bitacora
ESPACIO PARA PUBLICIDAD
 
 

25.01.21

Marx, Keynes y Kalecki y la crisis actual

imagen

Por Esteban Valenti (*)

"El salario del trabajador es el motor del consumo". No fue John Maynard Keynes, sino Karl Marx, el que indicó que el empobrecimiento de la población supone un grave problema para el capitalismo: la escasa demanda. ... Esta era una de las grandes coincidencias entre Karl Marx y John Maynard Keynes, que tiene mucha actualidad.

Por eso importa analizar para la coyuntura pero con una visión estratégica las coincidencias y las diferencias de ambos economistas fundadores sin duda de escuelas de pensamiento que van más allá que la simple economía.

En medio del impacto sobre las sociedades de la pandemia y en particular sobre su peor consecuencia económica, el desempleo y a partir de allí se habla de crisis y que esta se debe a la caída estrepitosa de la demandad, de inmediato se atribuye este enfoque a una interpretación keynesiana de la economía. En realidad Karl Marx ya había hablado de la crisis del capitalismo como consecuencia de la caída de los salarios de la mayoría de los trabajadores y como consecuencia una caída importante de la demandad.

"La causa final de toda crisis es siempre la pobreza y el limitado consumo de las masas". Escribía Marx en El Capital y el proceso actual de empobrecimiento de los asalariados y la concentración cada día más grande de la riqueza es el inicio de una cadena donde la caída de la demanda y su impacto en las empresas, de todos los tamaños y como consecuencia la crisis en la que estamos metidos. La diferencia con Keynes es que este también habló del impacto de la caída de la demanda como consecuencia de la desocupación y de la pérdida del valor de los salarios, por el creciente "ejercito" de desocupados. Pero John Maynard Keynes no habló de la gravedad de la concertación de la riqueza y de que esta es una de las principales diferencias, sobre las causas de la crisis del capitalismo.

"Otra gran diferencia entre Karl Marx y John Maynard Keynes, además del entendimiento de la crisis bajo el capitalismo (siendo el análisis de Karl Marx más completo que el de John Maynard Keynes), es en la solución a la crisis. Karl Marx creía que la solución a la crisis era una solución sistémica, que requería el cambio de la propiedad del capital, pasando de ser propiedad del capitalista a ser propiedad de los trabajadores (definidos como un colectivo que crea y produce el capital). Este cambio de propiedad era descrito esquemáticamente en el Manifiesto Comunista (el libro más vendido en la historia de la humanidad), que establecía una serie de principios, excesivamente simplificados, aunque presentados con una narrativa movilizadora. Pero (y es un enorme "pero"), Karl Marx no detalló cómo realizar dicha transición en el sistema de propiedad. Ni tampoco mostró qué políticas debían realizarse para trascender el capitalismo" Vicente Navarro.

Este artículo no tiene como objetivo principal marcar las coincidencias y las diferencias entre tres grandes pensadores, sino incorporar en el debate y si fuera posible en la acción, las políticas necesarias para salir de la grave crisis global que afrontamos y que tiene ya enormes consecuencias sociales.

El creciente ejército de desocupados en todos los países del mundo, comporta no solo una grave crisis económica y social, sino peligros de enormes tensiones. ¿Cuándo muchos de los que quedaron desocupados vean que sus posibilidades de reincorporarse con una mínima dignidad al mundo del trabajo son muy escasas, como reaccionarán? ¿No debemos analizar el peligro de la desesperación en amplios sectores sociales como un factor explosivo en muchos otros procesos?

¿El trumpismo, responsable directo del peor tratamiento del tema de la pandemia en los EE.UU. expulsado del poder por las urnas, utilizará hasta el hartazgo la más brutal demagogia para acusar a los políticos tradicionales y al nuevo gobierno de Joe Biden de los nuevos dramas sociales que ya se abaten sobre amplios sectores sociales de los Estados Unidos. Y sus recetas serán tan demagógicas como su prédica, una mezcla de populismo nazista, de neoliberalismo y proteccionismo simultáneamente. El mundo ya tiene una vasta experiencia de este tipo de predicas en el siglo XX.

