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Gran Bretaña: ¿Resetear el Brexit?

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Por Eddie Ford (*)

Ahora que el acuerdo de Theresa May ha sido derrotado por segunda vez y los parlamentarios han votado en contra del 'Brexit sin acuerdo', casi cualquier cosa puede suceder a corto plazo. Pero a largo plazo es muy probable que las expectativas de los partidarios del Brexit se vean frustradas.

La política británica se encuentra ahora en un estado de caos, después de que Theresa May sufriese otra derrota humillante el 12 de marzo. En la segunda 'votación esencial', los parlamentarios rechazaron rotundamente su acuerdo "revisado" de Brexit por 391 a 242 votos, perdiendo por 149, y 75 parlamentarios conservadores votaron en contra de May. Al día siguiente también fue rechazada una retirada de la Unión Europea sin acuerdo, esta vez por 321 contra 278 votos.

Las suplicas de May no sirvieron de nada, y tampoco su petición de clemencia de última hora a la UE en Estrasburgo el 11 de marzo para asegurarse unas enmiendas supuestamente "legalmente vinculantes" en relación con la unión aduanera en Irlanda. Como se había predicho, May fue recibida en Estrasburgo con una gran cantidad de verborrea cariñosa y regresó con unos documentos llenos de verborrea legalista, pero en absoluto suficiente para ganar una mayoría parlamentaria.

La pretensión de que los documentos de Estrasburgo representaban un gran avance duró menos de 12 horas. Después de agonizar de dudas hasta las primeras horas de la mañana, el fiscal general Sir Geoffrey Cox anunció que, mientras que el riesgo de un veto europeo se había de hecho "reducido", la situación jurídica real se mantenía"sin cambios". Es decir, con el acuerdo de retirada, el Reino Unido podría quedar atrapado "por tiempo indefinido" en la unión aduanera irlandesa sin "medios internacionalmente legítimos de salir de los acuerdos del protocolo".

Por supuesto, esto era la puntilla: el juego había terminado. El Partido Democrático Unionista salieron en tromba contra May al igual que los Brexiteer duros del Grupo Europeo de Investigación (ERG). Por supuesto, al ERG le hubiera encantado que no hubiera ningún acuerdo, permitiendo que el 'gran' de Gran Bretaña volviera a lucir en todo su esplendor.

Si Theresa May quiere tal vez puede tener un pequeño consuelo en el hecho de que el margen de la derrota del 12 de marzo fue más pequeño que las históricas 230 patadas que recibió en enero. Pero una humillación es una humillación y su acuerdo de retirada, tortuosamente negociado con la UE, está ahora muerto, incluso si consigue un tercer intento, que parece poco probable, ya que la situación ha escapado a su control.

Inmediatamente después de su derrota, May anunció que los parlamentarios tendrían libertad de voto al día siguiente para bloquear una salida no negociada el 29 de marzo. Lo que es bastante extraordinario, en algunos aspectos, dado que estamos hablando de un punto central de la política gubernamental ( de hecho, Boris Johnson, calificó la decisión de "absurda"). Pero a pesar de que el resultado era inevitable, como también con la votación del 14 de marzo sobre una extensión para la aplicación del artículo 50. Por otra parte, incluso si se hubiera producido un milagro el 12 de marzo y Theresa May hubiera conseguido pasar por los pelos su acuerdo, seguiría siendo necesaria una extensión, porque no hay tiempo literalmente para la aprobación parlamentaria de toda la legislación necesaria.

Por supuesto, la moción presentada por el gobierno con libertad de voto era típicamente resbaladiza, añadiendo una advertencia efectiva de que sin acuerdo el Brexit se puede quedar en la mesa. Sin embargo, una enmienda de todos los partidos suprimió este párrafo, redactada por Caroline Spelman y Jack Dromey, y fue aceptada por el estrecho margen de 312 votos contra 308, mientras que la moción en su versión enmendada fue aprobada con un margen relativamente cómodo. Obviamente, May ha estado tratando de complacer a ambos lados del debate, pero terminó sin convencer a ninguno.

Extensión

Ahora que puede pasar casi cualquier cosa, muchos dicen que es el momento de 'resetear' el Brexit. Un número importante de parlamentarios quieren una serie de "votos indicativos" sobre las posibles maneras de salir de este callejón sin salida con el fin de ver si hay una mayoría parlamentaria para cualquiera de las formulas: Canadá plus, segundo referéndum (o 'Voto Popular'), elecciones generales, Noruega plus ('Mercado Común 2.0'), unión aduanera permanente, etc.

