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12.10.20

Tierra para asentamientos populares y agricultura familiar

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Por Roberto Sansón Mizrahi (*)

El acceso a la tierra es una necesidad vital para enormes sectores poblacionales. Sin embargo, su propiedad se ha concentrado aceleradamente forzando migraciones y condicionando el uso del suelo. Es una dimensión del desaforado proceso de concentración de la riqueza que prima en casi todo el mundo.

¿Cómo encarar este desafío para que puedan establecerse asentamientos populares planificados y extenderse la agricultura familiar?

Gobiernos neoliberales, aunque también algunos gobiernos progresistas,sólo focalizan sus prioridades en definir las políticas macroeconómicas que primarán en el país. Por supuesto que ellas son de la mayor importancia ya que sobre condicionan tanto el rumbo como la forma de funcionar del país. Sin embargo, no termina allí la pugna política. Es también estratégico adoptar medidas que apoyen directamente a los sectores populares, tanto porque es imprescindible revertir tremendas injusticias y castigos comoporque es imperioso restructurar el basamento social y productivo del desarrollo nacional. Esto es, sumar un nuevo pilar para sostener el rumbo hacia el buen vivir de todos y el firme cuidado ambiental.

En ese contexto toca asegurar el acceso a la tierra para (i) establecer asentamientos populares planificados y urbanizar los existentes, con desarrollo urbanístico y provisión de servicios básicos como agua potable, cloacas, saneamiento ambiental, electricidad, transporte, así como espacios para actividades productivas, y (ii) extender la agricultura familiar, principal proveedor de alimentos frescos no industrializados.

El acceso a la tierra es una condición necesaria para resolver este agravio a casi la mitad de la humanidad aunque no llega a ser una condición suficiente: debe complementarse con otras medidas económicas, políticas y ambientales. Diversos especialistas y el Papa Francisco destacan el núcleo básico de tierra, techo y trabajo.

Las soluciones existen aunque su viabilidad se asienta en lograr un firme apoyo social y político. Sin ese respaldo es imposible implementar las políticas y medidas necesarias.

Tierra para nuevos asentamientos populares planificados y para agricultura familiar

Millones de personas viven hacinados en asentamientos precarios, en campamentos para recibir migrantes o refugiados, muchos en la intemperie sin techo ni trabajo. A su vez, la agricultura familiar enfrenta todo tipo de restricciones para sobrevivir y extenderse, tierra fértil, recursos financieros, facilidades de acopio, comercialización y transporte.

Para la población que necesita asentarse en ciudades intermedias y en áreas metropolitanas existen terrenos disponibles que pueden utilizarse para establecer asentamientos populares planificados. Son tierras localizadas dentro de tramas urbanas o en áreas suburbanas con buenas condiciones ambientales y de proximidad. Si son tierras públicas se simplifica su asignación y si fueren privadas debieran adquirirse para conformar un fondo de tierras para uso presente pero también con perspectiva de futuras expansiones. No tiene sentido dejar que la valorización del suelo sea apropiada por rentistas pasivos haciendo luego más costoso y mucho más alejada la localización de nuevos asentamientos.

En esas tierras debieran desarrollarse programas de asentamientos populares planificados con entrega de lotes con servicios en venta o comodato a módicos precios y facilidades de pago. Allí se agregarían programas de construcción de núcleos básicos de vivienda proyectados para ir expandiéndose según el desarrollo de cada familia y la consagración de un buen vivir. También espacios para radicar emprendimientos productivos asociativos en actividades como cuidado de adultos mayores y niños, construcción y mantenimiento de obras, laboratorios clínicos, equipos de software, distribución y entrega a domicilio de productos, lavanderías, talleres varios, entre otros, orientados a servir a la población del propio asentamientos y de zonas aledañas. 

No hablamos de proyectos pilotos o demostrativos; eso ya se hizo y hay enorme experiencia acerca de cómo encarar ahora programas masivos, soluciones de alcance nacional. En algunos países ya existen muy buenos programas y sólo requieren ser reforzados y extendidos; en otros países este accionar es aún incipiente o inexistente. Hay mucho y valioso conocimiento para intercambiar entre países de América Latina, África y Asia. 

En relación a la agricultura familiar que sobrevive alrededor de ciudades intermedias y algunas áreas metropolitanas es de importancia estratégica ofrecerle un apoyo comprehensivo cuyo principal componente es la propiedad o usufructo de parcelas de tierras donde asentarse. Junto a ello, toca promover esfuerzos asociativos a nivel de acopio, comercialización y transporte de sus productos, incluyendo el establecimiento de ferias barriales y supermercados comunitarios.

Si bien valiosos esfuerzos han respaldado la agricultura familiar, también hubo muy penosos retrocesos con hostigamientos comerciales y desplazamientos de las tierras donde trabajaban. Queda mucho por reparar para extender y fortalecer esta pequeña producción agropecuaria. Es de importancia estratégica delimitar espacios reservados para la agricultura familiar alrededor de la mayoría de ciudades.

Urbanización de asentamientos precarios existentes

Un drama de enorme significación es la constante expansión de asentamientos precarios que se multiplican por invasiones no reguladas de familias desesperadas que no encuentran otras opciones. Algunos asentamientos están en zonas inundables o laderas que sufren ocasionales deslaves con pérdida de vidas y de frágiles paredes y techos. Otros asentamientos pudieron radicarse en áreas urbanizables a pesar que la invasión inicial consagró trazados muy difíciles, aunque no imposibles, de corregir. Todos los asentamientos precarios sufren hacinamiento de familias, escasa dotación de servicios básicos e incertidumbre en cuanto a dominio legal del suelo donde las familias están asentadas. Sin embargo, de contar con apoyo público mediando el consenso de sus pobladores pueden urbanizarse apropiadamente. Un lugar decente donde habitar es un derecho humano que debiera asegurarse a toda la población.