Si bien es inexorable que el exponencial aumento de las rentas del capital impacten en la caída de las rentas del trabajo, pero lo que es notorio es que Marx no previó fue la capacidad de resistencia y de respuesta del capitalismo para salir de las sucesivas crisis, la posterior a la Gran Guerra, la Gran Depresión del 29 y las posteriores, incluyendo la del 2008 y la actual. En todos los casos fue la intervención del Estado la que intervino de manera determinante tanto para invertir enormes cifras en obras de infraestructura, como para salvar a los bancos en quiebra.

La descripción que cualquiera de nosotros puede hacer del hundimiento de cientos de miles de empresas de todos los tamaños, de la pérdida de millones de puestos de trabajo y sus consecuencias sociales, humanas y económicas no puede ser solo un lamento, debe incluir ideas, propuestas, posibles y audaces. Eso no implica seguir analizando con rigor las causas estructurales de las desigualdades y de las crisis cíclicas del sistema. Hoy es necesaria, con el nombre que le quieran dar, una planificada intervención del Estado, de los potenciales financiadotes públicos y privados y de los empresarios privados para salir de la mejor manera posible de esta crisis. Y atacando el principal problema: la desocupación.

En Uruguay existen tres cosas que permiten encarar ese proceso: normas legales y programas para encarar grandes obras de infraestructura por parte del Estado y de los privados; existe la necesidad imperiosa de esas obras (no como decía Keynes que si era necesario, unos debían enterrar dinero y otros desenterrarlo) y en tercer lugar esas obras tendrán directo impacto en la producción, en el riego, en el comercio, en los servicios en particular en el turismo y la logística.

La simple y llana administración de la crisis, del déficit asumido como la única y principal variante, del endeudamiento será un gran fracaso para el país y para el gobierno. Aunque lo haga con la mejor buena intención y con el más reiterativo discurso. No se trata solo de ayudar a los más necesitados, eso es muy importante, pero la clave es que la mejor ayuda es el empleo y solo el sector privado no logrará generarlo a la velocidad y en las condiciones que el país reclama. Con urgencia.

Sino terminaremos discutiendo sobre si renta básica si o no, cuando el centro de todo debe ser empleo, trabajo, producción y desarrollo como el principal instrumento.

Fue con esa política económica que se salió de las peores crisis, y hay que reconocerlo aunque Keynes, jamás se planteó la sustitución del capitalismo por otro sistema. Se batió porque la demanda podía resolverse con el intervencionismo del Estado, "el gobierno y los bancos centrales pueden resolver el problema de la escasa demanda, bien directamente, con un aumento del gasto público, bien indirectamente, a través de la financiación de inversiones en programas de infraestructura". Las políticas de austeridad o de gestión administrativa de la crisis nunca resolvieron nada.

Lo confirma incluso el 3er gobierno del Frente Amplio que frente a la paralización y las primeras señales de la crisis y el retroceso del empleo (obviamente sin la pandemia) se limitó a flotar y a gestionar con las menores molestias posibles. Esa fue la causa principal de su derrota, porque también impacto en el estado de ánimo de la sociedad y de la propia fuerza política.

Es hora de que hablemos de Michal Kalecki, sin duda uno de los más grandes economistas del siglo XX, polaco y marxista se especializó en macroeconomía y desarrolló simultáneamente gran parte de los principios que sostendría John M. Keynes, pero al estar escritos en polaco estos no fueron muy conocidos en esos años. Hoy debería ser un punto de referencia obligado para romper la tentación de la simple gestión de esta crisis brutal.

En 1933 en su Ensayo sobre la teoría del ciclo económico, por primera vez Kalecki conseguía elaborar de manera completa una teoría del ciclo económico. Su primera presentación dejó bastante indiferente al reducidísimo grupo de lectores polacos.

