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12.10.20

El primer debate Biden-Trump. Dossier

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Por Robert Kuttner, Harold Meyerson, Christian Lorentzen (*)

 

Biden: Notas para la próxima vez

Robert Kuttner

Me dirán que soy un caso aparte, pero creo que la estrategia de macho alfa de Trump limitó anoche gravemente la efectividad de Biden. Sus protestas y constantes interrupciones pusieron claramente nervioso a Biden. Minaron la capacidad de Biden de ofrecer un relato convincente, e hicieron que Biden pareciera decente, pero a menudo débil, lo cual era la intención de Trump. Biden falló también algunos mates que eran fáciles, algo a lo que volveré en un momento.

Debido a la pura grosería de Trump al convertir un debate presidencial en algo con tanto de pelea en el barro, deporte en el que Biden no podía ganar, Trump perdió por poco a los puntos. Pero estuvo lejos del K.O. que debería haber sido basándose en los datos. 

La encuesta de la CNN después del debate mostró que la gente de la muestra [demoscópica] creía que Biden "había ganado"...algo así como por el mismo margen con el que la mayoría de la gente pensaba que Hillary Clinton había ganado sus debates con Trump.

La campaña de Biden debería exigir que se le apague el micrófono a Trump cuando Biden disponga de sus dos minutos para hablar. Los dos debatidores deberían estar más separados físicamente, de manera que Trump no pueda proferir sus insultos a micrófono cerrado.

Estas condiciones no sólo hacen operativas las reglas a las que se avino Trump, pero que no respetó. De no avenirse Trump a ellas, Biden no debería debatir con él de nuevo.

Lo que me gustaría que hubiera dicho Biden:

COVID: Ha puesto usted como responsable al incompetente de su yerno, desautorizando a los profesionales del CDC [Centro de Control de Enfermedades], y no ha podido usted gestionar siquiera la tarea relativamente fácil de conseguir kits de pruebas para todo aquel que necesite uno. Siete meses después, hay todavía escasez de pruebas, lo que lleva a una difusión evitable del contagio y a ralentizar la recuperación económica.  

Ayudas económicas: Diez millones de norteamericanos están sin trabajo. Las empresas cierran. Los gobiernos municipales y de los estados recortan servicios. Las familias pierden su seguro de salud. Está sobre la mesa la legislación para ampliar unas ayudas que se precisan desesperadamente, pero ni usted ni Mitch McConnell pueden seguir bloqueándola.

Ciencia: Usted no cree en la ciencia. Usted cree en la magia. Pagaremos todos el precio con la polución del aire y del agua, con el empeoramiento del cambio climático, incendios espantosos y muertes evitables de Covid. 

Tribunal Supremo: Cuando era presidente Obama y designó a un moderado como candidato para el Tribunal Supremo ocho meses antes de que expirase su mandato, su partido no quiso siquiera otorgarle una audiencia a Merrick Garland, no digamos ya un voto. Y ahora, mucho más tardíamente en su mandato, ha movido los palos de la portería.  Esto es pura hipocresía.

Narcisismo: Todo lo que ha dicho usted esta noche, y durante la mayor parte de su presidencia, se refería a usted. Esto no va de usted; va de la gente corriente que sufre los daños. ¿Cuándo ha mostrado usted un mínimo de compasión por el heroísmo cotidiano de padres, profesores, trabajadores de la salud, de la gente que ha perdido su empleo?

Quizás la próxima vez, asumiendo que Trump se avenga a las reglas de principio.

