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Opciones para la economía popular

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Por  Roberto Sansón Mizrahi (*)

Transición de la muy pequeña a la mediana escala para emprendimientos de la economía popular. ¿Puede encararse? ¿Qué apoyos se requieren?

Hemos señalado que la economía popular no es un coto donde dejar acorralados a pobres y marginados sino, por el contrario, puede transformarse en una de las columnas fundantes de un nuevo rumbo y forma de funcionar orientados al bienestar general y el cuidado ambiental.

 

Sin embargo, predomina en el mundo una fortísima dinámica concentradora de la riqueza y el poder decisional que considera a la economía popular como un espacio a ignorar o, a lo sumo, atender muy tibiamente con programas asistencialistas desligados de la marcha de la economía. Sin respaldo político y sistemas de apoyo, la economía popular y los movimientos sociales que hacen parte de ese espacio sobreviven imposibilitados de revertir las restricciones que atenazan su evolución.

Al enfrentar durísimas condiciones de escasez de capital (ahorros propios o de terceros), de gestión comercial y tecnológica, con poca información de oportunidades y acceso a mercados, sin casi contactos con eventuales socios estratégicos y con una rudimentaria organización para encarar actividades productivas, quienes participan de la economía popular están familiarizados con las causas que explican su situación, paso previo para identificar soluciones sustantivas. Soluciones que les permitan acceder a ciclos de reproducción ampliada sin perder valores de solidaridad hacia sus comunidades. Esto es, proveerse de respuestas productivas efectivas preservando actitudes alejadas de la codicia sin fin, el egoísmo de trabajar sin considerar el impacto comunitario de su accionar.

 

En ese contexto, un crítico factor a resolver hace a la transición de la muy pequeña escala de los emprendimientos de la economía popular hacia nuevas actividades productivas y comerciales de tamaño mediano o grande.

 

En otros artículos hemos planteado modalidades de apoyo a la economía popular desde una perspectiva sistémica. En cambio, en estas líneas analizamos cómo desplegar opciones de apoyo a partir del caso de un proyecto específico que acaba de anunciarse: una inversión extranjera de tamaño medio favorecida con ciertos resguardos que reducen riesgos iniciales y refuerzan su viabilidad. La pregunta que guiará nuestro análisis es si, con similares resguardos, una iniciativa productiva semejante podría ser asumida por algún segmento de la economía popular.           

 

El caso de referencia[1]

 

Vale explicitar que no cuestionamos la anunciada inversión ya que desconocemos aspectos muy relevantes sobre quienes la conducen, sus motivaciones, honorabilidad, qué actitudes asumirán frente a la comunidad local. Esto es, no se trata de evaluar su mérito sino de extraer de la forma cómo ha sido planteada lecciones que pudieran ser aprovechadas para favorecer la economía popular, por cierto siempre y cuando se las trabajare apropiadamente.

 

El caso de referencia es una empresa polaca que invierte 7 millones de euros en una planta de luminarias LED[2] en la provincia de Misiones, Argentina. La empresa tiene presencia en 70 países, dato no menor, pero su producción es realizada en dos fábricas situadas en Polonia. La fábrica que se acaba de inaugurar en Misiones es la primera fuera de su país de origen.

 

La nueva empresa apuntará primero al mercado de las luminarias públicas: luces para parques, calles, autopistas y otros espacios públicos. Luego sumará iluminación para edificios tales como escuelas, hospitales, oficinas y bibliotecas.

 

La planta producirá los módulos, la parte medular de las luminarias LED donde van los circuitos, y ensamblará otras partes como carcasas y vidrios. Ya se trabaja para integrar cada vez más componentes locales en el producto final.

 

La provincia de Misiones le aseguró a la firma polaca dos órdenes de compra a lo largo de los próximos años por un total de 20,6 millones de euros.

 

Posibilidad de emprender iniciativas semejantes en la economía popular

 

Vale considerar si esta modalidad de inversión es la única forma que existe para establecer en nuestros países industrias promisorias de tamaño medio o si proyectos parecidos pudieran ser promovidos para robustecer la economía popular; el caso de las luminarias LED es apenas un ejemplo. Veamos.

 

La inversión que acaba de radicarse en Misiones debe haber apreciado varios factores positivos para decidir su localización. Seguramente una ubicación de fácil acceso a tres interesantes mercados: el propio de Argentina, más la proximidad con los de Brasil y el Paraguay. En ellos existe una demanda aun no atendida derivada de la necesidad de transformar la actual dotación de luminarias convencionales. Debe haber incidido la disponibilidad de mano de obra local bien calificada con bajos salarios en dólares y la posibilidad de desarrollar proveedores locales de ciertos insumos necesarios como carcasas y vidrios. Un crítico factor debe haber sido el acuerdo concretado con el gobierno de la provincia del cual sólo conocemos las dos órdenes de compra por 20,6 millones de euros, ventas ciertas que reducen significativamente el riesgo comercial.

