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Notre Dame, el gótico que raspa los cielos

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Por John Sturrock (*)

John Sturrock, editor independiente durante muchos años de la London Review of Books, tradujo en 1978 la novela de Victor Hugo Notre Dame de Paris al inglés para PenguinClassics en 1978. En su introducción escribió:

Notre-Dame es un libro escrito en alabanza y, en cierta medida, a imitación del estilo gótico en arquitectura. Se trataba de un estilo que durante mucho tiempo había estado bajo una nube en Francia, para salvarla de la cual hizo falta el Romanticismo. Hugo no fue el primer escritor francés en hacer campaña en favor del gótico; Charles Nodier y Madame de Staël eran ya sus adalides. Sin embargo, para el final incluso de su adolescencia, era consciente de la injusticia y parcialidad de las preferencias arquitectónicas de entonces, que podían aceptar el estilo románico que había precedido al gótico y ensalzar el inerte clasicismo que le había sucedido, mientras que no albergaban más que desprecio por lo que veían como desorden y zafiedad del gótico mismo.

Notre-Dame está por tanto concebida como redención de una arquitectura en eclipse. Hugo la redime no sólo con su aplauso y la atención que le presta a sus visibles méritos, sino también al asociarla con el espíritu romántico de la época, con el amigable movimiento de la mente contemporánea hacia una mayor flexibilidad de pensamiento. El estilo gótico, para Hugo, es de populismo, aspiración y capricho. Lo compara, cuandoquiera que resulta practicable, con el estilo que le precedió en el noroeste de Europa, el románico. El románico, cuya característica definitoria es el arco redondeado, que juzga ha sido un estilo jerárquico y dogmático, la imposición de una casta superior sobre una sociedad inmóvil. El gótico, en el que el arco redondeado se ve substituido por el arco apuntado o conopial, es, por el contrario, un estilo más libre, que anima a la licencia y el disenso frente a la autoridad.

También se trata de una arquitectura del eje vertical, antes que horizontal. Hugo, en palabras de Nodier, se vio embargado por 'el demoníaco arco conopial' y a lo largo de todo Notre-Dame, pone el acento en los aspectos apuntados, hacia arriba de la arquitectura gótica - sus chapiteles, agujas, escaleras y ojivas, - así como en la altura de la catedral misma. Este insistente rasgo del gótico casa perfectamente con la filosofía humanista de Hugo, pues el contemplaba a la humanidad como un ascenso largo pero inevitablemente triunfante  desde la ignorancia y el crimen a un armonioso estado de gracia en la Tierra. Hugo valora ese lado del gótico de rasgar los cielos, pues representa la apertura de la mente de los hombres que les niega la autocracia que él lee en el románico, y la catedral de Notre-Dame, comenzada en época románica y terminada en otra gótica, se presenta, muy razonablemente, como un monumento de transición entre un estilo y otro y, por tanto, lo que es más importante, como transición de una perspectiva a otra. Representa un empobrecimiento de la novela suponer que el interés de Hugo en la arquitectura era meramente el de un "connoisseur" o un anticuario, hay que tener en cuenta que interpreta la arquitectura como signo de un desplazamiento ideológico mucho mayor.

Hay otra cosa, además, que estima él en el gótico y a la que le saca partido, y es la parte que deja a lo grotesco, como en el caso de las gárgolas de la catedral de Notre-Dame. Hugo sentía una gran solidaridad con una forma de arte que realizaba una parte de su propio programa romántico reconociendo que la realidad se componía tanto de lo hermoso como de lo feo, y le había otorgado a lo feo al menos una parte simbólica que desplegar en un todo armónico. Esto significaba ampliar el arte y, al mismo tiempo, popularizarlo, pues Hugo lleva claramente razón al mantener que la inclusión de dichos motivos significa un golpe contra el elitismo de los estilos clásicos.

(*) John Sturrock (1930-2017), escritor, editor, traductor y crítico (de literatura y pensamiento franceses, sobre todo) inglés, estuvo estrechamente vinculado al Times LiterarySupplement y luego a The London Review of Books

Fuente: The London Review of Books, 16 de abril de 2019

Traducción: Lucas Antón


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