Fuente: The American Prospect, 30 de septiembre de 2020  

 

Más propuestas en favor de nuevas reglas de debate


Harold Meyerson


La Comisión de Debates Presidenciales se ha sumido en profundas cavilaciones respecto a cómo impedir que se repita el alboroto del presidente Trump en los dos "tête à tête" que quedan. La opción de apagarle el micro a un candidato si persiste en interrumpir a su oponente parece la más sensata, pero de acuerdo con una información de hoy en el New York Times, un factor que puede dificultar que la Comisión dé ese paso, aparte del apocamiento, es que cortar el micro "puede resultar complejo desde el punto de vista de la producción televisiva". Los acontecimientos han querido que mi colega del Prospect  David Dayen, que trabajó en producción televisiva durante dos décadas, haya deletreado en un inglés deliberadamente sencillo lo fácil que resulta cortar un micro, y cómo los ingenieros de sonido de la televisión ajustan el vlumen del sonido todo el tiempo.

Sin embargo, en caso de que esto resulte demasiado molesto en opinión de la Comisión, ofrezco algunas otras modestas sugerencias respecto a cómo puede habérselas con las violaciones trumpianas que no implican los misterios de la alta tecnología que encierra cortar un micro. 

Primero, la Solución de las Arenas Movedizas: Si el moderador tiene que amonestar más de una vez a Trump debido a sus interrupciones, la parte del escenario sobre la que esté Trump se hundirá a un nivel en el que ni él ni su cabello sean visibles por encima de su atril. De modo alternativo, puede elevarse el atril para que ya no sean visibles ni Trump ni su pelo.


Segundo, la Solución de la Trampilla: En caso de que a Trump no le disuadiera hundirse por debajo del atril, simplemente el suelo se abre bajo sus pies, y desciende rápidamente hasta el sótano.


Tercero, la Solución Donald Giovanni [1]: en el caso de que volviera a trepar de alguna forma hasta el estrado, se abre una segunda trampilla y Trump desciende hasta los Fuegos del Infierno.

Ninguna de ellas, afortunadamente, implica las complejidades técnicas de alterar el volumen de sonido.

Nota:
[1] Nota del traductor: Evidentemente, el autor juega aquí con el nombre de pila de Trump, Donald, y el Don Giovanni de Mozart, el Don Juan que al final de la ópera se precipita a las llamas del infierno.


Fuente: The American Prospect, 1 de octubre de 2020

 

Malhumorado, irritante, repugnante, deprimente

Christian Lorentzen

En lo que se refiere a la pregunta de si Donald Trump es un genio siniestro o una basura incompetente (no se excluyen mutuamente), el debate de anoche deberá quedar consignado en la columna de la basura. Sus constantes interrupciones, su vanidad, autocompasión, y frecuentes incursiones en mentiras y sinsentidos son a estas alturas fatigosamente familiares. Por supuesto, Trump lleva siendo constantemente subestimado desde que entró en política y sus partidarios disfrutaron sin duda de la malhumorada forma en que dominaba los procedimientos. Pero su maltrato de Biden está años luz de las humillaciones a las que sometió a sus oponentes en los debates de las primarias republicanas de 2016. 


Un sondeo de CBS News concluyó que la mayoría de los espectadores tuvieron una reacción negativa ante lo sucedido y que la descripción más común fue la de 'irritante'. Trump es un fenómeno creado por la televisión e inducido por las redes sociales; el camino hacia su desaparición estará empedrado de bajos índices de audiencia. Los progresistas siempre lo han encontrado repugnante. La cuestión es cuándo se cansarán de él los demás votantes.


Contra cualquier otro oponente, la actuación de JoeBiden habría resultado deprimente. Frente a la acometida de Trump, no se abochornó demasiado, no se mostró demasiado decrépito y quizás marcó unos cuantos tantos. Quiere conservar y ampliar el Obamacare, y no le quitará a nadie su seguro privado. Pretende combatir el cambio climático, pero no llegará a poner en práctica el Green New Deal. Cree que habría de procesarse a quienes perpetran violencias callejeras. Tuvo un hijo, Beau, que fue un héroe norteamericano, y tiene otro que ha tenido problemas con las drogas, pero no es tan corrupto como dice Trump que es. Tiene que ser frustrante para un político de los demócratas que se ha pasado su carrera siendo indulgente con la derecha verse acusado de sentirese en deuda con la 'izquierda radical'. Cuando Trump afirmaba: 'Tu partido quiere una medicina socialista y una atención sanitaria socialista', Biden respondía: 'El Partido soy yo. Ahora mismo, yo soy el Partido Demócrata'.


