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Israel se encamina a otra guerra en Gaza, y Hamás está preparado

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Por Michele Giorgio (*)

No hay otra interpretación posible. El aplazamiento del viaje del jefe de la inteligencia egipcia, Kamel Abbas, al que se esperaba el jueves en Gaza, indica que es inminente una ofensiva israelí en la Franja. La única incertidumbre es cuándo.

Algunos la esperaban la noche pasada, después de que la tarde se cargara de tensiones y miedo en Gaza y las zonas de alrededor. Los más de 2.000 muertos registrados durante la última ofensiva de 2014 son todavía un recuerdo vivo para todos. Las represalias del gobierno de Netanyahu, en forma de una docena de ataques aéreos que mataron a una persona e hirieron a tres palestinos, como respuesta al lanzamiento de un cohete Katyusha de medio alcance que hizo impacto y destruyó parcialmente una vivienda de  Beersheba en la que una madre y sus tres hijos tuvieron suerte de evitar graves daños, las considera insuficientes la opinión pública israelí.  

Los israelíes están pidiendo una acción enérgica y un golpe demoledor. No parece preocuparles que la tensión y las manifestaciones a lo largo de las líneas fronterizas con Gaza sean el resultado inevitable de una situación insostenible, tanto desde un punto de vista humanitario como político, para dos millones de palestinos que viven presos en menos de 400 kilómetros cuadrados de una tierra que lleva sufriendo un embargo de más de diez años.  

Con unas elecciones cuyo horizonte se aproxima cada vez más, ningún político israelí quiere parecer débil en lo que toca a la cuestión de los palestinos y la seguridad. Todavía menos cuando el Ministro de Defensa Lieberman, uno de los más temibles rivales del primer ministro Netanyahu, ha apelado a un "golpe severo" contra el movimiento islámico de Hamás que controla Gaza, lo cual, según afirma supone el único modo de recuperar la calma.

Esta es la razón por la que el primer ministro recalcó que "Israel actuará con gran energía" durante su visita el miércoles a zonas cercanas a Gaza: "Israel considera con gran severidad los ataques en su contra a lo largo de la valla, en el perímetro de Gaza, en Beersheba, por todas partes...Si estos ataques no se detienen, los detendremos nosotros". Luego, a media tarde, Netanyahu presidió una reunión del Consejo de Defensa, conforme llegaban de la UE y del enviado de las Naciones Unidas, Nikolay Mladenov, mensajes de solidaridad con Israel y condenas del lanzamiento del cohete palestino.    

Sin embargo, Hamás quiere también una guerra en este momento, pese a la declaración emitida conjuntamente con la Yijad Islámica en la que condenaban indirectamente el lanzamiento del cohete dirigido a Beersheba.

Un periodista de Gaza con contactos entre el liderazgo del movimiento islámico nos cuenta que no hay ningún misterio respecto a quien lanzó los Katyusha. "Debemos tomar en cuenta el estado en que se encuentran los dirigentes de Hamás", ha explicado.  "Han estado buscando un acuerdo de alto el fuego a largo plazo con Israel, han perseguido esta meta todo el verano sin éxito. Han redoblado las protestas populares en la frontera para incrementar la presión sobre el lado israelí, nuevamente sin éxito, mientras mataban a muchos manifestantes".

Hoy los dirigentes de Hamás se han convencido de que solo una nueva escalada militar puede hacer que Netanyahu acepte un acuerdo totalizador que ponga fin al bloqueo, o al menos aligere sus condiciones, puesto que "un conflicto de envergadura podría conducir a cambios positivos durante los periodo de alto el fuego".

De acuerdo con el periodista de Gaza, "Hamás no se ha atribuido la responsabilidad del ataque de Beersheba, pero ese cohete, más potente que los habituales, procedía del arsenal de su brazo armado, no de las reservas de organizaciones más reducidas.   Golpear Beersheba fue una prueba de fuerza y un claro mensaje a los israelíes: si no queréis un alto el fuego, tendremos entonces una guerra, y vosotros también sufriréis".

Como trasfondo de todo esto encontramos también las maniobras de la Autoridad Nacional Palestina. El presidente Mahmud Abás se opone abiertamente a un acuerdo separado del alto el fuego entre Hamás e Israel. En meses recientes ha hecho todo lo que podía para evitarlo, hasta el punto de declarar persona non grata a Mladenov, de las Naciones Unidas, porque se implicó en actividades de mediación con Egipto. Las negociaciones han excluido por completo a la Autoridad Palestina, y su presidente las considera un intento tenuemente velado de separar Gaza de Cisjordania para siempre, de acuerdo con las disposiciones especulativas del plan de paz norteamericano que no se ha hecho público todavía (el mediador de parte norteamericana, Jason Greenblatt, niega que la iniciativa norteamericana se proponga separar los territorios palestinos).

Con el fin de golpear a Hamás, Abás no ha dudado en el último año y medio en recortar los salarios de los funcionarios, imponer sanciones y aplicar formas de boicot que no han conseguido sino hacer más difícil la vida de la población civil palestina, mientras que no lograban mellar el poder de sus rivales islamistas. 

 

(*) Michele Giorgio corresponsal en Palestina del diario italiano il manifesto. Es autor con Chiara Cruzati del libro Cinquant´anni dopo, 1967-2017 (Alegre, 2017), sobre los territorios palestinos ocupados y el fracaso de la solución de dos estados.

Fuente: il manifesto global, 18 de octubre de 2018

Traducción: Lucas Antón


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