bitacora
ESPACIO PARA PUBLICIDAD
 
 

La ciudad importa: botín electoral vs ciudad moderna

imagen

Por Milton Ramírez (*)

En mayo se eligen los intendentes y su respectivas juntas departamentales. El debate que se debería instalar en este nuevo proceso político de decisión ciudadana es el rol de las intendencias, los municipios, su roles ,clásicos y nuevos, y el entramado urbano, suburbano y rural.

 

Lejos de estos temas, ni siquiera mínimamente esbozados, comenzó la danza de nombres para medir al mejor candidato, al caudillo, al junta votos.

Uruguay se puede separar en dos regiones diferenciadas. Por un lado Montevideo y sus conurbaciones con las ciudades de los departamentos de Canelones y San José. Parece de orden una coordinación del debate político y que realice la lista de todos los temas, complejos y múltiples, que abarcan desde el ordenamiento territorial, las funciones coordinadas de limpieza  y disposición final de residuos, la iluminación y movilidad.

Está claro que no se parte de cero y hay una amplia experiencia en la coordinación. La pregunta es ¿el debate empieza por estos temas o empieza por el poder político de los departamentos y los municipios? Y ahí la duda crece.

Mala tos le siento al gato y todo parece indicar que primero se jerarquiza la estructura de poder y luego vamos arrimando la bocha a los problemas de estas complejas tramas urbanas. Hay cargos para tomar, hay cargos para repartir, hay gente que quedará agarrada del pincel luego de la pérdida de los sus puestos como resultado de las elecciones, etc.

Desde una visión de izquierda, desde una visión progresista y democrática, la complejidad de las urbes se hace un tema central. Democratizar la ciudad no es solo el acceso a los servicios por el total de la ciudadanía sino también que esa integración tenga el rol forjador de un país integrado que vaya eliminando los barrios guetos, los barrios con servicios pobres y escasos y tienda hacia una rápida -muy rápida- nivelación al libre acceso de la infraestructura urbana de todos los habitantes.

Este es, en principio, el debate que se deberían impulsar desde una visión de izquierda democrática.

Pero es necesario decir algunas cosas claras, el debate es responsabilidad principal del Frente Amplio. Hace 30 años que gobierna Montevideo y 15 en Canelones. Los partidos de oposición, hoy conglomerados en un frente multiderecha nunca tuvieron ni la intención política, ni el trabajo correspondiente que fructificara en propuestas para la capital y la zona metropolitana y con ello se ve que tampoco la vocación para realizarlo.

Es al menos triste, sino vergonzoso, lo sucedido con el Partido de la Concertación en 2014. Es aún peor el blooper de 2019 y el nuevo fracaso de recrear la Concertación, que no llegó ni a conseguir los votos necesarios, solo ¡500!. Penoso, por decir lo menos,

Solo se salva de culpas de este proceso el legislador blanco Jorge Gandini, quien sí mostró un plan, ideas, propuestas y trabajo, que fracasó por la voluntad y decisión política del hoy presidente electo. Es historia conocida.

El Frente Amplio tiene la responsabilidad, de generar la agenda de desafíos estratégicos hacia una proyecto de ciudad y área metropolitana proyectada a 20 y 30 años. Tiene el desafío de hacer la lista de temas, de priorizarlos, de abrir los debates con la sociedad y la academia y de mirar el futuro, ese que alguna vez se dijo "seremos la Bruselas del Mercosur".

Está claro que eso se fue hace 20 años, cuando el genio de Mariano Arana realizó su primera gestión y que luego no repitió en la segunda.

Luego de Arana se vino la noche de los tiempos con gestiones, sin ideas, sin planes y sin plata, como la de Ehrlich, que en cinco años solo hizo la Plaza Seregni, y la nefasta gestión de Ana Olivera-incluído el penal en contra del Corredor Garzón y la dilapidación de millones de US$ en un mal diseño, los conflictos con ADEOM y la mugre que nos inundó a todos, y muchos etc.- ya presente en la memoria de todo e innecesario repasar tanta ignominia.

Esta última gestión - a medias, primero pidió un larga licencia y luego renunció para postularse a la Presidencia - de Daniel Martínez, tuvo la capacidad de articular con parte de la oposición para lograr fondos para obras de largo alcance.

También puso el pie en el acelerador para que la gestión en residuos fuera cambiando. A eso ya se llevaba más de 25 años de gestión y Montevideo es una gran ciudad mugrienta, y peor en los barrios más pobres.

Con ello debemos recordar el permanente conflicto con ADEOM. Algo de nunca acabar. Solo que ahora, luego que Martínez renunciara, asume el suplente, de la suplenta, del suplente principal, Christian Di Candia, logra, junto con la destitución de Puntigliano, un giro en la gestión de buena parte de los camiones, contenedores, condiciones de trabajo, horarios, controles, y avanzó hacia una situación que parece empezar a funcionar. Esos si, ya se llevan 30 años de gestión para llegar a esto, Igual los méritos son de Di Candia.

Volvamos a lo central. Se vienen las elecciones departamentales. Uruguay se merece una ciudad moderna, integrada, democrática por su igualitario acceso a todos los servicios de buena calidad, limpia y con un plan que termine la guetización de decenas de barrios.

El intendente Orsi anunciaba que en la Ciudad de la Costa hay interés de realizar inversiones inmobiliarias muy importantes. ¿Se puede comenzar a debatir una elección departamental sin antes poner en la agenda el intrincado conjunto de infraestructuras que conecten lo nuevo con lo existente? ¿Se puede pensar la ciudad y toda el área metropolitana 'que hagan las inversiones y luego venimos de atrás a ver cómo los resolvemos?

Lo que se debería proponer es una lista de los temas centrales y estratégicos urbanos, logísticos, proyectarlos en el tiempo, realizar los acuerdos de una visión consensuada hacia el futuro y acordar las grandes líneas.

Los líderes y los caudillos están ahí.  Serán ellos los que deberán ponerse al hombro, si lo deciden, estos planes que son casi el ABC de la proyección de una urbe moderna.

Orsi seguramente repetirá. Su gestión es apoyada por propios y ajenos. Muy bien. Montevideo es un caos. Es la hora de la "danza con nombres". De espaldas a la ciudad, con la vista fija en la disputa del poder interno, con la vista fija en las gateras de una posible precandidatura en 2024, con la vista fija en la repartija, barajar y dar de vuelta, en las decenas, ¿decenas?, de cargos de confianza, no se puede pensar en un ciudad. Falso.

Para dar claramente mi posición sobre las candidaturas en Montevideo, creo que Daniel Martínez no debería ni figurar. Fue un muy mal presidente de ANCAP, un mal Ministro de Industria un caótico intendente y para frutilla arriba del postre el mariscal de la derrota de su partido político.

Lo otro peor que podría pasar es que la estructura del Frente Amplio, esa dura nomenclatura inamovible, forjara su candidatura a su imagen y semejanza. Un horror. Desde el arco opositor, multicolor y multiderecha sale menos jugo que un ladrillo. Pero la puerta está abierta. El debate apenas en sus pañales.

Montevideo se merece un cimbronazo de trabajo, compromiso, honestidad, apego a códigos de ética en el compromiso como servidor públicos.

Pensar en grande, recordar a José Batlle y Ordoñez, emular este estilo de la visión de país en el SXXI.


(*) Milton Ramírez. Militante político. Navegantes-La Alternativa- Internacional Progresista.


Atrás

 

 

 
Imprimir
Atrás

Agrandar texto

Achicar texto

linea separadora
rss RSS