El proceso de urbanización de asentamientos precarios existentes puede encararse desde la acción inconsulta del Estado o, infinitamente mejor, estableciendo en cada asentamiento una unidad de planeamiento y seguimiento de obras y normativas, conformada por especialistas, pobladores y municipios, de modo de conjugar recomendaciones técnicas con la perspectiva y necesidades de los pobladores. Al incorporar los pobladores al nivel de decisión se refuerza la viabilidad y mantenimiento de la estructura y dinámica urbana propuesta.  

En ese contexto, un aspecto crítico es la regularización del dominio de los lotes que ocupan las familias. Con ello se acredita legalmente su ocupación, se revaloriza la vivienda y se impiden cobros ilegales de personas que, sin título alguno, se arroganuna propiedad que no es suya.

Trabajo e ingresos de pobladores de asentamientos populares

Estos aspectos trascienden lo urbanístico excepto en lo que hace a prever espacios en los que radicar actividades productivas que no afecten el buen vivir del asentamiento popular. Es una forma de acercar los lugares de trabajo evitando largos desplazamientos. De todos modos, no todos los pobladores encontrarán trabajo en espacios cercanos por lo que las vías de acceso del sistema de trasporte debieran ser parte constitutiva de la acción planificadora.

En cuanto a los aspectos de generación de empleos e ingresos dignos para pobladores de asentamientos populares, remitimos a textos ya publicados en Opinión Sur: Economía popular espacio estratégico para un más equitativo orden económico,Más que asistencialismo apoyo de excelencia a la economía popular y Fideicomisos especializados en la economía popular.

Vale reseñar que el universo de la economía popular es muy heterogéneo donde la mayor parte son unidades familiares que operan en condiciones de extremas escaseces. De ahí que se plantea establecer un sistema comprehensivo de apoyo que atienda a esas unidades y también a emprendimientos de tamaño medio y base asociativa capaces de insertarse en promisorias cadenas de valor. De ese modo podrían subcontratar a emprendimientos familiares y retener en la economía popular una diversidad de efectos multiplicadores. Para ello planteamos dotar a las organizaciones de la economía popular con dos poderosos instrumentos que hoy carecen: desarrolladoras y fideicomisos especializados en la economía popular. Estos instrumentos se sumarían a otros para posibilitar a la economía popular salir de los espacios residuales en los que ha sido acorralada.

Procesos subyacentes generadores de desigualdades, pobreza e indigencia

Imposible ignorar que el rumbo y forma de funcionar que predomina en casi todo el mundo genera desarticulación social, pérdida de trabajo, infames salarios, acelerando las migraciones del campo a la ciudad. Esa dinámica concentradora y destructora del medio ambiente no cesa de expulsar pobladores hacia asentamientos precarios carentes de servicios básicos y cada vez más hacinados. Si no se desmonta ese proceso seguirán creciendo las invasiones de tierras de gente desesperada por sobrevivir. Algunos de los mecanismos que generan la concentración y el poder decisional pueden verse en el artículo Desmontar los motores de la concentración. Sus impactos, lejos de ser externalidades no deseadas o provocar víctimas llamadas "colaterales", son el resultado esperable e inevitable de la perversa y codiciosa trayectoria impuesta a la humanidad.

Si no se erradicael proceso concentrador, correremos siempre detrás de los acontecimientos atemperando efectos, ya que las soluciones nunca alcanzarán a resolver la reproducción de más asentamientos precarios no planificados y el desplazamiento de una agricultura familiar que es esencial para lograr soberanía alimentaria.

¿Todo o nada?

Ante esa situación hay quienes plantean ir por todas las transformaciones en simultáneo, algo deseable pero no siempre viable. La alternativa es avanzar en los espacios y con la intensidad que las circunstancias políticas y sociales permitan. Y esto por varios motivos: (i) la emergencia social que sufren inmensas mayorías no admite dilaciones; (ii) porque la viabilidad política del accionar se sustenta no sólo en la determinación de quienes impulsan trasformaciones sino en la correlación de fuerzas que prima en cada coyuntura y (iii) muy vinculado con lo anterior, las actuaciones para establecer nuevos asentamientos populares planificados, reforzar y extender la agricultura familiar, urbanizar los asentamientos precarios existentes y desplegar un sistema de excelencia en apoyo a la economía popular, si están bien realizadas, pueden reconfigurar el basamento social del desarrollo local y nacional; esto es, provocar cambios significativos en la correlación de fuerzas que, a su vez, permitiría avanzar en más frentes y a mayor velocidad.     

En todo caso, está claro que es muy difícil determinar qué tipo de estrategia es la más efectiva y viable para cada situación, la singularidad prima. Lo que sí es posible y necesario es asegurar que la población que emerge hacia el buen vivir pueda crecer en esclarecimiento y en reforzar sus propias organizaciones; no hay otra forma de proteger los derechos y las obligaciones que van conquistando. Las democracias que fueron capturadas por poderosas minorías necesitan de ese esclarecimiento y organización popular para formar coaliciones capaces de trasformar el orden que somete a las mayorías colonizando mentes y formateando subjetividades.  

 

(*) Roberto Sansón Mizrahi. Economista, planificador regional y urbano, consultor, dirigió empresas, autor de Un país para todos, Crisis global: ajuste o transformación, Democracias capturadas y otros libros, Co-Editor de Opinión Sur www.opinionsur.org.ar


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