Ese momento, al principio, puede que fuera el más significativo de la noche. Representaba una línea de ataque distinta de la que Trump siguió contra [Hilary] Clinton - la de que ella encarnaba a un "establishment" corrupto que había vendido a los trabajadores norteamericanos y empantanado al país en guerras inacabables - y  Biden la refutó con facilidad, porque sencillamente no es verdad. El relato que fomenta a diario Fox News, y Trump en sus mítines, es que Biden es un caballo de Troya de una camarilla radical que ha desatado el caos en las calles de las ciudades de Norteamérica, violencia a la que los medios convencionales han dado cobertura como 'protestas en su mayoría pacíficas'. 'Te van a dominar, Joe', afirmó Trump anoche. 'Lo sabes'. En realidad, Biden sabe que la facción de la izquierda de la coalición demócrata ha quedado amansada. La perspectiva de que se pase a Trump - 'Has perdido a la izquierda', sugirió Trump un par de veces cuando Biden reafirmó su centrismo - es nula. 


Trump mismo ha logrado apoderarse del Partido Republicano. Compró a los republicanos del Congreso con recortes de impuestos, nombramientos judiciales de derechas y desregulación. Tiene poco más que ofrecer si no es más de lo mismo, y así su táctica contra Biden se ha vuelto cada vez más desesperada. La pregunta: '¿Trump es racista?' - todavía esperable en la mayoría de los comentarios sobre el presidente  - resulta irrelevante: su retórica últimamente sobre la inmigración y la violencia que se aproximan a las zonas residenciales se precipita en el neo-segregacionismo. Echa mano de teorías conspirativas y arroja dudas sobre la legitimidad de las inminentes elecciones. Es éste el comportamiento de alguien asustado.

Hay muchas razones para creer que los republicanos han dado por imposible a su presidente. Si se tomaban en serio su victoria, ¿cómo es que no se esforzaron en un segundo rescate para los millones de norteamericanos que se han quedado sin trabajo - y ahora se están quedando sin casa - debido a la pandemia? Trump parece pensar que describir estas elecciones como una competición entre los ProudBoys [organización supremacista blanca] (a los que no se condena) y Antifa (más una idea que una organización, según el FBI, tal como apuntó Biden) le otorga la oportunidad de un segundo mandato. ¿Quién pescará de los ríos y arroyos las urnas robadas? Manténganse a distancia y manténganse a la espera. 


Feunte: The London Review of Books, 30 de septiembre de 2020

 

(*) Robert Kuttner cofundador y codirector de la revista The American Prospect, es profesor de la HellerSchool de la Universidad Brandeis. Columnista de Business Week, TheHuffington Post, The Boston Globe y la edición internacional del New York Times, entre sus libros se cuentan "Debtor´sPrison: ThePolitics of Austerity Versus Possiility" y "Can DemocracySurvive Global Capitalism?" (2018). Su últimolibropublicadoes "The Stakes: 2020 and the Survival of American Democracy".

 

(*) Harold Meyerson. Columnista del diario The Washington Post y editor general de la revista The American Prospect, está considerado por la revista TheAtlanticMonthly como uno de los cincuenta columnistas mas influyentes de Norteamérica. Meyerson es además vicepresidente del Comité Político Nacional de DemocraticSocialists of America.

 

(*) Christian Lorentzen se licencióenClásicasen Harvard y, comoperiodistaradicadoen Nueva York, ha colaborando con diarios y revistascomo Us Weekly, The New Leader, Harper's Magazine, Rolling Stone, Movieline, The Hartford Courant, The New York Journal-News, the RBS Gazette, The New York Sun, BlackBook, TimeOut New York, Tar o The National.

Fuente: AAVV

Traducción:Lucas Antón


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