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1.3.21

La próxima (de) generación de la UE (Continuación)

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Por Sergio Cesaratto (*)

El llamado Fondo de Reconstrucción es el invitado de piedra de la crisis del gobierno italiano, excusa para una riña o como objeto de apetito político.

El proyecto de gobierno identifica seis objetivos generales y 48 líneas de acción. Los objetivos son:

Digitalización, innovación, competitividad y cultura;

Revolución verde y transición ecológica;

Infraestructuras para la movilidad sostenible;

Educación e investigación;

Inclusión y cohesión;

Salud.

Lo extraño de muchos de estos objetivos a la política industrial es inmediatamente evidente, esta última dispersa aquí y allá en una mezcla de objetivos socio-ecológicos y económico-industriales.

4. Los seis objetivos, entre cascos urbanos históricos, tercer sector y ciclovías

El detalle de los seis objetivos no es fácil de resumir dada la ausencia de una clave sistemática-industrial, reemplazada por una lista desordenada de objetivos: desde las ciclovías, a los cascos históricos, el deporte, los inevitables suburbios, y las perspectivas de género y verde. Mis comentarios no tienen más valor que los de Italia Viva. [10]Por otro lado, falta un análisis, pero lo que más importa es el juicio básico ofrecido en las conclusiones.

1. Digitalización, innovación, competitividad y cultura

No hay posible queja del objetivo de aumentar la eficiencia de la Administración Pública (AP). Poco se habla de cómo cambiar la mentalidad de directivos y empleados públicos que provienen de culturas y formaciones poco sensibles a la eficiencia (y muchas veces al deber público), y sobre el obstáculo que la corrupción supone para la simplificación de los trámites. Reformar los sedimentos culturales es difícil, solo queda la esperanza de la llegada de nuevas generaciones (en las que incluso las mafias invierten), tecnologías, formación y simplificación. Hay páginas y páginas dedicadas a la reforma de la justicia que hubieran encontrado un lugar más digno en otra parte, lo que atestigua la prevalencia de cierto tipo de formación también entre los autores del informe.

En cuanto al sistema de producción, además de los elogios por el magnífico y progresivo destino de las tecnologías 5G y satelitales, de las cuales no se cuantifica ni la contribución de la industria italiana a las tecnologías 4.0, ni los planes de desarrollo y sustitución de importaciones, también hay al desarrollo de "cadenas de suministro" (pág. 42 y pág. 59) "para mejorar su posicionamiento en las cadenas de valor europeas y mundiales y reducir la dependencia de terceros países" (pág. 59). Incluso se trata de definir un sector industrial específico a apoyar: los microprocesadores. Esfuerzo encomiable en un plan en el que el Made in Italy y los cascos históricos constituyen la frontera tecnológica. Lástima que la miseria de 2 y 0,75 mil millones, respectivamente, vaya a las cadenas de suministro y la fabricación de chips, sin especificar más.

No se habla de cuáles serán los sectores más prometedores del futuro, en los que el país no puede dejar de estar presente. Tampoco estamos pensando en lo que queda de la industria pública para utilizarla en sinergia con recursos privados e investigación pública, o con colaboraciones internacionales, en nuevos sectores. ¿Un nuevo IRI, sin embargo prohibido por la Europa liberal? Podría tener un perfil más bajo, eludiendo hábilmente los vetos europeos, quizás utilizando nombres de moda como empresas emergentes. No existe ningún vínculo con el Objetivo 4 (Educación e investigación). Por otro lado, sería importante modular los sectores tecnológicos en los que el país podría tener la capacidad y la necesidad de entrar fomentando la formación de empresas, y sectores que la investigación debe proteger en todo caso porque están más proyectados hacia el futuro. Y no debería ser yo el que lo dijese, pero falta una perspectiva europea, de sinergias con iniciativas europeas similares. [11]

Y así en el capítulo sobre la competitividad de la AP y el sector productivo nos encontramos hablando de turismo y cultura. Nada hay de malo en ello si no se tratase de disfrutar de las "excelencias" italianas, pero en cambio se trata fríamente como un sector específico. De hecho, el discurso debiera ampliarse sobre otro atraso italiano que es el sector terciario y de servicios (incluidos los profesionales). Pero es mejor consolarse con los cascos históricos y el parmesano. [12]

