Así, entre 2011 y 2017 los salarios promedio en los países del G7 (EE UU, Japón, Alemania, Reino Unido, Francia, Italia y Canadá) se incrementaron un 3%, mientras que los dividendos de los accionistas lo hicieron en un 31%, detalla Oxfam. En este sentido, la ONG denuncia que las empresas están sujetas a unos impuestos «extremadamente bajos», lo que permite a los ricos «aprovecharse» de los beneficios obtenidos por las compañías de las que son accionistas.

No obstante, se estima que una tercera parte de la riqueza de los milmillonarios proviene de herencias, y ese patrimonio va generando más riqueza por sí solo. «Los ricos no tienen más que sentarse y ver cómo crece su dinero gracias a la ayuda de unos asesores muy bien remunerados que han conseguido que su riqueza genere, en promedio, una rentabilidad anual del 7,4% en los últimos 10 años», explican los autores del informe. Y ponen el ejemplo de Bill Gates, quien sigue teniendo actualmente un patrimonio de 100.000 millones de dólares, el doble que cuando dejó de estar al frente de Microsoft en 2014.

Son pinceladas de la situación y esto ha creado dramáticamente una nueva consigna: ARRIBA LOS RICOS DEL MUNDO. Esta realidad, como cultura dominante en todo el mundo, en la conciencia de la mayoría de los seres humanos a la resignación de que la pobreza y su contracara la riqueza extrema, son inexorables, "naturales" y que lo que nos corresponde es convivir con esta realidad. ¿En este cuadro por qué deberíamos conmovernos porque en Uruguay 100.000, personas más pasarán a vivir en la pobreza?

El apetito desmedido, ilimitado de los ricos, no es liberalismo, es desmesura e incivilización.

(*) Periodista, escritor, director de Bitácora (bitacora.com.uy) y Uypress (uypress.net), columnista de Wall Street Internacional Magazine  (wsimag.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias). Uruguay


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