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7.9.20

Más que asistencialismo apoyo de excelencia a la economía popular

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Por Roberto Sansón Mizrahi (*)                                                                              

Un efectivo sistema de apoyo puede transformar la economía popular en un pilar estratégico para lograr un desarrollo justo y sustentableen América Latina y África.

El inmenso y heterogéneo espacio de la economía popular suele ser ignorado o, en el mejor de los casos, encarado como botín electoral a través de programas asistenciales que no remueven las circunstancias en las que sobreviven quienes la integran.

Un documental mostraba cómo cada vez que llovía se inundaba un asentamiento precario. Era casi imposible circular esos días. Junto con una organización benéfica los vecinos construyeron una rudimentaria senda alineando piedras y otros desechos que permitía desplazarse los días de lluvia. ¡Cómo no celebrar el esfuerzo vecinal! Sin embargo, sin desvalorizar estas iniciativas, las soluciones transformadoras pasan por adoptar políticas públicas que resuelvan de raíz las vulnerabilidades y duras restricciones en las que se desenvuelve la economía popular. Esto es, generar trabajo e ingresos dignos para todos, vivienda, salud, educación y servicios básicos que posibiliten acceder a un buen vivir, condiciones similares a las del resto de la población.

¿Cómo lograr el apoyo necesario para encarar no más remiendos sino soluciones? El desafío es en esencia político, lo que implica a movimientos y partidos políticos. Sin embargo, su sustento está en las organizaciones sociales de la economía popular que, además de ayudar a pulmón a su población, despliegan un permanente esfuerzo de esclarecimiento.

¿Y el resto de la sociedad? Toca dialogar una y mil veces para generar respaldos y establecer coaliciones.

Alguien decía, en serio o como burla, que si los sectores medios y, más aún, los ricos fuesen invitados a residir un par de meses en asentamientos precarios, cambiarían por completo su perspectiva. No es lo mismo verlo por televisión o recorrer un asentamiento precario sabiendo que a la noche estarán de regreso en sus casas. Cuesta sacudir conciencias y, sin embargo, es imprescindible hacerlo; transformar la economía popular requiere respaldo social y político.

A qué apuntar

Es posible y legítimo ofrecer un apoyo de excelencia a la economía popular. Esto es, que se la incluya como uno de los críticos pilares de un desarrollo justo y sustentable; que se considere al definir la política fiscal y el gasto público, el desarrollo territorial, la orientación del crédito, de las inversiones, de la ciencia y la tecnología. Es también crear las condiciones para que la economía popular pueda participar, en algún nivel, de la promoción de exportaciones y de la sustitución de importaciones.

No hay duda que, con apoyo de excelencia, la economía popular logrará avanzar en tamaño y calidad productiva. Al hacerlo, además de asistir a su población, podrá contribuir activamente a su municipio y al país. El desafío comienza por quebrar estereotipos y perspectivas ancladas en mezquindades y en preconceptos. Abierto el espacio de lo posible, toca encarar la fase de innovar para movilizar talentos y energías que han sido permanentemente desvalorizados. 

Un comprehensivo sistema de apoyo a la economía popular

En situaciones de emergencia es necesario apoyarse en lo que existe pero incorporando paso a paso innovaciones. La mayor innovación, aquella que posibilita acceder a oportunidades más promisorias en lo comercial, lo tecnológico, el empleo, los ingresos y la gestión, es aumentar la escala de operación y de negociación, y hacerlo con asistencia de primer nivel. Una forma de lograrlo es estableciendo o reforzando al interior de la economía popular emprendimientos de tamaño mediano y base asociativa.

No se trata de descuidar los emprendimientos familiares que existan o se creen. Un sistema de apoyo debe proveer crédito y orientación técnica y comercial al esfuerzo familiar que seguirá siendo el más numeroso componente de la economía popular. Al mismo tiempo, el sistema de apoyo puede respaldar la generación de nodos productivos de la economía popular en base a emprendimientos de tamaño medio que sean capaces de insertarse en promisorias cadenas de valor. Con ello tendrían la capacidad de subcontratar a emprendimientos familiares y retener en la economía popular una diversidad de efectos multiplicadores.

