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Unidas Podemos. Sonrisas y pocas lágrimas

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Por Guillem Martínez

Unidas Podemos ha perdido 30 diputados. Parece mucho. Pero no tanto. El resultado es el sello de que un grupo de votantes no volverá al PSOE, y de que otro grupo votará a UP en otro momento peli de zombies.

EL CASO DE LA COSA. Noche electoral en la cosa Unidos Podemos, Teatro Goya, Madrid. Somos un güevo -esa unidad de medida local en lo universal- de periodistas. Y, francamente, cuando accedemos al recinto no sabemos a qué hemos venido, si a reír o a llorar. Esta semana empezó a haber perturbaciones en la fuerza, señales de que las tres derechas podían protagonizar un progrom -esa cosa inesperada y abrupta, que supone dolor y un antes y después- electoral. En el día de ayer, había ese canguelo de cuando el chico y la chica de la peli de zombies bajan al sótano con una linterna que se changa. A lo largo del día de hoy el pánico ha ido evolucionando hasta la tarde, cuando empezó el susurro de las encuestas a pie de urna los partidos que aún pueden pagarlas. Algunas indicaban un descalabro de Vox llamativo, que sacaría en torno al 10%. Pero las encuestas a pie de urna, como su nombre indica, en ocasiones solo ilustran sobre pies. ¿Qué puede pasar? ¿Hemos venido a reír? ¿A llorar?

CAMBIOS EN LA SALA. Bueno. Sala de prensa. Como no va a pasar nada hasta que chapen los colegios de Canarias, se la describo. Es una sala, como su nombre indica. Comunica, a través de una puerta, con el salón king-size en el que están los chicos y chicas de UP. Para acceder a él hay que superar una cortina. Parece sencillo, pero un gorila y una gorila paritarios instalados ante ella te dicen que no pases. Lo que, en mi caso, es una autobiografía condensada. Este cambio chorra ilustra cambios estructurales en UP, hoy un partido normal, con líderes normales, con transfuguismos normales, con las fórmulas normales -es decir, aberrantes- de selección de cuadros, y con el contacto normal -es decir, con cara de póquer- con la prensa. El aspecto final es el de un nuevo PC madrileño -algo que ya teníamos, por otra parte-, esa cosa vertical y con toma de decisiones depuradas en espacios humanos reducidos, pero infalibles y cargadas de sentido histórico, como demuestra, por otra parte, la historia del PCE -emoticono con carita llorando de risa-. Uno de los interrogantes del día es si UP, un partido sin relación formal con el 15M, pero que lo capitalizó electoralmente y de forma efectiva, y que en las últimas generales perdió un millón de votos, conseguirá mantener un porcentaje de votos sexy. Y, ya puestos, si ese porcentaje podrá colaborar en la consecución de un Gobierno de izquierdas. La sensación ambiental es que sí. Pablo Iglesias ha estado al quite y con juego de piernas en la pasada legislatura, ejerciendo pressing de izquierda resultona en el Gobierno, aportando alguna vía exótica en la izquierda local en el trance de gobernar. Su campaña electoral ha sido, por otra parte, razonable, y ha aportado credibilidad personal, algo importante cuando un partido es normal, y se sustenta en la credibilidad de su líder. El factor Vox parece haber retenido, además, a una parte de un votante muy poco parecido a las estructuras de UP, pero que comparte con UP, por ejemplo, preocupación por la cosa alquileres, una cosmovisión de la precariedad, y que en la crisis Cat ve más cosas que las señaladas en los medios al uso. Y muchas más soluciones. Rayos, ya empiezan los escrutinios. Les invito a pasar al siguiente párrafo, para lo que tendrán que superar a Puchi y Pucha, dos gorilas imaginarios, simpáticos y que les darán un cigarrillo y un chupito virtuales.

