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El Frente Amplio comenzó a perder las elecciones

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Por Esteban Valenti (*)

Los análisis mojigatos, donde nadie se juega nada o directamente miente para sentirse cómodo, son un destrato a los lectores y a los ciudadanos. Hay que arriesgarse y decir lo que uno piensa. Y aguantar la tacada.

Luego de contados los votos, una avalancha de cifras nos sepulta. Nos ha sepultado luego del 30 de junio y a veces dan la sensación de que son un "milagro" circunstancial, de ese momento, que debemos interpretar con sus sorpresas. Si hay algo que estas elecciones no aportaron fueron sorpresas, a menos que nos creamos a pies juntillas todos los informes de las encuestadoras y sus abrumadoras diferencias entre ellas.

Sobre sus resultados, sus previsiones, sus largos discursos ajustados a los clientes, cubriéndose el trasero y su impacto en todos nosotros, dejemos que ellos nos lo expliquen. Tienen el derecho... y la obligación. Nunca tan justa la frase de Simón Peres, "las encuestas son como el perfume hay que olerlas pero no tragárselas".  Además, no todas tienen el mismo gusto...

Si se hace un sándwich y se observa de donde llegamos al 30 de junio, a las elecciones internas y hacia dónde vamos hacia el 27 de octubre de este año las elecciones nacionales, la posibilidad de sorpresas se reduce drásticamente.

Si analizamos los hechos y no las tablas, ¿hay alguna sorpresa que el Frente Amplio, cuando crecieron en el 3% el número total de votantes, haya reducido en términos absolutos su porcentaje de votos en el 12% pasando de 300 mil a 252 mil (sin observados) y del 34.5% en el 2014 al 23.7% en el 2019? ¿Nadie observó la más baja, terriblemente pobre movilización ciudadana del FA en toda su historia desde el año 1971? Pero incluso desde antes, cuando la izquierda se movilizaba dividida. ¿Qué es, una fiebre o es el descontento con este gobierno que ni entusiasma ni convoca y con un Frente Amplio que decidió montar la parodia de un tipo de "unidad" que deja contentos a los funcionarios y encubre y oculta el verdadero debate ideológico y político? Es por qué le tienen miedo.

La campaña tuvo un mérito, fuel el fiel reflejo de este FA y su realidad, hecha por funcionarios. Los dirigentes sindicales también son funcionarios.

¿Es una sorpresa que nadie quiere decir, que el Frente Amplio, que sin duda superará su actual porcentaje del 24% en octubre, pero hoy está muy pero muy cerca de perder las elecciones y como no hará ningún cambio de fondo, ni en el gobierno, ni en el Frente, ni en la candidatura de Martínez y su fórmula, lo más probable es que pierda las elecciones? Muchos contribuirán a explicaciones superficiales y sin el menor apego al análisis socio-político nacional, el milagro no sucederá. No habrá cuarto gobierno del FA.

¿Los cuatro candidatos, todos ellos, cada uno aportó ideas, enfoques, críticas y autocríticas necesarias, no para la campaña electoral, no para conquistar un mínimo de credibilidad, sino para afrontar los nuevos y complejos problemas del país y de la izquierda? Que me citen esos aportes.

¿Es una sorpresa que el Partido Nacional está perfectamente acostumbrado a las disputas internas y que la aparición de Sartori lo movilizó, le dio un motivo más para la disputa y aumentó el número de votos y el porcentaje en relación al 2014, obteniendo en esta oportunidad 448.132 (sin observados) y el 41.62%?

No hay ninguna posibilidad que mantenga ese porcentaje en octubre, pero aunque le ha salido un nuevo competidor con Ernesto Talvi en el Partido Colorado, Luis Lacalle Pou será uno de los dos candidatos en el balotaje de noviembre con altas posibilidades de triunfar.

¿Por qué tiene altas posibilidades de ganar?

No es por especulaciones estadísticas y de las empresas encuestadoras, es por los hechos, por la realidad transformada en política.