En textos anteriores presentamos dos potentes instrumentos para ayudar a establecer emprendimientos de tamaño mediano: desarrolladoras y fideicomisos especializados en la economía popular. Estos instrumentos son catalizadores estratégicos de la ingente labor que realizan las organizaciones sociales y algunas agencias del sector público. Actuarían como un brazo organizador de estructuras productivas sólidas que permitan a la economía popular salir de los espacios residuales en los que ha sido acorralada.

Es complejo establecer unidades productivas de base popular en un universo donde priman escaseces de todo tipo. Habrá que transitar un arduo pasaje hacia emprendimientos de nuevo cuño para insertarse en buenos términos en mercados competitivos. Lo crítico es preservar un criterio organizador de lo económico que no sea maximizar el lucro de cada unidad productiva sino generar excedentes para robustecerse y mejor contribuir al buen vivir de las comunidades a las que pertenecen. Es difícil que este tipo de unidades surja espontáneamente en contextos donde la solidaridad y el bien común son aplastados por la codicia, el egoísmo, una destructiva cultura impuesta a las sociedades contemporáneas.

De ahí que las desarrolladoras de emprendimientos medianos de la economía popular deban estar conformadas por equipos que combinen experiencia en conducir ese tipo de unidades y con el mandato de escoger decisiones de inversión y operación que no perjudiquen sino sirvan a sus comunidades. Ninguna tolerancia para negativos impactos colaterales o externalidades, esa hipocresía que ampara dañinas decisiones de la actual codicia institucionalizada.

Una muestra de posibles nuevas oportunidades para la economía popular

Vale señalar que ya existen muy valiosas iniciativas en apoyo a la economía popular que podrían reforzarse o extenderse territorialmente. Sin embargo queda muchísimo por hacer cuidando diferenciar situaciones para respetar las singularidades de las distintas circunstancias. De ahí que lo que sigue está lejos de ser un recetario sino más bien un intento de mostrar espacios que recién se abren y que estaban vedados, por ignorancia o preconceptos, a la economía popular.

Es entendible que sectores acorralados en la pobreza y en todo tipo de escaseces no puedan abordar, y a veces ni concebir, oportunidades para trabajar en espacios más promisorios. No se trata de ignorancia o falta de talento sino que, por las condiciones en las que fueron condenados a operar, es difícil identificar oportunidades supuestamente inalcanzables y, menos aún, cómo hacer para aprovecharlas. Necesitan apoyo para poder abordar tamaño desafío, un respaldo que pueden ofrecer desarrolladoras y fideicomisos especializados con el liderazgo de organizaciones de la economía popular y agencias públicas (nacionales y municipales) asociadas a este objetivo.

Veamos posibles oportunidades para la economía popular. 

(i)                  Inclusión en cadenas de valor exportadoras o que sustituyen importaciones.

Este es un trabajo que las desarrolladoras con el apoyo financiero de fideicomisos pueden encarar. Será difícil hacerlo, no imposible, en base a productos terminados y, tal vez, más factible articulándose como proveedor de cadenas productivas que contribuyan a reducir estrangulamientos del sector externo (facilitar disponibilidad de divisas). Habrá que explorar con agencias promotoras de exportaciones formas de articular emprendimientos medianos de la economía popular con exportadores o con quienes avanzan en sustituir importaciones. 

 

(ii)                Programas integrados de agricultura familiar.

Es una iniciativa para reforzar chacras familiares en cinturones cercanos a áreas metropolitanas, ciudades intermedias y pequeñas, incluyendo además un acopio y transporte asociativo, articulados con verdulerías barriales, ferias y supermercados comunitarios. Las desarrolladoras y los fideicomisos pueden concebir, desarrollar y acompañar estas iniciativas hasta su consolidación económica y organizativa.

 

(iii)               Desarrollo sobre la marcha de asentamientos precarios.

Las desarrolladoras pueden ayudar a conformar Unidades de planeamiento urbano con cuadros propios de la comunidad asistidos por especialistas. Conocedores de la dinámica de cada asentamiento, procurarían encauzarla hacia el buen vivir de su comunidad. Buscarían fortalecer la gestión del asentamiento, armonizar el uso del suelo, la circulación peatonal y vehicular, la provisión por parte de las autoridades responsables de infraestructura sanitaria, de salud, educativa y comunicaciones. 

