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Lecciones y preguntas argentinas

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Por Esteban Valenti (*)

Argentina está nuevamente metida en un baile infernal. Político, electoral, institucional, de gobernabilidad y sobre todo de la vida cotidiana y concreta de la gente. De nuestros vecinos y hermanos argentinos.

Argentina es muy, pero muy diferente al Uruguay. La lista de las diferencias es muy grande y leer la realidad de ese país a partir de nuestra propia situación nos llevaría a grandes errores.

Comencemos por el que todos hemos cometido alguna vez: apoyar la victoria electoral de algún candidato aparentemente próximo a algún partido o posición uruguaya. Diferente son los que apoyaron por causas, no políticas, de las otras...

Los que salieron en las fotos apoyando triunfos de diversos candidatos, al final siempre quedaron pagando. Blancos, Colorados y Frenteamplistas. Pero nunca aprendemos la lección.

Los amores carnales y próximos con Menem de parte del gobierno blanco, los de Talvi con Macri y los del Frente Amplio cuando triunfó De la Rua y su vice era el Chacho Álvarez o a Nestor Kirchner terminaron en papelón. El error de fondo es que en Uruguay nunca, absolutamente nunca conviene exultar y saludar triunfos en Argentina. Sigue siendo una forma de dependencia equivocada y superficial.

Por eso saludar el posible triunfo de Fernández-Kirchner es un profundo error de ciertos sectores del actual Frente Amplio. La historia se encargará de demostrarlo. Y no por ello hay que apoyar ni mucho menos el desastroso gobierno de Mauricio Macri.

El nivel de los partidos, la fortaleza institucional, las tradiciones republicanas y de respeto entre las diversas fuerzas políticas en Uruguay es totalmente diferente a la Argentina. Lo reconocen hasta los propios argentinos.

Por otro lado lo que es radicalmente diverso es el sólido sistema de partidos políticos en nuestro país, contra una realidad que tiene más de 70 años en la vecina orilla. Con las largas interrupciones golpistas, hay un solo partido que ha resistido todas las tormentas, que ocupa casi todo el arco político nacional, que se permite tener candidatos en el 2019 en las tres candidaturas: el peronismo.

El peronismo es una identidad fundamental y con una variedad de posiciones enorme. Es el único partido o fuerza política en todo el planeta que tuvo una fracción armada de extrema derecha (la triple A) y otra, en el mismo tiempo, de extrema izquierda, los Montoneros, que se mataban con saña y que dejaron atrapada en el medio a toda la sociedad.

La fractura en la Argentina entre los políticos y los intelectuales y sectores muy amplios de la sociedad civil y la cultura es enorme, tiene larga data. La corrupción a nivel gubernamental nacional y provincial es asumida por los argentinos como algo inexorable, sin solución ha difundido la idea que todos deben tratar de ocupar un lugar bajo ese "sol" a como dé lugar. Principalmente arriba, en el medio pero también abajo.

La frase "es corrupto" o "es corrupta pero...." es muy habitual, o simplemente no se pronuncia pero se aplica en las definiciones ciudadanas electorales. Y se vota por corruptos. ¿O acaso Macri está libre de acusaciones, para no hablar de los Kirchner)

Lo que quedó demostrado en las recientes PASO es que pueden utilizarse como un plebiscito sobre la acción de un gobierno y castigarlo duramente. Así lo hicieron con Macri. No lo dijeron en las encuestas pero lo aplastaron en las urnas. La gente no soporta más la realidad de fracaso y el discurso que en algún momento llegará la bonanza. ¡32% de pobres, más de 10 millones de personas! Son un fracaso estrepitoso e inocultable. Y es solo la punta de un iceberg de fracasos. La gente no llega literalmente a fin de mes y son decenas de millones en grados diferentes. No estamos hablando de categorías políticas o estadísticas, hablamos de gente, de familias, de niños, de hambre.

Lo incomprensible es que para algunos en el Uruguay, esa situación es condenable en Argentina pero justificable en Venezuela, donde la situación es diez veces peor. Y no vamos a hacer un concurso de desastres con la vida de la gente. Algunos siempre le encuentran una explicación que les cierre los versos supuestamente ideológicos. Porque son versos y nada más.