Sin embargo, por muy frustrante que sea para algunos, tal y como están las cosas en este momento, parece haber una mayoría parlamentaria clara para cualquiera de estas opciones, especialmente un segundo referéndum o elecciones generales. Jeremy Corbyn, como ampliamente se ha señalado en los medios de comunicación, no mencionó ni una sola vez la posibilidad de un referéndum durante el debate de 12 de marzo, lo que parece "increíble" a algunos. En su lugar, como de costumbre, llamó en su lugar tristemente a unas elecciones generales. Si hay una mayoría - o potencial mayoría - para algo, podría ser para un Mercado Común 2.0 con una especie de Unión aduanera relacionada con el mercado único. Sin embargo, para asegurarse esta posible mayoría parlamentaria, May debe retirar sus 'líneas rojas' y llegar a acuerdos con los Laboristas y los otros partidos de la oposición, algo que urgen publicaciones como el Financial Times . Y bajo la presión de los rápidos acontecimientos, lo que ahora parece poco probable, o incluso impensable, podría convertirse en eminentemente razonable o inevitable. Por ejemplo, el 13 de marzo un miembro del comité ejecutivo Tory, dijo que si los legisladores votasen rechazar un Brexit sin acuerdo, las cosas no podría seguir como hasta ahora y serían necesarias unas elecciones generales.

Una extensión del artículo 50 es sin duda inevitable. Pero ¿es probable que la UE aceptase una solicitud de este tipo? El gobierno del Reino Unido sólo puede pedir una extensión, o eso parece, y muy recientemente, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, subrayó una vez más que es necesario que haya una "justificación creíble" para una posible extensión y su duración acotada.

Jugando duro, Guy Verhofstadt, el principal portavoz sobre el Brexit del Parlamento Europeo, dijo el 13 de marzo que se opondría incluso a una extensión de 24 horas del artículo 50 "si no se apoya en una opinión clara de la Cámara de los Comunes para algo concreto": la UE tiene que saber "lo que quieren". Pero por el momento, el hecho es que no hay una mayoría fuerte y estable para nada en el parlamento británico: solo diversas expresiones, a veces contradictorias, de lo que está en contra .

Sin embargo, si bien no es del todo imposible que la UE rechace una solicitud de prórroga, lo más probable es que la acepte. Pero hay puntos de vista diferentes sobre su duración. Algunos piensan que debe ser muy corta y limitada, mientras que otros piensan todo lo contrario, hasta 21 meses quieren algunos. Tal vez incluso una extensión abierta, que necesitaría ser renovada a intervalos regulares, con el argumento de que si el parlamento está paralizado muy poco se puede lograr en un par de meses: sólo más desacuerdos y más intentos de renegociar el tratado o la unión aduanera irlandesa. Una extensión tendría que durar por lo menos un año, con el fin de dar tiempo a algún cambio real o avance en el parlamento, por ejemplo el surgimiento de una mayoría a favor del'Mercado Común 2.0' u otro referéndum y / o elecciones generales (o alguna forma de gobierno de unidad nacional).

Antes de que fuera rechazada, un preocupado Michel Barnier, en un discurso ante el Parlamento Europeo, señaló que el riesgo de un Brexit no negociado "nunca ha sido mayor". En previsión de algo así, con el reloj corriendo, han salido de la City londinense casi un billón de libras en activos e inversiones hacia la UE. La Confederación de la Industria Británica describe la perspectiva de ningún acuerdo como un "mazazo para la economía", porque representaría la imposición del mayor cambio en las relaciones comerciales al que se haya enfrentado Gran Bretaña desde la mitad del siglo XIX. Sin embargo, no ha habido "ninguna consulta con las empresas" y "no hay tiempo para prepararse". Es decir "así no se puede dirigir un país", concluye la CIB.

Gracias a la gestión del Brexit de May, el supuesto "partido de los negocios" conservador no es muy popular entre los empresarios. Y, por supuesto, no se trata sólo de May: fue David Cameron quién ingenió la idea de un referéndum. Para él, no era realmente sobre la UE en absoluto, sino como reducir la amenaza de la derecha tory y marginar al Partido de la Independencia del Reino Unido (UKIP). Nunca por un momento pensó que iba a perder el referéndum y que el veredicto sería el 'Brexit'.

 

(*) Eddie Ford es un analista poli´tico brita´nico, especializado en asuntos internacionales y estrate´gicos que suele contribuir a la revista Weekly Worker.

Fuente: https://weeklyworker.co.uk/worker/1242/hitting-the-reset-button/

Traducción: Enrique García


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