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Sobre el futuro gobierno. Matar rápido al manisero

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Por Esteban Valenti (*)

La Diaria publicó la columna de Soledad Platero: "Empezó el recreo", que reproduce con mucha mejor pluma y más agudamente, un enfoque, un conjunto de argumentos utilizados últimamente en las redes que me parece importante discutir. Son el principal tapón para una discusión seria sobre los complejos temas de la inseguridad y adelantan desde ya las terribles sentencias premonitorias sobre el futuro.

Se refiere básicamente a la muerte de un joven de 30 años detenido por un guardia de shopping y un militar en Paysandú, al que de inmediato conecta con el asesinato de un artista callejero en la ciudad de Mercedes, acusado de robar unos palos de leña. Actos por cierto repudiables. El problema es la parcialidad y la ligereza con la que corre Platero en otras direcciones.

¿La tendencia dominante en el Uruguay es la justicia por mano propia o el gatillo fácil de la policía? En absoluto. Es todo lo contrario, en estos pocos días han sido atacados 4 policías por delincuentes y uno de ellos de 29 años de edad fue asesinado para robarle el arma, al otro, pocos días después le dispararon en la cara. Pero mucho más dominante es la inseguridad, los hurtos, las rapiñas, los ajustes de cuentas, los asesinatos, la violencia intrafamiliar. Eso parece que no le preocupa en lo más mínimo a la corresponsal, porque en su razonamiento sobre los más de un millón de votos que obtuvo el plebiscito sobre la reforma constitucional, la notoria derechización de la sociedad uruguaya, el crecimiento constante de la delincuencia no tiene nada que ver con la realidad, todo es un contubernio de los grandes medios.

¿No hay ninguna responsabilidad en ese lamentable proceso de parte de los gobiernos del Frente Amplio que mejoraron los indicadores sociales y empeoraron todas las cifras del delito, cambiando aspectos fundamentales de la vida de la gente y en particular de los más débiles y pobres?

¿No sería necesario un análisis crítico, que incluya lo que pasó en Paysandú y en Mercedes pero en el marco general y considerando que el actual ministro del Interior sigue siendo del actual gobierno del FA y nada tiene que ver el futuro ministro del Interior? Ya habrá tiempo para juzgarlo y opinar sobre su gestión. ¿O ya quemamos el carrito del manisero para prevenir que llegue a locomotora?

¿Vale la pena dedicarle una columna para polemizar sobre estos temas? A mí me parece fundamental, porque la izquierda uruguaya, si tiene que elegir uno de los aspectos en los que ha fracasado de la manera más completa, es precisamente sobre la inseguridad.

Y un fracaso sobre la inseguridad, no es un fracaso sobre la protección de la propiedad y la vida, es algo mucho más amplio, es el fracaso sobre las formas de convivencia en la sociedad, sobre la educación, sobre las políticas sociales, sobre la integración y el combate y la derrota de uno de los peores enemigos de la justicia social y de la democracia: el delito organizado y sus derivaciones.

Eso es lo que ha sucedido y está sucediendo. Pasamos de la izquierda que tenía en su imaginario no confesado, que llegado el momento íbamos a aplicar la mano más pesada contra los delincuentes contra-revolucionarios, a las teorías sociológicas superficiales de que todo se resolvería reduciendo la pobreza. Las dos fracasaron estrepitosamente y de esa manera fortalecimos a la derecha generosamente. Los resultados están a la vista.

La pobreza y la indigencia se redujeron drásticamente y en proporción inversa aumentó el delito. ¿Habrá fracasado algo? ¿O mejor le echamos la culpa al futuro gobierno o a Cabildo Abierto?

La batalla contra la inseguridad creciente no era solo y nada menos que una batalla para evitar los cambios drásticos y negativos en la vida de la gente, sino mucho más, era la prueba de que combinando todos los instrumentos del Estado y de la sociedad, se podía invertir esa trágica tendencia a que una parte de los jóvenes y adolescentes más desprotegidos de este país (que son la gran mayoría de los delincuentes y de los presos) optaran por el camino del delito como opción de vida. Era en definitiva una gran batalla cultural e ideal, una verdadera batalla de izquierda. Y fracasamos ampliamente.

Y ahora zafamos de discutir esa realidad difundiendo la idea de que se viene el linchamiento, el ajuste de cuentas y otras barbaridades. Y queda bien, alimenta una parte de ese público que se cree de izquierda porque explica todo desde una visión totalmente sesgada y parcial en la que ni siquiera le preocupan los hechos.

"Es hora de pensar muy bien la política. De pensarla como construcción de un horizonte común, y no como un tablero en el que se gana o se pierde. Porque la única cosa que sirve de contrapeso a la barbarie desatada es la capacidad de trascender las condiciones de la mera existencia y proyectar algo como el bien común. Si no hacemos eso, seguirá corriendo adrenalina por las escaleras ante la mirada indiferente de los que estén haciendo compras", escribe Platero, pero su nota es exactamente lo contrario a esa frase final.

Es una frase que puede sonar bien, yo podría rebatirla con muchos otros ejemplos concretos de víctimas inocentes de asesinatos, de rapiñas, de ajustes de cuenta y enternecer a los lectores, sobre todo porque efectivamente en Paysandú el público reaccionó con gran indiferencia ante la violencia de un guardia privado, pero es una peligrosa tangente, sobre todo por las conexiones que incluye la columna y más peligrosa aún porque es la mejor manera de descargar totalmente la responsabilidad de las actuales autoridades y endosarle todo a los próximos gobernantes, cuando todavía ni siquiera asumieron. Es como si hubiera que construir rápido la hoguera, para exorcizarnos y evitar los necesarios debates con la derecha, con el centro y también y fundamentalmente dentro de la izquierda.

Imaginemos esta mentalidad proyectada a partir del 1 de marzo... Yo voy a tratar de ser crítico y estricto con el futuro gobierno, porque los sillones deben ser observados con mucho rigor, pero para prepararme para ello no pienso subirme a todos los carros, ni siquiera al del manisero para quemarlo lo más rápido posible.

(*) Periodista, escritor, director de UYPRESS y BITACORA. Uruguay.


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