CAMBIOS EN LA OTRA SALA. Aparece en el escenario de nuestra sala Noelia Vera y Sira Rego. Que mucha participación, que la fiesta de la democracia y todo eso que se dice en un partido normal. Aquí vamos, nadie va a decir nada hasta que se escrutinen las Hurdes. Conforme avanza el recuento se constata que la derecha pierde. Puede parecer dramático para la derecha, pero no lo es. Estas elecciones eran una huelga japonesa de las derechas, modulada por FAES, para su próxima reunificación. Han perdido. Tiempo. Intentarán recuperarlo en algo parecido a un nuevo partido, equipado de serie con la agenda y los modos de comunicación y de artes marciales experimentados por Vox. Lo sabremos en breve. El resultado de este póquer perdido es el descalabro plástico de las derechas. No es algo frecuente, por lo que resulta divertido. UP queda en la tabla en posiciones ni-fu-ni-fa. Han perdido 30 diputados. Parece mucho. Lo es. Pero no tanto. El resultado es el sello de que un grupo consolidado de votantes no volverá al PSOE, y de que otro grupo llamativo de votantes votará a UP, y no al PSOE, en otro momento peli de zombies. Es quizás, y a escala, más llamativo el descalabro de Comuns, en Cat. De primera fuerza en las anteriores dos elecciones generales, ha pasado a ser la tercera, y con tan solo 7 diputados. Quizás es un indicio de que las nuevas izquierdas no son percibidas como operativas cuando toman sus decisiones en pequeño comité -central-, y de que la gestión de la cosa Procés no fue muy elaborada y, léxica y estéticamente, muy próxima a la de la derecha Cat. Algo peliagudo, si pensamos que el procés fue, básicamente, léxico, palabras sobre un problema político real. Es curioso constatar que Pablo Iglesias, defendiendo trazos al respecto parecidos a los de Comuns, lo ha hecho con otro léxico, diferenciado y sobrio, reconocible y no necesariamente beneficioso en Esp. Supongo que eso es valentía política en el marco político esp, como lo de Comuns ha sido cobardía política en el marco político cat. Aquí molaría decir que en política la cobardía se paga y la valentía pues no, pero casi nunca es así. Quizás solo en las izquierdas. Bueno. PSOE, 123 y mayoría absoluta en el Senado, UP 35, Comuns 7. ¿Y ahora qué?

¿Y AHORA QUÉ? Hay margen para varias posibilidades de Gobierno de izquierdas, en primera o en segunda votación, con varias opciones de compromiso entre PSOE y el pack UP. Sí, es posible que PSOE pueda pactar con C's. Pero la única posibilidad para que eso ocurra es "que el Ibex tire desde Torre Picasso a Rivera", como señala mi periodista madrileño favorito, que luego agrega: "Como escribas eso, te mato". Sería razonable continuar en donde lo dejamos. Lo dejamos en la posible entrada de UP en un gobierno socialista. Es técnicamente posible. UP no es el mismo que en 2014. Pero el PSOE, la única socialdemocracia en pie en el sur de Europa gracias a su cambio, tampoco. Por azares de la vida, el PSOE de Sánchez no es el que podría haber sido el de Díaz. Su votante, al menos, no es el mismo. Ha estado en las plazas, o ha tenido un hijo en las plazas. Hoy, el votante del PSOE, en Ferraz, ha gritado "Rivera no", y "Sí se puede". Es un votante cercano al de UP. Son dos votantes que se hablan, en una sociedad sobre la que pesa presión para que no se hable. Pueden provocar el diálogo sobre temas que el sistema mediático y el sistema político español consideran indialogables. Regulación del alquiler, regulación de lo regulado, como la energía, una solución democrática -es decir, alejada del esencialismo derechista español y catalán- para Cat. No es mucho. Un Estado solo puede tocar esas cosas. Lo importante queda en Europa, ventanilla a la que nadie sabe cómo hincarle el diente. Pero el envenenamiento de lo cotidiano, o su suavización ocurre en el Estado. Las derechas son valientes y suicidas. Sería sorprendente e histórico unas izquierdas valientes y amantes de la vida. Vaya, salen los chicos y chicas de UP. Ocupan el escenario en modo tuna. Parecen contentos. Deben estarlo. Han salvado los muebles y una posibilidad de incidencia determinante en la política institucional. Habla Pablo Iglesias. Habla como un líder normal, es decir, que puede o no entrar en un Gobierno. Sinopsis. Que ha llamado a Sánchez. Que lo de perder tanto diputado merece una autocrítica, y que tendrá que ver con la imagen de su situación interna. Que estas elecciones ofrecen dos claves: a) "las fuerzas progresistas suman más que las derechas", y b) "quien no entienda la plurinacionalidad, no ha entendido España". 


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