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“Del confinamiento tendremos que salir con el modelo coreano, no hay otra opción”

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Por Gerardo Tecé (*)

Allá por el lejano mes de febrero, cuando la mayoría nos apuntábamos a la cómoda tesis de que aquel virus de nombre exótico aparecido en una desconocida provincia china no era más que una simple gripe, el doctor en Física, reportero en zonas de conflicto y divulgador científico, Alberto Sicilia, se salía de esa línea argumental avisando de que no.<

Aquello no era una simple gripe y las potenciales consecuencias de aquello aparecido en China eran desconocidas. Desde su cuenta de Twitter @pmarsupia y desde su blog en Público, Sicilia lleva semanas ayudándonos a entender qué es el COVID-19 y cómo se están desarrollando las estrategias para luchar contra él. Sus explicaciones, desde la perspectiva de la divulgación científica, son una referencia para muchos a los que todo esto nos pilló con el pie cambiado, sin preparación, sin conocimiento. Hoy hablamos con él por teléfono para intentar poner en orden lo que sabemos del virus, lo que hemos aprendido y lo que nos queda por aprender. Y de sus derivadas. Del ahora y del mañana de esta batalla contra una pandemia que nos está cambiando la vida y que cambiará el mundo.

Me gustaría que empezásemos derribando leyendas urbanas, que hay muchas. ¿Experimento chino? ¿Ataque norteamericano? ¿Cómo nació este virus?

Sabemos que muchos virus han saltado de los animales a los seres humanos. Del COVID-19 sabemos que es exactamente igual que el SARS, que saltó de los murciélagos a los seres humanos. Fue en China también. De hecho, hubo científicos que lograron encontrar la cueva exacta en la que aquel virus anterior saltó del animal al humano. Y este es prácticamente igual. Además, se han hecho estudios que demuestran que no tiene ningún sentido decir que se creó en un laboratorio y cosas así. Hay un artículo de Nature que deja claro que en este caso ha pasado lo mismo que pasó en otras ocasiones. Un virus que salta desde los animales a los seres humanos.

Y no, el COVID-19 no era, como muchos quisimos pensar, una gripe.

Es verdad que al principio no se sabía mucho del virus. Era algo que estaba pasando en China y no es fácil saber cómo de fiable es esa información que sale de China. Pero lo preocupante era que este virus era de otra familia completamente distinta, no tenía nada que ver con el virus de la gripe. Era un virus de la familia de los coronavirus y ya habíamos conocido otros dos similares que eran bastante graves. Y, además, como era un virus nuevo absolutamente, nadie tenía inmunidad y podía ser peligroso. 

Y el virus comienza a extenderse y los países empiezan a reaccionar, cada uno con una estrategia diferente. Las tres primeras estrategias de las que aprender, para bien y para mal, fueron las de China, Corea del Sur e Italia.

Eso es. China lo que hizo fue cerrar completamente la provincia de Hubei, que es donde está Wuhan. Lo que pasa es que pilló una época muy mala, porque era el año nuevo chino y muchos trabajadores que estaban en Wuhan habían viajado a sus pueblos de origen, así que se cree que eso hizo que se dispersara mucho por toda la provincia. Pero vamos, lo que hicieron los chinos fue una cuarentena masiva de la provincia. Lo que hizo China fue que, cerrando Hubei, el resto del país pudiera dar soporte a esa provincia afectada. En el caso de Corea del Sur estaban preparados porque en 2002, 2003, habían pasado la epidemia del SARS y tenían un sistema muy engrasado. En cuanto detectaron infectados, empezaron a usar tecnología, hicieron muchísimos test, siguieron a todos los contactos que tenía cada persona infectada y, entonces, gracias a ese sistema muy engrasado y a haberlo cogido muy a tiempo, consiguieron pararlo muy rápido. Y ahora siguen con test rápidos, de estos que puedes ir con tu coche y te lo hacen;  hay un sistema de cabinas en las que también te hacen el test por la calle... 

¿Por qué Corea del Sur tarda tan poco tiempo en tener disponibles test para un virus que es nuevo?

Cuando China se da cuenta de que tiene un nuevo virus, comparte el ARN, el material genético del virus. Y, a partir de ahí, se pueden hacer rápido los test. Teniendo el código del virus es relativamente rápido y sencillo fabricar esos test. Y Corea del Sur tenía la tecnología y la preparación para hacerlos muy rápido.

Y de mirar a Asia, el mundo pasa a mirar a Italia.

Sí. En el caso de Italia, donde lo pillaron más tarde, primero hicieron cuarentena en algunos pueblos de Lombardía, luego en toda Lombardía y finalmente en todo el país. Digamos que fue un proceso mucho más desordenado. Se filtró que se cerraría Lombardía, con lo cual mucha gente salió de allí, fue un poco caótico. Pero básicamente el problema de Italia, igual que el nuestro, es que ni lo pillamos a tiempo ni teníamos el sistema preparado para afrontar una epidemia.

Es desesperante ver cómo, a partir de ahí, cada país que comenzaba a notar síntomas, le ha dado semanas, meses de ventaja al virus. ¿Cómo es posible? 

