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¿Cómo han valorado los españoles y demás europeos la gestión de la pandemia?

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Por Ignacio Sánchez-Cuenca (*)

Los datos de España confirman que la estrategia de crispación de la derecha ha tenido cierto éxito, con la peculiaridad de que es la clase alta la que muestra mayor irritación con el Gobierno.

¿Cómo están reaccionando los ciudadanos europeos ante la pandemia y la gestión de la misma que están realizando los poderes públicos? ¿En función de qué criterios juzgan a sus gobiernos? ¿Por el número de muertos o contagiados? ¿Por las medidas de confinamiento? ¿Hasta qué punto los debates nacionales influyen en las opiniones de los ciudadanos?

España tal vez sea el país de la UE en el que la bronca política a propósito del virus ha alcanzado los mayores niveles de intensidad y polarización. ¿Ha tenido ello consecuencias sobre la opinión pública?

No podemos todavía responder a todas estas preguntas, pero empezamos a tener algunos datos que nos permiten ofrecer unas primeras impresiones. Creo que, para situar en sus justos términos el debate en España, es preciso saber lo que está sucediendo en otros países europeos. En nuestro país, el debate está muy mediatizado por los apoyos partidistas. El "efecto Simón" es la mejor demostración: se trata de alguien detestado por las derechas y ensalzado por las izquierdas. Quien critica al gobierno por cómo ha abordado la pandemia se supone que es un conservador y quien lo elogia todo lo contrario. ¿Se ha reaccionado así también en otros países?

Aporto en este artículo unos resultados provisionales basados en una de las primeras encuestas comparadas realizadas durante el pico de la pandemia: me refiero al estudio encargado por el Parlamento Europeo en el que se preguntaba a los ciudadanos de 21 países europeos por sus opiniones acerca de la pandemia y de las medidas que han adoptado los Estados y la Unión Europea. El trabajo de campo se realizó entre el 23 de abril y el 1 de mayo (con una muestra de 21.804 entrevistados).

1. La insatisfacción con los gobiernos

En la encuesta se pide al entrevistado que juzgue las medidas que ha tomado contra el virus el gobierno de su país. Hay cuatro respuestas posibles (muy satisfecho, bastante satisfecho, poco satisfecho y nada satisfecho). He juntado las dos últimas en una única categoría para medir el grado de rechazo a la gestión del gobierno. El gráfico 1 refleja las variaciones nacionales en el grado de insatisfacción.

Gráfico 1. Porcentaje de insatisfechos con la labor del gobierno contra el virus

 

Se observan grandes diferencias. España tiene la opinión pública más descontenta de Europa, seguida por Polonia y Francia. El contraste de España con Portugal resulta muy llamativo: mientras que en Portugal menos del 20% critica la gestión del gobierno, en España supera el 60%, más del triple. Los tres países que salen mejor parados son Dinamarca, Irlanda y Portugal.

¿A qué se deben estas diferencias tan enormes?

2. Insatisfacción con el gobierno

Evidentemente, podría ser que los datos del gráfico 1 no sean sino un reflejo de los estragos causados por la pandemia. He recogido el número y la tasa de muertos en el día medio del trabajo de campo, el 27 de abril. He analizado ambas cifras porque no está claro si los ciudadanos, a la hora de valorar a sus gobiernos, piensan en términos relativos (por ejemplo, el número de muertos por millón de habitantes) o absolutos (el número total de muertos). La asociación estadística es más fuerte con el número absoluto que con el relativo. Parece que la insatisfacción depende en mayor medida del número total de muertos (correlación de .48), con independencia del tamaño de la población en el país, que de la tasa de mortalidad (correlación de sólo .27).

Ahora bien, en cuanto se examinan los datos de fallecidos, resulta evidente que algo no cuadra. Polonia es el segundo país más insatisfecho (57%), pero el 27 de abril sólo había tenido 535 muertes, frente a las 5.750 de Alemania, con tan sólo un 30% de insatisfechos. Más extraño aún resulta el caso de Bulgaria, con sólo 56 muertos y una insatisfacción del 51%. Un examen del gráfico 2 muestra claramente que los países del Este de Europa siguen una pauta muy distinta a la de los países occidentales.

Gráfico 2. Insatisfacción según el número de fallecidos

 

Los países del Este apenas cuentan con fallecidos, pero sin embargo tienen niveles muy elevados de insatisfacción con sus gobiernos. Esto puede deberse a la desafección política y a la baja calidad de la democracia. Hagan lo que hagan los gobiernos en estos países, se encontrarán con la desaprobación ciudadana.

Para comprobar si esta hipótesis es cierta, he realizado un análisis de la insatisfacción con la gestión de la covid-19 en los 21 países en función del número de fallecidos, la confianza en los partidos (extraída de otro Eurobarómetro) y la puntuación en la dimensión liberal de la democracia en 2019 según el V-DemInstitute. Pues bien, la conclusión principal es que el factor más importante, bastante más que el número de fallecidos, es la calidad del componente liberal de la democracia (independencia judicial, división de poderes, etc.). Cuanto menor es dicha calidad, más irritación muestran los ciudadanos. La desconfianza en los partidos también es relevante: en los países con menor satisfacción en los partidos, la valoración del gobierno es peor, más allá del número de muertos que se registren. Los resultados pueden verse en la tabla del apéndice. Esto no quiere decir que el número de fallecidos sea irrelevante, pero parece claro que no basta por sí mismo para explicar las diferencias en las opiniones públicas europeas.

