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¿Qué onda?

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Por Esteban Valenti (*)

¿Está todo liquidado? ¿Todos ya sabemos los resultados de las elecciones internas del 30 de junio? ¿O queda algún margen para la especulación y el suspenso?

Según las encuestas lo único en disputa es quien saldrá segundo en los partidos tradicionales (blanco, colorado y el actual FA) y si los otros alcanzarán los 500 votos. Nada más. Sería una explicación generosa de porque habiendo culminado hace tiempo la semana de Turismo la campaña sigue tan chaucha, tan caidita y con menos chispas que una ancla bajo el mar.

Es posible que estas reflexiones me surjan porque hemos quedado afuera de la contienda gracias al generoso gesto del PI, que ahora parece que junto a sus socios, tiende a formar el "partido de los impermeables claros" sumando a Novick. Aunque esto último tampoco es seguro, porque todo depende de los votos obtenidos y de la generosidad del momento. Con el partido de Manini Rios no se sabe que harán. Mucho dependerá de las matemáticas básicas: la mitad más uno de 99...

Lo cierto es que cuando llega la parte de los informativos de televisión que cubren la campaña electoral ni siquiera yo, que soy un fanático empedernido soporto un largo rato, paso al canal Gourmet o Animal Planet. Al menos me entretengo.

Parece un concurso de banalidades. En el actual FA el esfuerzo por parecerse todos con todos y transformar la unidad en un credo religioso es tan profunda que los comités y las reuniones convocan a menos gente que una partida de cricket bajo la lluvia. Siempre y cuando los indios y pakistaníes residentes en Montevideo no estén en vena en la rambla de Montevideo.

Lo mismo sucede en las redes, parece que ante el peligro de las noticias falsas, directamente no hay ni noticias, ni propuestas, ni nada que agite las aguas, no sea cosa que se ponga en peligro el equilibrio dentro de las internas y las alianzas para el balotaje. Sería injusto, si no dijera que algunos dicen algo, por ejemplo, Ernesto Talvi. No las comparto en su mayoría, discrepo, pero al menos tengo algo con lo que discrepar. Debo reconocer - a pesar del griterío que esto producirá - que hace unos días Luis Lacalle hablando ante jóvenes herreristas, hizo un análisis sobre los cambios entre las generaciones actuales, que me pareció interesante. Y para los fanáticos les reitero que no votaré a Lacalle, es más, posiblemente no vote a nadie, es una simple observación de campaña.

Las encuestadoras, que se enojan si las criticás y si hacés notar que en países donde votan decenas de millones de personas, le aciertan incluyendo en la distribución de los cargos parlamentarios - que no son proporcionales - como por ejemplo en España, son muchas y las diferencias entre ellas sobre todo en la intención de voto de los partidos son abismales, hasta en un 30%, cuando el margen de error declarado es del 3.0%. ¿Habrán puesto mal el punto?

Todos las criticamos pero llegado el momento paramos la oreja para que nos ilustren sobre la marcha de la opinión pública, como si fueran un oráculo. Hay las más diversas teorías sobre cómo influyen en los votantes los resultados de las encuestas y es justo que así sea, porque la gente no es un rebaño, pero...lo cierto es que influyen en los dirigentes, en los militantes, en los financistas, en los trashumantes de candidato a candidato, de partido en partido y en los medios de prensa. Así que las encuestas vaya si tienen su importancia.

La marea publicitaria televisiva y radial todavía no comenzó. Solo los pudientes, muy pudientes se las ingenian para transmitir sus Games of Trhones, su lucha por el trono adelantadas, pero sin dragones. Poco fuego.

Y en los subterráneos de las redes se debe estar cocinando algo espeso, porque no puede ser que el país con el mejor y más penetrante sistema de Internet de toda la región y de buena parte del planeta, no despliegue toda su artillería, incluso las más novedosa. Nosotros nos estábamos preparando pero nos quedamos mirando la fiambrera. Aunque pensándolo bien, luego de las internas nos puede asaltar un renovado ímpetu de renovación y modernización electoral. Quién sabe, materia tenemos y si no, otros se encargan de que no falten escándalos, indicadores, mal humor social para darnos un empujoncito.

