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Sacudiendo las agujas. Certezas, optimismo y gobernabilidad

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Por Esteban Valenti (*)

El 1 de marzo cambia el gobierno en el Uruguay ¡Chocolate por la noticia! Lo importante serán los hechos, los cargos, pero también los mensajes y, en estos dos meses desde que se confirmó el triunfo de la coalición multicolor, tenemos múltiples insumos para opinar.

Primero entre todos, es el proyecto de la Ley de Urgente Consideración (LUC), pero también el clima, el tono que se transmite desde diferentes integrantes del nuevo gobierno nacional. Esto último importa mucho.

Seguramente el LUC tendrá muchos cambios hasta llegar al proyecto definitivo que se presentará en el parlamento. Me quiero concentrar en un aspecto que es fundamental para la marcha del país, el grado de certezas y sobre todo de expectativas y optimismo que se transmite hasta ahora. Es poco, es por cuentagotas.

Es notorio que la base social y política de sustentación del nuevo gobierno es lo que más ha cambiado y que hay una fuerte presencia empresarial y de sectores económicos poderosos del campo y de la ciudad y no es ninguna sorpresa. Y en esta afirmación no hay nada más que una comprobación elemental. Todos los sabíamos.

Esta nueva situación implica posibilidades, obligaciones y tendencias para los nuevos gobernantes, el problema es el impacto que esta situación tendrá en el país, en su realidad, en su gente, en su economía y en su sociedad. Recuerdo que apenas comenzado el tercer gobierno del FA, segundo de Tabaré Vázquez un tropiezo importante de parte sobre todo del MEF, fue el escaso optimismo que transmitía, la cantidad de incertidumbres y de miedos que difundía, la concentración de focos en la reducción de los gastos y los nuevos problemas que había que afrontar. Y ese error, esa conducta se hizo sentir a lo largo de los cinco años. Fue como una marca en el orillo y fue todo lo contrario del humor, del tono de los dos gobiernos anteriores del FA y al final contribuyó a la derrota del FA y los grandes números no cambiaron, ni el déficit fiscal, ni la casi paralización del crecimiento de la economía, ni el aumento del desempleo.

Se puede ser realista, totalmente apegado a la realidad pero el gobierno gobierna sembrando mensajes que impulsan a la sociedad a arriesgarse o a replegarse y esperar. Y esto vale a todos los niveles, desde las grandes inversiones, hasta las de todos los tamaños a nivel de las empresas pero, también en la confianza y disposición de los consumidores y del peso del consumo interno en la marcha de la economía. En buena medida del tono de esas certezas o incertidumbres que transmite un gobierno depende la velocidad y/o la dirección en el que gira la rueda.

Revisando toda la LUC, hay muchos cambios y la voluntad de darle un fuerte impulso al nuevo sello del gobierno desde el principio, en los primeros meses. Se podrá analizar desde el punto de vista constitucional, como ya se ha hecho una manía nacional o más en concreto, sobre el impacto de los cambios contenidos en la LUC que impactarán en la vida nacional.

Si hubiera que hacer un resumen, sobre todo a nivel de la economía, esa implacable amiga o enemiga de un país y de su gobierno, el análisis arroja una comprobación clara: las principales medidas no mueven la aguja. Es decir no impactarán de manera significativa en ninguno de los engranajes claves de la economía nacional.

No mueve la aguja incluso en algunos aspectos que están específicamente incluidos en el proyecto, por ejemplo en la reforma de la seguridad social. Hay prevista solo una amplia comisión para el diagnóstico y para proponer cambios. Con una traba de acero al titanio: no tocar el sistema de jubilaciones y pensiones militares. Todos sabemos que eso haría explotar la coalición.

Y si no se toca el sistema previsional de los militares, ningún gobierno se animará a tocar derechos del resto de los uruguayos. Ni el más osado y alocado que quiera jugarse el presente y el futuro. Tocar cualquiera de los actuales derechos jubilatorios es dinamita, imaginen si se mantiene intocado el sistema más privilegiado...

