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Amos Oz: el Ășltimo profeta moral del sionismo

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Por Gideon Levy (*)

Amos Oz arremetió contra la ocupación desde el principio, incluso si adoptó un enfoque simétrico para israelíes y palestinos - una simetría que nunca existió.

¿Cómo se puede amar tanto a una persona cuyos puntos de vista representaban todo lo que odio de la izquierda sionista? ¿Cómo se puede querer a un sionista confeso tan lleno de fe en la justicia del sionismo?

 

¿Cómo se puede amar a un optimista incorregible así? ¿Cómo se puede amar a la cara más encantadora del país, un país cuya imagen se ha distorsionado en una ilusión? ¿Cómo se puede amar a una persona tan cultivada que cada frase que pronunciaba parecía salir de su último libro? ¿Cómo podía Amos Oz ser tan amado?, ¿cómo podía no serlo?

 

El secreto estaba en su seductora personalidad y su encanto, su increíble modestia, su magia. Cada encuentro con él era una experiencia impresionante; cada conversación telefónica estaba llena de esperanza, incluyendo la última, el otro día, en la que prometió que nos veríamos de nuevo en cuanto dejase de tener fiebre.

 

Había algo inolvidable en él cada vez que nos veíamos. Fue evidente desde el día que le lleve un borrador de uno de los discursos importantes de Shimon Peres para que lo comentara. Fue evidente en Yom Kipur de 2002, cuando, siguiendo los pasos de "Una historia de amor y oscuridad" fui a la casa en el 175 de la calle Ben Yehuda, donde habían vivido su madre y su hermana, y de allí a la calle Yefe Nof, el rincón de Tel Aviv que su madre recorrió antes de suicidarse.

 

Fue evidente en la cena en 2010 con AB Yehoshua y Mario Vargas Llosa, en la que Oz anticipó que uno de ellos iba a ganar el Premio Nobel pocas semanas más tarde. (Vargas Llosa ganó.)

 

Israel será un país diferente sin él. No va a suceder de inmediato, pero de repente no daremos cuenta que no queda nada del país que una vez creímos hermoso y justo. Que nos hemos quedado sólo con  Miri Regev.

 

Ya tenemos una mini-Trumputopia, pero en la periferia se apercibían aun algunas viejas luces, siempre iluminando ligeramente la inmensa oscuridad. Ahora bien, estos focos se han extinguido. Siempre hemos sabido que a pesar de todo, todavía teníamos Amos Oz. Eso ya no es así.

 

Hace unos meses me dio una fotocopia de una carta escrita hace décadas por el filósofo Yeshayahu Leibowitz a la editora del periódico Davar, Hannah Semer. "Estoy cerca de la opinión de Amos Oz de que la ocupación de los 'territorios' - por tanto esclavizando a un millón y medio de árabes - va a destruir al pueblo y al país, y nos corromperá como judíos y como personas desde un punto de vista nacional, social y humanitario-moral", escribió Leibowitz. "Y nos convertiremos en una Rhodesia israelí, condenada a la degeneración y la destrucción".

 

La fecha fue el 8 de septiembre de 1967, tres meses después de la Guerra de los Seis Días. Oz tenía 28 años. El profeta Amos.

 

El profeta Amos en 1989: "Tan mesiánico, ignorante y cruel, que surge de una esquina oscura del judaísmo, que amenaza con destruir todo lo que nos es querido y sagrado, para obligarnos a un ritual de derramamiento de sangre enloquecido... Nablus y Hebrón son solamente los medios, sólo estaciones en el camino de Levinger y Kahane para extender su enloquecido control sobre Tel Aviv, Jerusalén y Dimona".

 

Y el profeta Amos, en el mismo discurso: "Si no nos erguimos - usted Sr. Shamir, y, también usted, Sr. Rabin ... y llamamos al asesinato, asesinato, tampoco serán inmunes a las balas de los asesinos".

 

No tenía razón en todo. Creía que los judíos y los palestinos debían divorciarse, según sus propias palabras, adoptando un enfoque simétrico para ambos pueblos, una simetría que nunca ha existido en absoluto. En una de sus últimas conferencias, que se difundió en YouTube con más de 100.000 visitas, criticó la solución de un solo estado, que su buen amigo Yehoshua había abrazado, y dijo que nunca podría haber un estado binacional, sólo un estado árabe con una minoría judía.

 

En ese discurso también se pronunció contra mis descripciones del apartheid. El último de los sionistas morales no podía creer que la situación se había vuelto tan grave e incorregible.

 

Sí, Oz fue el último de los sionistas morales. Exactamente de la misma manera que el otro día creía que nos reuniríamos para tomar café, creía que el país sería dividido. Ni lo uno ni lo otro ha sucedido. Al parecer, nunca va a pasar. Qué triste, qué triste.

 

(*) Gideon Levy. Corresponsal y comentarista político del diario israelí Haaretz.

 

Fuente: https://www.haaretz.com/opinion/the-prophet-amos-oz-was-the-last-of-the-moral-zionists-1.6788916

 

Traducción: Enrique García


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