2. Revolución verde y transición ecológica

Europa nos pide, pero sobre todo el futuro, que invirtamos en políticas verdes. En este capítulo, la economía circular y el hidrógeno son las claves, pero es una lástima que se apoyen con la miseria habitual las "cadenas de suministro" de hidrógeno y "renovables", 2,36 mil millones (18,51 mil millones van al superbonus conocido 110%). Falta de coordinación con los objetivos 1 y 4 (donde se concentran las medidas más industriales). Sobre todo, como me señala Aldo Barba, la financiación de las energías renovables a menudo ha sido un desperdicio y ha alimentado el comportamiento depredador, en algunos casos escandalosos. La razón de todo ello es una política industrial no implementada directamente por la empresa pública, sino por la privada a través de incentivos fiscales, licitaciones públicas, préstamos subvencionados, etc.

Luego están los recursos para la movilidad sostenible y el sistemas hidrológico (incluida la inestabilidad hidrogeológica). Todo ello fundamental, pero falta de nuevo su relación con el crecimiento y el sector industrial nacional. Pero los contextos territoriales, si son más eficientes, solo pueden ser un factor positivo: por eso son bienvenidos.

3. Infraestructura spara la movilidad sostenible

La "movilidad sostenible" también tiene un capítulo propio, que coincide en gran medida con la alta velocidad y las carreteras. Este capítulo también es bienvenido, especialmente porque sabemos cómo hacer trenes (incluso si hemos vendido peligrosamente las fábricas a extranjeros). Debería comprenderse que la infraestructura se construye donde es más probable que genere desarrollo. Y algo de dinero se destina a la logística (en particular al sistema portuario), y eso es bienvenido.

4. Educación e investigación

Todo lo que se haga para la educación y la investigación es, obviamente, bienvenido. Hay en esta parte, naturalmente confundidas en una secuencia de medidas interesantes, algunas de las cuales deben constituir la normalidad y no ser una intervención extraordinaria, dirigidas, por ejemplo, a la formación académica continua, y se presume de obligado cumplimiento para los profesores de escuela, y sobre la necesidad de fortalecer los estudios industriales y vocacionales; o iniciativas para construir ecosistemas innovadores a nivel local. En este sentido, se habla de financiar "la creación de siete centros activos en otros tantos dominios tecnológicos de futuro reforzando la dotación de infraestructuras de investigación y el personal altamente cualificado". [13]Cabe preguntarse por qué estas últimas iniciativas no se incluyen en un diseño más integral de política industrial que asocie las vocaciones existentes con la necesidad de lanzar nuevos sectores y tecnologías. Los recursos asignados a los sistemas locales de I+D y los centros fronterizos son naturalmente pequeños, 2,9 mil millones.

5. Inclusión y cohesión

Sin duda, el país necesita políticas de empleo dignas de ese nombre, orientadas a la formación y actualización. La experiencia de los tutores (desempleados poco cualificados colocados temporalmente para guiar a sus compañeros a encontrar lo que no pudieron encontrar ellos) hace que el compromiso en esta dirección sea poco prometedor. Porque los puestos de trabajo no se crean con políticas laborales sino solo con el apoyo a la demanda agregada. El desajuste territorial y de cualificación es un problema solo de manera subordinada y, en cualquier caso, también debe abordarse, junto con la política de salarios y derechos, eliminando los obstáculos a la movilidad regional. Sin embargo, la formación de formadores y de técnicos en la gestión de empleos es un cuello de botella, y sin un compromiso de la patronal a favor de un sistema que se acerque al alemán, hay pocas esperanzas.

Guardo silencio sobre los objetivos relativos a las familias, las comunidades y el tercer sector y la cohesión territorial, a falta de un vínculo claro con la competitividad industrial, única capaz de asegurar su realización. Además, el problema demográfico y el del Sur requerirían capítulos separados.

6. Salud

Lo mismo ocurre con la atención sanitaria que se inscribe en un marco de política industrial solo en relación con el sector industrial, que existe en el país y debe desarrollarse también en relación con las necesidades de modernización de la sanidad, pero no hay rastro de esto en el documento. Una Europa verdaderamente solidaria habría recurrido rápidamente a la emisión de eurobonos con fines sanitarios sin las trampas fiscales del MEDE o del NGEU.

