bitacora
ESPACIO PARA PUBLICIDAD
 
 

8.2.21

Qué le vaya mal al gobierno

imagen

Por Esteban Valenti (*)

Se está por cumplir el primer año del nuevo gobierno, el de la coalición multicolor. Es complejo hacer un balance, porque  en su casi totalidad se desarrolló en circunstancias totalmente extraordinarias: la pandemia. Es una  tremenda prueba para todos los gobiernos del mundo.

Hace un año el Frente Amplio está en la oposición, con un alto número de legisladores y tres intendencias departamentales importantes (Montevideo, Canelones y Salto) y con pujos de un supuesto debate autocrítico, o crítico directamente, sobre el pasado y en particular sobre su futuro político, en los próximos 4 años y en las próximas elecciones del 2024.

No me vengan con el cuento - nadie - de que ese es un tema muy lejano y ajeno a la preocupación fundamental de la política actual. Esa es una buen declamación, pero la política necesita, imprescindiblemente del pasado, presente y futuro y dentro de ello de su permanente batalla por ocupar posiciones de poder. Sin eso no es política.

Es cierto que se puede hacer con inteligencia, con sentido patriótico, con generosidad, asumiendo plenamente su propia ideología y sobre todo los cambios que se han operado en Uruguay,  en la sociedad, en sus tendencias, preocupaciones y perspectivas. La clave está precisamente en interpretar adecuadamente esas tendencias culturales, ideológicas, políticas, emocionales. Y eso no surge principalmente de las encuestas, sino de la propia capacidad de interpretar la realidad en su sentido más dinámico y profundo. ¿Dónde estamos y hacia dónde vamos?

Y no se trata de una interpretación mágica, como si de augures se tratara y como si los acontecimientos tuvieran vida propia e inexorable. El futuro está cargado, marcado de lo que hagan los diferentes actores políticos, institucionales y sociales. Nada está predeterminado. Todas las teorías históricas basadas en el determinismo han sido un enorme fracaso. Solo es cuestión de tiempo para comprobarlo.

Uruguay 2021. No voy a invertir largos párrafos para describir mi visión de la situación actual y sus posibilidades. Cada uno en sus filas, solo o acompañado, estará haciendo su análisis. Y se hace con intereses políticos, no simplemente como una crónica.

Hay una pregunta que sobrevuela cada tanto, con menor o mayor insistencia: ¿para que el Frente Amplio vuelva a ganar las elecciones que debe ocurrir? Es una pregunta que se formulan en el gobierno los diferentes partidos, explícita o implícitamente, obviamente se la formulan  el Frente Amplio e incluso diversos sectores sociales organizados. Aunque nadie lo declare, es preocupación y lo será siempre de las organizaciones empresariales, del campo y de la ciudad y del PIT CNT y otras muy diversas. No es una obsesión, es simplemente parte de la reflexión permanente. Algunos lo declaran, otros silban bajito.

No es una pregunta genérica, es bien precisa: ¿Cómo le tiene que ir al gobierno? Y con un agregado ¿Qué hay que hacer para que el gobierno le vaya bien o le vaya mal?

¿Suena muy crudo? Bueno, es la crudeza de la política, cuando los movimientos políticos, son muy groseros y primitivos, son errores y hasta horrores, cuando se integran a una estrategia inteligente y de tono nacional, pueden construir políticas serias, de acumulación de fuerzas y de amplitud de alianzas.

¿El Frente Amplio para ganar las próximas elecciones necesita que al gobierno le vaya mal o depende de sus propios méritos, pasados y presentes? Y naturalmente también dependerá  de las candidaturas y de la campaña electoral.

Si el centro de la estrategia - para llamarle de alguna manera - es que al gobierno le vaya mal, tanto en las acciones, pero también en las declaraciones de algunos voceros opositores que a veces dan vergüenza ajena y propia, por parte de los que no formamos parte de la colación multicolor, y del FA en particular, podemos estar seguros que será un desastre. Un desastre político y un recontra desastre cultural e ideológico.

Por ese camino, que abarca desde el tema del manejo de la pandemia, hasta la muerte de una adolescente por un aborto legal, como la política económica, todo mezclado en un caldo espeso, lo cierto es que le va ir mal al país. Muy mal.

Los que no formamos parte de la colación del gobierno, incluyo al Frente Amplio, porque sigue siendo la principal fuerza política de este país, aunque a veces lo disimule, es una política seria, de amplitud nacional, de capacidad de diálogo, de propuesta serias y fundadas sobre cada tema, para reforzar la imagen de una visión alternativa en permanente construcción y discusión y no de que se añoran los sillones y se reivindica TODO el pasado.

El nivel del discurso de la oposición es tal, con tales voceros, que el gobierno está casi blindado, necesita hacer muy poco. Y de ninguna manera se trata de no criticar o discutir con seriedad los temas polémicos y de que por la emergencia todo lo que haga el gobierno está bien.

Hay que comenzar a construir en serio, con una  mirada desde la política y desde la academia, desde los intelectuales, desde las instituciones, las alternativas, esperando que al gobierno le vaya todo lo mejor posible que su propia política y la situación le permita. Estamos hablando de cuatro años de vida de la gente, de cosas muy importantes en un mundo que está cambiando y decayendo en forma evidente. Y para todos.

El proceso  de hablarle a sectores cada día más reducidos de la población, porque el discurso político con su pobreza, espanta a la gente de la política es un círculo vicioso extremadamente peligroso. Una pecera con aguas turbias, donde se emplean los  mismos anzuelos, cada día más oxidados y sin ninguna carnada, sin temas que realmente interesen, atraigan, traten de responder las reales interrogantes de la gente, más allá de los límites de la pecera.

No sería justo si no reconociera que algunas personas, dirigentes, gobernantes, se diferencian de este panorama. Son los tres intendentes del FA, Carolina Cosse, Yamandú Orsi y Andrés Lima. El orden es totalmente arbitrario y casual. Pero lo que es cierto y evidente es que han adoptado posiciones serias, de colaboración y cuando es necesario de crítica sobre temas importantes. Uno los escucha, porque no sucede como con otros dirigentes, que antes de que abran la boca ya se sabe casi todo lo que van a decir. Precocido.

Pero no alcanza, el conjunto del espacio opositor, independiente de los cargos, que son siempre pasajeros - o deberían serlo - sigue sin dar señales claras, con algunos fogonazos como Marcos Carámbula y Miguel Fernández Galeano, en el tema sanitario.

El Uruguay necesita un cimbronazo intelectual en la política y hay gente que puede aportar mucho. Además de capacidades hay que tener voluntad, sentido del riesgo y coraje. Hay que jugársela, pero el país lo necesita, no para el 2024, sino ahora para analizar la cantidad de problemas nuevos que ya enfrentamos, en la salud, en el mundo del trabajo, de la educación, de las empresas, de las relaciones internacionales y en particular regionales, en relación a los cambios en las estructuras políticas, en la información y la comunicación, en las nuevas tecnologías y naturalmente en el cuidado del medio ambiente.

Ese sacudón cultural de la política, no vendrá desde el gobierno. Eso también está claro, aunque hay gente en la coalición que logra introducir y marcar la agenda política con mucha frecuencia. El senador Manini es un ejemplo.

 

(*) Periodista, escritor, director de Bitácora (bitacora.com.uy) y Uypress (uypress.net), columnista de Wall Street Internacional Magazine  (wsimag.com/es) y de Other News (www.other-news.info/noticias). Uruguay


Atrás

 

 

 
Imprimir
Atrás

Agrandar texto

Achicar texto

linea separadora
rss RSS