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21.9.20

La república derrotada

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Por Esteban Valenti (*)

 "Entre las diversas maneras de matar la libertad, no hay ninguna más homicida para la república que la impunidad del crimen o la proscripción de la virtud."  FRANCISCO DE MIRANDA

Vivimos un tiempo muy triste, la derrota de la república y por lo tanto de sus principales sostenes, la Constitución y las leyes.

La semana pasada, luego de un largo proceso que además viene de mucho más atrás, se consagró por parte de la mayoría de los actores políticos nacionales una de las más graves derrotas republicanas desde la caída de la dictadura, la negación del desafuero del senador Guido Manini para que responda ante las graves acusaciones del fiscal Ricardo Percivalle sobre las omisión de comunicar a la justicia los crímenes confesados por el asesino José Nino Gavazzo, en un tribunal militar.

La república tiene su fundamento en el equilibrio de sus tres poderes, este es parte esencial de la Constitución Nacional, es la más genial construcción política de toda la historia de los seres humanos. Cuando uno de esos poderes, hace prevalecer la fuerza, por encima de la razón, cuando le impide a la Justicia investigar y buscar la razón y las responsabilidades legales y en especial penales, se derrota a todo el andamiaje de la república. Y esta es una derrota para la gran mayoría de los ciudadanos, los que creemos en la democracia.

Ante este hecho cada cual debe asumir sus responsabilidades y hay que discutirlas públicamente, restarle importancia, tratar de encubrir esta derrota con supuestos argumentos legales, cuando las contradicciones entre las declaraciones de Manini y los propios generales integrantes de los tribunales, son flagrantes, es un hecho grave y exige que examinemos el papel de cada uno de los responsables de la derrota, de los beneficiarios que festejan la derrota y sus consecuencias.

No estamos hablando solamente del terrible tema de los derechos humanos, del derecho de los Familiares de conocer el destino de sus seres queridos, de las responsabilidades de los criminales que atropellaron la democracia durante más de una década, estamos hablando de un tema con su pasado, su presente y que impacta en nuestro futuro. Esta es una derrota buscada y construida y actual.

El senador Guido Manini que durante toda la campaña electoral y después, afirmó que el declararía ante la justicia, maniobró de manera artera, primero atacando a los fiscales y los jueces para construir la base de su huida de la obligación de explicarnos a todos los uruguayos sus acciones, en particular ocultando ante la justicia las declaraciones y confesiones de Nino Gavazzo y reforzando de esta manera el pacto del silencio y de la impunidad. Fue uno de los artífices principales y beneficiario de la derrota republicana. Incluso de relatar como amenazó, el papel de otros actores institucionales al más alto nivel en todo este lamentable proceso.

Por los partidos o sectores de los partidos del acuerdo multicolor que se sumaron a la negativa de votar el desafuero poniendo la mala política, por encima de la justicia, de la verdad y de la república, en particular todo el Partido Nacional, menos su juventud, deben asumir su aporte vergonzoso y vergonzante. No voy hacer una especulación sobre las razones que primaron, ni para el herrerismo que es coherente con toda su trayectoria, ni para los girones del wilsonismo, cada uno deberá explicar esta página oscura de su historia. Si, esto es historia no es un episodio cualquiera.

Por el sanguinetismo, que es el que sigue con coherencia la misma conducta desde hace 37 años, de impunidad y de negociación vergonzosa con los militares golpistas. Así como reconocer la firmeza de principios de las juventudes de ambos partidos y del sector Ciudadanos que resolvió y mantuvo la decisión de que sus dos senadores votaran el desafuero.

Por las logias militares, en particular los Tenientes de Artigas, que siguen aferrados a un pasado que envilece su propia condición de soldados de la patria, de ciudadanos a los que la república les dio las armas para defenderla y no para martirizar y oprimir a las mayorías nacionales y aplastar las instituciones democráticas.

Por los que desde el Frente Amplio contribuyeron a esta derrota. No todo el Frente Amplio, ni siquiera todo el MPP, sino los que le brindaron con sus declaraciones una excelente justificativo para no votar el desafuero.  El senador José Mujica, que nadie cree que declaró por descuido o por casualidad.