5. Consideraciones finales

La primera consideración se refiere a la filosofía básica del RF-NGEU-PNRR desarrollada a partir de la visión habitual de intervenir para mejorar la competitividad de la oferta sin el apoyo necesario a la demanda agregada.

La segunda consideración es que si se considera solo desde el lado económico de la oferta, el plan es demasiado pequeño financieramente y está excesivamente diversificado en miríadas de intervenciones diferentes y no relacionadas. Es más el resultado de escuchar a grupos de presión específicos que de una lógica general, de modo que incluso en términos de mejorar de la competitividad es enormemente insuficiente. De hecho, se destaca la combinación de objetivos sociales e industriales en el NRP. Si la UE se propone perseguir objetivos sociales, a corto plazo en relación con la pandemia, y a largo plazo para la igualación de estándares sociales, debería hacerlo con medidas específicas que no impliquen el endeudamiento de los países más necesitados, sino mediante una fiscalidad progresiva con transferencias entre países o emisión de eurobonos. La solidaridad europea es completamente extravagante en este sentido, como lo demuestra la mera existencia del MEDE sanitario: como si el FMI concediera préstamos para la sanidad. Por supuesto, los países europeos más ricos no quieren saber nada de ello, y con razón, porque la solidaridad no se impone, y presupone sentimientos políticos y sociales que no existen en Europa más que débilmente (Europa no es una nación, Estados Unidos es una nación multiétnica). Los propósitos sociales del ESM o NGEU subordinados a inevitables restricciones fiscales son más bien una trampa: una invitación a gastar para hacer las cuentas más tarde, quizás demoliendo aquello en lo que se ha invertido. Para la parte de política industrial, la combinación de subsidios y préstamos a largo plazo es más aceptable. Estados Unidos, por otro lado, es una nación multiétnica). Los propósitos sociales del ESM o NGEU subordinados a inevitables restricciones fiscales son muy similares a una trampa: una invitación a gastar para contar más tarde, quizás demoliendo aquello en lo que se ha invertido. Para la parte de política industrial, la combinación de subsidios y préstamos a largo plazo es más aceptable.

Sin embargo, la tercera consideración se refiere al diseño de una política industrial que está ausente tanto a nivel europeo como nacional. En referencia al PNRR, este diseño es vago en torno a objetivos genéricos (digitales y verdes), mientras que no se especifican los vínculos entre los objetivos y el impacto en la industria nacional. En realidad sería más apropiado hablar de objetivos industriales europeos más que nacionales. Pero no existe una política industrial europea orientada a la competitividad en los mercados mundiales y a la difusión de la industria en toda la Unión, ya que en este sector también prevalecen las ventajas nacionales (o franco-alemanas), públicas y privadas, así que hay poco de que lamentarse a la luz de las consideraciones anteriores.

En cuanto a Italia, la cultura liberal de los partidos (de izquierda y de derecha) y de sus asesores económicos ha hecho que el PNRR se amolde a la agenda trazada por Europa, de modo que en lugar de un plan industrial nacional, basado en el desarrollo de la educación, tecnología e investigación y con importantes repercusiones en el territorio, hay un revoltijo de objetivos a menudo aderezado con una retórica seudo-social. Sin ningún análisis de la historia económica reciente, sin una fotografía de la estructura industrial (en un sentido amplio) del país y sin un análisis de los cambios estructurales en curso. Es impensable que esta cultura liberal permita pensar en lo que queda del sector público (que es de gran valor) como una herramienta gerencial y técnica sobre la que apoyarse, en sinergia con el sector privado, la investigación pública y posibles socios extranjeros para abrir camino en sectores prometedores.[14]

Finalmente, no hemos tocado el tema de la gobernanza del PNRR sobre el que Giorgio la Malfa llamó mucho la atención, entre otros. [15] La cuestión es si una gestión unitaria y coordinada del plan - La Malfa evocó el fondo para el Sur - significa que tendrá objetivos coherentes y verificables y no una mezcla de objetivos sociales confusos y otros a menudo genéricos de naturaleza económica. No se quiere recuperar la cultura de la planificación, pero si quizás algún elemento de programación. Pero la batalla contra el liberalismo desde la derecha seudo-populista como desde la izquierda políticamente correcta aún no ha comenzado.