La verdad es que esa es una de las grandes preguntas. Uno de los grandes misterios que algún día habrá que resolver, porque todos los países parece que están cometiendo los mismos errores, uno detrás de otro. Nosotros cometimos los errores que cometió Italia, el Reino Unido ha cometido el error que cometimos nosotros y ahora Estados Unidos ha perdido un mes o un mes y medio cuando casi no tenía casos y ahora se les están multiplicando. Imagino que todos pensamos que en nuestro país algo así no puede pasar, pensamos que tenemos un sistema mejor del que en realidad tenemos. No sé cuál será la razón, pero, desde luego, está claro que esto está ocurriendo. 

Estamos en el hoy. Analizando tendencias de contagio, sin test suficientes y sin saber en realidad, cuántas personas contagiadas, hay. ¿Hay estimaciones fiables de cuál puede ser esa cifra real?

En realidad, nadie lo sabe muy bien. Hay muchas estimaciones. Hay algunas que lo sitúan en cinco veces más, diez veces más. Pero si, como se supone, la tasa de mortalidad del virus está alrededor de un 2% o un 3% y aquí tenemos un 10% de mortalidad, probablemente haya unas tres o cuatro veces más casos de los detectados. Pero eso no se sabrá hasta que se hagan otro tipo de test. Ahora los test que tenemos sirven para saber si tienes el virus o no. Pero en el futuro habrá otros test disponibles que servirán para saber si has pasado o no la enfermedad, que se llaman test serológicos. Una vez se hagan esos test podremos saber exactamente cuánta gente lo tuvo y cuánta gente no.

Dos enigmas con respecto al número de muertes. Los datos de Alemania y de China. ¿Qué opinas?

Es difícil. En Alemania dicen que las muertes oficiales van con retraso porque el instituto que las certifica va muy lento. Y, además, la tasa de mortalidad es mucho más baja allí, porque están haciendo muchos más test que el resto de países. Sobre China también hay dudas. Hay algún artículo que, analizando el número de urnas que se habían entregado a las familias, aseguraba que eran muchas más que los muertos oficiales. Pero tendrá que pasar bastante tiempo hasta que se haga una cuenta homogénea entre todos los países y sepamos con seguridad cuáles eran esas cifras.

Y con el virus empezando a golpear fuerte a Europa, confusión, distintas estrategias entre países vecinos y, básicamente dos posturas a la hora de enfrentar desde el plano teórico la crisis sanitaria. Por un lado, la recomendada por la comunidad científica, el aislamiento social. Por otro, una estrategia que en un momento dado dice que todos debemos infectarnos para crear inmunidad.

En Reino Unido, Boris Johnson, pareció apostar por esa teoría en un principio. Que se infecte todo el mundo y con eso construyes lo que se llama inmunidad de grupo. Eso hace que, si el 70%, el 80% de la población está infectada, esto actúe como cortafuegos del virus. Pero, si te pones a echar cuentas, si se muere el 2% o el 3% de la población, eso son cientos de miles o millones de personas, dependiendo del país. Con lo cual es una barbaridad. Y no sólo eso. Si el 10% tiene que ir al hospital, eso son decenas de millones de personas necesitando ir al hospital a la vez. Con lo cual esa teoría no tenía ni pies ni cabeza. Si ya es difícil con cuarentenas, si ya se están colapsando los hospitales, sin cuarentena sería el caos absoluto.

¿Cómo calificas la gestión de España en estas primeras semanas de crisis del COVID-19?

Habrá que esperar un poco. Habrá que ver cómo salen otros países para poder comparar. Pero yo creo que aquí nos equivocamos porque pecamos de optimismo. Porque al principio se apostó por hacer test solo a los que tenían síntomas o estaban enfermos. Porque se pensó que sólo los que estaban enfermos transmitían la enfermedad. Evidentemente nos equivocamos y le dimos mucha menos importancia de la que tenía. 

¿Qué sabes del estado actual del mercado sanitario?

Que es un caos. Un montón de gobiernos y de países tratando de mirar para lo suyo. Y el problema también es que las zonas de producción de mascarillas o componentes químicos están demasiado localizadas. Y, sobre todo que, como prácticamente ningún país europeo ni Estados Unidos estaban preparados, ahora el mercado se ha convertido en una jungla para ver quién consigue el material.

Sin vacuna ni material sanitario suficiente, es importante saber cómo están las cosas en el campo de la medicina para, al menos, paliar el daño que causa el virus.

De momento, la situación es que no tenemos ni vacuna, que tardará, ni ningún medicamento que, a día de hoy, se haya demostrado que funcione contra la enfermedad. La OMS está preparando un ensayo enorme con cuatro medicamentos que se habían desarrollado contra otros virus como el SIDA o el Ébola. Y lo que quieren es ver si, aunque todos estos virus sean diferentes a este, al tener algunos mecanismos comunes, si alguno de estos medicamentos que entonces ayudaron, pueden ayudar en algo en este caso. Se trata de juntar a varios países, juntar a miles de pacientes y hacer un gran ensayo coordinado por la OMS. España y Noruega serán los primeros países en participar.