Es una derrota que debe incorporar que en medio de los avances que se comenzaron a producir cuando el presidente Jorge Batlle designó y promovió la Comisión para la Paz, con serias limitaciones pero que fue un gesto de coraje cívico y democrático, así como la entrada en los cuarteles y las excavaciones en busca de los restos de los desaparecidos y a los archivos en busca de la verdad, a partir del primer gobierno de Tabaré Vázquez en el año 2005, no puede desconocer la práctica paralización en el segundo y tercer gobierno del FA y el manejo totalmente injustificado de las homologaciones de los tribunales militares del año 2006 y 2019, con el agravante de haber querido responsabilizar al ministro de defensa Jorge Menéndez. Al punto de que su familia se negó a aceptar los honores que pretendió otorgarle el gobierno que había integrado hasta pocos días antes de su muerte.

Es la derrota sumada de la república, de la verdad, de la justicia y de un mínimo de humanismo.

Las explicaciones que ha pretendido brindar el ex presidente Tabaré Vázquez, no son de recibo, no soportan el menor análisis ni las contradicciones con las formuladas por el secretario general de la Presidencia Gonzalo Fernández, de cuáles fueron las razones por las que el expediente del tribunal militar al múltiple homicida Gerardo Vázquez, no recorrieron los trámites habituales de todos los demás expedientes, sin pasar previamente por la sección "Acuerdos", luego ir a la  Asesoría jurídica de la Presidencia y posteriormente pasar a la firma del Presidente y si en caso de presentar algún problema era pasado al Secretario General de la Presidencia antes de someterlo a la firma del presidente.  Pues nosotros hemos comprobado que así funcionó en el caso de la homologación del tribunal militar del año 2006. Comprobamos a través del sistema informático inmodificable del Poder Ejecutivo, que efectivamente la resolución entró a "Acuerdos" a las 15.04 horas del día 28 de setiembre del 2006 y salió a las 15.05 del mismo día. Seguramente lo único que hicieron fue atribuirle el número al expediente: D/898" (Gonzalo Fernández)

Esta derrota de la república no tiene el mismo nivel de responsabilidad de todos sus participantes, pero sería una vergüenza concursar y ocultar las diversas culpas de acuerdo a los diversos papeles jugados en todo el proceso. No todo es igual, pero todos tenemos el derecho de conocer en profundidad exactamente qué sucedió, que acuerdos o no, funcionaron. La información veraz es parte fundamental del derecho de los ciudadanos, de los republicanos.

La negación del desafuero nos impedirá conocer toda la historia, la verdadera historia, el papel de los presidentes de la república, de los diversos ministros de defensa y naturalmente de varios altos mandos militares, en particular de dos de los comandantes en jefe del Ejército, Carlos Díaz y Guido Manini.

Para que la derrota no sea todavía más profunda y dolorosa, debemos mantener abierto el debate, llamar a las cosas por su nombre y asumirnos las responsabilidades. Habrá seguramente una gran ofensiva para sepultar todo esto en el silencio más rápido posible desde lo alto del poder, actual y en algunos casos, anterior.

No debería ser un debate solo para enrostrar culpas, sino para construir líneas divisorias bien claras, entre los defensores de la democracia y de la república y los que con su pacto de silencio que lleva 35 años nos debilitan a todos, nos empobrecen como nación y como sociedad.

La constante batalla por el Nunca Más, no puede ser un grito voluntarista, sino una conducta fiera y valiente de defensa de la verdad, de la justicia y del equilibrio de los poderes republicanos marcados en la Constitución.

Las virtudes cívicas, la valentía ciudadana no se proclaman se practican. En particular en tiempos de derrota y de emergencia de enemigos peligrosos para las instituciones. Y porque por más abuso que algunos quieran hacer de la imagen de nuestro prócer, sigue enhiesta y más vigente que nunca la frase de José Artigas: "Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana. Vosotros estáis en el pleno goce de vuestros derechos: ved ahí el fruto de mis ansias y desvelos, y ved ahí también todo el premio" A cuatro de abril de mil ochocientos trece. Delante de Montevideo. En 1813 !!

 

(*) Periodista, escritor, director de UYPRESS y BITACORA. Uruguay.


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