 ¿Quién dijo que no se puede hacer política sin disputar cargos y preparar todas las baterías para el 2020 y sus muchas incógnitas?

Si se pierde el horizonte encantador y tentador de los sillones, de los tronos y tronitos de todo tipo siempre se puede hacer un esfuerzo especial por tratar de conectar la campaña electoral, el discurso, el relato a la vida concreta de la gente, a todos los niveles. Desde los más excluidos y olvidados a los que la campaña les llega como un eco lejano y ajeno, hasta los más interesados, por razones materiales o espirituales. Que palabra: espirituales.

Qué difícil es hoy vincular la política a lo espiritual, que lejos estamos de proyectar la construcción de una "comunidad espiritual" como la llamaba Wilson o de decir lo que se piensa y hacer lo que se dice como lo afirmaba Seregni.

Ya circulan casi todos los programas, algunos de todo un partido, otros de los precandidatos. En otros casos circula el silencio porque lo único que venden es humo y mucha plata. Si tienen paciencia y una resistencia a toda prueba, traten de leerlos, de hojearlos, de calarlos y verán que lejos, están de la realidad y sobre todo de la responsabilidad. Nadie habla de cómo afrontará en serio la situación del mundo del trabajo y de los jubilados y pensionistas, situaciones que son indivisibles. Sobrevuelan.

Nadie habla de cómo transformarán la educación en serio, cuanto tiempo será necesario y cuáles son los objetivos que se proponen y quienes y que cosas se interpondrán en el camino. Los único que hablan claro son los de ADES, para ellos es una batalla a muerte para detener cualquier reforma. Nadie les contesta...O una ONG que hace un esfuerzo enorme para aportar su trabajo profesional y pedagógico, Eduy21.

Las políticas sociales son un concurso de sociología genérica, pero busquen ideas, propuestas sobre como haremos para que ese 10% de la población que se quedó del otro lado de la brecha, mejor dicho del abismo económico, cultural, educativo, de viviendas, de perspectivas para su futuro y de sus hijos y nietos, comience a incorporarse al resto de la sociedad, no a través de la cortada del delito y de la violencia, sino a través del trabajo y la integración social.

Sobre la inseguridad el máximo debate es el proyecto de reforma constitucional propuesto por Larragnaga y el de los asesores norteamericanos de Novick. ¿Y? Si nos guiamos por todas las encuestas, la mayoría de los uruguayos, creen que ningún partido es capaz de resolver esta complejísima situación que es el indicador más completo de la situación social y cultural de la sociedad uruguaya y de las carencias del estado.

Falta además un debate de fondo sobre el Proyecto Nacional de cada uno, que implica, no jugar de rebote sobre el déficits fiscal, o la deuda externa, que son realmente preocupantes, sino sobre el Uruguay productivo, el Uruguay tecnológico, el Uruguay Natural, no solo referido al turismo sino al complejo equilibrio entre la producción la vida humana y la protección del medio ambiente y nuestro aporte ideal y material a la lucha contra el cambio climático y en definitiva fuera de las combinaciones y alianzas posibles, no se habla a fondo de que con el cuadro internacional y sobre todo regional (Argentina y Brasil) en cualquier hipótesis, necesitamos construir conscientemente y con gran inteligencia y creatividad un cuadro político institucional nuevo en nuestro país.

Se le dedica más espacio a discutir sobre las alianzas para ganar las elecciones en Montevideo, que a la combinación de ideas, entre ese Proyecto nacional y el papel de la capital de la república. Es decir a la estética, a la ética, al nivel de los servicios, a los grandes proyectos del futuro.

Digamos lo que sentimos ahora, estamos a tiempo, de lo contrario los silencios nos harán ruido durante cinco años. Insoportables.

(*) Periodista, escritor, director de UYPRESS y BITACORA. Uruguay


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