bitacora
ESPACIO PARA PUBLICIDAD
 
 

Por unas alianzas de izquierdas estables y valientes

imagen

Editorial de CTXT.es

En las elecciones generales del 28-A, se consiguió frenar a la bicha. Pero frenar no es detener ni, mucho menos, vencer. Gracias a una participación nutrida y, curiosamente, a las originalidades del sistema electoral, el hecho de que las tres derechas españolas tuvieran mayor número de votos no se ha traducido en una mayoría parlamentaria no ya derechista, sino abiertamente ultranacionalista y reaccionaria.

Hemos ganado, por tanto, tiempo. Y una legislatura en la que las izquierdas deben establecer una agenda que enfrente la crisis de la democracia, del bienestar, económica y de régimen. Recordemos, en ese sentido, que el título territorial de la Constitución no existe; que los tramos de bienestar han desaparecido tras la reforma exprés del Artículo 135, y que el Estado dispone de herramientas de represión y contrarreforma para establecer un auténtico cambio de sistema sin salirnos del Estado de Derecho. Recordemos también que hay ganas de ello, como indican el discurso del rey del 3 de octubre de 2017 y su vindicación, por parte de las tres derechas, en la pasada campaña.

La cosa está verde o, al menos, es perceptible que las izquierdas no son conscientes de que vivimos una última oportunidad. Desde las elecciones de abril, las izquierdas parecen un tanto de perfil. Y ese perfil asusta. Puede ser un indicio de que el PSOE no quiere elaborar discursos que le impidan después, plásticamente, pactar con C's en autonomías y ayuntamientos. Por eso es tan importante votar el 26 de mayo. Es crucial abandonar ese perfil temeroso y acometer, de frente, el hecho de que los partidos, también en las izquierdas, están más pendientes de su supervivencia que de la supervivencia de unas políticas progresistas, igualitarias, no paralizadas por espectros nacionalistas que nunca encajan bien en las izquierdas. Por eso llamamos de nuevo a nuestras lectoras y lectores a votar en masa en las elecciones del 26-M. Porque en las autonomías y en los municipios transcurre el grueso de lo que antes llamábamos bienestar. Y porque nos hace más falta que nunca tener unas izquierdas fuertes en esos dos ámbitos. Si bien cada municipio y cada autonomía tiene unas dinámicas propias, CTXT pide el voto por unas alianzas de izquierdas estables y transparentes, por unas izquierdas valientes que pacten -esa palabra es básica para los próximos años, en los que careceremos, tal vez para siempre, de grandes mayorías monocolor-, por escrito, programas de gobiernos autonómicos y municipales comprometidos con su época, no con las fantasías nacionalistas y neoliberales que se nos proponen para ocultar el carácter dramático de la época que nos ha tocado vivir, con el legado de 1945 disolviéndose en la pinza entre capitalismo sin reglas y posfascismo.

Los ayuntamientos del cambio elegidos en 2015 constituyeron en su día el fenómeno político más relevante desde el 15M. Los medios de la derecha fueron despiadados con ellos desde el minuto uno, pero el balance ha sido, en general, positivo. Algunos han cambiado menos de lo esperado, otros han ido todo lo lejos que han podido. En demasiados lugares, los equipos y pactos de gobierno se han roto y han dado lugar a escisiones autolesivas y, en algunos casos, ridículas. En todo caso, la honradez y la voluntad de gobernar para todos y no para unos pocos no están en discusión. Apelamos por tanto a votar a las nuevas izquierdas en los municipios donde son una opción posible y diferenciadora.

Y a la vez llamamos también a exigir, con el voto y después de emitir el voto, que las izquierdas aparquen sus diferencias y querellas y se entiendan en aquellas ciudades y autonomías donde sumen para construir algo que han aplazado: un mundo propio alejado de los titulares y los marcos de las derechas, también en el plano nacional. Necesitamos crear una nueva hegemonía cultural pedagógica para caminar hacia una reforma constitucional federal, defensora de una nueva lectura del bienestar, de los derechos como la sanidad y la educación, sí, pero también de la vivienda, el trabajo no precario, la lucha contra el cambio climático, la inmigración, la educación, el feminismo.

Votémosles, exijámosles y no confiemos en ellos más de lo necesario, vigilémosles, y ayudémosles, que el futuro no se conquista votando cada cuatro años y mirando hacia otro lado el resto del tiempo.


Atrás

 

 

 
Imprimir
Atrás

Agrandar texto

Achicar texto

linea separadora
rss RSS