Tampoco se debe confiar únicamente en el dirigismo. Como me sugirió mi amigo Giancarlo Bergamini, con razón escéptico de que podamos hacer en tres o cuatro años lo que no hemos podido hacer en las últimas décadas (sin reflexionar sobre el por qué), un enfoque de abajo hacia arriba también sería importante, partiendo del tejido de buenas prácticas presentes en el país: empresas digitalizadas (también las hay en el sur) lideradas por emprendedores con visión; escuelas capaces de fortalecer la formación industrial y vocacional; administraciones públicas eficientes, incluidos los tribunales. Esto presupone un trabajo de escucha, y será insustituible el papel de Confindustria, que no es solo Carlo Bonomi, sino tantos buenos funcionarios que conocen bien la realidad de sus miembros. Y no deberíamos depender sólo de grandes grupos industriales con participación estatal: hay sectores enteros formados por empresas medianas que no tienen relación con los grandes grupos italianos (pienso por ejemplo en el sector biomédico) y que tienen mucho que decir sobre las necesidades de una industria innovadora.

Referencias

S. Cesaratto,, G. Zezza, Farsi male da soli. Disciplina esterna, domandaaggregata e il declino economicoitaliano,L'industria, vol. 2, 2019, pp. 279-318, DOI: 10.1430/94135 (free download)

S. Cesaratto, Seilezioni di economia - Conoscenzenecessarie per capire la crisipiùlunga (e come uscirne), 2da edizione, Diarkos, Reggio Emilia, 2019 (versione inglese HeterodoxChallenges in Economics - TheoreticalIssues and the Crisis of theEurozone, Springer, 2020, www.springer.com/gp/book/9783030544478).

A. Stirati (2020) Analisimacroeconomica, prospettiveitaliane e una valutazione di MES 'pandemico' e RecoveryFund, Economia&Politica

L. Tronti (2021), Sull'andamentodegliinvestimenti in Italia nellerecentidecadi in una prospettivacomparata si veda Investimenti, profitti e ripresa: il problema italiano. Un'analisi di lungo periodo, gennaio, Economia&Politica

Agradecimientos: Exonerándolos de cualquier responsabilidad, agradezco a RiccardoAchilli, Aldo Barba, Giancarlo Bergamini, RiccardoPariboni, MassimoPivetti, AntonellaStirati y LanfrancoTurci sus consejos y aliento. Me apoyo mucho en los comentarios de los tres primeros, mientras que Pariboni y Turci frenaron un poco mi ímpetu contra los objetivos sociales políticamente correctos.

Notas:

[1] http://www.governo.it/sites/new.governo.it/files/PNRR_2021_0.pdf

[2] Cesaratto 2019, cap. 5; Cesaratto y Zezza 2019

[3] Sobre la tendencia de las inversiones en las últimas décadas desde una perspectiva comparada, véase Tronti (2021).

[4]Solo hay declaraciones comerciales como: "La baja propensión a la innovación en el sistema productivo y el bajo nivel de digitalización de nuestra economía y de nuestra Administración Pública (AP) se encuentran entre las principales causas de las bajas tasas de crecimiento económico del país, que a su vez, se reflejan en la insuficiente tasa de empleo femenino y juvenil y en la desventaja económica del sur "(págs. 7-8). O más bien declaraciones trilladas (en las que, sin embargo, no falta la influencia del análisis del Banco de Italia): "El crecimiento insatisfactorio de Italia se debe no solo a la débil dinámica de las inversiones, sino también a factores estructurales, como el declive demográfico y la baja natalidad, el pequeño tamaño medio de las empresas y la insuficiente competitividad del sistema-país, el peso de la elevada deuda pública, una transición incompleta a una economía basada en el conocimiento "(p. 8).

[5] https://temi.camera.it/leg18/dossier/OCD18-14585/piano-nazionale-ripresa-e-resilienza-pnrr-proposta-del-governo-del-12-gennaio-2021.html

[6] Véase Stirati (2020).