En el caso de los países de Europa occidental, no hay variaciones importantes en la puntuación del componente liberal de la democracia, por lo que esta variable no tiene mayor utilidad. Sin embargo, la confianza en los partidos sí es importante aun teniendo en cuenta el número de fallecidos. En los países en los que se confía menos en los partidos políticos en general, la valoración de la gestión de los gobiernos es más negativa (los detalles pueden encontrarse en el Apéndice).

El gráfico 3 muestra la asociación entre la insatisfacción con la gestión de la covid-19 y la confianza en los partidos políticos en los países occidentales (sin tener en cuenta los fallecidos). El resultado es muy llamativo y da pie a plantear una hipótesis adicional que no puedo desarrollar aquí por desviarme demasiado de la cuestión central: en los países con baja confianza en los partidos políticos, el número de fallecidos ha sido mayor (la relación es estadísticamente significativa). Esto podría tener sentido si el indicador de confianza en los partidos reflejara las disfuncionalidades del sistema político. En sociedades con confianza más baja en los partidos, el gobierno funcionaría peor y la ciudadanía reaccionaría de forma muy crítica con los malos resultados.

Gráfico 3. Insatisfacción según la confianza en los partidos políticos

 

En suma, parece que hay un componente político importante en los factores que explican la insatisfacción de los ciudadanos con los gobiernos en la crisis de la covid-19. No sólo importa el número de fallecidos. El contexto político resulta asimismo determinante.

3. La singularidad española: la revuelta de la clase alta

Como mencionaba al principio, España destaca por los altos niveles de crispación alcanzados en torno a la gestión de la pandemia. La polarización en las opiniones es casi total. Una comparación con Francia e Italia, los otros dos países con cifras semejantes de fallecidos, lo muestra rápidamente. En los tres países, las opiniones sobre la gestión del ejecutivo dependen en gran medida de si la persona apoya en general al gobierno o no. Ahora bien, hay diferencias interesantes. Así, entre quienes en general no apoyan al gobierno, un 18% en Francia está satisfecho con la gestión de la covid-19, mientras que el porcentaje equivalente en Italia es el 13% y en España sólo el 5%. Este porcentaje tan bajo sea probablemente consecuencia de que la derecha política y mediática haya llevado la estrategia de la crispación al límite.

Asimismo, España es el país en el que las diferencias de clase social son más relevantes para entender la división entre quienes están satisfechos o insatisfechos con la gestión del gobierno. Este resultado es ciertamente sorprendente: las manifestaciones de los llamados "cayetanos" no fueron una mera anécdota pintoresca, el debate político español ha activado un especial rechazo a la gestión del gobierno en las familias más acomodadas. Los datos del Eurobarómetro muestran que en España ni la educación, ni el género, ni la edad, ni el hecho de vivir con hijos en la casa, producen grandes diferencias en la valoración de la gestión del gobierno. Sin embargo, la clase social sí que produce cambios importantes.

El gráfico 4 muestra las variaciones por clase social en España, Francia e Italia. En Italia no se aprecia variación alguna, en Francia es la clase trabajadora la que muestra en todo caso una actitud más crítica, mientras que en España hay una diferencia de más diez puntos entre la clase alta y la clase baja. En la clase alta la insatisfacción con el gobierno llega al 69%, quedándose en el 58% en la clase baja. Esta diferencia es estadísticamente significativa.

Gráfico 4. Insatisfacción con la gestión del gobierno y clase social

 

4. Conclusiones

Hay grandes diferencias en la insatisfacción de las ciudadanías europeas con la gestión de la pandemia de sus gobiernos. España es el país en el que ha habido una reacción más crítica con el Ejecutivo. Una buena parte de esas diferencias se debe, obviamente, a la severidad de la covid-19 en cada país. Sin embargo, en los países del Este la insatisfacción es muy alta a pesar de que el número (y la tasa) de fallecidos es considerablemente más baja que en los países occidentales. Los datos analizados ponen de manifiesto que, además del número de fallecidos, la confianza política es fundamental: en los países con mayor confianza en los partidos, los ciudadanos tienden a ser menos críticos.

Los datos de España confirman que la estrategia de crispación de la derecha ha tenido cierto éxito, con la peculiaridad curiosa de que sea la clase alta la que muestra una mayor irritación con el gobierno.

Apéndice. Análisis de regresión

(*) Ignacio Sánchez-Cuencaes profesor de Ciencia Política en la Universidad Carlos III de Madrid. Entre sus últimos libros, La desfachatez intelectual (Catarata 2016), La impotencia democrática (Catarata, 2014) y La izquierda, fin de un ciclo (2019).


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