Es porque este gobierno, el tercero del FA, no tiene absolutamente nada que ver con el primero, ni en sus resultados económicos, ni sociales, ni productivos, ni de honestidad y transparencia, ni en la educación, en la seguridad y en la incapacidad de construir un discurso creíble, serio y que le dé perspectivas a los uruguayos. Y la gente no vive de recuerdos desde hace 10 años.

Es porque el Frente Amplio renovó cuatro candidatos, todos ellos del aparato, más aparato, que solo aportaron novedad por sus edades, pero no de sus responsabilidades (el que tenía alguna menos, alguna menos, es Oscar Andrade, que entró tercero...) y porque el FA sigue prendido a sus responsabilidades, a sus errores, a su falta de empuje y su incapacidad de mover a la gente, en el alma y en el cuerpo. Un Frente Amplio y un candidato que no siembra ningún entusiasmo, ninguna expectativa. Es simplemente más de lo mismo y por cuarta vez. Nada menos.

La gente no se movió, no fue a los actos, no fue a votar porque no lograron explicarle los errores, los horrores, la plancha y que cada día se parecen más a los partidos tradicionales. Son un partido tradicional más prendido a la teta del Estado. Bien prendido.

Y había posibilidades y necesidades de convocar a un conjunto de figuras externas al aparato y a la administración, verdaderamente de izquierda, prestigiosos que renovaran en serio al FA y le dieran alguna perspectiva. Pero para eso hay que tener grandeza, generosidad, apego al proyecto y no a los sillones. Y eso brilló por su más absoluta ausencia.

Lo voy a repetir -y que alguno de los dirigentes que estuvieron involucrados me lo desmienta-  se estuvo buscando figuras de ese tipo, que existen y que hubieran cambiado radicalmente la situación. Primaron las chacritas y los sillones.

Y los méritos que sin  duda tuvo el primer gobierno del FA, ya están integrados a la vida y la normalidad de la sociedad uruguaya, no se puede seguir viviendo de ellos eternamente, al contrario, sirven para comparar aquello, con esto...

¿Fue una sorpresa el triunfo de Talvi en el Partido Colorado?  Varias semanas antes yo ya lo había dicho, no por augur sino simplemente por el olfato en la calle, había mucha gente que no era colorada que no quería que ganara Sanguinetti y votó a Talvi. Hagan su propia encuesta personal.

Pero ahora, tienen un candidato nuevo, que tiene pocas resistencias, que sabe construir un discurso, que hará lo posible por sacarse el fardo de toda la historia colorada lejana y reciente y quedarse con el batllismo y que sabe de economía, cuando la economía es uno de los ejes principales de las preocupaciones de los uruguayos. Y aunque no estoy de acuerdo con muchas de sus posiciones, me gustaría ver diversos debates con otros candidatos con Talvi opinando sobre esta delicada materia. Pero además en su discurso no se concentró en la economía sino en la política. Es la política estúpido (parafraseando a Bill Clinton), aún cuando se hable de economía.

Y precisamente no hay ningún flanco de la política que le dé mucho respiro a este gobierno, al contrario y es por ello y por la profunda transformación interna del FA que Astori es uno de los más perdidosos de estas elecciones, mientras que el MPP y el PCU crecieron en medio del retroceso. El FA es cada día más del MPP y del PCU. Es mérito de ellos y del FLS y sus alrededores. El supuesto seguidor de su política económica y del seregnismo, Mario Bergara entró cuarto lejos con el 9,3%. El seregnismo, está en franco retroceso y seguirá siendo el más grande de los huecos bajo la línea de flotación, por la que el Frente pierde votos y las elecciones. ¿Qué puede hacer para remedir esta situación de total copamiento del MPP y el PCU, al que se ha sumado la actual mayoría del Partido Socialista? Nada y sus promotores no quieren hacerlo, es su proyecto y el seregnismo hace cuentitas menores y miserables, porque cada vez le queda menos de seregnismo.