[7] Del expediente del Parlamento también deducimos que: "La contribución financiera máxima para Italia, en concepto de subvenciones, ascendería aproximadamente a 68.900 millones de euros, de los cuales 47.93 millones se comprometerán en el bienio 2021- 2022 y 20.960 millones restantes en 2023. Entre las principales economías europeas, las subvenciones equivaldrían a: 25.620 millones de euros para Alemania; 39,38 mil millones de euros para Francia; 69.530 millones de euros para España ". Cabe señalar que uno de los parámetros de asignación, la tasa de paro de los últimos 5 años, está penalizando a Italia, que la tiene más baja que España incluso con tasas de empleo comparables (el paro es más evidente en España que en Italia). Sin embargo, en otoño intentamos con nuestros colegas alertar al ministro Gualtieri al respecto.

[8] La Comisión Europea, a su vez, recauda los fondos mediante la emisión de valores garantizados por el presupuesto europeo.

[9] Del expediente del Parlamento, sin embargo, deducimos que la política italiana no tiene la menor conciencia de estos temas: "Por otra parte, las indicaciones parlamentarias relativas, en el sector de las intervenciones en la justicia, a la protección de madres presas, medidas alternativas a la detención y apoyo a mujeres víctimas de violencia". Esto solo para determinar el nivel de degradación cultural de la política italiana, que en este caso se supone que es de "izquierda".

[10] https://www.italiaviva.it/le_62_considerazioni_di_italia_viva_sulla_italiana_proposta_per_il_recovery_fund

[11] Una excepción a la sombría charla sobre RF es Francesca Bria, Creando campeones nacionales para nuevas cadenas de suministro, IlSole 24 Ore, 24 de enero de 2021.

[12] Este es el tono, solo como ejemplo: "'CaputMundi' y 'Caminos en la Historia' para promover el atractivo turístico del país a través de un uso sinérgico e innovador del Patrimonio y contextos de reurbanización, con formas de turismo 'lento' y sostenible" (pág.63).

[13] Centro Nacional de Inteligencia Artificial (el Instituto tendrá su sede en Turín); Centro Nacional de Alta Tecnología para el medio ambiente y la energía; Centro Nacional de Computación Cuántica de Alta Tecnología; Centro Nacional de Alta Tecnología para el Hidrógeno; Centro Nacional de Alta Tecnología de Biofarma; Centro Nacional de Agri-Tech (el Polo Agri-Tech tendrá su sede en Nápoles); Centro Nacional de Fintech, (el Polo tendrá su sede en Milán). Se espera que aproximadamente la mitad de las inversiones se ubiquen en el sur (¿es realmente necesario imponer esta restricción?

[14] hemos intentado sondear los puntos de vista de CGIL ( http://www.cgil.it/recovery-cgil-lavoro-sia-fulcro-di-tutti-gli-interventi/) y Confindustria, pero hemos observado con amargura cómo la primera presiona sobre todo para acentuar los objetivos sociales, mientras que la segunda parece en última instancia compartir la estructura: "Sólo hay una asignación de recursos por macro-temas y la identificación de objetivos generales que pretenden llegar, pero faltan los proyectos en los que se gastarán los recursos y, para cada uno de ellos, las herramientas, el cronograma de su implementación, los costos y los impactos en el PIB y el empleo. En todo caso, incluso en ausencia de una visión global del Sistema País, el Plan contiene lineamientos y medidas acordes con las necesidades del tejido productivo, como el fortalecimiento del Plan de Transición 4.0 y las intervenciones en el campo de la Investigación, Desarrollo e Innovación " (https://www.confindustria.it/notizie/dettaglio-notizie/Audizione-Confindustria-sulla-proposta-di-PNRR-Piano-Nazionale-di-ripresa-e-resilienza ).

[15] Ver en: http://www.fulm.org/

 

(*) Sergio Cesaratto economista post-keynesiano italiano, profesor de la Universidad de Siena, es un especialista en sistemas de pensiones que cuestiona las visiones neoclásicas a partir de la obra de Piero Sraffa.

Fuente: https://www.economiaepolitica.it/politiche-economiche/europa-e-mondo/next-degeneration-eu/

Traducción: G. Buster


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