El macrismo fue el gran promotor del mayor individualismo posible, porque el liberalismo extremo, aún con sus mareos y debilidades tiene un común denominador: exacerbar el individualismo, el que cada uno haga la suya. Y a la hora de las elecciones, la gente vota desde esa perspectiva: hizo la suya y la midió desde el bolsillo y la panza. Y el resultado fue contundente, aplastaron  Macri y sus gobiernos, nacional y en la Provincia de Buenos Aires

Y después viene el sacrosanto mercado y tiembla por todos los poros, pero sobre todo por cuatro de ellos: el precio del dólar, la caída del valor de las empresas y de los bonos argentinos por lo  por  el aumento del riesgo país. Y la Argentina camina una vez más al borde de un nuevo precipicio.

Macri está aprisionado en la dura morsa de seguir siendo el Presidente y de hecho aplicar él las medidas que plantea el Kichnerismo o ser el candidato a la reelección y utilizar el miedo a un desastre mayor para tratar de conseguir una vuelta casi imposible. ¡Que dilema!

El 10 de diciembre existe la casi seguridad que Alberto Fernández - Cristina Kirchner asumirán el gobierno con fuertes mayorías parlamentarias, en las provincias y con muchas ganas de revancha. Lo que incluirá el Poder Judicial y el perdón a los corruptos condenados de anteriores gobiernos kirchneristas.

La relativa pregunta es ¿Qué fuerza tendrá cada uno de los integrantes de la fórmula? Fernández y Cristina que ganará también la provincia de Buenos Aires con Kichiloff y con una gran presencia de la Cámpora a todos los niveles.

La otra pregunta relativa es si sobrevivirá "Cambiemos". Mala tos le siento al gato. Las culpas cruzadas, las defenestraciones, las recriminaciones cumplirán su papel entre los perdedores.

¿Cuál es el destino de la gran tribu, o mejor dicho de las muchas tribus que acampan en el peronismo, a nivel político, nacional y provincial, sindical y cultural?

Para los 44 millones de argentinos las preguntas son mucho más pedestres: ¿cómo se sale de esta trampa entre el mercado exterior, las presiones norteamericano-brasileras y la reactivación de la economía, más empleo, frenar el dólar y la inflación e invertir la trágica situación de la pobreza y poder llegar a fin de mes?

¿Cuándo se aplicará un cepo cambiario en Argentina? porque el dólar seguirá su loca carrera. ¿Y atrás vendrán las otras medidas: retenciones al agro, nuevos impuestos o en parte o toda, la batería de las medidas kirchneristas? No por maldad, sino por identidad y por obligación de un modelo que viene siempre a continuación del clima de desastre y no lo arregla, lo emparcha.

 Lo podemos afirmar como seguro es que el próximo gobierno, el 1 de marzo del 2020 asumirá en Uruguay con una situación interna compleja, con urgencias en equilibrar o mejorar las cuentas públicas - sin tanta retórica y más realismo e imaginación - como recuperar el crecimiento sostenido y sostenible mejorando las condiciones sociales y como atender algunos graves problemas que de tanto repetirlos se hacen insoportables: el empleo, la inseguridad, la educación y hacerlo con dos vecinos en llamas. Brasil prendido fuego en el derechismo cavernario de Bolsonaro y enfrentado a la Argentina y con la posibilidad de que el Mercosur deje de existir directamente y, con un gobierno nuevo en la Casa Rosada con indicadores económicos y sociales muy explosivos.

Para hablar "simplemente" de los más próximo y urgente y no mencionar los temas globales del comercio, de los peligros en la OMC, de la xenofobia creciente y del medio ambiente que ha dejado de ser un tema para especialistas y ONG y ha pasado a ser parte de nuestra supervivencia sobre este planeta.

Que duro es en este tiempo tener muchos hijos, nietos y hasta una bisnietita. Y sobre todo preocuparse por el destino, la suerte de todos los seres humanos.

(*) Periodista, escritor, director de UYPRESS y BITACORA. Uruguay  


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