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7.9.20

La teoría de la conspiración

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Por Elena de Sus 

Lo bonito de las teorías de la conspiración es que aportan coherencia y lógica frente a la masa de confusión, medias verdades y contradicciones manifiestas que emiten las autoridades por los canales habituales.

Illuminati?

Con Cayetana Álvarez de Toledo pasa lo mismo que con Yung Beef: te parece muy original si solo escuchas música española. No es difícil estar sobrevalorado intelectualmente por estos lares, me ha pasado incluso a mí. El truco es saberse las palabras mágicas. 

Sobre Madrid, Ignacio Sánchez-Cuenca escribió que "el complemento cultural del conservadurismo político se manifiesta en el pijismo que caracteriza a buena parte de la burguesía madrileña, cuyo horizonte intelectual pasa por comentar los restaurantes de moda y los últimos viajes y compras en el extranjero".

Un día, bajando las escaleras, escuché a una de mis vecinas explicándole al portero, por si no lo sabía, que el coronavirus lo habían creado los chinos a propósito para dominar el mundo. Es cierto que el virus ha matado a varios miles de chinos, señalaba, pero eso no les supone nada, porque hay muchísimos chinos más.

Cuando me explican algo, suelo escucharlo con atención. Después hago preguntas, planteo mis objeciones si las tengo, o digo que qué interesante todo y paso del tema, según la relación que tenga con mi interlocutor, lo dispuesto que lo encuentre al diálogo, y mis propias fuerzas en el momento. 

Supongo que este comportamiento podría no ser el más eficiente si tienes algún tipo de autoridad sobre la persona que explica, pero eso a mí no me pasa prácticamente nunca. En Chamberí siempre estoy en desventaja.

Me han explicado la relación entre el carácter y la astrología, con cifras y datos, me han explicado que en la época previa al sedentarismo los hombres cazaban y las mujeres recolectaban y esa es la causa fundamental de algunas dinámicas de la sociedad actual, que es estúpido que una mujer intente competir con los hombres y sería más inteligente centrarse en el cuidado, que es su naturaleza (esto me lo han explicado en la universidad pública) o que la universidad no sirve para nada (esto también me lo han explicado en la universidad, y fuera de ella una actriz que, por lo que sea, está estudiando una carrera técnica).

Un amigo reciente me contó el otro día una teoría de la conspiración. No me la explicó, solo me expuso lo que él creía. Según él, la pandemia había sido producida por las élites mundiales (Illuminati, Bilderberg, gente que se cree por encima de Dios) con dos objetivos. El primero, hacer una limpia de personas mayores para deshacerse, entre otras cosas, del problema que empiezan a suponer unos sistemas de pensiones difíciles de mantener. El segundo, crear la necesidad y el deseo de una vacuna con la que nos inocularían algún mecanismo de control mental.

Lo bonito de las teorías de la conspiración es que aportan coherencia y lógica frente a la masa de confusión, medias verdades y contradicciones manifiestas que emiten las autoridades por los canales habituales. En las teorías de la conspiración los hechos tienen una causa clara, hay un plan malvado bastante eficaz y medios para ejecutarlo. Alguien se está preocupando seriamente por el futuro de la humanidad, aunque de forma perversa y asesina.

Lo malo de las teorías de la conspiración (al margen de que no tengan base empírica y puedan llevar a acciones estúpidas, lo cual no es una novedad) es que son una bajona. ¿Cómo vas a enfrentarte a una élite global perfectamente cohesionada y organizada? Es imposible, ¿no? Solo queda la resignación o una resistencia constante. Vale, puedes oponerte a la vacuna, pero seguro que acaban pillándote por otro lado.

Lleva mucho tiempo entre nosotros este virus.

Así es la legislación en otros países europeos.


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