Otro ejemplo: la liberalización de la importación de combustibles, crudo y refinados. Es un negocio solo para los grandes grupos energéticos y que simplemente desplazará las pérdidas hacia ANCAP. Para realmente cambiar habría que entrarle a fondo a los costos fijos y a la eficiencia de ANCAP a todos los niveles, con altos costos de la reestructura que no se absorberían en bastante más que un lustro. ¿Se animarán a desplazar las ganancias de la empresa estatal a un par de grupos internacionales?

Podríamos seguir con los cambios en la ley de inclusión financiera, hasta yo mismo y muchísima gente está harta de tantas imposiciones, tantas restricciones, por lo que el tema era obligatorio en la LUC, tiene dos límites: las prácticas que ya han sido incorporadas firmemente por la población y que no retrocederán y por otro lado la vigilancia del Banco Central y de los organismos internacionales sobre el lavado de activos. El color de las listas en las que figura y figuraría el país es insoslayable. Se pueden retocar las cosas, pero poco más.

Podríamos seguir con la fijación por ley de las reglas y los límites fiscales. Ya lo intentó el MEF durante el propio gobierno del FA y los parlamentarios del propio FA no se la llevaron. Es atar las manos totalmente al gobierno y a la política, por eso quien lea ese capítulo de la LUC verá que está redactada de manera laxa y como un indicativo, pasando el tema a la Ley de Presupuesto. Malabarismos que deberemos seguir de cerca.

En cuanto a la liquidación del decreto que permite las ocupaciones en empresas privadas como extensión del derecho de huelga. Un decreto innecesario del Ministro del Interior de la época, José Díaz era obvio que debía figurar en la LUC, pero no cambiará concretamente la realidad, ni se desbocaron las ocupaciones durante los gobiernos del FA, ni desaparecerán totalmente en el multicolor. Y de todas maneras, no mueve la aguja.

Donde se concentra el punto más urgente y neurálgico de las obligaciones del gobierno, es en la seguridad y en la educación. Con tiempos totalmente diferentes. La educación que implica una larga parte del documento, merece un análisis particular y específico, la seguridad es lo más urgente y apremiante, para la sociedad y por lo tanto para el gobierno.

El capítulo de la inseguridad, naturalmente que no se juega solo ni principalmente en la LUC, sino en otros aspectos que no son legislativos, como el papel de la inteligencia a todos los niveles, incluyendo las cárceles donde existe el máximo peligro del aparición del Primer Comando de la Capital, lo que representaría un cambio cualitativo, a nivel operativo del despliegue de las fuerzas en el territorio y de los mecanismos preventivos y represivos. Es además en este aspecto donde se levantarán  oponiéndose los escudos más vistosos y coloridos pero también es donde la sociedad espera resultados y si se ven y son serios, apoyará con fuerza.

Los escudos ya comenzaron a levantarse, a pesar de que es el sector con los mayores fracasos de parte de los gobiernos de izquierda, de los tres gobiernos y fue uno de los factores más negativos en el desplazamiento hacia la derecha del electorado. No importa llegó la hora de llorar y patalear por los derechos de las minorías...que por suerte siguen siendo minorías que le amargan la vida a las grandes mayorías nacionales. Los que no le preguntan a nadie para asaltarlo, asesinarlo o hurtarlo, si es civil o policía, a quien votó y cuál es la última telenovela que vio o el último libro o pieza teatral que lo conmovió. Hay plomo y violencia para todos y todos somos discursantes hasta que nos ponen una 9mm en la geta o nos dieron vuelta como una media. Allí aparece el pequeño enano que llevamos dentro...

La única oportunidad que tiene el nuevo gobierno de mover la aguja en los primeros dos años, si nos guiamos por las actuales señales es precisamente en la inseguridad, hacia adelante o hacia atrás con una mayor frustración.

Pero la gran expectativa al finalizar el largo periodo de transición que prevé la Constitución uruguaya será de gran importancia para el país y para el gobierno, son los discursos, los mensajes, las certezas y las dudas con la que se iniciará el quinquenio. Es más fácil que se apruebe una ley a que se cambie un humor social arraigado, sobre todo si es de desencanto y de incertidumbre.

(*) Periodista, escritor, director de UYPRESS y BITACORA. Uruguay.


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