¿Es alguna sorpresa que Guido Manini Ríos tuviera una alta votación y se transforme en la cuarta fuerza política, con 4.35% de los votos, cuando tiene dos cosas fundamentales: un público cautivo y bien disciplinado y organizado  y una plataforma corporativa sólida y clara? No creo que duplique sus votos y mantenga su porcentaje en octubre, pero al menos un senador y varios diputados no se los saca nadie.

La sorpresa no es por las encuestas sobre Cabildo Abierto. No seamos al menos primitivos y ridículos, no es ninguna sorpresa porque bajo 15 años de gobiernos del FA dejamos consolidar una corporación militar-política, con un caudillo, con reivindicaciones y con un fracaso estruendoso de la política militar del FA. No es un milagro, ni es Bolsonaro, es un gran fracaso de la política militar y de los derechos humanos de los últimos tiempos en el FA. Y un triunfo de algunos sectores del propio FA que se jugaron por esa política, encabezados por Fernández Huidobro y unos cuantos más que esconden las manos. ¿O no?

¿Es alguna sorpresa que otras opciones hayan fracasado? El Partido de la Gente fue devorado por Manini Ríos y por Talvi-Sanguinetti. El Partido Independiente, aunque haga milagros para explicar su desbarranque recogió el poco barro que sembró y de tanto soñar con un lugarcito en un gobierno de oposición a todo costo, incluso de las mayores miserias, ahora tiene que pelear por existir mínimamente. Ya no llegará a corneta, tendrá que luchar por ser un pequeño pitito. Otra que Alternativa.

Nosotros los navegantes balconeándola, amargados, mordiéndonos las uñas y sabiendo que con el anacrónico sistema de imprimir y votar con cientos de millones de listas de papel, todo hubiera sido muy difícil. Pero sobre todo sabiendo que todo hubiera sido muy difícil, porque hay muchos jugadores en la cancha y con VAR incluido...

Los que piensan en términos de izquierda, no teóricos, sino también humanos y políticos, estamos  amargados porque el 70% del electorado el 30 de junio votó centro-derecha he hizo retroceder el reloj, el calendario de la política muchas hojas y mucho terreno. Y algunos ni siquiera se dieron cuenta, hacen sumas de votitos.

La gente de izquierda hoy debería sentirse amargada, preocupada, exigida y nunca resignada. Por el pueblo, por la pobre gente, por los que se lo merecen y no por los eternos o noveles funcionarios.

En política hay que saber, hay que obligarse a elegir las prioridades, no todo puede ser una masa gris y amorfa, hay que jugarse: ¿Cuál es la peor derrota de la izquierda hoy en día en Uruguay?

¿Las mentiras, los despilfarros, la corrupción, los acomodos, el emparejarse con los otros partidos, el fervor por el poder? En realidad, comparando con lo mucho que se ha hecho y que no deberíamos negarlo, son cosas negativas, pero remediables. Lo peor por lejos es haber dejado por el camino a la gente, es haber perdido la originalidad de ser de izquierda, es no convocar a casi a nadie, más que a votar, porque para cambiar un país, para hacerlo más justo, más libre en serio, más integrado, más progresista, más humano hace falta, es imprescindible que la gente trabaje, piense, eduque, aprenda, investigue, invierta, emprenda con pasión, sea solidaria, educada y tenga y construya conscientemente un Proyecto Nacional, como el que supimos tener los uruguayos. Y de eso estamos a mucha distancia. Por eso muy posible el FA perderá las elecciones, y le echará la culpa a la ofensiva de la derecha.

Hay que construir otra izquierda, una con los valores y las ideas en permanente construcción de la izquierda y no con la avidez y desesperación por los cargos. Y con dirigentes y gobernantes verdaderamente de las izquierdas.

(*) Periodista, escritor, militante político, director de Uypress y de Bitácora.


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