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07.12.20

Pasos fundacionales hacia el buen vivir

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Por Roberto Sansón Mizrahi (*)

El rumbo presente tiene consecuencias devastadoras sobre la humanidad y el planeta. Voces ancestrales y una creciente movilización popular convocan a un nuevo rumbo y forma de funcionar: el buen vivir.

Las prioridades, las secuencias y los tiempos de los pasos fundacionales hacia el buen vivir se sustentan en el esclarecimiento sobre lo que sucede, la integración de diversidades que fortalecen y una organización social sólida que cuide a todos y al planeta.

Mientras el orden económico concentrador está guiado por maximizar el lucro, el buen vivir es una perspectiva existencial orientada al bienestar de la humanidad y al cuidado del planeta. Se expresa como construcción social, colectiva, de naturaleza fundacional. Asume el desafío de establecer un nuevo rumbo y forma de funcionar que remplace la actual desaforada concentración de la riqueza y del poder decisional. 

Singularidad y adaptabilidad

Lejos de un nuevo fundamentalismo, el buen vivir acepta que existe una diversidad de opciones, estrategias y medidas acordes con la singularidad de cada situación. Esto es, que no hay recetario único ni espacio para la pereza intelectual de copiar en lugar de comprender lo que sucede, aplicar lo que ha servido al bienestar social e imaginar lo novedoso que posibilite avanzar con valores de cuidado, solidaridad, de ayudar mutua.

Es fatal forzar la homogeneización de aquello que es por naturaleza heterogéneo. Las historias son diferentes, tanto la rémora de conflictos no encarados o mal gestionados como las potencialidades de cada nación, el nivel de esclarecimiento y de organización. Siendo diferentes la miríada de circunstancias históricas y presentes, no hay una sola trayectoria hacia el buen vivir sino múltiples y diversas. Trayectorias que se adapten a cambios a lo largo del tiempo que, con frecuencia, son inevitables e impredecibles.

Medidas de aplicación inmediata con diversos tiempos de maduración

Los pasos fundacionales hacia el buen vivir no conforman procesos lineales donde un logro precede a otro y así hacia adelante; nada de eso. Los riesgos de ver quebrada esa linealidad son grandes ya que quienes pierden poder y privilegios no los ceden en paz y por propia voluntad sino resisten y se mantienen al acecho.

Como los pasos fundacionales necesitan abarcar todas las dimensiones del funcionar social, habrá que adoptar conjuntos de estrategias, medidas e iniciativas sabiendo que algunas generan impactos casi de inmediato y otras tendrán diferentes tiempos de maduración. Sería un error poner primero en marcha sólo medidas que impactan el corto plazo postergando aquellas que maduran en el tiempo. Más bien, corresponde encarar todas en tiempo presente independiente de sus plazos de maduración.

Buen vivir como anhelo y práctica

El buen vivir es, al mismo tiempo, un anhelo, una utopía referencial que guía hacia donde ir y también una marcha. Utopía y marcha se influyen permanentemente; la marcha avanza guiada por la utopía y, al hacerlo, nutre de precisiones y ajustes a la utopía que se torna guía más precisa para la permanencia de la marcha. Así, el buen vivir es convocatoria que hace de horizonte y de sendero. Su construcción es presente armador de futuro. Exige valentía para crear lo nuevo y firmeza para innovar.

La práctica del buen vivir libera subjetividades que fueron colonizadas fortaleciendo el albedrío social e individual para avanzar removiendo precariedades y desplegando a pleno el represado potencial de las comunidades. Prima lo espiritual y lo ambiental, lo social y lo cultural, la salud y la educación. Política, economía, ciencia y tecnología se transforman en instrumentos para construir el buen vivir.

El crítico desafío de subordinar la economía al buen vivir

No es sencillo transformar el actual rumbo y funcionamiento del sistema económico para reemplazarlo por el buen vivir. La dificultad es que esa transformación entraña un desafío en esencia político que se expande a la esfera valorativa, social y ambiental. El sistema económico contemporáneo, como todo sistema social, es impuesto por grupos que concentran la riqueza y el poder decisional. Un sistema que sirve a una minoría a expensas de sectores mayoritarios está obligado a funcionar encubriendo su accionar y manipulando a sus víctimas. De otro modo no podrían asegurar la reproducción en el tiempo de sus prebendas y privilegios.

De ahí que la construcción del buen vivir necesita inevitablemente desenmascarar lo encubierto, explicitar los mecanismos que sostienen la concentracióne identificar lo requerido para liberar democracias que han sido capturadas. Esto implica subordinar al cuidado de la humanidad y del planeta a todo el funcionar económico, incluyendo recuperar la asignación de los excedentes generados por la entera sociedad, regular con firmeza el circuito financiero, reforzar la ciencia y tecnología, asegurar que quienes puedan y quieran trabajar lo hagan en espacios dignos con justa compensación. 

Economía para el buen vivir

En el contexto de lograr el máximo lucro, en la legalidad y fuera de ella se producen todo tipo de bienes y servicios, tanto los esenciales para la vida como los que atentan contra ella y el planeta, armas de destrucción masiva, agro tóxicos, narco tráfico, trata de personas y órganos, desaforadas especulaciones tanto financieras como comerciales, el irresponsable desmonte de bosques naturales, entre muchos otros. Más que la utilidad social y cultural de lo producido, lo que importa es acumular a como dé lugar, valiéndose de complicidades que lo hacen posible.