 

Si quisiéramos desarrollar este tipo de nuevos emprendimientos de tamaño medio en el seno de la economía popular debiéramos resolver, por un lado, cómo haríamos para materializarlo y, por otro lado, demostrar que esta modalidad sirve mejor los intereses del país.

 

Cómo materializar este eventual emprendimiento de la economía popular

 

Un emprendimiento de la economía popular de base asociativa y tamaño mediano tendrá que abordar varias cuestiones, entre las principales, la estructura de propiedad del emprendimiento, la necesidad de contar con un capital inicial y luego el financiamiento operacional, disponer de apropiada tecnología y de una efectiva capacidad de gestión, tener información adecuada sobre oportunidades comerciales y contar con una estructura comercializadora capaz de acceder a los mercados donde se presentan  esas oportunidades. Son desafíos importantes que habrá que encarar y resolver. He aquí algunas posibilidades.

 

En relación a la estructura de propiedad del emprendimiento habrá que definirla de modo de preservar su base asociativa y asegurar la eficiencia de gestión, incluyendo modalidades de inclusión minoritaria de eventuales inversores y, de ser necesario, socios estratégicos. Existe una gran variedad de formas asociativas para encarar procesos productivos, como son cooperativas, comercializadoras comunitarias, consorcios de productores para proveerse de insumos y servicios, emprendimientos de acopio, procesamiento y transporte, conglomerados (holdings) que integran diversos emprendimientos, agroindustrias locomotoras, franquicias populares, supermercados comunitarios, y otros ya existentes o se irán configurando con el devenir de los tiempos y las nuevas circunstancias tecnológicas, económicas o políticas. 

En relación al capital inicial y el financiamiento operacional, si bien son cifras significativas para el universo de la economía popular, no lo son para conjuntos de aportantes comprometidos a respaldar iniciativas solidarias. Esto puede resolverse caso por caso acudiendo a aportes del sector público nacional, provincial y municipal, a recursos solidarios de fundaciones y entidades laicas o confesionales de desarrollo; también a contribuciones no reembolsables de empresas privadas con responsabilidad social y ambiental. Por cierto sería más efectivo no tener que trabajar caso por caso reuniendo tal diversidad de aportantes sino contar con fideicomisos especializados en invertir en la economía popular y fondear entidades financieras que atiendan necesidades operacionales, aspecto de política pública que se detalla al final de este artículo.

 

En relación a disponer de apropiada tecnología y capacidad de gestión, las mismas existen en los países o pueden importarse. La tecnología LED ya es bien conocida y aplicada en casi todos los países. Lo que no es sencillo es conducir una emprendimiento de ese porte y naturaleza por lo que habrá que seleccionar cuidadosamente quien lo gestione, asistirlo en lo que pudiera necesitar, conformar una eficiente planta de trabajadores y, en todos los casos, asociar en alguna medida ingresos a resultados de forma de alinear correctamente los intereses de todos los participantes. En caso que sea necesario contratar profesionales experimentados en gestión, tecnologías apropiadas, comercialización, logística y manejo de stocks, entre otros campos de especialización, resultará estratégico incluir cuadros locales que trabajen en equipo con ellos de modo de promover para todos los niveles cuadros propios de la economía popular.

En relación a la información de oportunidades y el acceso a mercados es muy probable que haya que establecer, cuando menos inicialmente, muy bien definidos acuerdos de comercialización con socios estratégicos que tengan experiencia y estructuras para promover y sostener ventas en mercados no locales.

 

Cada desafío tiene su complejidad y no siempre se encuentra la experiencia y el conocimiento necesarios al interior de la economía popular. De ahí la importancia estratégica de contar con desarrolladoras de estos emprendimientos de base asociativa y tamaño medio para asistir en su conformación y funcionamiento, cuestión que también se detalla más adelante. 

 

Porqué esta iniciativa sirve mejor los intereses del país

 

En principio, los impactos positivos de encarar este tipo de proyecto desde el espacio de la economía popular serían significativamente superiores a la opción de encararlo como inversión extranjera. Por un lado implicaría movilizar capital hacia una buena oportunidad de inversión al interior del país. Serviría para desarrollar emprendimientos medianos en la economía popular con lo cual contribuiría a una más efectiva y sustentable inclusión productiva de importantes segmentos poblacionales hoy desocupados o sub ocupados en actividades de sobrevivencia. Por su origen y naturaleza, estos emprendimientos de la economía popular aseguran que la mayor parte de, sino todos, los efectos multiplicadores que generan (en particular subcontrataciones) queden al interior del país. No se incurriría en un flujo permanente de dividendos al exterior, una variable de la mayor importancia en economías con recurrentes estrangulamientos del sector externo. Permitiría conocer y acceder a nuevos mercados externos abriendo perspectivas para promover otras eventuales exportaciones. Orientaría parte del desarrollo científico y tecnológico hacia una trama productiva centrada en mediana producción nacional. Desarrollaría unidades productivas responsables estrechamente ligadas a sus comunidades y territorios con el poder decisional asentado en el país en lugar de en casas matrices internacionales cuyas decisiones se adoptan en función de maximizar la rentabilidad del conjunto corporativo y no necesariamente de los intereses de los países donde radican sus inversiones.