¿Cuándo, cómo y en qué condiciones llegará la vacuna?

Hay un montón de iniciativas para lograr la vacuna. Desde farmacéuticas, hasta organismos públicos, investigadores de universidades... Ahora mismo hay un montón de grupos tratando de encontrar la vacuna. Lo que pasa es que desarrollarla es complicado. Primero tienes que encontrar un mecanismo que funcione y luego tienes que hacer ensayos clínicos. Primero con muy poquita gente, luego con algo más de gente y luego con mucha gente para asegurarte de que la vacuna no causa peores efectos que la enfermedad. Entonces, esos ensayos llevan meses. Y una vez que pasan esos ensayos, tienes que desarrollar una infraestructura para producirla a escala. Tienes que producir cientos de millones de vacunas, miles de millones de vacunas si quieres alcanzar a todo el planeta. Y eso necesita de una infraestructura enorme. Así que es probable que la vacuna tarde bastante. 

Cuando se encuentre una vacuna, ¿su distribución estará sometida a las leyes de la oferta y la demanda o será un bien universal?

Eso supongo que dependerá de quién consigue desarrollar primero la vacuna. Si es una farmacéutica privada o un instituto público.

¿Cuándo saldremos del confinamiento?

Lo único seguro ahora mismo es que nos quedan unas cuantas semanas. Pero eso es lo de menos. La gran pregunta es: ¿cómo se hará el desconfinamiento? ¿Cómo volveremos a abrir socialmente? Lo más importante será tener ya muchos test para cuando se vaya abriendo poco a poco. Evitando reuniones de muchas personas y teniendo los test preparados para, si en algún momento vuelve a haber algún foco, cogerlo con mucho tiempo de antelación, buscar a los contactos... Del confinamiento tendremos que salir con el modelo coreano, no hay otra opción. Una vez que lo frenemos necesitamos ir a una solución como la de Corea del Sur. Estar siempre muy atentos para, si hay algún foco, aislarlo muy rápidamente. El gran peligro de esto es que haya una segunda oleada. Cualquier estrategia para salir de esta situación de confinamiento tendrá que llevar consigo unas pautas muy claras y unos protocolos muy precisos para detectar muy rápidamente en cualquier lugar y momento cualquier tipo de foco. 

¿Existe la posibilidad de que alguien que lo ha pasado se reinfecte?

Parece que no. Lo normal sería que no. Lo que pasa con otros virus es que, una vez pasas la infección, una vez que tu sistema inmunitario ya ha vencido al virus, adquiere inmunidad. En otros casos como el de SARS, esa inmunidad dura alrededor de dos años. Y con este nuevo virus, los experimentos con monos que se han hecho parece que confirman que una vez han pasado la infección, ya no se vuelven a infectar. Lo normal es que no. Lo normal es que, durante un tiempo, no sabemos cuánto, del orden de años, unos pocos años, lo normal sería que no volviese a haber infecciones. 

¿Cómo va a cambiarnos la vida esta pandemia, especialmente en lugares de tanto tránsito, de dependencia del turismo como España o Italia? Vamos caminando hacia un sitio que no conocemos.

Parece que esto va a cambiar el mundo de manera bastante notable. Por ejemplo, efectivamente, con el tema de los viajes. No sé cuánto tiempo pasará hasta que la mayoría de la gente se sienta cómoda viajando o recibiendo en su país a viajeros de fuera. Creo que deberíamos conseguir desarrollar algún tipo de sistema de prevención que nos diese confianza a todo el mundo. Me refiero a test, a toma de temperatura, a costumbres sociales como el uso de las mascarillas en algunos sitios, especialmente, como se hace en Asia, cuando uno está enfermo, para no contagiar al resto. Pero sí. Yo creo que estamos ante una tierra absolutamente incógnita. No sabemos cómo será el mundo después de la epidemia, especialmente en sitios como España o Italia en los que el turismo es tan importante. Es una cuestión que nadie tiene claro ahora mismo cómo será.

¿Y África y las regiones más empobrecidas de Latinoamérica?

Puede ser una catástrofe. Sobre todo, porque muchos países no tienen la capacidad de test ni la capacidad sanitaria que tienen España e Italia. Y si en España e Italia, siendo países ricos, el virus ha hecho el daño que ha hecho, imagínate en lugares que no tienen sistemas sanitarios sólidos como los de aquí. La única ventaja, entre comillas, en África, por ejemplo, es que son poblaciones mucho más jóvenes. Hay muchas menos personas mayores en esos países. Esa es, quizá, la única ventaja que tienen. Hay que ver también cuál es el rol del clima y la temperatura. Aunque por lo que se sabe, de momento, parece que no va a ser demasiado determinante. En muchos países pobres las muertes por coronavirus van a ser muertes respiratorias. Muertes por neumonía y ya está. No contarán como coronavirus. Esperemos que el mundo entienda que esto es un problema global. 

(*) Soy Gerardo Tecé. Modelo y actriz. Escribo cosas en sitios desde que tengo uso de Internet. Ahora en CTXT, observando eso que llaman actualidad e intentando dibujarle un contexto.


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