Una economía que contribuya al buen vivir es muy distinta, produce bienes y servicios que sirvan al bienestar material y cultural de la humanidad, utiliza formas productivas cuidadosas de la naturaleza. El sistema económico deja de ser el timonel del destino de las naciones y se convierte en instrumento productivo guiado socialmente.

En esa perspectiva habrá que abordar un doble imperativo. De arranque desmontar esquemas que son delictivos aún para el orden establecido y, al mismo tiempo, sembrar el buen vivir con pasos fundacionales de nuevo cuño.

Resolver esquemas delictivos que desangran a los países

En casi todos los países se han montado esquemas delictivos diseñados para lograr apropiarse de excedentes que no se declaran y se fugan a guaridas fiscales o a otras jurisdicciones laxas en lo tributario y no preocupadas en identificar quienes cometen esos latrocinios. Estos esquemas son actos delictivos con efectos demoledores.

Algunos esquemas delictivos son camuflados como legales, como cuando gobiernos neoliberales deciden desregular los movimientos de capitales. Esta entrada y salida de capitales no regulados deviene en un libertinaje de operaciones especulativas que se apropian ilegítimamente de buena parte del excedente local. Es el caso de los fondos golondrina que lucran a tasas fantasmagóricas al realizar lo que en inglés se llama carrytrade y en criollo bicicleta financiera. Esas operaciones desestabilizan el mercado cambiario y los balances macroeconómicos y siempre terminan en fugas en manada cuando husmean que se acerca el final de esas maniobras.  

Difícil establecer una economía orientada al buen vivir sin desmantelar los esquemas delictivos que drenan el potencial nacional para desarrollarse con independencia. 

Sembrar buen vivir transformando la estructura económica concentradora

Cerrar el drenaje-robo de excedentes abre el espacio necesario para replantear el rumbo y forma de funcionamiento del sistema económico. Son los recursos que el país necesita para adoptar un buen número de críticas decisiones cada una con diferentes tiempos de maduración. Señalamos, entre otras, algunas significativas estrategias orientadas a construir la economía del buen vivir.

Transformar el sistema financiero para evitar los canales de fuga que utilizan los grandes evasores y asegurar que el ahorro nacional gestionado por bancos y otras entidades se oriente hacia la economía real y no más a la especulación financiera.

Corregir la matriz productiva generalmente con estructuras desbalanceadas porque surge de decisiones corporativas individuales, legítimas unas ilegítimas otras, pero sin capacidad de visualizar los efectos sistémicos del conjunto de esas decisiones. De ahí que se produzcan recurrentes inestabilidades y estrangulamientos, las más graves de sector externo pero también territoriales y al interior de los sectores productivos.

Desmontar posiciones oligopólicas que se producen en casi todos los mercados del país. Grandes empresas abusan de su poder de mercado para fijar precios y condiciones de intercambio en perjuicio de proveedores y consumidores a quienes les sustrae una parte del valor que les pertenece y no logran retener. Reducen permanentemente el mercado interno esterilizando excedentes que fugan al exterior. Será necesario diversificar las cadenas productivas y eliminar la inequidad que predomina en su interior.

Establecer un sistema impositivo firmemente progresivodonde los ricos paguen más, los sectores medios tributen moderadamente, y no tributen o lo hagan con escalas muy reducidas, los sectores populares. Esto incluye gravar rentas monopólicas y ganancias extraordinarias no ligadas a esfuerzo alguno sino obtenidas por posiciones de privilegio que debieran tender a desaparecer.

Asignar con propiedad el gasto público para cubrir la enorme deuda social y también para respaldar iniciativas y programas estratégicos que ayuden a construir el buen vivir.

Desmitificar el papel de la inversión extranjera, seleccionando aquella que sirve al buen vivir y descartando o limitando la que viene a consolidar la concentración y descremar lo mejor del sistema productivo.

Controlar el comercio internacional de materias primas para evitar la enorme evasión, entre otros, de las corporaciones internacionales exportadoras de cereales y productos de la minería.

Asegurar el acceso a la tierra para asentamientos populares en ciudades intermedias y en áreas metropolitanas, así como para la pequeña agricultura.

Urbanizar los asentamientos precarios localizados en áreas que no presenten riesgos de deslaves, recurrentes inundaciones o insalubridad ambiental. 

Escoger para la producción materias primas renovables y, cuando sea inevitable utilizar las no renovables, hacerlo con extrema prudencia.

Minimizar distancias de transportepromoviendo productos de cercanía, muchos de ellos producidos por los productores de la agricultura familiar así como por pequeñas y medianas empresas.

El poder y la política

Construir una economía orientada al buen vivir se sustenta en una reconfiguración de la correlación de fuerzas; hace a lapolítica y al poder de decisión, un tema crítico que vale siempre explicitar. Una nueva economía orientada al buen vivir sin duda que ayudaría a cambiar el sustento del poder concentrador que predomina en el mundo. Pero, a su vez, no será posible establecerla sin profundos cambios políticos que reconfiguren el poder de decisión. Son tensiones y pugnas que tienen larga historia y cambiantes modalidades de sujeción o liberación. Es un desafío que interpela y convoca; vale encararlo.

 

(*) Roberto Sansón Mizrahi. Economista, planificador regional y urbano, consultor, dirigió empresas, autor de Un país para todos, Crisis global: ajuste o transformación, Democracias capturadas y otros libros, Co-Editor de Opinión Sur http://opinionsur.org.ar/wp/

 


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