 

Desde esta perspectiva, la economía popular iría transitando un sendero más promisorio para su desarrollo como crítico sector de la economía del país.

 

Retornando a la perspectiva sistémica

 

El ejemplo utilizado en estas líneas no hace otra cosa que sumar argumentos en apoyo a quienes trabajan arduamente con las organizaciones de la economía popular. No hay duda que existe una variedad de opciones para desarrollar la economía popular de forma sustentable cuidando de preservar sus valores y  base asociativa. Lo que está faltando es un sistema de apoyo ad hoc que permita identificar buenas oportunidades y asistir en la estructuración y el funcionamiento de los nuevos emprendimientos de porte medio.

 

El desafío pasa por proveerse de instrumentos apropiados que sean aceptados y eventualmente adaptados por las organizaciones que operan en ese heterogéneo universo poblacional. Esto es, que esos instrumentos resulten de real utilidad para las comunidades de la economía popular acogiendo la diversidad de circunstancias culturales y económicas que coexisten en su seno.

Con esa advertencia señalamos dos instrumentos de apoyo que, en nuestra experiencia, podrían resultar significativos.

  • Desarrolladoras de emprendimientos de la economía popular

Estas desarrolladoras debieran operar bajo el liderazgo de las organizaciones de la economía popular como instrumentos para apoyar el robustecimiento de los emprendimientos existentes y asistir en la creación de otros nuevos de mayor escala basados en la asociación de esfuerzos. Toca a cada organización definir si considera útil contar con una desarrolladora, cuál sería su perfil, su alcance y forma de funcionar.

Los emprendimientos de porte medio facilitan el acceso a una progresiva capitalización que, a su vez, incide sobre una mejor gestión y permite ingresar a mercados más promisorios. Estamos hablando de excelencia de gestión, de tecnologías apropiadas, de retener el valor generado para aplicarlo a los fines que quienes integran el emprendimiento deciden. Todo esto custodiando valores de solidaridad, respeto por el otro, por las comunidades en las que viven y con las que se relacionan, por el cuidado ambiental y una responsable participación en la marcha local y nacional.

Fideicomisos especializados en la economía popular

Un necesario complemento de las desarrolladoras de emprendimientos populares es contar con recursos para financiar la puesta en marcha y la operación de esos emprendimientos. Una modalidad, entre otras, que podría servir a este propósito es la conformación de fideicomisos especializados en financiar la economía popular. Sus funciones incluirían una línea de inversión en el capital de los nuevos emprendimientos y otra de asignar recursos a entidades que proveen crédito a la economía popular.

Estos fideicomisos pueden capitalizarse a través de una diversidad de fuentes de financiamiento dependiendo de las circunstancias que prevalezcan en el país y en los territorios. Lo importante es que primen fuentes no comerciales ya que el criterio para asignar sus recursos no se reduce a maximizar su resultado financiero sino a robustecer la economía popular. Esto no implica colocar los recursos a fondo perdido porque es necesario lograr modestas recuperaciones que aseguren la sustentabilidad y continua operación de los fideicomisos.

La capitalización de los fideicomisos puede provenir de aportes públicos nacionales y locales, aportes solidarios de fundaciones y empresas, respaldos externos comprometidos con la equidad y la sustentabilidad y, por cierto, los propios resultados operativos. Es importante que a nivel de dirección de los fideicomisos participen también representantes de las organizaciones de la economía popular.

Cerramos estas líneas contestando las preguntas planteadas al comienzo. Puede efectivamente encararse el pasaje de una escala muy pequeña de los emprendimientos de la economía popular a otra de porte mediano. Y sí, para lograrlo, se requiere de apoyos (los aquí sugeridos u otros diferentes) como siempre sucede en todo lo ancho y largo de cualquier sistema económico que funcione con equidad, efectividad y armonía social.

(*) Economista, planificador regional y urbano, consultor, dirigió empresas, autor de Un país para todos, Crisis global: ajuste o transformación, Democracias capturadas y otros libros, Co-Editor de Opinión Sur www.opinionsur.org.ar


[1] Martín Boerr, nota publicada por La Nación en su edición del 31 de octubre de 2018

[2] Las lámparas LED consumen un 60% menos de energía que las convencionales.


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