En 1937 conoció a Keynes aunque el encuentro fue extremadamente frío- Joan Robinson escribió . El encuentro fue bastante más frío y distante de lo esperado. Aunque las conclusiones de sus trabajos económicos eran bastante parecidas, los caracteres no podían ser más diferentes. Kalecki tuvo la enorme grandeza de no decirle nunca a Keynes la prioridad de su publicación. Como recuerda Joan Robinson: ", sin duda, excepto en lo que concierne a los escritores en lo individual, no tiene ningún interés saber quien publicó primero. Lo interesante es que dos pensadores, desde puntos de vista políticos e intelectuales completamente distintos, llegaron a la misma conclusión. Esto nos confortaba mucho a nosotros, los de Cambridge."

Kalecki tuvo un destacado papel asesorando al gobierno británico durante la segunda guerra mundial y la gestión de esa particular situación de la economía en medio del conflicto bélico. Junto con un aporte impresionante al conocimiento del capitalismo, sin una visión dogmática y con una gran humildad académica, culminó su vida en su Polonia natal que ya era una "democracia popular" es decir parte del socialismo real, y sus aportes fueron descartados y considerados derrotistas.

Lo importante es que su análisis de los ciclos económicos deberían ser una referencia obligada en la actualidad, precisamente porque el empleo fue siempre su principal herramienta, incluso en el análisis que realizó al final de su vida  lo dedicó a la enseñanza y la investigación y a dirigir un brillante seminario sobre los problemas socieconómicos del Tercer Mundo, para él dicho problema no era nuevo, pues ya había escrito destacados artículos que trataban a fondo estos temas, relacionados con la financiación del subdesarrollo. Sus ideas asumen hoy particular interés e importancia.

Con los cambios que se han producido en la economía mundial actual, antes de la pandemía, no creo que haya recetas puras, que admitan un rótulo del pasado, junto con la inyección de recursos públicos, será necesaria una nueva política fiscal redistributiva, un crecimiento económico en base a la inversión pública y privada, reducir el peso de la economía sumergida e informal, un fortalecimiento institucional, reforzar las políticas de protección social y en particular acelerar y reforzar la reforma educativa y un fuerte impulso a la actividad cultural. Esta es una batalla que se gana desde el alma y desde el cuerpo. Y cuando me refiero a lo cultural, me refiero a una batalla por los cambios estructurales necesarios, para atacar las causas profundas de las crisis recurrentes, pero para ir más lejos en avances en nuestra civilización, atrapada en un mercantilismo despiadado.

 

(*) Periodista, escritor, director de UYPRESS y BITACORA, columnista de Wall Street Internacional Magazine y de Other News.  Uruguay

 

PD.

Terminada mi columna, apareció en la prensa de todo el mundo unas declaraciones de la directora general del FMI que pide a los países que "gasten y gasten" "En términos de políticas para ahora mismo, muy inusual para el FMI, ya dije en marzo 'por favor gasten'. Gasten lo que puedan y después gasten un poco más", dijo Kristalina Georgieva.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, abogó por una política fiscal expansiva para hacer frente a la pandemia del coronavirus, al pedir a los países que "gasten y gasten" y al advertir de problemas si se retiran los estímulos prematuramente.

"Abogué y sigo abogando por políticas monetarias acomodaticias y políticas fiscales que protejan a la economía de un colapso en un momento en el que estamos a propósito limitando tanto la producción como el consumo", sostuvo desde Washington en el foro.

Georgieva dijo que el haber creado un sistema bancario más fuerte tras la crisis financiera ha servido para resistir los golpes, pero que esto ya no es suficiente en el mundo actual para esquivar shocks.

Ellos mismos reconocen que no es la política habitual promovida por el FMI, pero que mas allá de la influencias teóricas, está claro que de esta situación no se sale sin una política expansiva de parte de los Estados. Aunque le resulte incomodo a algún economista o legislador uruguayo, que le salió el sarpullido "antiimperialista" y ante "FMI".


Atrás

 

 

 
Imprimir
Atrás

Agrandar texto

Achicar texto

linea separadora
rss RSS