 

(iv)              Emprendimientos de software.

Las organizaciones de la economía popular y sus desarrolladoras pueden convocar a empresas de software existentes para ayudar a conformar emprendimientos con adultos y jóvenes a quienes capacitan para relacionarse con ellas. Es una actividad que permitiría cerrar la brecha tecnológica que prima en amplios segmentos de la economía popular.

 

(v)                Laboratorios clínicos básicos.

En todos los asentamientos de la economía popular son necesarios laboratorios que puedan atender la demanda local de análisis de sangre y orina. Tendrían una infraestructura básica y equipos de última generación. Las desarrolladoras pueden ayudar a establecer convenios con laboratorios existentes para recibir asistencia técnica a cambio de enviarles las derivaciones de análisis de mayor complejidad.

 

(vi)              Centros de tomografía y resonancia magnética.

Enfoque semejante al de los laboratorios clínicos.

 

(vii)             Cooperativas de reparto o entrega de productos (Delivery).

Con la pandemia sanitaria se multiplicaron modalidades de reparto de diferentes productos. Nada impide conformar sistemas propios de entregas a domicilio bajo la forma asociativa que se prefiera. Atenderían pedidos locales y de otros barrios. Desarrolladoras y fideicomisos pueden ayudar a conformarlos.

 

(viii)           Centros de cuidado de adultos mayores y niños.

Un espacio económico promisorio es el cuidado de adultos mayores, niños y todos quienes necesiten diferentes tipos de soporte. Con capacitación de excelencia y el apoyo de especialistas pueden establecerse centros proveedores de esos críticos servicios. Atenderían demanda local y se proyectarían a su área de influencia.

 

(ix)              Franquicias populares en múltiples sectores.

Las franquicias populares o comunitarias es una modalidad asociativa que puede utilizarse para proveer distintos servicios, como ser franquicias de lavandería, de seguridad, limpieza, de albañiles y electricistas y tantos otros. La oferta de estos servicios puede orientarse a la demanda interna de la economía popular como de otros barrios aledaños.

 

(x)                Agencias para pagar facturas y transferir dinero.

Pueden establecerse acuerdos con entidades financieras solidarias para establecer pequeñas agencias locales para pagar facturas y transferir dinero.

 

Este listado puede extenderse a muchas otras oportunidades; el propósito es alentar a saltar alambrados ideológicos esterilizadores del talento y la iniciativa popular. Con una advertencia fundamental. Como el objetivo es no mantener acorralada a la economía popular en escaseces de todo tipo, establecer actividades de excelencia va a requerir estrechar al máximo posible las relaciones de cooperación con universidades, agencias de tecnología industrial y agropecuaria. Esto es, avanzar con el apoyo de todo el sistema científico y tecnológico del país, activo valioso y estratégico que puede y debe respaldar a los sectores de la economía popular.

En países donde ese relacionamiento ya existe (no por casualidad cuando gobiernan coaliciones con amplia base popular) sólo cabría reforzarlo y extenderlo pero hay otros que han descuidado sus sistemas científicos y tecnológicos. Argumentos no faltan; desde la restricción de recursos hasta desprestigio por divorcio cierto o aparente con las necesidades de su pueblo. Sin embargo, el retaceo de financiamiento también pasa por confundir como gasto aquello que es estratégica inversión para poder ejercer soberanía decisional.  

Concluimos explicitando la trascendencia política de este crucial maridaje: la economía popular necesita de un sistema científico y tecnológico para sustentar su transformación, y una ciencia y tecnología aliada con su pueblo encontrará ahí el apoyo social imprescindible para reforzarse al nivel que el país la necesita.     

 

(*) Roberto Sansón Mizrahi. Economista, planificador regional y urbano, consultor, dirigió empresas, autor de Un país para todos, Crisis global: ajuste o transformación, Democracias capturadas y otros libros, Co-Editor de Opinión Sur www.opinionsur.org.ar


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